El tercer día, Houston: La gente lucha por sobrevivir en la catástrofe
29 de agosto de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
27 de agosto de 2017. El huracán Harvey ha azotado a la costa del golfo de Texas desde el viernes. Al principio con vientos de más de 210 kilómetros por hora. Luego con tempestades increíbles, que se pronostica que continuarán por días. El Servicio Nacional del Clima ha dicho que Harvey “no tiene precedente”. “Todo impacto es desconocido ya que no hemos experimentado nada parecida”.
Al momento de escribir este artículo, el número oficial de muertes es cinco. Pero el alcalde de Rockport, un pueblo en el trayecto directo de Harvey, dijo en una conferencia de prensa el domingo que funcionarios del Condado Nueces le habían informado que “en la zona de Rockport y Puerto Aransas han fallecido 8 personas”. También dijo que el pueblo está destruido, y que queda por registrar por entre los escombros y ruinas que días antes eran viviendas, negocios y buques.
Varias personas han muerto en las inundaciones que literalmente han cubierto a Houston. Un sinnúmero de casas y apartamentos están sumergidos en un metro o más de agua. Un sinnúmero de vehículos abandonado está completa o parcialmente sumergidos. Horripilantes imágenes de personas de la tercera edad en una sala con agua sucia hasta la cintura aparecieron en canales nacionales de la tele. Uno de los principales hospitales públicos en la ciudad con uno de solo dos centros de trauma de nivel uno del Condado Harris ha cerrado y trasladado a los pacientes. Mientras persiste la tormenta existe un gran potencial de que muchos más mueran, y de que se encuentren más cuerpos a medida que el agua entre en reflujo y aumenten los esfuerzos de rescate.
Esta noche, el 27 de agosto, la situación podría ponerse mucho más peligrosa. El pronóstico es de más lluvia — hasta dos 60 centímetros más. El portal del Servicio Nacional del Clima dice que “se esperan de 15 a 25 pulgadas [38 a 64 centímetros] más para el jueves. En algunas partes el total podría alcanzar a 50 pulgadas [127 centímetros]. Esto está causando devastadoras inundaciones”.
Además, el Cuerpo de Ingeniería del Ejército anunció el domingo que planeaba un “escape controlado” de agua de las dos importantes represas en el lado oeste de la ciudad. La mayor parte de ese agua correrá hacia los riachuelos pantanosos ya inundados que atraviesan el centro de Houston. Un funcionario del Cuerpo dijo que el escape —planeado para el lunes por la mañana— es necesario porque los diques de esas represas son antiguos y no se puede garantizar que aguanten el agua que se pronostica subir unas 10 a 15 centímetros por hora empezando el lunes. Informó el periódico el Houston Chronicle: “Addicks y Barker [los diques de las represas] fueron construidos para proteger el centro de la ciudad al controlar el flujo del agua a lo largo del pantano Buffalo Bayou. Las cosas no han pasado como fueron planeadas”.
Tratando de sobrevivir el desastre
La tormenta está afectando a todos los que viven en la enorme expansión metropolitana que es Houston. Zonas adineradas y de la clase media como University West, el lujoso distrito comercial llamado Galleria, y vecindarios llenos de ingenieros de la NASA están inundadas. Varios hospitales del Centro Médico de Texas, el mayor complejo médico del mundo, tuvieron que cerrar, y los empleados que asistieron al trabajo para ayudar en la emergencia tuvieron que meterse en el agua para llegar al Centro.
Pero parece que los pueblos industriales y de refinerías petroleras al este y sudeste del centro de la ciudad fueron especialmente azotados por los pantanos desbordados, las oleadas de agua sucia que corría por las calles y en las casas, las autopistas que parecían ríos ensanchados. La Calle Market, el centro histórico del Quinto Distrito, una de las comunidades negras más antiguas de Texas, estaba más o menos un metro bajo agua. En Pasadena, un pueblo de refinerías petroleras a lo largo del Canal de Navegación de Houston de residentes principalmente mexicano-americanos e inmigrantes, ha experimentado inundaciones graves.
La gente luchó por ayudarse mutuamente y sobrevivir el desastre. Una mujer escribió en un correo electrónico que cuando se despertó “me sorprendió ver a gente común y corriente emprendiendo sus propias operaciones de búsqueda y rescate. El actual clima político nos haría creer que todos estamos divididos, y que jamás nos vamos a unificar. Sin embargo, vi a gente de diferentes razas ayudándose mutuamente. Los que han perdido todo se arriesgaban la vida para salvar a sus vecinos”.
La gente improvisó lanchas caseras de colchones y otros materiales. Unos jóvenes hicieron repetidos viajes por el agua hasta la cintura para asegurarse que familias enteras que no conocían llegaran a terreno seco. Un señor en el segundo piso acogió en su hogar a tres familias de la planta baja inundada.
Una mujer de un pueblo cerca de Galveston Bay dijo que las autopistas en su área estaban “completamente bajo agua, nadie podía irse a ninguna parte”. Pero ella y otros vecinos “se cuidan mutuamente, y nos responsabilizamos de los otros que estaban atrapados o que no se alistaron a tiempo. Ahora mismo tengo a vecinos en mi hogar. El agua llegó hasta la puerta, y luego retrocedió cuando escampó por un rato. Ahora no sé qué va a pasar, probablemente vaya a subir de nuevo cuando vuelven las lluvias. Ya veremos”.
Harvey ya ha causado mucho sufrimiento para la gente que vive en la costa del Golfo de Texas. Pero el dolor sólo ha empezado. No sólo porque la tormenta causará graves daños en los próximos días. Aún más fundamental, porque este sistema y sus gobernantes —en particular los fascistas cristianos como el gobernador Greg Abbott que dominan Texas, y el régimen de Trump y Pence que se está esforzando para consolidar el fascismo en Estados Unidos— no tienen ni el deseo ni la capacidad para cumplir con las necesidades del pueblo.
Miles de personas han perdido todo. La casa, el apartamento, los muebles, la ropa, los vehículos, el trabajo. Las escuelas de sus hijos; las tiendas donde consiguen alimentos y otras necesidades; las oficinas, fábricas y restaurantes donde trabajan; los parques donde buscan un poco de recreo — mucho de eso está destruido.
La compasión falsa de los fascistas
Las autoridades en Texas y a nivel nacional están ansiosas por presentar su respuesta como algo humano y compasivo. El gobernador Greg Abbott dijo que se trata de “tejanos ayudando a tejanos”. Sarah Huckabee Sanders, la vocera de Donald Trump, dijo que “el presidente Trump sigue recalcando su expectativa de que todos los departamentos y todos los organismos permanezcan comprometidos con apoyar a los gobernadores de Texas y Luisiana, y la principal tarea de él es la de salvar vidas”.
Abbott y Trump —ambos fascistas de hueso colorado— saben perfectamente que la indiferencia de George W. Bush ante el huracán Katrina que azotó a Nueva Orleans y las medidas represivas con que respondió incitaron enormes protestas y furia contra su presidencia. Provocó dudas fundamentales sobre el sistema que presidía, particularmente la situación y tratamiento del pueblo negro en Estados Unidos históricamente y hasta la fecha. En estos tiempos de enorme dislocación social, parece que quieren fingir la compasión al mismo tiempo que instituyen formas de control cualitativamente más represivas —fascistas— sobre toda la sociedad.
Hasta ahora, la respuesta de las autoridades en Houston y Texas no ha sido tan descarada y asesina como fue en Nueva Orleans después del huracán Katrina. El alcalde de Houston ha dicho que da la bienvenida a todo apoyo y esfuerzos de rescate de parte la ciudadanía. Han abierto centros comunitarios por toda la ciudad. Pero detrás de ese espejismo de benevolencia, la policía ha aprovechado la crisis para perpetuar la brutal represión y control sobre las masas populares. Como dijo una mujer respecto a un centro de convenciones, “los policías [en el centro de convenciones] actúan de manera cruel y dura. No merecemos que nos traten así … maltratan a la gente, la insultan y desprecian”. (Vea, “Voces de Houston: ‘No merecemos que nos traten así’” para leer más de esta y otras entrevistas).
Mucha gente ha demostrado harta valentía y compasión en estos tiempos de adversidad. Pero la crisis que millones de personas ya padecen se agravará en los días, semanas y meses por venir. Este sistema no tiene la capacidad para atender el bienestar de las masas populares, y Abbott y Trump ni siquiera pretenden fingir que puedan hacerlo.
Las siete demandas que Revolución ha presentado cobran mayor importancia hoy, y lo seguirán haciendo en los días y semanas por venir.
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