El vice presidente Mike Pence: Peligroso guerrero sagrado al acecho tras bambalinas

24 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

No es nada seguro que Donald Trump vaya a ser obligado a dejar el mandato. Pero si ocurriera —y si resultara de los “procedimientos ordenados del sistema” en vez de un levantamiento popular que saque del poder al régimen en su conjunto— de ahí el vice presidente Mike Pence sería el presidente.

Trump se ha promovido con creces como el rostro fascista del régimen. En comparación, Pence se ha mantenido un perfil bajo y da la impresión de ser por lo menos no tan volátil que Trump. Pero Pence ha sido el mayor pilar y el principal agente tras bastidores; está con Trump a cada paso, desde devastar el sistema de cuidado médico, a prohibir los refugiados sirios, hasta amenazar la guerra contra Corea del Norte. Al igual que Trump, apoya la represión policial de comunidades negras, latinas y de otras minorías de color por medio del programa “parar y registrar” y de la intensificación y militarización del “Combate a la droga”, y una vez propuso una ley para negarles la ciudadanía a los niños nacidos en Estados Unidos con padres indocumentados.

Pero Pence no es solamente un aspirante a clon de Trump — es un líder de un poderoso movimiento fascista cristiano que cuenta con el respaldo de un sector importante de la clase dominante estadounidense y que tiene por objeto nada menos que una sociedad teocrática cristiana regida por la ley y la moral bíblicas. Estas fuerzas creen que los problemas que el imperialismo estadounidense confronta en el mundo surgen de su salida del “camino de Dios”, y creen que la restauración de la “grandeza” de Estados Unidos significa reorganizar el gobierno, las escuelas, las cortes… el mundo entero, al último… sobre la base del “plan de Dios” (según ellos lo interpreten, por supuesto).

Para decirlo sin rodeos, Pence es la versión cristiana del Talibán en Afganistán, imponiendo un orden fundamentalista religioso.

El punto de vista cristiano fascista

Pence, un cristiano evangélico, dice con frecuencia que “Soy cristiano, conservador, y republicano, en ese orden”. En otras palabras, no es que sus ideas religiosas “influencien” sus ideas políticas, sino que sus ideas políticas son una aplicación de sus ideas religiosas.

Pero no sólo se refiere al origen de sus propias ideas; Pence sostiene que las leyes y la sociedad estadounidenses deben basarse en “la palabra de Dios”.

En 2006, Pence habló en el Congreso en apoyo a una enmienda constitucional que definiera el matrimonio como entre un hombre y una mujer. Dijo, “Vengo ante este foro para defender esa institución que forma la columna vertebral de nuestra sociedad, el matrimonio tradicional”, y que la principal razón por la que hay que defenderlo es porque fue “ordenado por Dios [e] instituido entre los hombres”. De ahí añadió que “el colapso de la sociedad siempre fue ocasionado tras un advenimiento del deterioro del matrimonio y la familia”.

Entonces, primero, Pence sostiene que o implementamos lo que “Dios” ha “ordenado” o ¡la sociedad se derrumbará! Piensen en las implicaciones de esto, a la luz de las muchas cosas horripilantes que el “Dios” de la Biblia ha ordenado — matar a los homosexuales, a las mujeres que no son vírgenes cuando se casan, a los bebés de las naciones rivales… etc., etc.

Segundo, esto es un argumento en pro de la esclavización y la subordinación de las mujeres (así como la persecución de la gente LGBT), porque el “matrimonio tradicional” y los “valores tradicionales” los que Pence enarbola significan que el papel y el propósito principales de la vida de las mujeres es la procreación y la crianza de niños (vea abajo). Según el punto de vista de Pence, si las mujeres no se someten a ese papel (y si los hombres no lo hacen cumplir), esto conducirá al “colapso de la sociedad”.

En conjunto, este concepto de la sociedad organizada a base de la ley cristiana, y esta visión, de concepción religiosa, del matrimonio tradicional, y de los papeles tradicionales para la mujer, el hombre y el niño que lo acompaña —y su insistencia en que lo anterior sea el fundamento y el modelo para la sociedad en su conjunto— forman los cimientos más sólidos de la escalofriante visión y política social de Pence.

El programa cristiano fascista de Mike Pence

Este programa tiene muchas dimensiones; en el presente artículo nos centramos principalmente en las ideas de Pence respecto las mujeres, la familia y la gente LGBT.

Pence cree que las políticas del gobierno deben disuadir que las mujeres con hijos trabajen. En una carta de 1997 al Indianapolis Star, dijo que cuando las madres trabajan, los niños salen “bien capacitados en el lenguaje y la cognición, pero atrofiados en lo emocional” y que nos hace falta un “debate nacional” sobre “quién debe criar la próxima generación de estadounidenses” [una pista: él quiere decir las mujeres], y que debemos formular medidas tributarias que faciliten esa visión.

Pence se opone a educar a los jóvenes sobre los anticonceptivos. En 2002 criticó tajantemente al entonces secretario del Estado, Colin Powell, por recomendar que los jóvenes se protejan de enfermedades de transmisión sexual (ETS) usando condones — Pence calificó esa ocasión de “un día triste”, dijo que mejor se hubiera de entrenar a los jóvenes en la “abstinencia” y declaró (falsamente) que los condones dan “muy poca protección” contra las ETS.

Pence es un oponente rabioso al derecho al aborto. Dice que Roe contra Wade debe ser “relegado a la escombrera de la historia”. Como gobernador de Indiana, firmó ocho leyes antiaborto — entre ellas leyes que requerían el entierro de fetos abortados, sean espontáneos o provocados (así trata a este tejido celular como personas legales), decretaban sesiones individuales con mujeres que buscan un aborto para decirles que un óvulo fecundado es un ser humano, y que prohibían el aborto motivado por la diagnosis de una anormalidad severa en el feto. En el Congreso, Pence copatrocinó una enmienda sobre la “personería” que definía el óvulo fecundado como una persona con derechos de personería legal, lo que sentaría la base para acusar de homicidio a los proveedores del aborto, a las mujeres que toman la “píldora del día siguiente”, o hasta a las mujeres que sufren abortos espontáneos (lo que de hecho ocurre a cientos de mujeres al año en El Salvador, debido a un principio jurídico semejante).

Pero Pence no ha esperado para que se apruebe tal ley — cuando él era gobernador de Indiana, arrestaron en el hospital a Purvi Patel, una joven que había sufrido un aborto, la acusaron de inducirlo médicamente y la acusaron de “feticidio” y también de negligencia de un recién nacido, y la condenaron a 20 años de prisión. Cumplió casi dos años hasta que las cortes anularon algunas de las acusaciones (aunque no todas) y la pusieron en libertad por el plazo cumplido.

Pence es un fanático oponente a Planned Parenthood (Planificación Familiar), el mayor proveedor de atención médica reproductiva para mujeres en Estados Unidos, porque les provee abortos y anticonceptivos. Batalla para quitarles todos los fondos federales, que incluyen cubrir los pagos de Medicare y Medicaid para las mujeres que reciben tratamiento ahí. ¡Dijo: “Si Planned Parenthood quiere participar en la prestación de servicios de orientación y pruebas de VIH, no deben participar en el negocio de proveer abortos”!

Pence es un ferviente oponente a los derechos de la gente LGBT. Calificó de “ominosas” las decisiones de los tribunales que protegen el matrimonio entre personas del mismo género y dijo que una ley de 2007 para prevenir la discriminación contra los gays en el lugar del trabajo “libra una guerra contra la libertad y la religión en el lugar del trabajo”. Firmó una ley en Indiana que legalizó la discriminación anti-gay basada en la religión. En su campaña para el Congreso en 2000, propuso fondos federales para “aquellas instituciones que les dan ayuda a los que buscan cambiar su comportamiento sexual”, o sea, una deliberadamente evasiva referencia a la supuesta “terapia de conversión”, la cruel y no científica práctica de tratar de persuadir, intimidar o a veces torturar a los jóvenes gay para que “escojan” una orientación sexual diferente.

Pence cree que “por todo el mundo mayor, la fe cristiana está bajo sitio”. El 11 de mayo, dio un discurso en una conferencia patrocinada por Franklin Graham, un islamofobo infame, y juró que “Estados Unidos tomará posición con los seguidores de Cristo”. Después, Graham comentó que los cristianos también están perseguidos en Estados Unidos a manos de la “agenda gay-lesbiana”, y que le alegró saber que Trump y Pence se dedican a “derrotar a los enemigos de la Cruz”.

Lo que significa que el fascismo cristiano tome el mando de la sociedad entera

Los fascistas cristianos ya tenían mucho poder e influencia en Estados Unidos antes del ascenso de Trump y Pence, y han estado atacando a las mujeres, a la gente LGBT, a los musulmanes y al pensamiento crítico durante todo este tiempo. Pero no pudieron implementar nada parecido a su visión completa de una sociedad organizada sobre una base teocrática cristiana; estaban restringidos por las cortes, otras fuerzas de la clase dominante que no estaban de acuerdo con su programa, y la oposición y la resistencia de las masas.

Ahora que tienen el control del poder ejecutivo —así como del Congreso, de la mayoría de los gobiernos estatales y de la Suprema Corte— podrían barrer violentamente con todos estos obstáculos, y lo que hasta ahora ha sido un ajedrezado de leyes y prácticas opresivas en ciertas regiones y una atmósfera cada vez más reaccionaria a nivel nacional, podría ser transformado muy rápidamente en la “ley del país” e impuesto con toda la violencia en las manos del gobierno estadounidense.

Esto ya está empezando con Trump al mando. Aunque al mismo Trump no lo motiva una visión religiosa, se ha unido completamente con los fascistas cristianos que de hecho forman una parte importante de su administración, en particular su gabinete. Si Pence reemplazara a Trump, podríamos prever que el régimen maniobrara para intensificar muchísimo su ofensiva para implementar la visión y el programa del fascismo cristiano.

 

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