Trump bota a la procuradora general interina por negarse a defender la prohibición contra los musulmanes
¿Estado de derecho? Anulado por el Estados Unidos Über Alles de Trump
2 de febrero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
La prohibición de que los musulmanes de siete países ingresen a Estados Unidos que impuso Trump se dirige a personas cuyas vidas ya se han investigado intrusivamente durante años — así como a personas con visas legales y tarjetas verdes (de estatus de residencia permanente). La enfrentó una ola de protestas enorme e inspiradora a través de Estados Unidos, e inmediatamente varias demandas la impugnaron en las cortes sobre la base de que es inconstitucional.
Antes, el lunes, la fiscal general interina Sally Yates había instruido al Departamento de Justicia a no defender la prohibición. Ella dijo en parte: “Soy la encargada de garantizar que las posturas por las que abogamos en los juzgados cumplen la obligación solemne de esta institución de buscar justicia y defender lo correcto”, y “En este momento, no estoy convencida de que la defensa de esta orden ejecutiva cumpla con esa responsabilidad ni que el decreto sea legal”.
En cuestión de horas, Trump despidió a Yates. La Casa Blanca emitió un comunicado que afirmó que fue porque ella “traicionó al Departamento de Justicia al negarse a hacer cumplir una orden legal…”. Luego, después de esa afirmación somera de que la prohibición musulmana de Trump es “legal”, la siguiente parte de la declaración de la Casa Blanca declaró que se debe hacer cumplir la prohibición porque estaba “diseñada para proteger a los ciudadanos de Estados Unidos”. Como si cualquier afirmación de estos fascistas xenófobos de que “la vida de estadounidenses está en peligro” justificara nada (véase, a la derecha, “¿Quién representa la mayor amenaza para la humanidad en este mundo?”). Además, la declaración de la Casa Blanca atacó a Yates por ser “nombrada por la administración de Obama y estar débil en cuanto a las fronteras y muy débil en cuanto a la inmigración ilegal”.
La prohibición de Trump contra los que ingresan a Estados Unidos es una prohibición apenas disimulada contra los musulmanes; de hecho ni siquiera califica como un ataque disimulado a personas de una específica religión. Rudy Giuliani dijo públicamente que Trump le pidió que ideara una “prohibición contra musulmanes”, pero que lo hiciera “legalmente”. Trump mismo le dijo a las Christian Broadcast News (Noticias Cristianas) que la prohibición tenía la intención de dar prioridad a los “cristianos” que buscaran asilo. Y por si acaso alguien no lo entienda, la orden da preferencia a los cristianos de los siete países predominantemente musulmanes en la lista — no en esas palabras, sino mediante la distinción obvia de ser de una “religión minoritaria”.
Según la lógica fascista del régimen de Trump, su agenda fascista anula las leyes o derechos constitucionales que obstaculicen el camino de Estados Unidos Über Alles. La prohibición musulmana de Trump alimentó el miedo y odio explosivos, violentos e ignorantes hacia los musulmanes — y sin duda viola las supuestas garantías en la Constitución de Estados Unidos contra la discriminación basada en la religión y contra la imposición de una religión estatal.
El despido de una fiscal general interina que había expuesto ese hecho representó el flagrante desprecio por el estado de derecho. Y presagia que ocurren aún más cosas de esa calaña en muchas esferas, a medida que el régimen de Trump sigue gobernando, si es que sigue gobernando.
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