Las consecuencias de tomar posición contra las amenazas y el terror a los académicos que ofenden a Trump

26 de julio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Por lo menos ocho profesores en diferentes universidades estadounidenses han sido amenazados de muerte y hostigados, la mayoría durante el mes pasado, por supremacistas blancos, misóginos y nazis trumpistas. Estos ataques han resultado en un despido, el cierre temporario de dos planteles, y situaciones que obligaron a académicos a cancelar ponencias o abandonar la ciudad donde estaban. La mayoría de los profesores singularizados son mujeres y/o gente de color. En la abrumadora mayoría de los casos, estos ataques se basan en comentarios o declaraciones que ellos hicieron en las redes sociales u otros medios, manipulados para desacreditarlos como académicos y para desatar la base social violenta y aferrada del régimen de Trump y Pence contra ellos. Estos ataques son un frente de una embestida amplia contra el pensamiento crítico y el disentimiento en el mundo académico, a servicio del régimen de Trump y Pence. No podemos tolerarlos.

La fuente de muchos de estos ataques es Campus Reform (Reforma Universitaria), un “noticiero” derechista en línea que trata la academia y que es dirigido por la poderosa organización conservadora Leadership Institute. Pone a estudiantes a escudriñar los comentarios de profesores en Facebook o Twitter, o en otros medios públicos, en búsqueda de “prejuicios y abuso liberales en las universidades estadounidenses”. Saca esos comentarios de contexto, los distorsiona, y los convierte en notas amarillistas que se publican en el Noticiero Fox, la National Review, y otros medios nacionales derechistas. Su cobertura sensacionalista alborota a troles trumpistas para que aterroricen a estos profesores.

Al mismo tiempo, congresistas estatales republicanos amenazan con tomar represalias legislativas contra las instituciones que no disciplinan a su facultad. Difunde un mensaje intimidante por todo el mundo académico, y pone a todo profesor en peligro de que cualquier comentario casual o controvertido que haga en cualquier contexto sea usado para destruir su carrera y callar su obra. 

¿A quiénes ponen en las miras?

  • Katherine Dettwyler, profesora adjunta en la Universidad de Delaware, perdió permanentemente su puesto en la Universidad cuando se azuzó la rabia contra ella porque hizo unos comentarios críticos en línea respecto las acciones del estudiante estadounidense encarcelado en Corea del Norte, que murió recientemente.
  • John Eric Williams, profesor adjunto de sociología en Trinity College, recibió amenazas de muerte por compartir un artículo controvertido sobre raza, violencia y política en las redes sociales. De ahí, Trinity College lo puso en licencia.
  • George Ciccariello-Maher, profesor adjunto de política y estudios globales en la Universidad Drexel, fue amenazado de muerte, y ahora está bajo investigación por Drexel por sus tuits controvertidos y en broma contra racistas blancos y en oposición a la matanza estadounidense que continúa en Mosul, Irak.
  • Keeanga-Yamahtta Taylor, profesora adjunta de estudios afroamericanos en la Universidad Princeton, recibió un diluvio de afrentas y amenazas racistas y sexistas después de dar el discurso de graduación en el Colegio Hampshire, donde dijo que Donald Trump había “cumplido las promesas de campaña de una campaña organizada y forjada a base del racismo, el corporativismo y el militarismo”. La profesora Taylor tuvo que cancelar ponencias en Seattle y San Diego. Por el lado positivo, el presidente del Colegio Hampshire y la presidenta del consejo publicaron una declaración que denunció contundentemente esta intimidación y apoyó firmemente a la profesora Taylor.

La lista sigue y sigue de los que han sido amenazados y aterrorizados, entre ellos los profesores Dana Cloud en la Universidad Syracuse; Sarah Bond en la Universidad de Iowa; Tommy Curry en la Universidad A&M de Texas; y Joseph Palermo en la Universidad Estatal de Sacramento.

Por qué la embestida contra el pensamiento crítico en académica

No son nada nuevos los ataques políticos contra académicos cuya obra desafía el programa de la clase dominante. La academia es un lugar en esta sociedad que tiene una relativa libertad para explorar las ideas. En las recientes décadas, agrupamientos importantes de profesores, especialmente los que se formaron en los años sesenta, han desarrollado una nueva escolaridad que ilumina y refuta las narrativas oficiales sobre la historia de Estados Unidos y su papel en el mundo. Este tipo de desafío intelectual está lejos de dominar el carácter general de las universidades actuales, pero, aun así, un sector de los de arriba lo considera un peligro extremo para la legitimidad y estabilidad de este sistema. Han puesto en las miras y atacado a esos académicos, poniéndolos en la lista negra, inventando escándalos académicos (como en el caso de Ward Churchill), negándoles el numerario universitario, u otras formas de censura y supresión. Y se ha realizado esfuerzos sistemáticos para desacreditar la academia en su conjunto.

       

Bob Avakian ha recalcado que no es defendible el programa imperialista de los de arriba ante el pensamiento crítico y la búsqueda racional de la verdad. Por lo que los que promueven este programa tienen que cambiar la definición de lo que es la verdad y de cómo llegar a la verdad. Tienen que calificar de impropio e inaceptable el pensamiento crítico y el disentimiento que cuestionan no solo la justificación de medidas particulares, sino también el fundamento sobre el cual construyen estas justificaciones. (Es muy relevante la charla en inglés de BA, “Balance Is The Wrong Criterion—And a Cover for a Witch-hunt—What We Need Is the Search for the Truth: Education, Real Academic Freedom, Critical Thinking and Dissent” [Lo del “equilibrio” es para despistar… y justifica la represión en las universidades. Lo que necesitamos es la búsqueda de la verdad: La educación y una auténtica libertad académica, pensamiento crítico y disentimiento].

Un nuevo nivel del asalto político en el mundo académico

Con el ascenso al poder del régimen de Trump y Pence, la embestida contra la academia asume otro nivel de virulencia y peligro. Dentro de unos días de la elección de Trump, se publicó una “Lista de profesores para vigilar” con nombres de 185 profesores “antiamericanos” a los que había que “vigilar”; se convocó a estudiantes a delatar a otros profesores. Cabe notar que la persona que inició la “Lista de profesores para vigilar” habló en la Convención Republicano Nacional que nominó a Trump como su candidato. Posteriormente estalló la batalla en la Universidad de California en Berkeley que negó a propagandistas nazis trumpistas una plataforma para vomitar su veneno en el plantel universitario (vea barra lateral).

Por ahora, ninguno de los profesores amenazados ha sufrido daños físicos. La American Association of University Professors (Asociacion estadounidense de profesores universitarios) y la American Sociological Association (Asociación estadounidenses de sociólogos) denuncian los ataques contra profesores individuales y reclaman que las universidades protejan a los que se encuentra en las miras por expresarse. No es posible exagerar lo que está en juego en la resistencia a estos ataques, no sólo para los colegios y universidades, sino para la sociedad en conjunto si el régimen logre imponer una uniformidad de ideas. Urge forjar la más poderosa oposición, decidida a parar esta embestida y todo este asalto que cuyo objetivo es deslegitimizar y silenciar la academia, como una parte clave de parar este régimen fascista y avanzar hacia una revolución real.

 

 

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