¿Qué implicaría tener a un "hombre loco" en la Casa Blanca con su dedo en el disparador nuclear?

28 de diciembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

"La guerra nuclear acabaría con la mayor parte de la vida sobre la Tierra, tal como la conocemos. La humanidad y la mayor parte de la vida animal desaparecerían debido al polvo, el humo y el fuego de una nube de hongos nucleares. El sol estaría bloqueado durante un largo período de tiempo. La Tierra comenzaría a congelarse, literalmente. No podríamos cultivar alimentos. La enfermedad por radiación estaría por todas partes. Así que moriríamos de la enfermedad de la radiación, o moriríamos de hambre, muy rápidamente. La vida en la Tierra esencialmente se detendría." (Véase en inglés "Entrevista con Bruce Gagnon de la Red Global contra las Armas y el Poderío Nuclear en el Espacio, sobre el peligro de la guerra nuclear: "El planeta sobreviviría, pero la humanidad desaparecería").

"Que sea una carrera armamentista, vamos a superarlos a cada paso y sobreviviremos a todos". -- Donald Trump, 23 de diciembre de 2016

Nube de hongos sobre Hiroshima
Nube de hongos sobre Hiroshima.

Lesiones de espalda de cartero Sumiteru Taniguchi de Nagasaki, tomadas en enero de 1946, desde el atentado con bomba atómica de Estados Unidos el 9 de agosto de 1945.
Lesiones de espalda de cartero Sumiteru Taniguchi de Nagasaki, tomadas en enero de 1946, desde el atentado con bomba atómica de Estados Unidos el 9 de agosto de 1945.

El 22 de diciembre, Donald Trump tuiteó:

Estados Unidos debe fortalecer y expandir en gran medida su capacidad nuclear hasta el momento en que el mundo entre en razón con respecto a las armas nucleares.

Cuando un reportero de la MSNBC le preguntó sobre lo anterior, respondió:

Que sea una carrera armamentista, vamos a superarlos a cada paso y sobreviviremos a todos.

El tono de “al carajo ustedes”, de las amenazas fascistas de "fortalecer y expandir" las armas nucleares, de las amenazas de una carrera armamentista y de la obscenidad descarada de estas amenazas no es sólo una fría declaración de objetivos, sino que de inmediato aumenta el peligro del estallido de una guerra nuclear, a propósito o por casualidad.

El dedo de Trump en el disparador nuclear

Las armas nucleares fueron introducidas en la guerra cuando Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945. En la Zona Cero de Hiroshima, casi todo fue destruido y todo ser humano murió. Incluso a tres km de la explosión, la piel humana fue severamente quemada. El viento soplaba a 1.600 km por hora, lo que destrozó los cuerpos de miles de personas cuando los lanzaba por el aire o hacía que los edificios se derrumbaran sobre ellos. Cuando la tormenta se apagó, la antigua ciudad era una llanura quemada. Una fuerte lluvia negra trajo polvo radiactivo de vuelta a la tierra. Algunos de los muertos habían sido vaporizados, muchos otros miles yacían donde habían muerto. Cuando el presidente Harry Truman fue informado del bombardeo de Hiroshima, dijo: "Esto es lo más grande de la historia". (Vea "Crimen Yanquí — Caso #97: 6 de agosto de 1945 — La incineración nuclear de Hiroshima”.)

En las décadas que siguieron, se dieron incidentes repetidos a un instante de desencadenar una guerra nuclear, lo que incluye durante la Crisis de los Misiles de Cuba de 1962 (Véase en inglés "Massive Death by Nukes... And Close Calls.” [Muerte en masa por armas nucleares... y potenciales situaciones extremas]).

Desde los años 1980, la política de Estados Unidos y de Rusia ha sido la de disminuir sus arsenales de armas nucleares, lo que no ha reducido el peligro de una guerra nuclear. Durante su administración, Barack Obama tomó medidas para modernizar el arsenal nuclear estadounidense. Emplazó misiles en Europa del Este, lo que Rusia ha considerado una provocación. Ha instituido un programa con un presupuesto de un millón de millones de dólares para mejorar las armas nucleares de Estados Unidos. Y Estados Unidos ha construido sistemas de "defensa antimisiles" que aumentan la viabilidad, al menos a los ojos de los militares estadounidenses, de "ganar" una guerra nuclear. En ese sentido, Obama le ha construido y entregado un fusil nuclear cargado a Trump.

Bajo Obama, los aviones no tripulados, las invasiones, las ocupaciones, los asesinatos y los golpes de estado (y la amenaza de un ataque nuclear) se han combinado con la diplomacia, las sanciones y otras formas de "poder blando" que promueven los intereses estadounidenses, tal como la proyección de Estados Unidos como paladín mundial de los derechos humanos y la democracia. El acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán, el desenlace de las despiadadas sanciones destinadas a crear sufrimiento en la población iraní y exprimir al régimen, impone severas restricciones a la capacidad de tecnología nuclear de Irán. Es un modelo del enfoque de Obama. Por otro lado, los trumpistas lo han atacado dado que, a sus ojos, a Irán y a otros países que desafían al poder de Estados Unidos, pues, hay que pulverizarlos, y no sólo restringirlos.

       

Además, Obama ha tenido cuidado, en ese contexto, de evitar la abierta expansión del arsenal nuclear estadounidense. Ha insistido que su objetivo es "reducir el papel de las armas nucleares en nuestra estrategia de seguridad nacional".

Digamos, por el momento, que una parte de la locura del presente sistema es la de que estas diferentes potencias imperialistas y regionales trafiquen con la continuación de la existencia de la humanidad como parte de sus cálculos sobre las formas de promover sus propios intereses explotadores, mezquinos y de clase. Eso es una locura, es un asco y es parte de por qué el presente sistema debe ser derrocado y que hay que poner algo mucho mejor en su lugar. Dicho eso, en un tuit y en una explicación, Trump ha hecho que esta situación sea mucho peor, quizás exponencialmente peor. En el mejor de los casos, ha destabilizado lo que ya era un status quo criminalmente inestable.

Aun antes de que entre en funciones, Trump ha echado por la borda todos los pretextos de que Estados Unidos trata de impedir la guerra nuclear. Él desvaría: "Que sea una carrera armamentista". Además, se jacta de que en una carrera para destruir la vida humana, "Vamos a superarlos a cada paso y sobreviviremos a todos ".

No hay ningún misterio sobre si las potencias rivales y otras fuerzas que desafían a Estados Unidos se mantendrán a un lado mientras Estados Unidos construye un armamento nuclear abrumador. Kingston Reif, el director de política de desarme y reducción de amenazas de la Asociación de Control de Armas, calificó el tuit de Trump de "derramar más gasolina sobre el fuego es precisamente lo contrario de lo que se necesita". Y los gobernantes de otros países hacen cálculos en este momento sobre qué movimientos arriesgados podrían necesitar hacer ahora para evitar el chantaje nuclear por parte de Estados Unidos.

Método y locura

Hay una "lógica" detrás de la locura que Trump proyecta en torno al uso de armas nucleares.

Según los intereses de la humanidad, hay una respuesta muy clara a la pregunta, “¿Por qué el mundo no puede tolerar una carrera armamentista nuclear?" Dado que las armas nucleares, es decir unas armas de destrucción masiva cuyo objetivo es masacrar a enormes cantidades de seres humanos, son un crimen contra la humanidad. Hay que "prohibirlas para siempre", en este mero momento, y no "fortalecerlas" y "expandirlas".

Pero a los ojos del régimen de Trump y Pence, es esencial "fortalecer" y "expandir" el arsenal nuclear estadounidense y dejar claro que no dudarán en usarlo. Cuando Donald Trump habla de "Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza", él y los sectores de la clase dominante que se han reunido a su alrededor, hablan de dramáticamente reforzar y fortalecer la dominación estadounidense sobre otros imperialistas y sobre el mundo en su conjunto. Cuando hablan de hacer que el mundo "entre en razón ", quieren decir que otros países acepten esa dominación. Y, a sus ojos, lo anterior requiere una profunda y violenta refundición de la forma en que las cosas han estado durante décadas, lo que incluye volver a redactar las reglas por lo que se refiere a la manera de abiertamente amenazar a la humanidad con una guerra nuclear, y no sobre la probabilidad de hacerla.

Para ellos, la amenaza al poder estadounidense planteada por el ascenso de Rusia y China, junto con los desafíos de la yihad islámica fundamentalista, de potencias regionales como Irán y de estados "comodín" como Corea del Norte, está cerca de alcanzar un punto de no retorno. Y estas diferentes crisis se interpenetran entre sí en un caldo volátil. Según ellos, Obama se ha mostrado muy pero muy blando, pero lo que se necesita es proyectar a Estados Unidos como una potencia que borrará a todos los que se interpongan en su camino sin importar las pretensiones de respetar los derechos humanos, el estado de derecho y la preocupación por el peligro de una guerra nuclear.

Profundamente incrustado en la bazofia fascista en torno a Trump hay gente como el teniente general Michael Flynn, nombrado para la posición muy poderosa de asesor de seguridad nacional. Flynn ha dicho que el islam es una "ideología política" que "se esconde detrás de la noción de que es una religión" y es "como un cáncer maligno que ha metastatizado". (Vea el video en inglés). Piense en las implicaciones de esa analogía, y el hecho de que este ex general será un alto asesor de Donald Trump. Y luego ¡piense en lo que implicaría el que Trump tuviera en las manos los códigos de lanzamiento para el arsenal nuclear estadounidense!

Al mismo tiempo, las otras potencias no están tan dispuestas a subordinarse para Estados Unidos. Trabajan para aumentar su capacidad para contrarrestar el poderío militar de Estados Unidos y por su parte no pueden necesariamente darse el lujo de retroceder, lo que ciertamente quiere decir no lo harán siempre ni en toda ocasión.

De ahí, entra en la ecuación el factor de la locura. De hecho, se trata de una doctrina desarrollada para regir el comportamiento de los presidentes de Estados Unidos, atribuida al ex presidente Richard Nixon. Nixon les dijo a sus asesores que regaran rumores entre los líderes de la guerra revolucionaria vietnamita contra la invasión estadounidense de que él era un loco que no dudara en lanzar armas nucleares. Trump lo lleva más lejos. En los mítines de la campaña y las entrevistas, Trump ha trabajado para cultivar esa imagen, con declaraciones como "Yo los reduciría a cenizas con bombardeos", "Quiero ser impredecible" y "Me encanta la guerra". Lo que es aún más peligroso con Trump es que no está del todo claro lo que sean bravuconadas y fanfarronería, y lo que sea real; por favor, vuelva a considerar lo que él señaló (citado anteriormente en este artículo): amenazas de fortalecer y expandir muchísimo la capacidad nuclear estadounidense y de superar y sobrevivir a todos los rivales en una carrera armamentista.

En cuanto al uso de Twitter por Trump para revocar la política existente de armas nucleares, el medio constituye una parte del mensaje. Dado el entendimiento en al menos algunos sectores de la población sobre lo que implicaría una guerra nuclear, cada administración anterior de Estados Unidos se ha visto impelida a elaborar posiciones largas y detalladas en política nuclear. Han dedicado muchos esfuerzos a dar la apariencia, para el público estadounidense y el público mundial, de que los gobernantes estadounidenses están conscientes del riesgo implícito y de que no usarían armas nucleares sin una detenida consideración de todos los relevantes factores. Al anunciar su política, antes de que él sea presidente, en un tuit, Trump anunció hasta qué punto va a despreciar todas y cada una de las convenciones que han mantenido un tenso y profundamente peligroso status quo en materia de las armas nucleares.

La situación que enfrenta el mundo es la siguiente: La amplia gama de obstáculos y desafíos para efectivamente implementar una orientación de "Estados Unidos über alles [por encima de todos]", junto con la perspectiva y las amenazas de Trump, ya intensifican las probabilidades de que uno u otro de un conjunto de conflictos (o incluso accidentes) podría desatar un holocausto nuclear que podría poner fin a la vida sobre la Tierra.

¡Ese régimen no puede llegar al poder!

 

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