La inhumanidad estilo “Estados Unidos Ante Todo”:

Niños refugiados arrebatados de sus padres

16 de mayo de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

“Ella podía oír los gritos de su hija en la sala adjunta, gritando, ‘¡Mami, no dejes que me lleven!’”

Imagínese que después de que usted y su hija de siete años hubieran sobrevivido la terrible faena de escaparse de la violencia en su país natal, de repente las arresten y le arrebaten a su hija después de solicitar asilo en la frontera Estados Unidos / México. ¿No es esta la peor pesadilla de un padre, que le arrebaten a su hijo o hija? Luego, sin su conocimiento o consentimiento, manden a su hija a un albergue en Chicago, a 3200 kilómetros del centro de detención cerca de San Diego donde usted está presa. Las prohíban verse por cuatro meses, y solo puedan hablar por teléfono cada dos semanas1.

Esta asquerosa inhumanidad hacia los niños de inmigrantes no es ninguna anomalía; ¡desde octubre de 2017, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos les ha quitado a los padres u otros adultos más de 700 niños —más de 100 de ellos menores de 4 años!

El daño para estos niños es irreparable. Los autores de un artículo de opinión-editorial del 28 de febrero de 2018 en el New York Times dicen que los estudios han demostrado que el separarles de su familia “puede causarles un estrés tóxico, que puede dañar el desarrollo del cerebro y conducir a condiciones crónicas como la depresión, el estrés postraumático y enfermedades del corazón2. De hecho, más de 200 organizaciones del bienestar de niños, justicia juvenil y desarrollo de niños firmaron una carta que exigía que el régimen de Trump y Pence cesara esta política. Tanto la American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de la Pediatría) como la American Medical Association (Asociación Médica Estadounidense) han condenado esa horripilante práctica.

Lo que estamos presenciando es una política consciente y calculada de este régimen abiertamente supremacista blanco y antiinmigrante. Haciendo caso omiso del derecho internacional con respecto al tratamiento de refugiados, el régimen de Trump y Pence perjudica cruelmente la vida de esos niños usándolos como chantaje, para mandar el mensaje a quienes en esos países estén considerando el riesgo de viajar a la frontera de Estados Unidos para solicitar el asilo: “No los queremos aquí, y no vacilaremos en torturar a sus hijos si ustedes vienen”.

Al mismo tiempo, el régimen de Trump y Pence anuncia a todo el mundo que en Estados Unidos FASCISTA de hoy: Hay que desdeñar a los inmigrantes, y a otros de color, y tratarlos como “el otro”, y “el problema”. Esta es el tipo de sociedad en la que ustedes viven — acéptenlo, o ustedes también estarán en las miras.

¿Pero cuándo les ha jamás importado un carajo la vida de estos niños a los gobernantes de este sistema capitalista-imperialista? ¿Cuándo le negaron la solicitud a Otto Frank, el papá de Anne Frank, cuya vida y muerte se han convertido en símbolo de los horripilantes crímenes que cometieron los nazis? ¿O cuando le negaron que anclara el transatlántico alemán MS Saint Louis que en 1939 se acercó a la costa estadounidense con más de 900 refugiados judíos que huían desesperadamente de la Alemania de Hitler, solo para tener que regresar a Europa donde cientos de los pasajeros perecieron a manos de los nazis?

¿Y qué de los largos y horrendos siglos de esclavitud, cuando los padres tenían que mirar mientras a sus niños los vendían en subastas enviándolos “río abajo” por el río Misisipí a dueños de esclavos a cientos de kilómetros de distancia, sin jamás volver a verlos? ¿Les importó un carajo el sinnúmero de vidas de niños y padres que destruyeron?

¿Les importó un carajo cuando llevaron a cabo el genocidio cultural de los pueblos indígenas norteamericanos a través de instituciones como los colegios pensionados para niños indígenas? Los gobiernos de Estados Unidos y Canadá obligaron a más de 100.000 niños indígenas a asistir a estas escuelas cristianas. Se llevaron a niños tan jóvenes como 5 años de edad a esas escuelas donde los mantenían apartados de sus padres por casi un año, mientras que literalmente les borraban toda identidad y cultura indígenas. Les daban cortes de pelo euroamericanos, les prohibían hablar su propio idioma, y les cambiaban el nombre tanto para “civilizarlos” como para “cristianizarlos”. Los niños también sufrían el abuso sexual, físico y psicológico. Como dijo un oficial militar que promovía esas “escuelas”: en lugar de exterminar a los indígenas, era más sabio “matar a lo indio para salvar al hombre”.

¿Ustedes, los gobernantes de Estados Unidos, se preocupan de los niños? No me lo digan, carajo, ustedes que USAN a niños por todo el mundo, que destruyen sus vidas en maquiladoras para amasar la riqueza para ustedes, o en la esclavitud sexual para satisfacer a los empresarios ricos europeos y estadounidenses. Y SÍ, los usan para extorsionar y chantajear a los padres inmigrantes como vimos pasando hoy. Y cuando ustedes NO PUEDEN usar a los niños de los oprimidos en Estados Unidos, los relegan a una vida que se parece a “los juegos del hambre” donde unos pocos se pueden salvar luchando por una de las pocas posiciones codiciadas, mientras que los demás se encuentran obligados a vivir bajo la explotación o el encarcelamiento.

¡VETE al carajo, Estados Unidos!


1. Este es un caso de la vida real, se trata de una mujer de la República Democrática del Congo a quien representa la ACLU (Unión de Libertades Civiles de los Estados Unidos) en una demanda contra el gobierno estadounidense para parar la práctica de separar de sus hijos a padres que han solicitado el asilo.  [regresa]

2. “The Cruel Ploy of Taking Immigrant Kids from Their Parents” [El cruel ardid de quitarles los hijos inmigrantes a sus padres], de Dora Galacatos, Alan Shapiro y Brett Stark, New York Times, 28 de febrero de 2018.  [regresa]

 

 

 

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