Respuesta en las calles de Chicago a la carta de un preso

“Maldita sea, eso sí que me llegó al corazón”

5 de agosto de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El Club Revolución-Chicago ha venido haciendo uso de la carta de un preso posteada hace poco en revcom.us (De un preso a los “Hermanos y hermanas de las Organizaciones Pandilleras de Estados Unidos”: “Leía Lo BAsico… ¡Ya es hora de centrar… esa intrepidez hacia un MUNDO MEJOR!”). Hemos venido desarrollando una lucha con la gente para que deje de pelear y matarse entre sí y que más bien le entre al movimiento para la revolución y a BA. Esta carta es de alguien que estaba metido en esa misma locura y se dirige a aquellos que siguen metido en ella. 

Decidimos que teníamos que hacer buen uso de esta carta; por eso hicimos un afiche de ella y muy deliberadamente lo colgamos en postes por donde esos jóvenes andan. Además, nos hemos acercado a estos jóvenes y a unos tipos mayores para retarlos con lo que dice la carta. Casi todos aquellos con los que desarrollamos conversaciones cara a cara sobre la carta ya habían estado en el bote y son o han sido parte de “la vida” [pandillera]. Han respondido de diferentes maneras lo que cabe relatar, pero en vez de pasar mucho tiempo en eso, quisiera compartir la reacción de un joven.

Nos acercamos a un grupo de jóvenes, los que como otros en este vecindario, son semi-amistosos porque saben que no somos del agrado de la policía y la policía no es del agrado de nosotros, pero a la vez no quieren conversar en serio cuando les decimos que dejen las tonterías en que están metidos y conéctense con el Club Revolución. Todos se fueron cuando tratamos de conseguir que exploraran algunas citas de Lo BAsico, pero uno de ellos se quedó para contarnos cómo ve las cosas y que en realidad nosotros no podemos cambiar nada. Seguimos intentando que conversara con seriedad, pero no se definía, en cierto momento le mostramos uno de los afiches de la carta del preso que llevábamos, y le dijimos: “Mira, compañero, véala. Es de un preso bajo condena perpetua que estaba metido en toda la misma porquería”. Uno de nosotros empezó a leer la carta y en cierto momento hasta tuvo que impedir que le interrumpiera cuando quería decirnos que las condiciones en las cárceles en Illinois son peores que en Texas. “Mira, compañero, el propósito de esta carta no es de hablar de las condiciones en la cárcel ni dónde se encuentran las peores mazmorras. Escucha el resto de la carta, pues es importante”. Leímos la carta completa y al terminarla, había cambiado por completo de actitud; dijo: “Maldita sea, eso sí que me llegó al corazón” y empezó a llamarles a sus amigos, “Ah, todos ustedes tienen que ver esto, es de un preso que cumple cadena perpetua”. Nos preguntó si pudiera llevarse un afiche y si pudiéramos prestarle algo de cinta. Se acercó a una pared en un corredor que conduce a un edificio de apartamentos donde cotorrean muchos de estos jóvenes, a la vez que seguía llamándoles a acercarse para conocer la carta. Dijo: “Pues, todos tienen que ver esto, él de plano se desnuda el corazón totalmente. Ay, mi hermano, él está diciendo la pura verdad". Todos tienen que venir a leer esto”. Se le veía un poco decepcionado de que sus amigos no le hacían caso y simplemente seguía poniéndole más y más cinta al afiche para asegurarse de que no se despegara. Le preguntamos qué de la carta le afectó tanto; dijo: “La parte en que dice que estamos haciendo lo que ellos quieren que hagamos, nos estamos destruyendo los unos a los otros y somos nuestros peores enemigos… que ellos simplemente nos están matando y nosotros les estamos ayudando a hacerlo… Más vale que nos pongamos el cañón de la pistola en la propia boca”. Le dijimos que este preso también les está diciendo que luchen por algo diferente y que se conecten con la revolución y le entren en BA. Le mostramos Lo BAsico y le dijimos: “Este es el libro del que el preso está hablando, tienes que adentrarte en esto. Este sistema es lo que nos tiene a todos hechos un gran desastre, pero no tiene que ser así, podríamos hacer una revolución que acabe con toda esta porquería, pero tú tendrías que dejar eso y meterte en esto”. Asintió con la cabeza y, si bien antes no podíamos conseguir que dejara de hablar y que escuchara, ahora no podíamos conseguir que hablara. Se alejó sin responder, y nosotros simplemente le llamábamos, diciéndole que iba a tener que decidir de qué se tratará su vida, nada más volteó a vernos, asintió con la cabeza, pero siguió caminando.

Ese día no logramos reclutar a este joven para el Club Revolución, pero esta carta claramente le afectó y queremos resaltar la importancia de los presos que se están adentrando en BA, que están enviándole cartas al Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas y Presos (Fondo) y que dirigen sus cartas directamente a estos jóvenes. Ustedes están haciendo una importante contribución al igual que la gente que contribuye al Fondo y ayudan a mantener al periódico Revolución. No sólo se trata de esperar que el Club Revolución haga un buen trabajo en Chicago, sino de que todos los que ven la urgente necesidad de que estos jóvenes dejen de matarse los unos a los otros y se conviertan en los sepultureros de este sistema y en emancipadores de la humanidad tienen un papel que jugar.

 

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