Hablemos sin rodeos sobre los “controles y contrapesos”

31 de diciembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

No hay controles y contrapesos sobre el gatillo nuclear.

“Controles y contrapesos” (en inglés, “checks and balances”) se refiere a la separación de poderes — un sistema en el que los poderes legislativo, judicial y ejecutivo están separados y equilibrados entre sí. El concepto se originó durante la revolución estadounidense de 1776, una revolución dirigida por propietarios de plantaciones de esclavos y capitalistas urbanos. Aquellos que forjaron el concepto —James Madison, sobre todo— lo vieron como una manera de evitar que una facción (de las clases dominantes) se volviera demasiado dominante y una manera, por medio de la lucha que tendría lugar dentro de ese marco, de forjar una “voluntad nacional” para perseguir los “intereses nacionales” (una voluntad y un concepto de intereses, es decir, de las dos clases dominantes en una nación que también contenía masas de esclavos, pueblos indígenas, artesanos y obreros blancos, blancos pobres, etc., clases gobernadas en aras de los intereses de las varias facciones de las clases dominantes). (Para más información y análisis sobre este concepto, cómo se originó y su carácter de clase, y cómo se aplica a la sociedad socialista, véase la obra seminal de Bob Avakian, Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte, en especial “La filosofía política burguesa, sus limitaciones y distorsiones”, “La democracia burguesa: Un reflejo de intereses y fuerzas materiales”, “La noción de la "naturaleza humana" — como un reflejo de la sociedad capitalista”, y “La naturaleza básica, y la Constitución, de un estado socialista”).

Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte

Bob Avakian, Presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos

Primera parte: REVOLUCIÓN Y EL ESTADO

Segunda parte: CONSTRUYENDO EL MOVIMIENTO PARA LA REVOLUCIÓN

Hoy hay aquellos que dicen que los controles y contrapesos de la Constitución de Estados Unidos funcionarán como salvaguardias para impedir que el régimen de Trump y Pence viole los derechos democráticos básicos y el estado de derecho. Bueno, examinemos esta separación de poderes.

Para empezar, no hay separación de poderes en relación con las armas nucleares. Aunque se supone que es el Congreso que debe declarar la guerra, en realidad el Congreso no ha emitido una declaración de guerra real en muchos años a pesar de que Estados Unidos ha librado y ahora está librando muchas guerras; así que, claramente, el poder ejecutivo está esencialmente sin control en materia de guerra. Y aunque el Congreso hiciera valer su poder y votara para retener los fondos para una guerra activa (lo que es francamente inconcebible en el clima político de hoy, dado que se ha generado un verdadero culto bipartito a las fuerzas armadas, y que es totalmente inadmisible siquiera insinuar que uno no “apoya a las tropas”, sin importar los horrendos crímenes de guerra que esas tropas estén cometiendo), el presidente no sólo puede desafiar tal retención de fondos, sino que en el caso de las armas nucleares el presidente, a su única discreción, puede lanzar esas armas ya sea en tiempos de guerra o de paz si él o ella decidiera que Estados Unidos está bajo amenaza. Así que en cuanto a estas preocupaciones más fundamentales —y cualquier persona que no esté preocupado después de la semana pasada por el hecho de que Trump tenga este poder tiene los ojos cerrados deliberadamente— no hay ningún control y contrapeso.

¿Y qué del poder judicial? ¿El poder judicial no impedirá que el régimen de Trump y Pence viole los derechos de las personas, que las detenga incomunicadas o que las vigile ilegalmente? Primero, notemos que el Congreso republicano violó la separación de poderes el año pasado al negarse a considerar al candidato de Obama para el puesto vacante en la Corte Suprema. Además, violó aún más estos poderes al negarse a considerar un número sin precedentes de nominados para ser jueces federales, a tal grado que el 30% de estos puestos permanecen vacantes. La separación de poderes se violó claramente aquí, pero ¿dónde estaba el “control” sobre ellos? En ninguna parte. Ahora Trump y Pence llenarán esos puestos con jueces que destruirán gran parte de lo que hasta ahora se ha considerado como derechos inviolables.

Además, supongamos que un tribunal ordenara a Trump que cesara y desistiera de algún acto atroz. ¿A cuál ejército llamaría ese tribunal si el régimen de Trump y Pence decidiera desafiar al tribunal? Precisamente. Si alguien en el ejército y la burocracia se negara a seguir una orden de Trump, Trump podría despedirlo y encontrar a alguien que SÍ seguirá esa orden. La persona despedida podría hacer una demanda, pero pasarán años antes de que tal demanda sea escuchada y el daño ya hubiera sucedido, y todavía tenemos el interrogante esencial: ¿quién va a hacer cumplir la orden del tribunal?

En resumen, los controles y contrapesos dependen de que el ejecutivo reconozca esos controles. ¿Hay algo en la manera en que Trump llevó a cabo su campaña electoral, o las maneras en que usurpó flagrantemente los poderes de un presidente en funciones durante estas últimas semanas, que a usted le haría creer que Trump deferiría a una orden judicial con la que no estaba de acuerdo? ¿Y cuáles cortes, cree usted, harían una orden así? ¿Las mismas que impidieron que Obama llevara a cabo la masiva vigilancia ilegal a ciudadanos estadounidenses (y personas de todo el mundo) que heredó del régimen de Bush — y que Obama fortaleció y reforzó? Oh, espere un momento, no había tales cortes. ¿Las mismas que impidieron que Obama llevara a cabo los asesinatos de ciudadanos estadounidenses sin cargos simplemente por ser sospechosos de “terrorismo” o —aparentemente en el caso del hijo de 16 años de edad de Anwar Al-Awaki asesinado dos semanas después de su padre— por ser pariente de un sospechoso? Pues, otra vez, no había tales cortes.

Y Guantánamo. Se acuerda de Guantánamo, ¿no? ¿La tierra cubana que Estados Unidos ocupa ilegalmente en la que detiene y tortura a presos a los que quiere negarles el derecho a un juicio? ¿La prisión que Obama prometió cerrar, pero no lo hizo; y que Trump ahora promete expandir?

“¿Y qué de las elecciones? Si hacen todas estas cosas, tienen que hacer frente a los votantes en dos años, y entonces veremos”. Sí, entonces veremos — quizás. Después de que las mayorías republicanas hayan cambiado aún más las reglas a su favor, para ilegalizar al probable número creciente de votantes que vayan a oponérseles, o para aislarlos en unos pocos distritos electorales... después de que hayan desarrollado aún más su doctrina para quitarles los poderes a los funcionarios electos a quienes no les gustan, como lo están haciendo ahora de modo descarado e impune al demócrata que fue elegido gobernador de Carolina del Norte... después de que se haya intensificado la atmósfera de intimidación y, sin duda, de cosas aún peores contra los musulmanes y contra los inmigrantes (especialmente de los países no europeos) para efectivamente impedir que siquiera participen en la más estrechamente restringida actividad y expresión políticas... después de las listas negras y las purgas en la academia y el gobierno... sí, seguro.

La elección de Trump y Pence se produjo en un momento en que se ha averiado el sistema político que ha permitido a la clase dominante de Estados Unidos contener incluso las contradicciones muy agudas y seguir persiguiendo sus intereses. Trump reveló esta avería y la exacerbó; afirmó en su campaña que “Sólo yo puedo componerlo”. Dijo durante la campaña electoral que en esencia haría que las otras instituciones del gobierno obedecieran su voluntad — notablemente cuando se le preguntó acerca de generales que podrían rechazar las órdenes ilegales que amenazaba con dar, pero en el sentido más general también. Sería prudente creérselo; declara que tiene un mandato (a pesar de haber perdido por casi 3 millones de votos) para remodelar todo radicalmente y que no hay nada y nadie para detenerlo — salvo las masas populares, en sus millones.

Terminaremos con una cita de Bob Avakian, escrita hace casi veinte años en referencia al enjuiciamiento de Bill Clinton, pero que tiene aún más relevancia hoy:

Se puede forjar una oposición muy fuerte a esa política... pero únicamente si no nos dejamos limitar por el marco político impuesto por el sistema, en que todos sus representantes piensan y actúan. Se puede si, en vez de atenernos a Clinton y los demócratas, nos apoyamos en la enorme cantidad de personas a quienes les conviene oponerse a todo ese programa, y quienes están empezando a darse cuenta de que tienen que hacerlo, aunque todavía no de una forma definida ni materializada.
(de “La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta”)

 

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