La posición del congresista John Lewis contra Trump, el fascismo al centro de la ilegitimidad de Trump, y la importancia de los cismas en la cúpula del poder
15 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
John Lewis, el congresista demócrata y veterano de la marcha histórica por el derecho a votar en Selma, Alabama en 1965, anunció el viernes que no iba a asistir a la inauguración de Trump. Lewis dijo que Trump era ilegítimo, debido a la presunta intromisión rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses. Trump entonces reaccionó con un típico ataque estúpido y racista en contra de Lewis en Twitter, seguido por varios otros congresistas que se declararon solidarios con Lewis y un número creciente de congresistas que declararon que tampoco asistirán a la inauguración. Al mismo tiempo, algunos portavoces fascistas y idiotas comunes atacan a Lewis por "dividir el país, cuando debe unirlo".
Unos puntos:
Trump SÍ que es ilegítimo — pero NO porque dicen que Rusia se entrometió en las elecciones estadounidenses. La ilegitimidad de Trump se basa principalmente en el hecho de que pretende implementar un régimen fascista: “cuando la clase burguesa (capitalista-imperialista) ejerza una dictadura abierta, la que gobierna por medio del uso del abierto terror y la violencia, pisotea lo que se supone son derechos civiles y legales, utiliza el poder del estado y moviliza a grupos organizados de golpeadores fanáticos para cometer atrocidades contra las masas populares, particularmente contra los grupos de personas que identifica como ‘enemigos’, ‘indeseables’ o ‘peligros para la sociedad’” (“¿Qué ES el fascismo?”). Sobre esa base, los grupos y los individuos que se han reunido en refusefascism.org (rechazar el fascismo) han convocado a millones de personas a actuar ahora para impedir que Trump llegue a gobernar.
Lewis, por su parte, ha basado su acusación en lo que pueden ser los lazos de Trump con Rusia y su política prevista hacia ese país. Pero el meollo del asunto no es si debemos o no esperar una u otra política hacia Rusia, ni tampoco si las elecciones estadounidenses se han “comprometido”. La discusión acerca de la política hacia Rusia es una discusión entre los gobernantes estadounidenses sobre la mejor manera de dominar el mundo y donde Rusia encaja en eso, si deben verla principalmente como un rival o un posible aliado. La discusión acerca del supuesto “compromiso” del proceso electoral en Estados Unidos encubre el hecho de que todo el proceso en sí mismo es una forma en que los gobernantes legitiman lo que de hecho es un imperio de opresión y saqueo, por medio de permitir que la gente decide a cuál de dos candidatos preseleccionados jugarán ese papel.
El punto es más bien que este proceso electoral, ya sea comprometido o no, ha dado a un presidente electo que tiene la intención de tomar los horrores “normales” del presente sistema e “inyectarlos con esteroides”. Su inauguración presagia exactamente el cambio esbozado en el segundo párrafo de arriba, y por esa razón no sólo es ilegítimo, sino que es preciso oponerle resistencia con todas nuestras fuerzas — YA.
El ataque de Lewis a Trump ensancha las fisuras dentro de las propias estructuras gobernantes sobre toda esta situación extremadamente intensa y cargada: la perspectiva de que un descarado fascista asuma el poder. Estos cismas en la cúpula del poder, si se producen en el contexto no sólo de algunas personas boicoteando la inauguración, sino de manifestaciones y acciones poderosas antes de la misma, son gran parte de lo que lo hace posible impedir que este régimen gobierne. Estos cismas, en otras palabras, pueden crear posibilidades para que irrumpa la indignación muy justa de la gente.
Todo lo anterior debería instar poderosamente a aquellos que se oponen y odian a Trump a que salgan a las calles, YA, para aprovechar la oportunidad concreta que tenemos. Mientras hacemos esto, que expongamos audazmente las verdaderas razones de la ilegitimidad de Trump —el salto al fascismo que él y Pence encarnan— y al mismo tiempo abracemos a todos los que se unan a este objetivo, personas con una amplia gama de razones e influencias.
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