"No me sacaron porque soy una especie de activista revolucionaria, pero Dios mío, ahora sí lo soy".

La terrorífica detención de Mem Fox en el aeropuerto de Los Ángeles

4 de marzo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Carta de un(a) lector(a):

Mem Fox, autora galardonada de Australia, fue bajada de un avión cuando llegó al aeropuerto internacional de Los Ángeles y permaneció detenida durante casi dos horas e interrogada por 15 minutos. En un artículo de opinión en The Guardian, ella cuenta de su aterradora, beligerante y violenta experiencia.

Ella describe la habitación: "como una sala de espera en un hospital, pero un poco más sombrío.... No había agua, ni retrete.... Todo se hacía con gritos...". Ella dijo que "escuchó cosas que les pasaban a otros en esa sala que me dieron vergüenza de ser humana".

Ella describe ver a una anciana iraní en una silla de ruedas a quien le gritaban: "¿Árabe? ¿Árabe?". Le gritaban aún más fuerte: "¿ÁRABE?". Ella les contestó "Farsi". A una mujer de Taiwán la gritaban sobre cómo obtiene dinero: “¿Crece en los árboles? ¿Cae del cielo?”  Mem dijo: "...la agonía que me rodeaba en esa habitación era como una hoja de afeitar contándome el corazón".

Cuando la llamaron para la entrevista, la degradaron y ella dijo que es una "monstruosidad". Les dijo que escribía libros sobre la integración.  Ella tenía uno de sus libros en la bolsa y dijo, "Yo soy todo sobre la integración, la humanidad y la unidad de los seres humanos del mundo; es el tema de mi vida”. Él le gritó, “¡Puedo leer!” Ella estaba de pie todo el tiempo y dijo, "La beligerancia y la violencia eran realmente aterradores. Tuve que mantener el talón de mi mano derecha contra el corazón para detenerlo latir tan fuertemente”.

Una vez que descubrieron que uno de sus libros, Ten Little Fingers and Ten Little Toes, era uno de los regalos de Australia al príncipe George, su interrogador "tendió la mano y dijo: ‘Ha sido un placer conocerla, señorita Fox’. Estaba cerca de colapsarme, muy cerca a desmayarme, y esto casi me rompió... era lo más espeluznante de todo".

Cuando llegó a su hotel estaba temblando como una hoja y no podía dormir esa noche, despertando y sollozando. "Yo había estado sollozando en mi sueño. Fue muy traumático".

Mem termina su artículo con una afirmación desafiante:

Me hicieron sentir como una anciana aplastada, quebrada, desesperada y yo soy una persona enérgica, fuerte y de habla inglés elocuente. Estaba pensando en que si esto me pasaba a mí, una persona blanca, elocuente, educada y fluida en inglés, ¿qué está pasando con personas que no tienen mi poder?

Eso es lo que más duele. Recuerden, no me sacaron porque soy una especie de activista revolucionaria, pero Dios mío, ahora sí lo soy. Estoy en las primeras filas. Si no nos levantamos y gritamos, el buen sentido y la buena voluntad no prevalecerán, y mi voz será una de las más fuertes.

Eso es lo que me ha enseñado. Me consideraba una activista antes, pero esto me ha convertido en una revolucionaria. No voy a permitir que esto suceda aquí. En lugar de llorar y ponerme triste y quedarme sentada en un sofá, voy a escribirles a los políticos. Voy a llamar. Voy a escribir a los periódicos. Me voy a poner en la radio. No me quedaré callada. Se acabó la pasividad. Escúchame rugir.

Lea el artículo de opinión completo en inglés en The Guardian

 

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