Una carta de Carl Dix, Sunsara Taylor y Andy Zee
Una apreciación de la nueva situación
Actualizado por los autores el 15 de febrero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
Las tres personas que iniciamos Rechazar el Fascismo (Refusefascism.org) les escribimos hoy a todos los que han hecho suyo el Llamamiento: En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, y a todos los que siguen la campaña. Ahora, el 25 de enero, podemos decir que en lo básico el régimen fascista de Trump y Pence ha asumido las riendas del poder. Con cada día que pasa, llevan a cabo un nuevo ultraje, sea con reaccionarias y represivas órdenes ejecutivas o nombramientos o proyectos de ley, amenazas de guerra o la re-legalización de la tortura, o la afirmación, casi igual de peligrosa, de que sean ciertos sus “hechos alternativos” (es decir, sus mentiras). Seguramente tienen más, y peores, cosas en ciernes. En este momento la clase dominante —algunos miembros de mala gana y otros con muchas ganas— o bien se conforman con lo anterior o a lo mucho ofrecen unas modificaciones menores.
Eso NO quiere decir que se haya cerrado la posibilidad de destituir a este régimen por medio de acciones verdaderamente masivas, ni que lo único que le quede a la gente es trabajar en proyectos locales o esperar que más adelante el péndulo oscile de nuevo hacia algo mejor — mientras Trump y Pence lleven a cabo cosas verdaderamente monstruosas y pongan en peligro al planeta entero. Para nada. Precisamente porque este régimen es fascista y es un cambio cualitativo al “funcionamiento normal” del sistema, y además porque millones de personas —y con toda razón— lo consideran totalmente ilegítimo, es grande la posibilidad de que estalle una crisis en cualquier momento. Podría darse algún nuevo ultraje — que los fascistas trumpistas ataquen a un sector u otro de la población, lo que haga nacer una resistencia e impulse a la gente hacia las calles según una dinámica tipo reguero de pólvora. Podría darse un conflicto en la clase dominante debido a que un sector de los de arriba estime que alguna movida de Trump sea demasiado arriesgada, lo que constituya una amenaza demasiado grande al funcionamiento del orden establecido y a lo que consideren sus intereses imperialistas. Todos debemos tener lo anterior en mente y permanecer tensos y alertos para poder sacar provecho de los indicios de semejantes posibilidades que haya.
Pero ya se está cerrando el período en el cual se podría convocar directamente a millones de personas a tomar las calles para impedir el ascenso al poder del régimen de Trump y Pence. El régimen ha logrado cierta estabilidad, y los acontecimientos proceden sobre esa base, la base de un régimen fascista en poder que se esfuerza para imponer el fascismo rápidamente. Eso no es la realidad que trabajamos y luchamos para crear, pero es la realidad ante la humanidad; no logramos nuestro objetivo, lo que trae consecuencias. Por lo que es importante ahora evaluar la situación.
Refusefascism.org
Hace poco más de un mes, unos simpatizantes del Partido Comunista Revolucionario se unieron con otras personas en refusefascism.org a fin de iniciar una actividad para “detener al régimen antes de que comience”. Juntos, promovimos un Llamamiento a que millones de personas reconocieran la naturaleza fascista del régimen y que empezaran a tomar las calles a principios de enero. Lo anterior era posible sobre la base de la ira expresada en las manifestaciones callejeras inmediatamente después de las elecciones y la angustia continua aún después de amainarse esas protestas.
El Llamamiento a la Acción planteó un objetivo y una manera de lograrlo con una base realista, diciendo:
¡Hay que parar y es posible parar al régimen de Trump antes de que se inicie!
No se trata de un sueño ocioso, pero podría hacerse realidad si todos los que odiamos lo que representa este régimen fascista tradujéramos nuestra indignación en una movilización masiva para crear las condiciones políticas que lo hagan posible. Somos millones. Nuestro único recurso en este momento es de actuar juntos fuera de los cauces normales. Hay que obligar a cada facción al interior de la estructura de poder establecida a responder a lo que nosotros hacemos, y así crear una situación que impida que gobierne el régimen de Trump y Pence. (Lea el Llamamiento completo aquí.)
Acompañó este llamamiento la Misión y el Plan que toma de la historia y un análisis de la base para “sacudidas” repentinas en la sociedad, a fin de argumentar CÓMO se podría hacer, por qué podría funcionar y qué se tendría que hacer para que ocurriera. Cientos de personas lo hicieron suyo, miles más lo apoyaron y el mensaje básico llegó a millones. Muchas otras fuerzas, con diferentes estrategias y objetivos pero también fuertemente opuestas a Trump y Pence, también empezaron a movilizarse y luchar contra la perspectiva de lo que semejante régimen haría. Las personas alzaron la voz y lucharon duro, muchas fueron arrestadas y se puso en tela de juicio de manera profunda la legitimidad del régimen, al grado que Trump todavía se sentía impelido a insistir en ella de manera continua (y defensiva). No obstante, no se materializó el nivel necesario de lucha (millones de personas en las calles, noche tras noche) ni el necesario tipo de lucha (que rompa con los confines de los cauces normales) como lo que proponía Rechazar el Fascismo.
De ahí, el fin de semana pasado, ocurrieron dos cosas grandes. El viernes, Trump tomó posesión, y desde los primeros minutos de su discurso puso más claro que el agua que efectivamente, gobernaría como un fascista. El sábado, millones de personas por todo el mundo acudieron a la Marcha de las Mujeres para expresar su asco y oposición a Trump, en una movilización sin precedentes contra el nuevo régimen.
Sobre la base de esos dos factores nuevos en la situación, nosotros y otros de Rechazar el Fascismo todavía esperábamos poder convocar a un número suficiente de aquellos que se habían movilizado, y poder poner en marcha una dinámica a principios de la semana que iniciaría un efecto tipo “bola de nieve” y crearía las condiciones necesarias para que, a pesar de la toma de posesión, el régimen no pudiera consolidarse. (Lea “El mundo cambió este fin de semana”.) Reconocimos, y declaramos, que era una remota posibilidad, pero una posibilidad que valía la pena aprovechar, dado lo que estaba en juego. Si hubiera resultado, habría evitado un enorme peligro y habría alcanzado un nuevo punto de partida del que avanzar en la lucha. Pero ahora, a más de mediados de la semana, está claro que no resultó.
La nueva coyuntura
Así que nos encontramos ante una nueva coyuntura. El régimen está en el poder y están actuando velozmente. Al mismo tiempo, millones de personas han expresado su oposición y muchas buscan una manera de luchar. Durante las próximas semanas, revcom.us publicará cobertura sobre el régimen y la resistencia al mismo con la misma intensidad y nivel de análisis que hemos hecho desde las elecciones.
En este momento es muy importante que aquellos que se aglutinaron en torno a Rechazar el Fascismo permanezcan juntos, reflexionen y resuman la rica experiencia de las últimas seis semanas y desarrollen una nueva estrategia. Será importante, en tanto un elemento esencial, unirse a acciones contra los ultrajes continuamente perpetrados por Trump, y a veces iniciarlas, llegar a otros y compartir perspectivas con ellos.
Siguen siendo ciertos los dos puntos más sólidos según los cuales nos unimos con otros para iniciar esta iniciativa. Uno, que de hecho este régimen es fascista y como tal representa una amenaza mortal y hay que derrotarlo. Y dos, que hay millones y decenas de millones de personas que potencialmente es posible movilizar para luchar contra el régimen y que es necesario dirigir para que se salgan de los confines de la política de costumbre (incluida la protesta de costumbre) a fin de DESTITUIR en efecto a esta horrenda monstruosidad.
Finalmente, al entrar en una nueva fase, es importante analizar lo que SÍ se hizo, así como lo que no. En solo un mes, unas personas se reunieron en Rechazar el Fascismo para desarrollar y distribuir el Llamamiento a la Acción, y la Misión y el Plan, los que evaluaron con claridad el peligro y la ilegitimidad de este régimen y sonaron la alarma acerca de su naturaleza fascista. Rechazar el Fascismo sostuvo reuniones de emergencia en la semana antes de la Navidad, para juntar personas de puntos de vista diferentes, unidas en torno al objetivo común de impedir que Trump y Pence gobernaran. Se recogieron miles de firmas, incluidas las de voces prominentes en la sociedad, y juntos recaudamos el dinero para publicar el Llamamiento a la Acción en el New York Times, el Washington Post y en otros lugares y para ponerlo ante millones de personas. Luchamos por que la gente entendiera que lo que enfrentamos en este mero momento va más allá de todas las cosas verdaderamente horribles que este régimen ya ha comenzado a hacer y de hecho constituye un reordenamiento fascista de la sociedad con consecuencias aún más graves e hicimos llegar este análisis de una forma u otra a millones de personas. Rechazar el Fascismo desarrolló y popularizó el símbolo ¡NO! En el corto período entre el Año Nuevo y el 20 de enero, logramos que se unieran personas para actuar de muchas formas diferentes (en programas culturales, en foros, en paros en escuelas, la circulación de maravillosos vídeos y memes por las redes sociales, etc.). Los voluntarios de Rechazar el Fascismo dejaron sus hogares para ir a Washington, D.C. con semanas de anticipación para luchar por esto (incluso, al hacerlo, ante arrestos y golpes). Nuestro mensaje salió en los medios de comunicación, del Noticiero Fox al Amsterdam News de Harlem, de la emisora Pacifica Radio a Allhiphop.com y muchos otros lugares, en amplias entrevistas o en contenciosos intercambios con los reaccionarios, o los carteles con el símbolo ¡NO! que aparecieron en los noticieros de las cadenas televisivas y por cable y en la prensa impresa durante la semana previa a la inauguración; y se creó desde cero una dinámica presencia en las redes sociales. Rechazar el Fascismo reunió a científicos, figuras culturales, activistas de distintos puntos de vista, clérigos de distintas denominaciones y nacionalidades, diseñadores, ex presos políticos, académicos y muchos otros en una naciente comunidad de resistencia — y forjamos un modelo de relacionarnos diametralmente opuesto al de Trump y Pence y sus secuaces. Como parte de eso, discutimos, forcejeamos y debatimos sobre cómo habíamos llegado a estar en esta situación, sobre el presente sistema y sus dinámicas y cómo se podría cambiar, y si podríamos vivir de una manera completamente diferente y mejor.
Todo lo anterior fortalece la base de la cual podemos luchar y avanzar, lo no es poca cosa, y lo que en este momento sí tenemos que hacer.
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