En medio de los auges de la furia de las mujeres…

Recordando a Kate Millett

Mary Lou Greenberg

15 de marzo de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Las fuertes y alegres Marchas de Mujeres en todo el país me hizo pensar en Kate Millet, quien murió el 6 de septiembre de 2017, unos pocos días antes de cumplir sus ochenta y tres años.

Kate Millett decía que ella era una “alborotadora”. Ella era escritora, artista y activista feminista radical desde los movimientos anti guerra y en pro de los derechos de las mujeres en los años 60. En el mejor sentido, ella se atrevía a desafiar y cambiar el status quo en muchas áreas, y en primer lugar el peso aplastante del patriarcado. Ella disfrutaba desafiar la misoginia, el odio y la crueldad hacia las mujeres de parte de los patriarcas políticos de diversas tendencias y disfraces, y retaba a otros a hacerlo también.

Ella está mejor conocida por su obra radical sobre la teoría, la historia y la crítica cultural, Política Sexual, publicada en 1970. En sus palabras, ella intentó “formular una visión sistemática del patriarcado como una institución política”, y por eso creó este libro que fue producto de su participación en el creciente movimiento de liberación de la mujer.

En Política Sexual, Millett se basó en el trabajo de historiadores, antropólogos y teóricos políticos, incluyendo a Friedrich Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, para criticar la noción de que el patriarcado, que incluye el matrimonio tradicional y la familia, es lo natural del orden social, que la dominación masculina y la sumisión femenina se basan en la biología y que, por lo tanto, son inevitables. Política Sexual reveló el “prejuicio masculino habitual” de Sigmund Freud en su teoría de la psicología femenina (una cosa muy atrevida para hacer en ese tiempo), y denunció la misoginia en las escrituras de iconos literarios como D.H. Lawrence, Henry Miller y Norman Mailer, entre otras cosas.

Millet terminó su libro con un llamado a “liberar a la humanidad de la tiranía de la categoría sexual-social y la conformidad con el estereotipo sexual, así como abolir la casta racial y la clase económica” y liberar a las mujeres de su “subordinación inmemorial”.

Sin embargo, Millet nunca dio el salto para comprender y aplicar un método y conocimiento completamente científico de la sociedad, y de diferentes maneras lo opuso. Esto incluye la forma en que el modo de producción, es decir, las formas en que la producción se lleva a cabo en la sociedad capitalista, determina y da forma a las relaciones y valores sociales, y también la necesidad de la revolución para dar lugar a nuevas relaciones productivas y sociales y valores totalmente nuevos como saltos hacia la liberación de las mujeres y la emancipación de la humanidad. Ella nunca se liberó de trabajar dentro del marco actual mientras intentaba cambiarlo radicalmente. Sin embargo, ella hizo contribuciones valiosas. Un ejemplo es su insistencia en que la opresión de las mujeres no está arraigada en la biología, ni es inevitable, lo que ayudó a abrir la mente de las personas a la posibilidad de un cambio real y a rechazar la dominación masculina.

Política Sexual salió con el impacto de un terremoto. La revista Time puso a Millet en su portada. En medio de la polémica y ataques vitriólicos, al lado de alabanza considerable, Política Sexual se convirtió rápidamente en un best-seller.

Después de su muerte, la escritora feminista Carol Adams escribió en el New York Times:

Era el libro de la Sra. Millett que nos hizo feministas... En 1963, Betty Friedan había llamado a “la mística de la feminidad” el problema sin nombre. Fue la Sra. Millett quien le dio un nombre —política sexual— y explicó su causa: la sociedad patriarcal. Al introducir el concepto de “patriarcado como una institución política”, ella equipó a sus lectores para que se convirtieran en sus propios teóricos de la cultura... ayudándonos a percibir las estructuras de poder en lo que previamente se había considerado un terreno apolítico: el hogar; la literatura; la relación romántica. Nos sentíamos tan libres darnos cuenta de que podíamos seguir su ejemplo. Podíamos utilizar este concepto fundamental en nuestros trabajos, nuestras escuelas, nuestros matrimonios — y en la política misma. La teoría importaba. Era capaz de propulsar un cambio real. (7 de septiembre de 2017).

Una amplitud de visión, conocimiento, creatividad y preocupación por la humanidad.

Millett tenía una amplitud de visión, conocimiento, creatividad y preocupación por la humanidad que podría llenar libros, y escribió muchos como, En pleno vuelo / Flying (1974) y Sita (1977) sobre su sexualidad y cuando salió como lesbiana; The Loony-Bin Trip [Viaje al manicomio] (1990) acerca de ser institucionalizada a la fuerza para una enfermedad mental, una denuncia de todo ese tratamiento; y The Politics of Cruelty [La Política de la Crueldad] (1994), una denuncia de la tortura de prisioneros sancionada por el estado.

Hay un par de ejemplos que yo quería compartir.

Kate Millett era artista visual además de ser escritora. En 1970, Millet fue denunciada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos por su obra de arte de una jaula de madera en la que estaba un inodoro de porcelana atascado por una bandera de los Estados Unidos. Con el título, “The American Dream Goes to Pot” [El sueño americano se va a pique], ella creó la obra para la exhibición de arte, “People’s Flag Show” [Exhibición del Pueblo sobre la Bandera] en la Ciudad de Nueva York.

En 1979, Millett y su pareja por mucho tiempo y esposa Sophie Keir viajaron a Irán poco después de que el Shah instalado por Estados Unidos fue expulsado y el nuevo régimen islámico reaccionario encabezado por el ayatolá Jomeini tomó el poder, una experiencia sobre la que escribió en Going to Iran [Ir a Irán] (1982). La invitaron a hablar en la celebración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo en Teherán. Poco después de su llegada, Jomeini anunció que todas las mujeres deben usar el velo (chador), y la celebración programada se convirtió en una gran marcha de protesta femenina, desafiando no solo a los mullahs sino a grupos de hombres enfurecidos empeñados en hacer cumplir las órdenes de Jomeini. Las dos participaron plenamente. Por eso fueron arrestadas y expulsadas de Irán. Años más tarde, algunas mujeres revolucionarias iraníes que habían sido parte de la marcha me dijeron que estaban encantadas de que Kate Millett se hubiera unido a ellas.

Kate Millett: Alborotadora hasta el final

Kate Millet tenía una magnanimidad intelectual y un espíritu radical inextinguible, y su importante trabajo teórico sigue resonando con la verdad, la perspicacia y la relevancia. A lo largo de su vida, ella continuó denunciando la crueldad y la injusticia, y trabajó con otros, inclusive los comunistas revolucionarios, de una manera abierta, no sectaria, llena de audacia y espíritu. Siempre fue apasionada sobre el derecho al aborto y los derechos de la comunidad LGBTQ. Ella participó en la Marcha de las Mujeres 2017 en Nueva York, asistió sentada en una silla de ruedas y orgullosamente sostuvo un letrero con su nombre.

En el gran esfuerzo por crear un mundo nuevo, estoy seguro de que el trabajo de Kate Millett, junto con su audaz espíritu alborotador, su amplitud de visión y su corazón alegre que conmovió e influyó a tanta gente, contribuirá a lograrlo.

 

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