Millones de personas exigen la renuncia de la presidenta de Corea del Sur inmediatamente

8 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Para el quinto fin de semana consecutivo, las masas de manifestantes ocupan avenidas importantes en el centro de Seúl exigiendo el derrocamiento de Park, 26 de noviembre.
Para el quinto fin de semana consecutivo, las masas de manifestantes ocupan avenidas importantes en el centro de Seúl exigiendo el derrocamiento de Park, 26 de noviembre de 2016. (Foto: AP)

Los manifestantes frente a la Asamblea Nacional, Seúl, Corea, celebran tras escuchar de la audiencia de destitución del presidente Park Geun-hye, 9 de diciembre.
Los manifestantes frente a la Asamblea Nacional, Seúl, Corea, celebran tras escuchar de la audiencia de destitución del presidente Park Geun-hye, 9 de diciembre. (Foto: AP)

En 2012, se eligió a Park Geun-hye como la primera presidenta femenina de Corea del Sur. Ahora, ella se enfrenta a una gran crisis política. En un país de 50 millones de personas, han tenido lugar ocho semanas consecutivas de protestas, algunas con hasta dos millones de personas, exigiendo su renuncia. La gente del propio partido de Park se ha vuelto en su contra. Y el 9 de diciembre, el parlamento votó en su abrumadora mayoría para someterla a un proceso de destitución.

Park hace frente a numerosos cargos de violaciones constitucionales y criminales que van desde el no proteger la vida de las personas hasta el soborno y el abuso de poder. Un tribunal ahora tiene hasta 180 días para deliberar la moción de comenzar el proceso de destitución. Pero las protestas contra Park no han cesado. Al día siguiente de la votación, medio millón de personas se manifestaron, celebrando la votación, pero también diciendo que no quieren esperar a que un tribunal decida sobre el proceso de destitución y quieren que Park sea juzgada por cargos criminales. La multitud coreó: “¡Park Geun-hye, sal de la casa!” y “¡Baja y vete a la cárcel!”

La crisis actual se precipitó por un escándalo que involucró al amigo de Park, consejero informal y gurú espiritual, Choi Soon-sil. Hay acusaciones de que Choi tuvo acceso a documentos secretos del gobierno, intervino en asuntos estatales y abusó de su relación con la presidenta para obligar a empresas a donar millones de dólares a las fundaciones que dirige. A Choi le han detenido, acusada de abuso de poder, extorsión e intento de fraude y, si se le encuentra culpable, podría recibir hasta 15 años de prisión.

El telón de fondo para el odio y desconfianza de la gente hacia Park es su legado familiar. Su padre, Park Chung-hee, tomó el poder en un golpe militar en 1961 y gobernó como un presidente y general militar brutal hasta que lo asesinaron en 1979. En 1972, declaró la ley marcial, inaugurando un período de reinado dictatorial abierto con intensa vigilancia policial y una Ley de Seguridad Nacional que le dio al gobierno la libertad de encarcelar a cualquier persona que considerara “anti-gubernamental”. La Agencia Central de Inteligencia de Corea (KCIA, por las siglas en inglés), formada bajo la guía de la CIA estadounidense, era el aparato de Park para la seguridad doméstica. Park Chung-hee supervisó el crecimiento masivo de Chaebols (empresas multinacionales globales) como Samsung y Hyundai; y la mayor integración de Corea del Sur en el imperialismo global, mientras que aumentaron rápidamente las desigualdades sociales y económicas, la negación de los derechos de los trabajadores y los abusos contra los derechos humanos.

Hoy en día, este legado de explotación y opresión se hace eco a tal punto que, según informes de prensa, muchas personas, quizás la mayoría de los que exigen la renuncia del Presidente Park, están profundamente insatisfechas con las desigualdades persistentes y profundas en la sociedad en esferas como la educación y los empleos, y muchos creen que la presidenta Park ha reforzado estas desigualdades. Y la presidenta Park siempre ha defendido la dictadura de su padre, sólo ofreciendo, después de que ella llegó a ser presidenta, algunas disculpas por lo que él hizo. En sus pocos años de gobierno, también ha instituido medidas represivas — como hace un año, cuando en respuesta a protestas masivas contra el Tratado de Libre Comercio / globalización, declaró ilegales las manifestaciones y prohibió a los manifestantes usar máscaras para protegerse contra los gases lacrimógenos. Un informe de la AP escribió: “La agitación política en torno a Park se produce después de años de frustración por un estilo de liderazgo que inspiró comparaciones con su padre, el dictador militar asesinado Park Chung-hee. Los críticos vieron en Park una renuencia a tolerar el disentimiento mientras su gobierno suprimió la libertad de prensa, se esforzó para disolver un partido izquierdista y permitió la represión policial agresiva contra las protestas contra el gobierno...”.

Anteriormente, un acuerdo entre Park y su propio partido Saenuri se vino abajo. Park acordó dimitir en abril de 2017. Pero entonces, el líder del parlamento, Chung Jin-suk, dijo que la ira pública obligó al partido Saenuri a retirar esta propuesta y que “siendo realista” se había vuelto “difícil de mantener”. Toda esta crisis ha agravado divisiones dentro del partido Saenuri. En la votación para comenzar el proceso de destitución, casi la mitad de los 128 legisladores de Saenuri votaron a favor.

       

Park se ha disculpado por su relación con Choi Soon-sil, pero niega haber cometido un delito, y ha habido informes de que Park ha indicado que no dimitirá, por lo que muchos en el gobierno se preocupan de que la crisis política pueda durar meses. Y Park está peleando. El 16 de diciembre, su equipo legal presentó formalmente una refutación de los cargos que llevarían a un proceso de destitución.

La popularidad de Park está ahora alrededor del cinco por ciento. Sin embargo, los esfuerzos para acusarla han unido y activado a sus partidarios conservadores para convocar su propia protesta de decenas de miles de personas el 17 de diciembre. Según informes hubo choques entre estos manifestantes pro Park y algunos en la protesta anti-Park de 600.000 personas al otro lado de la calle.

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En 2013, un año después de que Park se eligió, una compañía de investigación con sede en Nueva York, Eurasia Group, clasificó a Corea del Sur primero en términos de estabilidad política entre 30 países emergentes. Tal vez en ese entonces fuera impensable que Park no completara su mandato. Pero ahora, ella enfrenta la posibilidad de ser sometido a un proceso de destitución o tener que renunciar, lo que sería un precedente histórico para Corea del Sur.

Si destituyen a Park, puede tomar la forma de una condena por corrupción. Pero la dinámica de esto es mucho más complicada, profunda y de gran alcance. Cada vez más, el carácter masivo y decidido y sostenido de las protestas se ha entrelazado con contradicciones dentro de la clase dominante, creando una situación en la que a los ojos de millones de personas, Park ha perdido su legitimidad para gobernar. Y aún más, toda la clase dominante en Corea del Sur se enfrenta ahora a una gran necesidad, la de tratar de hacer frente a esta crisis y evitar una crisis de legitimidad que va más allá de Park. La agitación en las calles ha creado una situación en la que no sólo aquellos que se han opuesto a Park, sino incluso aquellos que la han apoyado, no pueden defenderla sin arriesgarse a perder su propia legitimidad.

Las protestas, en palabras y hechos, han dado expresión al reconocimiento de que simplemente porque un régimen está en el poder, no tiene que permanecer en el poder — que sólo porque eligen a alguien por un período de cinco años no significa que no se puede obligarlo a renunciar antes de eso. Y ahora esto ha creado una situación en la que Park puede caer.

 

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