Los gobernantes de Estados Unidos quieren que ustedes usen su imaginación… para aceptar el genocidio contra los coreanos

6 de diciembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Después de que Corea del Norte anunció su última prueba de misiles balísticos la semana pasada, las voces en la clase dominante en Estados Unidos aumentaron aún más el nivel de las amenazas de guerra y la preparación de la opinión pública para la guerra. Donald Trump declaró ominosamente: “Lidiaremos con de esto”. Su secretario de Defensa, el general James “Mad Dog” [Perro Rabioso] Mattis, acusó a Corea del Norte de construir “una amenaza de misiles balísticos que pone en peligro la paz mundial, la paz regional y ciertamente a Estados Unidos”.

El senador Lindsey Graham, una figura clave en el establecimiento militar y de “seguridad nacional” de Estados Unidos, dijo “vamos en camino a la guerra si las cosas no cambian” y advirtió a China sobre “lo que sucede en su patio trasero si atacamos a Corea del Norte”.

Jugando su papel en promover el miedo sobre la “amenaza” norcoreana, el New York Times publicó una serie de artículos y un informe de video de que el último misil norcoreano supuestamente es “mucho más grande”, “más avanzado” y “más destructivo” que cualquier otro anterior. Otros relatos en los medios de comunicación preguntaron qué tan “preparada” está la población en Estados Unidos para posibles ataques nucleares, incluidos simulacros de un ataque a una ciudad como Los Ángeles. Lo que plantea la pregunta: ¡¿Dónde están los artículos sobre la amenaza mucho mayor e inmediata de los ataques estadounidenses contra Corea del Norte y los simulacros de un ataque nuclear estadounidense sobre los millones de niños, mujeres y hombres en Pyongyang y otras ciudades y pueblos de Corea del Norte?!

Una guerra de Estados Unidos en contra de Corea del Norte —cualquiera que sea la justificación específica sobre quién “disparó primero”— sería un crimen inmenso y supondría un tremendo peligro no solo en la península coreana y la región, sino en todo el mundo. La península de Corea está fuertemente militarizada y densamente poblada, e incluso una guerra “convencional”, que comienza con el uso de armas no nucleares, causará muerte y destrucción catastróficas y podría convertirse rápidamente en una guerra nuclear. Los expertos dicen que una guerra de este tipo podría resultar en la pérdida de un millón de vidas en solo el primer día.

Anteriormente, en el verano, el presidente del Estado Mayor Conjunto, el general de marines Joseph Dunford, explicó la lógica que los gobernantes quieren que la gente trague. Dunford dijo que para Estados Unidos, usar la “opción militar” contra Corea del Norte “no es inimaginable” aunque, según sus palabras, “cualquier persona que haya vivido desde la Segunda Guerra Mundial nunca ha visto la pérdida de vidas que podría ocurrir si hay un conflicto en la Península Coreana”. Dunford agregó que lo que es “inimaginable” sería “permitir una capacidad que permitiría que un arma nuclear caiga sobre Denver, Colorado” — en otras palabras, que el régimen norcoreano desarrolle una fuerza disuasiva nuclear que podría desalentar o impedir que Estados Unidos lance un ataque total, y que podría hacer que Estados Unidos parezca débil ante sus potencias rivales y los que desafían su dominio alrededor del mundo.

Por lo tanto, bajo esta lógica, es perfectamente “imaginable” y aceptable que Estados Unidos —la potencia militar más grande y destructiva del mundo con mucho, con miles de armas nucleares— no solo amenace sino lance una guerra genocida para aniquilar a un pequeño país de 25 millones de personas. Y la gente en Estados Unidos no debe extender su imaginación más allá de mí, yo, yo —los supuestos intereses de mí mismo, mi familia y mi país— interpretados de la manera más estrecha posible.

Para cualquier persona con un mínimo de humanidad, esa forma de pensar debería ser completamente repelente e inaceptable. Pero esta lógica criminal es precisamente la que los gobernantes de Estados Unidos intentan lograr que la gente de este país acepte e incluso apoye.

Las medidas que utilizan los gobernantes son las de avivar el miedo y adoctrinar a la gente con el punto de vista de que lo más importante es mantener a Estados Unidos y los estadounidenses “a salvo”. Escuche lo que dijo Lindsey Graham, que se pinta como una de las fuerzas más “cuerdas” entre los republicanos, sobre lo que Trump le contó a su cara: “Si va a haber una guerra para detener [a Kim Jong Un, el líder del régimen de Corea del Norte], será por allí. Si miles mueren, van a morir allí. No van a morir aquí”. (Énfasis añadido)

Este es el tipo de cálculo monstruoso, inmoral e imperialista en que usted caerá, y en que se hará cómplice, si se encuentra asintiéndose con la cabeza ante toda esa palabrería belicista sobre la “amenaza” norcoreana que vomitan Trump y Pence y sus generales, así como los republicanos y demócratas en el Congreso y los grandes medios de comunicación, desde Fox y Breitbart hasta MSNBC y el New York Times.

¡NO! ¡La vida de los estadounidenses no es más importante que la vida de otras personas!

No hay NINGUNA justificación en absoluto para una acción militar o guerra preventiva estadounidense contra Corea del Norte, ni para el uso de armas nucleares.

A aquellos que dicen que una guerra estadounidense que mate a millones de personas en la península coreana es “inimaginable”: La matanza estadounidense de tres millones de coreanos en la década de 1950 y de tres millones de vietnamitas en la década de 1960, así como innumerables horrores más, no solo fueron imaginados sino que realmente fueron llevados a cabo por los imperialistas estadounidenses en el pasado.

Y ahora, con el régimen fascista de Trump y Pence esforzándose para consolidar el control, el peligro inmediato para el pueblo de Corea —y, de hecho, para toda la humanidad— se intensifica grande e intolerablemente. Se presentan dos opciones ante todo el mundo: Negarse a reconocer los horrores que el régimen de Trump y Pence planifica abiertamente o incluso aceptarlos. O hacer todo lo que está a su alcance para prevenir esos horrores.

 

 

 

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