Richard E. Frankel, profesor de la historia moderna de Alemania, sobre el indulto de Trump al alguacil antiinmigrante Arpaio: “Para este estudioso de la historia de Alemania, las implicaciones son ominosas”

15 de octubre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Richard E. Frankel es profesor asociado de la historia moderna de Alemania en la Universidad de Luisiana en Lafayette y autor de Bismarck’s Shadow: The Cult of Leadership and the Transformation of the German Right, 1898-1945 [La sombra de Bismarck: El culto de liderazgo y la transformación de la derecha alemana, 1898-1945]. Lo siguiente salió originalmente en historynewsnetwork.org, sitio web de la Facultad Colombina de Artes y Ciencias en la Universidad George Washington.

En agosto de 1932, en la ciudad de Potempa, nueve soldados nazis asesinaron a un partidario del Partido Comunista de Alemania, dándole muerte a patadas en su propio apartamento mientras su familia lo presenciaba horrorizada. Condenaron a seis de los nazis, cinco con la pena de muerte. Después del veredicto, Hitler les envió un telegrama en el que les declaró su “lealtad ilimitada”. Poco después de que llegó al poder en 1933, indultó a los asesinos. Aunque el ex aguacil Joe Arpaio nunca asesinó a nadie dándole de patatas, su indulto por el presidente Trump plantea paralelismos inquietantes.

Al llegar al poder, Hitler enseguida indultó a sus aliados que habían perpetrado atroces crímenes contra aquellos considerados enemigos de la nación. ¿Cómo evaluamos el indulto de Trump a un aliado político, un hombre debidamente condenado por privarles sistemáticamente de sus derechos constitucionales a las personas que Trump nunca consideró parte del Estados Unidos de Trump? Siendo yo profesor de la historia moderna de Alemania, esta administración de Trump me parece proporcionar con regularidad recuerdos tan desagradables del pasado oscuro de Alemania. ¿Qué nos puede enseñar la historia alemana en relación con este último episodio? ¿Cómo, por ejemplo, nos ayuda a entender mejor a Hitler su indulto de los asesinos de Potempa? ¿Qué consecuencias tuvo para el desarrollo del Tercer Reich? ¿Y cómo este conocimiento nos ayuda a entender mejor a Trump y el peligro que su indulto para Arpaio representa para el futuro de Estados Unidos?

Muchos estadounidenses creen que nuestras instituciones y tradiciones legales establecidas desde hace mucho tiempo resistirán cualquier intento de Trump de socavar el estado de derecho. Después de todo, el nuestro es un gobierno de leyes, no de personas. Pero ¿cuánto consuelo, realmente, deberíamos sacar de tales tradiciones? Aquí, la historia alemana proporciona una lección espantosa. Los alemanes también se enorgullecían de la tradición de muy larga data del Rechtstaat — un estado bajo el estado de derecho. Aquí, uno puede estar en desacuerdo con la ley, pero uno puede estar seguro de que se aplicará de manera consecuente. Lo que vemos con Hitler es su determinación de destruir esa tradición, así como la notable facilidad y velocidad con la que pudo hacer precisamente eso.

El 27 de febrero de 1933, menos de un mes después de que Hitler llegó a ser Canciller, el edificio del Reichstag estalló en llamas. Echando la culpa a los comunistas, Hitler suspendió las libertades civiles y dio a la policía poderes extraordinarios para registrar y arrestar. Luego pidió la muerte para el presunto incendiario Heinz van der Lubbe. Que el prender incendios no era una ofensa capital no le molestó en lo más mínimo. Después de alguna resistencia al principio, el Ministerio de Justicia escribió el Lex van der Lubbe que permitió retroactivamente la ejecución. En cuestión de meses, el Rechstaat, de siglos de antigüedad, estaba dando paso a un sistema en el cual la ley y la voluntad del Führer eran la misma.

Cuando Hitler indultó a los asesinos de Potempa y persuadió a su Ministerio de Justicia a fabricar el Lex van der Lubbe, dio dos señales claras. Primero, su indulto de los asesinos de Potempa dejó claro el límite de la comunidad nacional de Hitler. Los comunistas eran excluidos. El significado de la barrera que separa a “nosotros” de “ellos” es el valor que uno da a la vida de aquellos que están más allá de esa barrera. Para algunos, su destino no era motivo de preocupación. Para otros, digamos los comunistas o los judíos, matarlos era, de hecho, algo bueno.

Al exigir el Lex van der Lubbe, Hitler anunció que en el Tercer Reich, la ley serviría las necesidades de la comunidad nacional. Y era Hitler el que determinaría cuáles eran esas necesidades. Con el tiempo, las acciones dentro de este ambiente sin ley se radicalizarían de tal manera que la tortura, la violencia y el asesinato periódico se volvieran más frecuentes y sistemáticos hasta llegar al nivel del genocidio. Afortunadamente todavía no estamos en ese nivel, pero al menos con la experiencia alemana tenemos un ejemplo de hasta dónde las cosas pueden llegar si no son desafiadas. ¿Qué debemos sacar de esa experiencia para nuestra situación actual?

¿A qué clase de persona elogió el presidente, para después indultarlo? ¿Quién es Joe Arpaio, el ex aguacil del condado de Maricopa, Arizona? Un hombre que practicaba con regularidad el perfil racial en su búsqueda obsesiva de latinos indocumentados, aterrorizando a toda una comunidad étnica. Y cuando le ordenó un juez de la corte federal a que detuviera esas prácticas, Arpaio no le hizo caso y siguió violando los derechos constitucionales de ciudadanos estadounidenses. Restableció la práctica de trabajos forzados por presos encadenados en grupos. Sus guardias atormentaban y golpeaban despiadadamente a los internos, a veces hasta la muerte. También se jactaba de operar un “campo de concentración”, una ciudad de carpas que construyó en el que los internos padecerían el calor de 110 F / 43 C grados en el desierto de Arizona sin aire acondicionado. Y para resumir su actitud hacia la ley, rechazó la crítica como “tonterías sobre derechos civiles”. Por nada de lo de arriba se disculpó Joe Arpaio, ni siquiera indicó ningún sentimiento de remordimiento.

¿Qué señal envía Trump con su indulto de un hombre de esa calaña? Al indultar a una persona que tan descaradamente y sin remordimientos viola los derechos constitucionales de la gente y hace caso omiso de todo esfuerzo judicial para corregirlo, el presidente señala que él y los que piensan como él son los que van a determinar la ley. Ningún tribunal debería ser capaz de poner límites a ese poder. Al indultar a un hombre que maltrató tan descaradamente a poblaciones específicas, nos está diciendo que la ley no se aplica de forma igual. No hay duda que los latinos reciben un mensaje muy espantoso de que el presidente claramente no siente la misma preocupación por su bienestar como siente por otros estadounidenses más blancos dentro de los límites de su comunidad nacional ideal. Para este estudioso de la historia de Alemania, las implicaciones son ominosas.

¿Adónde llevó tal enfoque hacia la ley en Alemania? Apenas un año después de los indultos de Potempa, durante lo que llegó a conocerse como la Noche de los cuchillos largos, Hitler arrestó y ejecutó sin juicio a unos 80 líderes de las Tropas de Asalto y otras 200 personas con las que tenía pleitos. En cuestión de días, el ministro de Justicia Franz Gürtner, que ya había aceptado el Lex van der Lubbe el año anterior, aprobó una ley que legalizó retroactivamente los asesinatos como una medida excepcional en defensa del estado contra la traición.

Joe Arpaio no mató a patadas a una persona inocente como lo hicieron los asesinos de Potempa, aunque mucha gente murió innecesariamente y agonizante bajo su custodia. Pero en una sana sociedad democrática liberal gobernada por el estado de derecho, ¿debería ser realmente eso el estándar? No cabe duda que Arpaio violó incluso las normas más básicas de respeto a la ley y que impuso una miseria indescriptible a miles y miles de personas no condenadas de ningún delito. Potempa no debe ser el estándar de lo que constituye el comportamiento inaceptable. Ya tenemos nuestro propio ejemplo claro con el comportamiento de Joe Arpaio y la aprobación de ese comportamiento por el presidente Trump, lo que debería ser más que suficiente. Porque una vez que alcancemos el nivel de Potempa, puede ser demasiado tarde para recuperarse.

 

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