Dos puntos sobre Donald Trump, el debido proceso legal y el horror infligido a las mujeres
17 de febrero de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us
Después de que dos hombres de su administración fueron acusados de agresión y abuso contra sus esposas, Donald Trump denunció la falta del debido proceso legal. Dos puntos al respecto:
Uno: el debido proceso legal para los acusados pero que aún no estén condenados por crímenes es de hecho extremadamente importante, tan importante que no debe aplicarse selectiva y demagógicamente. Sin embargo, Donald Trump se apresuró a sacar anuncios de plana entera que exigían la ejecución, mucho tiempo antes del juicio, para cinco adolescentes negros y latinos (que llegaron a ser conocidos como los “5 del parque Central”), que fueron acusados de violar a una mujer blanca en Nueva York en 1989. La asquerosa treta de Trump fue parte de uno de los ejemplos más tristemente célebres de un juicio perverso convertido en un circo mediático en los tiempos contemporáneos. Cuando se demostró que ese juicio era una parodia de la justicia, con todo y el encubrimiento del verdadero violador por la policía, y las penas fueron revocadas, mucho tiempo después de que los hombres habían cumplido años de prisión, Donald Trump aún hoy exige que se vuelva a encarcelarlos. Con despreocupación, Donald Trump ha acusado de delitos a sectores enteros de la población y ha pedido abiertamente que la policía brutalice a las personas que detiene. Nadie debería prestar ni un comino de atención a lo que Donald Trump dice cuando se arropa con el manto del debido proceso legal. Su propósito es doble: defender a sus secuaces; y enturbiar las aguas de la discusión.
Dos: hay que tomar en serio a las mujeres que hacen denuncias de los abusos de sus maridos; con demasiada frecuencia, las fuerzas del orden y los familiares las descartan a la ligera, y se han perdido vidas, y por este motivo, muchas vidas más han sido destruidas. En Estados Unidos, más de 11.750 mujeres fueron asesinadas por sus parejas actuales o ex parejas entre 2001 y 2012; una de cada cuatro mujeres ha sido víctima de la violencia física severa por parte de sus maridos o parejas masculinas durante su vida. Hay demasiado en juego. Esto NO quiere decir violar el debido proceso legal; SÍ DEBE implicar poner en marcha un procedimiento donde la mujer puede ser protegida hasta que se determinen los hechos, mientras que también se protejan los derechos del acusado.
Necesitamos una sociedad completamente nueva, donde las mujeres nunca jamás tengan que temer las golpizas, la violación y el asesinato --los que prevalecen en esta sociedad cometidos por quienes afirman amarlas-- en tanto parte de un esfuerzo en toda la sociedad para superar y trascender toda la centenaria desigualdad y opresión de las mujeres. Eso requerirá una revolución, y nada menos. En este momento, tenemos que transformar la cultura en la que vivimos en una en la que el abuso y el asesinato de las mujeres NO se oculte debajo del tapete y las mujeres que enfrentan esto NO estén solas, sino que reciben apoyo; en la que los acusados de delitos, sin importar su “raza” o nacionalidad, cuenten con plenos derechos y medios para defenderse contra tales acusaciones; y en la cual “ser juzgado por los medios de comunicación” no es la forma en que se pronuncian los veredictos sobre nadie.
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