Comentarios sobre la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de un simpatizante

9 de septiembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Después de leer por primera vez la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), decidí volver a leerla para asegurarme de haberla entendido toda. Pasé horas examinando las cifras prorrateadas y pensando sobre la estructura de los organismos gubernamentales para ver si tenían sentido y si verdaderamente reflejaban los principios encarnados en el Preámbulo. Este documento era tan distinto y original que compré ejemplares adicionales para dar a varios amigos y familiares.

En ese período, las conversaciones que había sostenido con ellos sobre el futuro de la sociedad y la importancia de seguir los escritos de Bob Avakian aparentaban no ir a ninguna parte. Algunos amigos míos tenían una larga trayectoria de activismo político. Por un lado, parecía que estábamos de acuerdo en general sobre el motivo (los valores) de nuestra lucha, pero por otro lado hacían preguntas muy exigentes sobre el “resultado” de una revolución las que requerían mejores respuestas que las que yo podía darles. Por ejemplo, muchas preguntas que planteaban tenían que ver con la relación entre el partido revolucionario y el nuevo gobierno. Consideraba que hacía falta aplicar un enfoque nuevo para hacer “reales” estas preguntas y preocupaciones.

El Proyecto de texto, a mi parecer, ayudaría a mis amigos a ver estas cuestiones con otros ojos, y cómo los adelantos pioneros de Avakian —tales como el “núcleo sólido, con mucha elasticidad”— sentaban una base más científica para hacerlo. Para mí, la lectura del documento me obligó a considerar a los principios no como abstracciones, sino como valores que se reflejan en las reglas que rigen la sociedad. Desde la perspectiva de una sociedad justa y revolucionaria, ¿cuáles valores es necesario redactar en las leyes? A partir de eso, ¿cómo se debe gobernar la sociedad —el gobierno, los tribunales, las entidades legislativas, las elecciones— y, quizás de mayor importancia, ¿en qué dirección debe avanzar la sociedad?

Cabría que las personas interesadas en todos los niveles de la sociedad y de todos los sectores sociales exploraran el Proyecto de texto. ¿En qué tipo de sociedad valdría la pena vivir y por cuál tipo de sociedad valdría la pena luchar para crear? ¿Cómo podríamos manejar esa sociedad en beneficio de la humanidad? ¿Qué papel se esperaría que desempeñara cada ciudadano (¡y nos referimos a ustedes y a mí!) en una sociedad así? (Esa es una pregunta que nunca se me había ocurrido hasta que leyera el Proyecto de texto). El documento habla en términos muy concretos sobre la aplicación de principios revolucionarios y es un reto para aquellos que quieren y necesitan un mundo mejor.

 

 

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