Lecciones de la vida de Amir Hassanpour

KJA

5 de agosto de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

19 de julio de 2017

Al igual que muchos otros, me entristeció enterarme del fallecimiento de Amir Hassanpour. El dolor se debe no sólo a un reconocimiento de todo lo que Amir ha hecho por los movimientos comunistas y revolucionarios en Irán y el Medio Oriente y más ampliamente, sino también del hecho de que Amir había dejado tanto por decir y hacer. Aunque dejó algunas herramientas valiosas que usar, ahora tendremos que continuar la lucha sin él.

Amir era, a un nivel, “típico” de los intelectuales revolucionarios que estaban activos en los años sesenta. Era un entusiasta participante y defensor de las luchas nacionales revolucionarias que en ese entonces recorrían el mundo del Kurdistán y Palestina a Vietnam y Brasil. De estudiante, se metió en la rebelión y la efervescencia intelectual que en ese entonces recorrían Estados Unidos, Francia y otros países del mundo imperialista. Y Mao Tsetung y su dirección de la Revolución Cultural de China que sacudía al mundo realzaron todo esto y lo pusieron sobre una base científica, lo que mostraba a vivos colores la posibilidad de avanzar hacia el objetivo final de una sociedad que finalmente supere todas las divisiones de clases y todas las relaciones e ideas podridas que corresponden a la explotación capitalista. Amir se convirtió en un comunista, en un maoísta, y dedicó sus talentos y energías considerables a la lucha por crear un mundo comunista.

El propio Amir señaló que “aun muchos de los movimientos nacionalistas se consideraban como ‘defensores del pensamiento Mao Tsetung’ y de la ‘China socialista’, aunque en realidad nos les atraía el comunismo”. ¡Qué tan cierta lo es esta observación! Muchos de los anteriores “defensores del pensamiento Mao Tsetung” abandonaron tal pretensión cuando, después del golpe de estado de 1976 en China, el propio partido y los mismos líderes del estado se volvieron de manera violenta y vociferante contra la política e ideología comunistas de Mao. Al mirar hacia atrás desde hoy, podemos ver que este fenómeno fue aún más pronunciado y pernicioso.

No sólo los nacionalistas pro-China del Kurdistán o de África se volvieron contra el comunismo. Entre los maoístas de la época, la ideología comunista científica vivía al lado de otras políticas y concepciones del mundo no comunistas. Se puede decir que, en cierto sentido, el período de cuarenta años desde la destrucción del bastión revolucionario comunista que fue la China de Mao ha sido todo un proceso de “el maoísmo que se divide en dos”. Por un lado, el núcleo revolucionario y científico al centro del marxismo-leninismo-maoísmo ha sido rescatado, corregido de ser necesario y ha sido elevado a nuevas alturas; por otro lado, las debilidades secundarias que coexistieron en el anterior movimiento maoísta se han endurecido, consolidado y fosilizado en unas corrientes políticas (tanto el revisionismo abierto como a veces el dogmatismo de “izquierda”) que no tienen nada que ver con el comunismo revolucionario y en realidad se le oponen vehementemente.

En esto se encuentra una gran contribución de Amir y una dolorosa pérdida para la gran lucha política e ideológica que ha comenzado con toda su furia pero que aún no ha obtenido una victoria fundamental. Amir fue uno de los muchos activistas e intelectuales del movimiento comunista anterior en todo el mundo que se han topado con el fenómeno de "el marxismo-leninismo-maoísmo que se divide en dos", aunque pocos lo entiendan así. Lo que distingue a Amir de la mayoría de los demás que pasaron por una gran parte de la misma experiencia es la apertura y el entusiasmo con que bregó con la nueva síntesis del comunismo desarrollada por Bob Avakian y las actividades de Amir de tomar partido con este comunismo nuevo y promoverlo.

Amir hizo contribuciones importantes en diferentes ámbitos revolucionarios e intelectuales durante más de cinco décadas de actividad. Al enfrentar el proceso de “el maoísmo que se divide en dos”, al aprender a desmenuzar lo que era esencial y correcto en nuestra comprensión anterior y al rechazar el pensar incorrecto, nocivo y no científico, no ha sido tan fácil para la mayoría de nosotros que vivimos esa experiencia compartida, a pesar de que Avakian arrojaba una luz sobre esta misma contradicción. En esta perspectiva, sobresalen con aún más claridad el poder y la importancia de que Amir adoptó firmemente una posición política a favor de la nueva síntesis, a pesar de tener que librar una batalla prolongada contra una enfermedad cruel.

Personalmente conocí a Amir sólo en los últimos años de su actividad revolucionaria. Aunque tuve una serie de conversaciones fructíferas y vigorizantes con Amir, también me doy cuenta de qué tanto más hay que aprender de lo que él pensaba. En los últimos días, me emocionó mucho leer una traducción al inglés de uno de los últimos artículos de Amir, “Una discusión sobre el conocimiento científico” de un discurso que dio, según lo entiendo, a algunos jóvenes activistas kurdos en París tan sólo hace un año y que se imprimió en una colección de escritos de Amir sacada por el Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta). El artículo de Amir muestra mucha comprensión de las cuestiones cruciales que enfrentan los intelectuales revolucionarios de todas las generaciones. No sólo es una declaración de apoyo a la nueva síntesis del comunismo, sino también un ejemplo dinámico de la manera en que el comunismo nuevo nos ayuda a entender las corrientes políticas e intelectuales de las últimas décadas, y la manera en que nuestro nuevo y más alto nivel de comprensión científica renueva y refuerza el compromiso revolucionario de transformar el mundo. Animo a todos a leerlo.

En el artículo mencionado, Amir relata cómo combatía las influencias del postmodernismo y la política de identidad entre sus estudiantes, así como el desdén de sus estudiantes hacia el marxismo como una “gran narrativa”. Dijo: “Yo declaraba que, sí, mis narrativas son grandes pero desearía que fueran aún más grandes”. La narrativa de Amir Hassanpour es realmente grande, y su sed de “una narrativa aún más grande” es más que algo que apreciar: es algo valioso que emular y algo por lo que luchar. Aprendamos de Amir y dediquemos nuestras energías, nuestras capacidades intelectuales, nuestro entusiasmo y nuestra creatividad a la causa del comunismo, tal como lo hizo Amir hasta su último aliento.

KJA

(Un colaborador regular con Demarcations, la revista teórica del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos).

 

 

 

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