Cuando Donald Trump dice que Andrew Jackson es su héroe, ¿a quién se refiere? A un demagogo racista, genocida asesino de indígenas y paladín de la esclavitud

7 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 1º de mayo, Donald Trump continuó su admiración de larga trayectoria de Andrew Jackson, a quien lo considera un modelo para su propia presidencia. Trump hizo todavía otra declaración descaradamente racista sobre la guerra de Secesión en Estados Unidos. “Pues si Andrew Jackson llegara un poco más tarde no hubiera ocurrido la guerra de Secesión. Era una persona muy dura, pero de mucho corazón. Le daba mucho coraje ver lo que ocurrió con respecto a la guerra de Secesión, dijo, ‘No hay ninguna razón para esto’. La gente no se da cuenta, pues, la guerra de Secesión, si uno se pone a pensar, ¿por qué? La gente no hace esta pregunta, pero ¿por qué ocurrió la guerra de Secesión? ¿Por qué eso no se pudo arreglar?”.

Dejando a un lado su ignorancia sobre los hechos históricos concretos, lo que se debe discutir y analizar —y precisamente lo que no se discute en la prensa— es la visión trumpista de un Estados Unidos donde defiendan a los esclavistas impenitentes, y consideren la guerra civil que terminó la esclavitud como una desgracia y una guerra evitable. Una visión de Estados Unidos donde exalten el genocidio de la población indígena en aras de abrir el territorio para huertas y ranchos de los colonos europeos y para la expansión de la empresa estadounidense hacia el oeste.

Esto lo comenta un presidente que ha formado un régimen de racistas y xenófobos que abiertamente proclaman que Estados Unidos es la tierra de los blancos y que su intención es imponer esta visión sobre un país que está experimentando enormes cambios demográficos y étnicos. Cuando declaran con descaro que sus héroes son los arquitectos de genocidios pasados, uno debe reflexionar seriamente sobre qué significa para los millones de personas que están en su mira en este momento.

Es peligroso, y un insulto, el hecho que el New York Times y otros comentaristas liberales engañen a la gente diciendo que el comentario de Trump demuestra que él tiene un “…conocimiento tenue sobre el pasado”, que simplemente es ignorante de la historia estadounidense. ¡¿De veras?! Son estos portavoces liberales los que se niegan a conocer, confrontar Y denunciar al régimen fascista de Trump y Pence. Es hora de expulsar este régimen antes de que sea tarde para toda la humanidad. 

Cuando Trump fue elegido, Rudolfo “Adolfo” Giuliani dijo: “Esto es como el triunfo de Andrew Jackson. Esto es el triunfo del pueblo sobre el poder establecido”. Y el mismo Trump opinó sobre el legado de Andrew Jackson durante su campaña electoral. Se opuso a remplazar la cara de Jackson en el billete de $20 con la de la abolicionista Harry Tubman. Trump declaró, “Andrew Jackson tuvo una gran historia”.

¿Qué era esa historia?

El motor que impulsó a Andrew Jackson: Un apetito voraz para expandir la esclavitud

La esclavitud jugó un papel esencial en el ascenso de Estados Unidos como potencia mundial. Como dice Bob Avakian:

Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy. Eso es una verdad simple y básica.

—Lo BAsico 1:1

Andrew Jackson fue presidente de Estados Unidos de 1829 a 1837. Era un héroe populista para grandes sectores de los blancos, especialmente en el Sur, prometiéndoles la prosperidad sobre la base de la expansión de la esclavitud, y les prometió las tierras robadas a los pueblos indígenas. Apeló a los sentimientos más atrasados, mezquinos y racistas de los blancos. Jackson criticó a las “élites” en los estados norteños de Estados Unidos — sectores establecidos de la estructura bancaria y política que Jackson vio como un obstáculo para la rápida expansión de la esclavitud. Su presidencia fue un vehículo por medio del cual la esclavitud se expandió dramáticamente en tierras de que el ejército yanqui había expulsado a los pueblos indígenas, sometiéndolos a una “reubicación” genocida del Sur hasta Oklahoma.

Bajo la presidencia de Jackson, el ejército estadounidense expulsó a los pueblos indígenas, sometiéndolos a una “reubicación” genocida desde el Sur hasta Oklahoma, como se ve en este mapa. La caja blanca: “Expulsión de los pueblos indígenas”; verde oscuro – territorio tribal; oro – reserva.
Bajo la presidencia de Jackson, el ejército estadounidense expulsó a los pueblos indígenas, sometiéndolos a una “reubicación” genocida desde el Sur hasta Oklahoma, como se ve en este mapa. La caja blanca: “Expulsión de los pueblos indígenas”; verde oscuro – territorio tribal; oro – reserva. (Haga clic en la imagen para ampliarla.)

  En el invierno de 1831, obligaron a los choctaw a emprender una marcha forzada desde Misisipí, Florida, Alabama y Luisiana a reservas en Oklahoma, algunos encadenados y obligados a marchar en doble fila. Miles murieron en el “sendero de lágrimas”.  En el invierno de 1831, obligaron a los choctaw a emprender una marcha forzada desde Misisipí, Florida, Alabama y Luisiana a reservas en Oklahoma, algunos encadenados y obligados a marchar en doble fila. Miles murieron en el “sendero de lágrimas”.

El genocidio...

Una vez en el cargo, Jackson defendió y cometió crímenes brutales contra los pueblos indígenas. Los colonos blancos, algunos ya estableciéndose ilegalmente en tierras indígenas, presionaron al gobierno federal para que sacara a los indígenas del Sureste para hacer disponibles sus tierras.

Unos 125.000 indígenas vivían en las tierras que el gobierno les había garantizado en tratados. Jackson logró conseguir que el Congreso adoptara el Acta de Remoción India de 1830, la que autorizó al gobierno eliminar el título de propiedad de sus tierras a los indígenas en el Sureste.

En 1831, expulsaron a la primera Nación, los choctaw. En el invierno de 1831, bajo amenaza de invasión por el ejército yanqui, obligaron a los choctaw a emprender una marcha forzada desde Misisipí, Florida, Alabama y Luisiana a reservas en Oklahoma, a pie. A algunos los encadenaron y obligaron a marchar en doble fila. Los choctaw marcharon sin comida, provisiones u otra ayuda del gobierno. Miles de ellos murieron en el camino. Fue, como dijo un líder choctaw a un periódico de Alabama, un “sendero de lágrimas y muerte”.

Este crimen genocida sirvió de modelo para más limpieza étnica para abrir nuevos territorios para la producción esclavista de algodón. A los creek los expulsaron de Georgia, Alabama y Florida en 1834. A los chickasaw los expulsaron de Misisipí, Kentucky, Alabama y Tennessee en 1836. Y por último, en el infame “Sendero de Lágrimas”, obligaron a los cheroqui a emprender la marcha forzada desde Georgia a Oklahoma en 1838. 4.000 de los cheroqui murieron de frío, hambre y enfermedad en el camino.

El intento de Jackson de justificar esto con tonterías filosóficas es famoso: “Pero la verdadera filantropía reconcilia la mente a estas vicisitudes como lo hace con respecto a la extinción de una generación para hacer sitio para otra”. En otras palabras, aunque pueda parecer inmoral matar a los pueblos indígenas, estas personas supuestamente “inferiores” deben morir para que otros puedan prosperar.

       

... Y una dramática expansión de la esclavitud

 La expulsión de los pueblos indígenas de sus tierras del Sureste sirvió a una dramática expansión e intensificación de la esclavitud.

La “máquina de látigos” era tanto una máquina en el sentido literal que azotaba a los esclavos negros para obligarlos a recoger cada vez más algodón, como una metáfora para la incesante e inhumana tortura infligida cada hora, cada día, bajo la esclavitud.
La “máquina de látigos” era tanto una máquina en el sentido literal que azotaba a los esclavos negros para obligarlos a recoger cada vez más algodón, como una metáfora para la incesante e inhumana tortura infligida cada hora, cada día, bajo la esclavitud.

Cosecha de algodón en Florida
La presidencia de Andrew Jackson marcó una expansión masiva de la esclavitud, lograda junto con el populismo racista más extremo y por medio de tal populismo racista. Foto: Archivos de Florida

En el libro The Half Has Never Been Told: Slavery and the Making of American Capitalism [La mitad nunca se ha contada: La esclavitud y la construcción del capitalismo estadounidense], Edward Baptist escribe que en los ocho años después de la elección de Jackson, “El gobierno estadounidense, los estados, los bancos, los ciudadanos privados, y las entidades extranjeras habían invertido colectivamente alrededor de $ 400 millones, o un tercio del valor de toda la actividad económica estadounidense en 1830, para expandir la producción en la frontera de la esclavitud. Esto incluye el precio de 250.000 esclavos trasladados, la venta de 194.000 nuevos kilómetros cuadrados de terreno público, los costos de las expulsiones y guerras contra los indígenas y la expansión masiva de la infraestructura financiera del suroeste. El número de personas trabajando en las plantaciones de algodón se expandió dramáticamente, y la necesidad de pagar los préstamos sólo aceleró la máquina de látigos, obligando colectivamente que se aumentara un poco cada día la cantidad de algodón que los que lo recogían podían lograr”.

Como explica Baptist en su libro, la “máquina de látigos” era tanto una máquina en el sentido literal que azotaba a los esclavos negros para obligarlos a recoger cada vez más algodón, como una metáfora para la incesante e inhumana tortura infligida cada hora, cada día, bajo la esclavitud.

Y Baptist escribe, en referencia a las transformaciones que tuvieron lugar bajo Andrew Jackson: “En 1830, Estados Unidos hizo 732.000 fardos. Cuando la cosecha dio un salto en el otoño de 1836, los hombres que ganaban la vida apostando sobre el algodón calculaban que habría un diluvio de 1,5 millones de fardos, cada uno un semi-cubo blanco de 180 kilogramos envuelto en lienzo, lo que equivale a 272 millones de kilogramos de algodón limpio — o, al decirlo de otra forma, más de seis millones de días de trabajo por aquellos que lo recogieron bajo el sol caliente”.

* * *

La presidencia de Andrew Jackson marcó una expansión masiva de la esclavitud, posible gracias a la masiva limpieza étnica violenta de los pueblos indígenas, lo que se logró junto con el populismo racista más extremo y por medio de tal populismo racista — apelando y movilizando a un gran número de hombres blancos desposeídos por medio de apelar a sus intereses más bajos y más estrechos.

El hecho de que personas como Rudolph Giuliani, de su propia plataforma fascista, y el mismo Trump celebran el legado de Andrew Jackson prefigura los tipos de transformaciones infernales en la naturaleza de la sociedad estadounidense que significaría un régimen de Trump y Pence. No se puede permitirlo.

 

 

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