El 50º aniversario de la Rebelión de Detroit

29 de julio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En julio del presente se cumplen 50 años desde una de las más poderosas rebeliones de los 1960 — la Rebelión de Detroit.

Se inició a las 3:45 a.m. del domingo 23 de julio de 1967, cuando policías allanaron un club nocturno donde se celebraba una fiesta para dos soldados negros que acababan de regresar de Vietnam. Los policías tumbaron la puerta, y una multitud airada se formó mientras la policía llevaba a cabo arrestos con brutalidad metiendo los detenidos en una furgoneta policial. Cuando la furgoneta y las radiopatrullas se iban, les cayó encima una granizada de ladrillos y botellas.

Bill Scott, el hijo de 19 años del dueño del club, escribió más tarde: “Por primera vez en la vida nos sentíamos libres y lo que es más importante, teníamos razón de hacerle lo que le hicimos a las autoridades. Me sentía poderoso y bien siendo uno de los que finalmente contraatacó a pesar del miedo.... En el grupo de gente de esa noche una especie de locura única se había apoderado del cuerpo y del alma colectivos, que casi se podía llamar la unificación del espíritu rebelde del hombre; un espíritu intrépido aferrado a la libertad cabal del ser, combinando con la comunidad general y apoyado por ella. Se podía decir que era como luchar y ganar la ciudadanía que les habíamos rendido obedientemente a las autoridades, la policía: una combinación de juez y asesino en uno, que gobernaba a los negros”. (Del libro Hurt, Baby, Hurt).

En una ciudad de 600.000 negros, la fuerza policial era 95% blanca — conocida por ir a las comunidades negras y repartir palizas brutales “por diversión”. Los negros encaraban la discriminación sistemática en la vivienda, el trabajo y en los servicios sociales. En la zona donde estalló la rebelión, el 30% de los negros menores de 25 años estaban desempleados, y la densidad de la población en los edificios de apartamentos dilapidados era de 21.000 personas por milla cuadrada / 8.100 por kilómetro cuadrado — el doble del promedio de la ciudad.

La ira acumulada por todo eso, y más, estalló y continuó por cinco días. Se incendiaron edificios, y la gente se llevó comida, bienes para el hogar, y otras cosas de las tiendas. Se calcula que 10.000 personas participaron en la rebelión. La gente se rebeló contra la manera en que se había excluido de la sociedad — sin un verdadero futuro, sin una manera decente de vivir.

La juventud —que enfrentaba muchísimo desempleo y brutalidad policial— fue la columna vertebral de la rebelión, entre ellos había unos jóvenes blancos que formaban parte de los “equipos blanco y negros”. Los soldados que acababan de regresar de Vietnam aplicaron a la rebelión lo que habían aprendido. 

Las autoridades impusieron un toque de queda de las 9 de la noche hasta las 5 de la mañana. Para la noche del lunes, el primer día de la rebelión, habían mandado a 350 policías estatales y a más de 8000 efectivos de la Guardia Nacional; también mandaron a 4.750 soldados federales. Los tanques tronaban por las calles. La gente abrió fuego contra todos esos odiados símbolos de autoridad y represión. En solo una hora del lunes, un despachador policial informó que dos comisarías policiales, dos puestos de mando antimotines, y cinco estaciones de bomberos estaban bajo ataque de francotiradores.

La envergadura y tamaño de la rebelión es impresionante. Cubría 103 de los 362 km cuadrados de la ciudad. Quedaron 1.300 edificios incendiados, 2.700 negocios “saqueados” y más de $ 45 millones en daños materiales. 7.231 personas fueron arrestadas. (6.407 de ellas negras), 400 resultaron heridas y 43 murieron (33 de ellas negras).

Fue una rebelión justa en contra de décadas de opresión sistemática. La noticia y las fotos de la rebelión corrieron por todo Estados Unidos y el mundo, e inspiraron a millones de personas. Prendió rebeliones más pequeñas en otras ciudades como Pontiac, Flint, Saginaw, y Grand Rapids, Michigan y Toledo, Ohio. Para muchos, incluyendo para muchos blancos, la rebelión cambió la manera de ver las cosas. Sacudió a la sociedad y les obligó a los gobernantes a hacer concesiones — justo después de la rebelión las fábricas automotrices empezaron a buscar negros en la calle para ofrecerles trabajo inmediatamente. Como resultado del levantamiento y resistencia militante del pueblo —diciéndole al mundo: “Nos negamos a tolerar estas condiciones infernales”— mucha gente más llegó a apoyar la lucha del pueblo negro y de otros oprimidos.

 

 

Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.