La orden ejecutiva de Trump que ataca a refugiados
"Escrutinio extremo" = crueldad y racismo extremos, con una lógica genocida
28 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
27 de enero de 2017. Hoy Donald Trump firmó una orden ejecutiva que pinta casi abiertamente a todos los musulmanes de “terroristas” a menos que comprueben que no los sean, y de ahí los trata de criminales a los cuales se les negará los actos más básicos de la humanidad, como proveer refugio a personas que buscan seguridad y sustento para ellas y sus hijos. También lanzó un ataque criminal contra refugiados del mundo no musulmán.
- El orden de Trump detiene por completa, durante un tiempo indefinido, a todos los refugiados de Siria¸ un país devastado por una guerra civil, a la que Estados Unidos (y sus aliados cercanos) le ha echado leña respaldando y armando a diferentes grupos y facciones, los que Estados Unidos espera que adelanten sus intereses en la región. Cinco millones de sirios, entre ellos cientos de miles de niños, han huido la matanza. Muchos de esos refugiados arriesgan —o pierden— la vida en barcos pequeños en alta mar, otros esperan interminablemente en campos vastos y desolados de refugiados en otros países, otros deambulan por Europa en búsqueda de un lugar para reconstruir sus vidas.
- El orden también promulga una prohibición por 90 días (sujeta a extensión de acuerdo al capricho de Trump) de la admisión de inmigrantes o refugiados provenientes de siete países con poblaciones predominantemente musulmanes —Irak, Siria, Irán, Yemen, Libia, Somalia y Sudan— pero al parecer hace una excepción para los cristianos que huyen esos países.
- El orden también suspende por 120 días la admisión a Estados Unidos de refugiados de cualquier país del mundo.
- Es más, la orden dice que una vez que Estados Unidos vuelva a admitir a refugiados del mundo, priorizará a cristianos más que musulmanes.
La orden (firmado en el Día Internacional de Remembranza del Holocausto) inmediatamente evocó el recuerdo vergonzoso del rechazo estadounidense a refugiados judíos que huían el genocida nazi durante la Segunda Guerra Mundial; al negarse a recibir los barcos en sus puertos, regresó a miles a morir en las cámaras de gas de Hitler.
De hecho, las políticas estadounidenses sobre la inmigración y los refugiados siempre han sido muy racistas e indiferentes. En el caso de Siria, Estados Unidos aceptaba un número relativamente minúsculo de refugiados aún antes dla orden de Trump. (El año pasado Estados Unidos recibió 10.000 sirios; Canadá, con una novena parte de la población que tiene Estados Unidos, recibió 35.000. Además, Obama implementó una política de encarcelar a familias enteras de refugiados de Centroamérica.
Pero Trump va mucho más lejos en dar un portazo a las personas desesperadas, y en avivar y cebarse de un espíritu despiadado de egoísmo mezquino y el chovinismo del yanqui feo —siendo él mismo un “modelo ejemplar”— un punto de vista según el cual, no importa cuántas otras personas sufren y mueren, lo único que importa es la seguridad y comodidad de estadounidenses. “De ahora en adelante, Estados Unidos Primero”, ladró en su discurso inaugural, y sólo empieza a demostrarnos los horrores que esas palabras presagiaban.
Aún más ominosos es la satanización genocida de todos los musulmanes, la que Esa orden encarna. “No los queremos aquí”, dijo Trump al defender su orden. Fingía hablar de los “terroristas islámicos”, pero era obvio que aludía a todos los musulmanes — y que daba el primer paso importante para cumplir con su amenaza de campaña de prohibir la entrada a Estados Unidos a todos los musulmanes.
La orden alude a incidentes terroristas en Estados Unidos a los cuales los cometieron, al parecer, inmigrantes de países musulmanes. Por horrible que eran esos incidentes, son una parte minúscula de la violencia generalizada en Estados Unidos y la violencia aún más vasta a escala mundial. Roger Cohen, en un artículo en el New York Times, citó un estudio que demuestra que una persona en Estados Unidos tiene la posibilidad de 1 en 3.64 mil millones de ser matado en un ataque terrorista cometido por un refugiado.
Por supuesto, la orden no menciona actos terroristas de supremacistas blancos como el asesinato de nuevo feligreses negros en una iglesia por Dylan Roof, los terroristas fundamentalistas cristianos que lanzan bombas a clínicas del aborto y matan a doctores, ni la ola creciente de ataques violentos de odio contra musulmanes (así como contra negros, latinos y judíos) por parte de personas a las que Trump “las inspira” a aterrorizar a inocentes.
Mucho menos menciona el terror infame el que Estados Unidos le ha infligido al Oriente Medio durante décadas, matando a millones de personas, destruyendo la estructura social y económica de varios países, y creando la situación en la que millones de personas provenientes de esa región se ven obligadas a huir para sobrevivir (y también las condiciones en las que una pequeña minoría de musulmanes sean atraídas al yihadismo islámico.
Sin embargo, esa realidad no le da pausa a Trump para alborotar el miedo y el odio racistas contra los “terroristas musulmanes”. Y ese racismo tiene una lógica y una dirección. Si todos los musulmanes del Oriente Medio son “sospechosos de ser terroristas”, pues ¿qué de los musulmanes que ya están aquí? ¿No dice la lógica de Esa orden que ellos también deben comprobar su inocencia antes de que se pueda confiar en ellos? Y de ahí, ¿qué hacer con ellos “hasta que” hayan pasado cualquieras pruebas racistas que los fascistas conciban para ellos?
Esa orden inmediatamente causará más sufrimiento y muerte para cientos de miles de refugiados, y la lógica subyacente llevará a ataques aún más bárbaros contra las personas en países musulmanes, y potencialmente ataques genocidas contra musulmanes en Estados Unidos. Es más, por su parte fortalecerá y alentará a semejantes fuerzas fascistas y anti inmigrantes en Europa, entre ellas algunos gobiernos, donde millones de personas que buscan refugio enfrentan alambre de púas y fronteras fuertemente patrulladas, redadas policiales en sus campos de asentamiento, y ataques por parte de turbas racistas.
Hay que oponer resistencia a la orden de Trump, y el punto de vista y la orientación tóxicos los que representa, con una determinación intrépida por parte de personas de todas las fes y nacionalidades, de ahora en adelante.
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