Puerto Rico: ¡EMERGENCIA!
La gente todavía sufre duras penurias, la respuesta del régimen de Trump sigue siendo deliberadamente racista, mezquina y mortífera

15 de octubre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Ya son casi tres semanas desde que el huracán María azotó a Puerto Rico, y los habitantes aún confrontan una emergencia grave de vida o muerte, gracias a la historia de saqueo imperialista estadounidense de la isla, y ahora por la falta deliberadamente racista, mísera y mortífera de socorro por el régimen de Trump y Pence. (Vea "La respuesta de Trump al huracán María: Asesino desprecio racista por la vida y la dignidad del pueblo puertorriqueño")

Una crisis médica de vida o muerte

Más del 90 por ciento de Puerto Rico sigue sin servicio eléctrico, y la mitad de la población sigue sin agua potable, según las estadísticas de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) publicadas el 4 de octubre. La cifra oficial de muertos ha subido de 16 a 34, y la falta de luz y agua pone en riesgo a decenas de miles, por agua contaminada, falta de aire acondicionado y refrigeración, y otras condiciones. Por lo mismo, los hospitales y el sistema de servicio de salud siguen severamente afectados, y muchas personas siguen sin medicinas ni suministro médico.

El médico y corresponsal del New Yorker Dr. Sanjay Gupta escribe, “Por falta de insulina, medicamento para la alta presión, y antibióticos, cosas ampliamente disponibles en cualquier farmacia local en los Estados Unidos continentales, la gente en Puerto Rico morirá —está muriendo— muertes prevenibles… Posiblemente decenas de miles de personas resistentes que sobrevivieron el huracán ahora batallan para sobrevivir sus secuelas. Están balanceadas en el borde, casi sin reservas… Cuando usted oye que la cifra de muertes ha superado la cifra oficial actual de 16, sepa que casi todas las muertes adicionales no tuvieron que ocurrir. Eran prevenibles”.

Agrava aún más la situación es una crisis financiera de Medicaid en Puerto Rico. La mitad de las 3.5 millones de habitantes de la isla dependen de Medicaid para su cobertura médica, pero ahora, según The Hill, se le están acabando los fondos para mantener el programa, y es posible que se lo quiten a 900.000 personas, en cuestión de unos meses, si el Congreso no asigna los fondos para evitarlo.

Mientras los puertorriqueños sufren y mueren, Trump juega con rollos de cocina

El martes, 3 de octubre, Trump visitó Puerto Rico. Hizo unas promesas vagas de ayudar a la isla. Y como una broma racista e insensible, en burla del nivel de ayuda que se está entregando a Puerto Rico y del sufrimiento del pueblo puertorriqueño, “distribuyó” —es decir, aventó, como si estuviera jugando básquet— rollos de cocina a un pequeño grupo de espectadores en uno de los vecindarios más lujosos de San Juan, la capital puertorriqueña. Su secretaria de prenso dijo que los presentes “se divertían”. Eso en un momento en que cientos de miles de puertorriqueños se las veían negras para sobrevivir. ¿Qué hubiera sido la respuesta pública si Trump hiciera semejante babosada en Miami tras el huracán Irma, o en Houston tras el huracán Harvey?

Más tarde hizo una promesa deliberadamente vana de acabar con la deuda puertorriqueña de $73 mil millones de dólares. Su director de presupuesto Mick Mulvaney se apuró a revertirla; “aclaró” que no se debían tomar literalmente las palabras de Trump, que “Se está lidiando con esos bonos, se lidiaba con ellos antes de la tormenta, se lidiará con ellos después de la tormenta, por medio del proceso PROMESA”. (El proceso PROMESA es, en esencia, un programa de austeridad despiadada que impusieron a Puerto Rico y que contribuyó al severo deterioro de su infraestructura y el mayor empobrecimiento de su población.) En otras palabras, los imperialistas no tienen ninguna intención de reconstruir a Puerto Rico y mucho menos de satisfacer las necesidades básicas de la gente ahí; al contrario, van a seguir desangrando la isla.

Oxfam: “Estamos indignadas por la lenta e inadecuada respuesta”

A pesar de las mentiras flagrantes de Trump sobre el “gran trabajo” que ha hecho y sus promesas vanas de ayuda, y la afirmación de FEMA de que “se están haciendo progresos”, la vida sigue siendo un infierno para la gente. Informes desde la isla describen que los oficiales de FEMA llenan formularios y encuestas, pero poca ayuda sale de las ciudades principales hacia donde más se necesita. Un oficial de FEMA dijo que un camino particular era intransitable, pero un noticiero inmediatamente lo transitó e informó que era transitable. Tampoco aparecen las flotas de helicópteros —de los cuales Estados Unidos posee miles— para transportar víveres urgentes a las zonas lejos de las ciudades principales en esta isla montañosa.

La alcaldesa de San Juan tuiteó, “Se desmorona servicio eléctrico en hospital San Juan y se trasladan a 4 pacientes. He pedido ayuda a FEMA. ¡NADA!” y “Duele cada vez más entender que el pueblo norteamericano quiere ayudar y el gobierno EEUU no quiere. ¡NOS HACE FALTA AGUA!”

Cuando le preguntaron al jefe de FEMA sobre las solicitudes de ayuda por la alcaldesa, escupió este desdén racista: “Hemos filtrado a la alcaldesa desde hace mucho tiempo” y “no tenemos tiempo para el ‘ruido político’”. Exactamente. FEMA no está ahí para satisfacer en realidad las necesidades del pueblo puertorriqueño y no tiene “tiempo” para sus solicitudes de ayuda para salvar vidas. (El jueves, FEMA quitó de su sitio web las estadísticas sobre cuántas personas aún quedan sin luz y agua; después de que se le cuestionó en público esa acción, volvió a publicar las estadísticas).

La respuesta estadounidense a la crisis en Puerto Rico ha sido tan negligente —es decir, asesina— que la organización internacional de socorro Oxfam se sintió obligada a publicar un comunicado insólito de condena el 2 de octubre:

Oxfam ha monitoreado de cerca la respuesta en Puerto Rico, y estamos indignados por la lenta e inadecuada respuesta que el Gobierno de Estados Unidos ha montado en Puerto Rico. El agua potable, los alimentos, el combustible, la electricidad y la atención sanitaria están escasos y están disminuyendo rápidamente, y estamos escuchando excusas y críticas de la administración en lugar de una respuesta cohesiva y compasiva. Los Estados Unidos tienen recursos más que suficientes para movilizar una respuesta de emergencia, pero no lo ha hecho de manera rápida y robusta.

Haciendo Puerto Rico inhabitable

Por fin, los vuelos aterrizan y despegan del aeropuerto de San Juan, pero ahí las escenas son desgarradoras — e indignantes. Se marchan miles de personas —muchas de ellas jóvenes a las que sus padres las están sacando de la isla— porque ya no pueden vivir ahí de una manera normal, y se les pone en peligro la salud. Otras llegan. Muchas veces son parientes que han gastado cientos o miles de dólares en la compra de víveres y vuelan a Puerto Rico para entregarlos personalmente a sus seres queridos. Esto en sí revela la insuficiencia criminal del “socorro” por parte de Trump y Pence.

Todo lo anterior plantea el espectro de una despoblación masiva de la isla. Para colmo de un siglo de saqueo imperialista estadounidense de la isla, esto constituiría otro terrible ultraje más y un crimen de lesa humanidad.

Como concluimos en nuestra cobertura la semana pasada, “Estas políticas verdaderamente son genocidas, y hay que condenarlas y oponerles resistencia. Hay que sacar este régimen del poder. Y hay que derrocar este sistema imperialista, aquí y por todo el mundo, lo más pronto posible.”

 

 

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