En el Estados Unidos de Trump: La abierta resucitación del terror al estilo del Ku Klux Klan

En Misisipí, un legislador pide linchar a los que se oponen a los monumentos de la Confederación

29 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Durante 150 años, los estados del Sur de Estados Unidos han estado inundados de banderas de la Confederación y cicatrizados por cientos de monumentos de los llamados “héroes” de la Confederación — los que encabezaron una sangrienta guerra para mantener y expandir la esclavitud de la gente negra. Estas banderas y monumentos eran y son un medio no sólo para celebrar una de las “causas” más monstruosas de la historia humana, sino que para afirmar el dominio sobre los negros y aterrorizarlos hoy. Son instrumentos de supremacía blanca.

Ahora, en “defensa” de estos símbolos —y del líder y representante moderno de todo eso, Donald Trump— estos reaccionarios recuperan un legado de amenazas y terror.

El 20 de mayo, el representante estatal de Misisipí, Karl Oliver, posteó en Facebook un llamado a que cualquiera que desee “destruir los monumentos históricos de NUESTRA HISTORIA... ¡debería ser LINCHADO!” (Énfasis en el original).

Pocos días después, Oliver “se disculpó” por su “elección de palabras”. Pero se dio cuenta perfectamente de lo que decía. Durante casi un siglo, el linchamiento era la punta de lanza del terror dirigido a los negros del Sur, sembrando el miedo que obligaba a la gente a aceptar el insulto y la discriminación a diario, y a trabajar desde el amanecer hasta el atardecer en los campos sólo para terminar en deuda. Y el linchamiento no era ningún secreto.

Entre 1877 y 1950, personas blancas en el Sur lincharon a por lo menos 3.959 personas negras en el Sur — a 576 solo en Misisipí. En 1937, en el distrito de Oliver, se linchó a dos hombres negros, atándolos a un árbol y quemándolos hasta la muerte ante de una multitud de 500 blancos; al día siguiente el periódico local publicó fotos espantosas. En 1955, un grupo de hombres blancos golpearon, torturaron y ahogaron a Emmett Till, un niño de 14 años de edad, y un jurado totalmente blanco los absolvieron. Luego estos asesinos blancos se jactaron de haberlo hecho. Eso tuvo lugar en Money, Misisipí, también en el distrito de Oliver.

Oliver entiende bien lo que significa invocar el linchamiento, al igual que los otros dos legisladores del estado de Misisipí, así como el Oficial de Asuntos Públicos de la Patrulla de Caminos, quienes se apresuraron a postear “me gusta” en la página de Facebook de Oliver antes de se cerró la página.

Y esto no es sólo algo del Misisipí rural y atrasado.

  • En Nueva Orleáns, después de que el Consejo Municipal votó por derribar cuatro monumentos confederados, se contrató a un contratista para que lo hiciera, pero el contratista canceló el trabajo después de recibir amenazas de muerte y se le incendió su automóvil. A otro contratista se le dijo que su hijo sería asesinado, su esposa violada. Según el alcalde, “Toda persona que se sabía que está implicado en esto de cualquier manera ha recibido amenazas,” incluido del KKK.
  • Después de que el congresista de Texas Al Green dijo en una reunión de la Cámara que Trump debería ser procesado en un juicio político, recibió un diluvio de amenazas telefónicas de linchamiento, como “No vas a procesar a nadie, maldito negro. Serás ahorcado en un árbol”. (El periódico Houston Chronicle publicó el audio de tres de estas llamadas).
  • En Charlottesville, Virginia, un mitin nocturno de 100 personas con antorchas encendidas, algunas con armas automáticas, gritó “Nosotros [los blancos] no seremos reemplazados”. Un concejal negro recibió amenazas de muerte y de que se debe “llevarte detrás de la leñera”.

Lo anterior son solo unos pocos ejemplos de las amenazas y violencia de los justicieros, incluido del asesinato, que están en aumento en la era de Trump. Trump no inventó a estas personas — son el producto de toda la historia estadounidense de la supremacía blanca que ha sido esencial para la riqueza y el poder de Estados Unidos. Pero desde el comienzo de su campaña, Trump ha abrazado y confiado en ellas, alentando la violencia en sus manifestaciones, negándose a denunciar de modo serio a los del KKK y los nazis que lo apoyaban con entusiasmo, nombrando al supremacista blanco Jeff Sessions como Procurador General y al “etnonacionalista” Steve Bannon como su asesor estratégico principal.

Trump ha hecho señas a las más viles fuerzas de la sociedad estadounidense de que él es su hombre, y que este es su momento. Y ahora, especialmente cuando el régimen de Trump y Pence se encuentra frente a la oposición desde muchos lados, estos reaccionarios racistas violentos intensifican aún más sus esfuerzos por defender a sus líderes y símbolos, los líderes y símbolos de la opresión salvaje. Ya es el momento de movilizar a millones de personas para expulsar a este régimen fascista.

Todo lo anterior constituye la evidencia suficiente, no sólo del horror del Amérikkka de Trump, sino de que todo el presente sistema, desde sus raíces en la esclavitud hasta la actualidad, siempre ha incitado y alentado, y ha incorporado en su tejido mismo, la más horrible opresión de la gente negra. Y la evidencia también de la necesidad de que hay que eliminar el presente sistema, lo que sólo la gente puede hacer por medio de una revolución emancipadora total para acabar con la opresión del pueblo negro como parte integral de la emancipación de toda la humanidad.

 

       

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