Del Club Revolución-Chicago

La saga de una pancarta

30 de noviembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Un par de nosotros en el Club Revolución recientemente nos reunimos con dos estudiantes en la universidad Columbia College y les mostramos la primera página de su propio periódico el Columbia Chronicle. “¿Ven esa pancarta? Dice ‘Oye Trump, de aquellos a los que te gusta satanizar: Tú y tu PANDILLA en la Casa Blanca son los VERDADEROS matones y PELIGRO para la humanidad. ¡En nombre de la humanidad, LOS EXPULSAREMOS, CARAJO!’. Pero miren más de cerca. ¿Ven las firmas? Esas son algunas de las personas satanizadas, en el Barrio Sur y en las escuelas secundarias, que pusieron su nombre en la pancarta.” Uno de los estudiantes estaba al borde de las lágrimas al darse cuenta de lo que estaba mirando y al escuchar la historia de la pancarta.

El Club Revolución ha trabajado entre las personas más oprimidas, consignadas a un futuro en que las asesina la policía, o las encarcela, o las explota brutalmente. Estos son jóvenes que ahora están atrapados en hacer lo que este sistema quiere que hagamos, matarnos unos a otros. Hemos estado trabajando para lograr que las personas reconocieran a su verdadero enemigo e hicieran causa común con la gente del mundo para hacer una revolución para derrocar al sistema que las tiene en estas condiciones, y para conectarlas con el liderazgo que tenemos para esa revolución, Bob Avakian. Estas son personas constantemente satanizadas y amenazadas por Trump y Compañía en formas que hacen eco literal de las palabras genocidas de Hitler sobre cómo lidiar con criminales judíos y limpiar los ghettos judíos.

Así que en el período previo al 4 de noviembre, cuando Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org) convocó protestas en todo el país para comenzar un movimiento de movilizaciones en masa para expulsar al régimen fascista de Trump y Pence, hicimos esta pancarta para desmentir las calumnias de Trump y sus fanáticos, con las que utilizan a los jóvenes de Chicago como un saco de boxear para justificar casi cualquier cosa, incluidos las marchas abiertas de los KKK y los neonazis (que en realidad han matado a gente), y para callar a las personas que protestan.

La llevamos a muchas partes de Chicago para que la gente vea que este era el escenario en que actuaban al firmar la pancarta. Lo llevamos al Barrio Sur y las escuelas secundarias principalmente. Muchas personas que firmaron la pancarta tenían una idea de cómo se pintan a ellas y a otras como ellas, y aprovecharon la oportunidad para agregar su nombre a este mensaje a Trump, y luego hicimos que participaran algunas de esas personas y otras en una entrega especial de esta pancarta a Trump Tower.

Una de las primeras paradas de la pancarta fue en Kenwood High School, donde la policía se acercó, hizo sonar las sirenas y empujó a los estudiantes a que se nos alejaran, y ante esto, varios estudiantes se acercaron y firmaron la pancarta. En un vecindario, varios jóvenes en “la vida loca” la firmaron con gran gusto cuando vieron lo que decía y escucharon que la íbamos a entregar, al mismo tiempo que luchábamos tajantemente con ellos para que salgan de la trampa de enemistarse unos a otros y que entren en la revolución para emancipar a la humanidad, revolución que cuenta con dirección y una estrategia para ganar.

Cuando entregamos la pancarta, los agentes de seguridad de Trump Tower se negaron a llamar al gerente para que aceptara la pancarta. En lugar, llamaron a la policía. Mientras la policía se juntaba, las personas que habían venido a entregar la pancarta gritaron su mensaje al unísono.

La pancarta se llevó a la protesta el 4 de noviembre, donde formaba parte de las pancartas en la cabeza de la marcha de ese día. No fue suficiente la asistencia en esa marcha de las personas que formaron parte de la firma de la pancarta y su entrega a Trump Tower, pero es importante no sólo que sí asistieron algunos, sino también que esta voz y mensaje cruciales hayan estado presentes.

Este impacto se magnificó en la próxima parada del recorrido de esta pancarta cuando, una semana más tarde, apareció en la portada del Columbia Chronicle una foto de la marcha del 4 de noviembre con la pancarta en frente, junto con un artículo sobre el 4 de noviembre.

Un par de miembros del Club Revolución fuimos a Columbia College después de que salió este artículo de primer plano y conseguimos 100 copias del periódico con el artículo para distribuir en el Barrio Sur, lugar donde ese periódico rara vez alcanza. Lo hicimos para que la gente allí supiera del impacto que tenían, cómo esto fortalece al movimiento muy necesitado para expulsar el régimen de Trump y Pence, y la potencial de que los estudiantes y la gente básica se influenciaran unos a otros de modo positivo.

También hemos comenzado a forcejear con nuevas ideas sobre cómo maximizar esta influencia mutua. Una idea que surgió, por ejemplo, fue contar esta historia a más estudiantes y compartir sus respuestas con personas del Barrio Sur y viceversa. Otra idea es que los estudiantes hagan y firmen una pancarta, así tomando partido con las personas que son satanizadas de esta manera.

 

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