El general “Gran Esperanza” Kelly a todo vapor fascista, en todos los frentes

25 de octubre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Millones de liberales y progresistas que detestan a Trump han estado esperando, de hecho, han estado contando con el jefe del gabinete, el general John Kelly, así como con otros generales de la administración (McMaster y Mattis) para que se porten “como los adultos en el salón” — los hombres militares dignos, disciplinados y (¡aparentemente!) adversos a la guerra que le iban a contener al fascista Trump y proteger al mundo de su feroz supremacía blanca, misoginia, xenofobia y descontrolado patrioterismo nuclear.

El 19 de octubre esas ilusiones —e ilusiones propias— quedaron al desnudo cuando el general Kelly habló ante los micrófonos durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca para tratar de suprimir un escándalo sobre la insensible y ligera llamada telefónica de Trump a la familia de La David Johnson, un soldado negro que murió en una guerra secreta de Estados Unidos en Níger.

Con entusiasmo y voluntad Kelly avanzó a todo vapor trumpista fascista en todos los frentes. (Ver acta del discurso aquí [en inglés].)

Respaldó plenamente lo que está haciendo Trump, invocando cínicamente la muerte de su hijo como capital político, y arremetió contra una legisladora negra de Florida con un ataque racista lleno de mentiras. Luego, Kelly, este supuesto “hombre de integridad” ofreció una grotesca y llorona celebración de esa época, cuando “de niño” —los años 1950 y principios de los 1960— las “mujeres”, la “religión”, la “dignidad de la vida” y, por supuesto, el servicio en las fuerzas armadas de Estados Unidos, eran cosas “sagradas”.

¿Recuerdan esos “días melancólicos”? Cuando los militares yanquis redujeron completamente a cenizas a Corea del Norte, y dejaron a millones muertos. Los días cuando a los jóvenes negros como Emmett Till los torturaban salvajemente y los linchaban por supuestamente violar el código racista que gobernaba la vida de todos los negros, y de jurados de puros blancos que exoneraban a los asesinos. Los días cuando los defensores de los derechos civiles como Andrew Goodman, Mickey Schwerner y James Chaney fueron secuestrados, torturados y asesinados por el Ku Klux Klan, con la ayuda de la policía. (Y éstos eran solamente tres casos entre las dos docenas de asesinatos brutales y racistas cometidos en Misisipí en esos años.) Cuando la mujer no podía tener una cuenta bancaria sin el permiso de su esposo y según las leyes, el hombre podía violar a su esposa. Los días cuando cualquier tarado, chusma, klanista o policía que quería “festejar” podía arrebatar “la dignidad de la vida” o tal vez la vida misma, en un instante, a quien no consideraban un cristiano blanco devoto, heterosexual.

Eso es lo que Kelly anhela. Eso (y cosas mucho peores) es lo que el régimen al que él sirve voluntariamente quiere volver a imponer a la fuerza, bajo un dominio fascista aún más bárbaro.

Al servicio de esta agenda, el tema central de Kelly fue la adulación, la santidad y la santificación de las fuerzas armadas yanquis — un elemento central del régimen fascista de Trump y Pence. Kelly exaltó al servicio militar como algo “sagrado”. Elogió a los soldados que cometen crímenes de guerra de un rincón del mundo al otro, diciendo que son “el mejor 1% que produce este país” y “los mejores hombres de la Tierra”. ¿Por qué? Porque “están cumpliendo con el mandado de la nación por todo el mundo”. “Van a donde les mandamos… A veces grandes cantidades de ellos van para invadir a Afganistán e Irak” o a cualquiera de decenas de otras avanzadas que tiene — construyendo y manteniendo bases de aviones no tripulados, entrenando a fuerzas reaccionarias locales, apuntalando a dictaduras salvajes y cumpliendo otras “misiones” al servicio del mayor imperio de la esclavización y la opresión que el mundo haya conocido. [énfasis agregado]

Eso, en boca de un general que como comandante del Comando Sur llevó a cabo una “supervisión agresiva” de los detenidos en la cámara de tortura conocida como Guantánamo, que incluía “los castigos de hacerles comer a la fuerza, meterles en el calabozo y balas de goma”, según el Center for Constitutional Rights (Centro pro Derechos Constitucionales; en inglés).

¿Y cómo tratan a las mujeres esos “mejores hombres” de la tierra? Con una epidemia de violaciones: contra las mujeres en los países que ocupan así como contra los soldados rasos femeninos, que dicen que tienen miedo de ir a hacer sus necesidades de noche por temor a que las ataquen sus “compañeros en armas”.

Kelly se negó a tomar preguntas de periodistas que no podían confirmar una conexión personal con algún soldado estadounidense muerto en combate (y los reporteros se sintieron obligados a prologar sus preguntas agradeciéndole a Kelly por su servicio militar). Al día siguiente, la secretaria de prensa de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders les advirtió a los reporteros que señalaban las mentiras de Kelly que era “sumamente inapropiado” “debatir… con un general de cuatro estrellas de la Marina”.

Mejor dicho, los militares sagrados tienen el derecho de rechazar las preguntas provenientes de quien no sea ex soldado o no tenga familiares de alguien que ha muerto en una de las invasiones yanquis — o cualquier pregunta, ¡aunque se trate de descaradas mentiras! Todo ello muy parecido a las juntas militares abiertas donde “insultar” a las fuerzas armadas conlleva una pena severa de delito penal. Como Masha Gessen señaló en El New Yorker [en inglés], la conferencia de prensa de Kelly “podría servir de vislumbre de cómo sería un golpe de estado en este país…”.

Por lo tanto, mis queridos liberales:

¿ESTO es el que esperaban que fuera a refrenar a Trump? ¿Este puerco que ya en más de una ocasión ha acudido al rescate de Trump de esta misma manera, y que ahora ha salido a todo vapor de su clóset fascista? ¿“Elegir” entre una dictadura militar o la locura fascista — cuando probablemente uno terminará con ambas cosas? El tiempo de esas esperanzas ya pasó hace mucho. De hecho, la hora de hacerle frente a la realidad —de que esto SOLO va a empeorarse, como vemos de una u otra manera ofensiva cada semana y a veces a diario— ya pasó desde hace mucho. Y la hora de hace la ÚNICA cosa que se puede hacer —de expulsar al régimen— está AQUÍ. El 4 de Noviembre: Se inicia.

 

 

 

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