Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Organización Comunista Revolucionaria, México:
Hace falta tumbar el sistema capitalista, no tratar de “democratizarlo”

28 de mayo de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

25 de mayo de 2018. Servicio Noticio Un Mundo Que Ganar. A continuación se presentan pasajes resumidos de un extenso folleto publicado por la Organización Comunista Revolucionaria (OCR), México, en vista de las elecciones generales nacionales que se realizarán en julio. El texto completo en español está disponible en aurora-roja.blogspot.com. Las explicaciones entre paréntesis son del SNUMQG.

Una buena parte del folleto es un desenmascaramiento a Andrés Manuel López Obrador, durante mucho tiempo el abanderado de la izquierda tradicional y ahora considerado el candidato líder, que promete “democratizar” un estado que se ha ganado el odio y el descrédito generalizado e intenso. También explica cómo el sistema electoral sirve para legitimar el dominio de los grandes capitalistas y terratenientes y la dominación de México por el imperialismo. Estos pasajes se centran en la polémica contra los zapatistas, que encabezaron un levantamiento campesino armado en el sureño estado de Chiapas en 1994 antes de entrar en una incómoda coexistencia con los gobiernos de México desde ese entonces. Elegimos este tema debido a la influencia internacional de esa tendencia y al pensar que representa entre las personas con mentalidad radical en muchos países. [Sitio web oficial zapatista: enlacezapatista.ezln.org.mx]

Vivimos en un mundo de guerras injustas en que matan y destierran a millones de personas; la mitad de la humanidad está sumida en la agobiante pobreza; las mujeres son cruelmente oprimidas y sometidas a la supremacía masculina; crece una desigualdad abominable, y se están destruyendo los ecosistemas que sostienen la vida en este planeta. Promueven en México y en otras partes proyectos capitalistas e imperialistas de minería, gasoductos, fracking, desarrollos turísticos y condominios de lujo que expulsan a los pueblos indígenas, campesinos y pobres en general, a la vez que devastan el medio ambiente. El Estado comete y solapa asesinatos, desapariciones, tortura y encarcelamientos injustos de cientos de miles de personas, sobre todo los de abajo y los que se oponen a los crímenes del sistema.

¿Cómo luchar contra todos estos horrores? ¿Cómo ponerle fin a todo este sufrimiento injusto y también innecesario? ¿Cómo cambiar la sociedad? — ¿“Tomar el Poder” en el Estado actual? ¿“Cambiar el mundo” sin tomar el Poder? o ¿Hacer una revolución real?

Los partidarios de “tomar el Poder” o “cambiar el gobierno” en el Estado actual argumentan que por medio de cambiar la persona y el partido o grupo a la cabeza del actual Estado se puede “democratizarlo” y lograr ciertas reformas económicas y políticas. Antes se expresaba en intentar elegir a Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD; ahora se busca elegir a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

En cambio, la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y otros sostienen no tomar el Poder sino organizar “desde abajo” proyectos autónomos o alternativos para lograr el “buen gobierno” y ciertas reformas económicas y políticas. Argumentan que los que “suben al Poder” se convierten en opresores del pueblo. En el caso del actual Estado, tienen cierta razón; ya se tiene bastante experiencia que ilustra que incluso gente que inicialmente podría tener buenas intenciones, al incorporarse al aparato del Estado actual, se convierte en parte del problema y no parte de la solución.

Los partidarios de AMLO y Morena responden que los que no intentan “tomar el poder” solo contribuyen a que todo siga igual y no cambie nada importante en la sociedad en general, y también en eso tienen cierta razón. Si se deja el Estado tal como está ahora, va a seguir matando, desapareciendo, torturando y oprimiendo a la gente, entre otros crímenes horrendos.

Lo que tienen en común ambas posiciones es que están debatiendo subir o no al Poder dentro del Estado actual: ni unos ni otros están hablando de la necesidad de destruir el actual Estado reaccionario. Tampoco plantean tumbar el actual sistema económico mayormente capitalista: unos y otros buscan cambios dentro del sistema económico actual.

Eso es más evidente en el caso de AMLO y Morena que, como veremos, han dado bastantes garantías a los grandes capitalistas nacionales e imperialistas de que respetarán y promoverán sus intereses. A pesar de cierta retórica “anticapitalista”, la posición del EZLN de no luchar por acabar con el Estado actual también necesariamente deja en vigor las relaciones económicas y sociales opresivas que ese Estado mantiene y defiende. Como veremos, esta posición intenta presionar al Estado capitalista “desde abajo”, pero también con ciertas alianzas “desde arriba”, a tolerar la existencia de los proyectos “autónomos o alternativos” y otorgar ciertas reformas dentro del mortífero sistema actual, sin cambiar fundamentalmente nada en la situación de la inmensa mayoría de la gente.

Es más, es una farsa y un engaño proclamarse “anticapitalista”, tal como lo ha hecho el EZLN durante más de una década, cuando en realidad se está luchando por reformar y no acabar con el capitalismo. El único “anticapitalismo” consecuente es la lucha por abolir todas las relaciones económicas capitalistas. Esa lucha también requiere luchar por superar la división de la sociedad en clases, así como todas las relaciones sociales correspondientes (tales como la opresión de las mujeres, las naciones y pueblos oprimidos, la división entre el trabajo intelectual y manual, etc.), así como las ideas correspondientes (chovinismo masculino y nacional, el “yo primero”, etc.).

Marx demostró científicamente, y la experiencia desde su época ha confirmado, que la única vía para lograr eso es la revolución comunista que lleva a establecer el socialismo como transición, junto con el avance de la revolución mundial, hasta llegar al comunismo, la sociedad sin clases ni explotación ni opresión de ningún tipo en el mundo entero. Aunque esa lucha sí es difícil, particularmente en la coyuntura mundial actual, es con esta vara que hay que juzgar al EZLN y toda fuerza política.

El problema con la posición del EZLN no son los proyectos autónomos en sí, sino la idea de que de alguna forma su proliferación va a llevar a un cambio fundamental sin la necesidad de tumbar al Estado reaccionario, confiscar la propiedad de las clases dominantes y establecer el socialismo como transición al comunismo. Los proyectos de autogobierno del EZLN, otros municipios autónomos como Cherán en Michoacán, las policías o guardias comunitarias en Ostula, Michoacán y en la región de la Montaña de Guerrero, entre otros, han surgido de la resistencia justa de los pueblos indígenas y campesinos, de la necesidad de defenderse de los ataques del sistema para no perecer. Han recuperado algunas tierras y limitado la tala de algunos bosques; han logrado resistir y parar (o posponer) algunos proyectos del gran capital que despojan a las comunidades y destruyen el medio ambiente, defenderse en alguna medida del crimen organizado y las fuerzas del Estado, y no dejarse aplastar por la guerra de exterminio que el capitalismo imperialismo está librando contra los pueblos originarios. Estas luchas son valerosas y dejan lecciones importantes, y en la medida que sigan en lucha contra los estragos y las injusticias de este sistema, deben ser apoyadas por todos los que odian la opresión y quieren un cambio radical.

Sin embargo, arrancar cierta autonomía a nivel local dentro de este sistema no es una solución. El sistema mayormente capitalista no va a desaparecer frente a proyectos de autogobierno. Tampoco va a dejar de embestir a los pueblos indígenas. Seguirá matando y destruyendo, hasta que sea tumbado. Toda autonomía que afecte los intereses del sistema y las clases dominantes será atacada por ellos, y el asedio no termina hasta que o bien logran trastocarla y acoplarla a sus necesidades o bien la destruyen por la fuerza. Los municipios y policías autónomos han sufrido asesinatos, encarcelamientos, y hostigamiento continuo de parte de las fuerzas del Estado y sus paramilitares. Por ejemplo, en Ostula, Michoacán, en 2010 y 2011, asesinaron a un promedio de un comunero cada 15 días, echando mano del crimen organizado en colusión con el Estado..

Está muy bien organizar la autodefensa y autogobierno donde hay condiciones para hacerlo como parte de resistir al sistema, pero no debemos engañarnos a pensar que sea posible extender el “autogobierno” por todo el país hasta hacer caer el Estado y desaparecer el sistema de explotación capitalista. Los capitalistas, imperialistas y grandes terratenientes no renunciarán a sus propiedades y su poder pacíficamente, y el Estado, que es su aparato de represión, no se reformará para ponerse al lado del pueblo.

Además del asedio militar, los municipios autónomos son “bombardeados” económica y políticamente por el sistema que los tiene cercados. Son muy limitados los cambios que pueden implementarse cuando el sistema capitalista sigue dominando todo el país: los principales medios de producción siguen en manos de los capitalistas y siguen explotando y destruyendo; siguen dominando a todos con su monopolio de poder político y militar; y siguen predominando las relaciones opresivas y la ideología capitalista en la sociedad en general. En estas condiciones, los proyectos autónomos solo pueden abarcar unos sectores muy reducidos del pueblo. En el intento de mantenerse de pie en el mar de explotación capitalista en que existen, enfrentan la coacción del Estado para colaborar de alguna manera, y de no “pasarse de la raya” para combatir el sistema.

Desde poco después del levantamiento de 1994, ha existido un acuerdo, por lo menos tácito, en que el Estado tolera la existencia del EZLN y sus Juntas de Buen Gobierno, sin reconocerlos oficialmente, a cambio de que el EZLN se limita a la “lucha civil y pacífica”. Esto no quiere decir que el Estado no siga hostigando. El Estado ha seguido atacando en varias formas, dando más dádivas a comunidades a su alrededor; armando, entrenando y azuzando a los paramilitares a atacar y asesinar a zapatistas, y en otras formas. 

Por otra parte, el EZLN colabora con el Estado reaccionario en asuntos como organizar elecciones, reportar o entregar “criminales” a las autoridades, entregar a “polleros” de migrantes (que el EZLN clasifica como un “crimen contra la humanidad”) después de una advertencia, por ejemplo. En 2016 el EZLN propuso y convenció al Congreso Nacional Indígena (CNI) a participar en la elección presidencial de 2018, con una mujer indígena como candidata independiente. Declararon que el objetivo no era ganar la elección y “subir al poder”, sino generar “un proceso de reorganización combativa no sólo de los pueblos originarios, también de obreros, campesinos, empleados, colonos, maestros, estudiantes, en fin, de toda esa gente cuyo silencio e inmovilidad no es sinónimo de apatía, sino de ausencia de convocatoria […], podría generarse un movimiento donde confluyeran todos los abajos, un gran movimiento que cimbrara el sistema político entero”.

¿Por qué convocar a “todos los abajos” para recolectar firmas para el Instituto Nacional Electoral (INE) y participar en las elecciones, en vez de organizarse para denunciar y resistir las atrocidades que comete este sistema, de manera independiente de y en contra del proceso electoral? ¿Por qué apuntar a “cimbrar el sistema político entero”, en vez de desenmascarar y resistir el sistema capitalista entero (económico y político), con lucha independiente de las instituciones del sistema, lucha que contribuya a forjar la conciencia, organización, combatividad y dirección necesarias tanto para fortalecer la resistencia independiente como para preparar lo que hace falta para hacer una revolución real?

Intentar poner una candidata independiente en la boleta y participar en la elección presidencial implicaba, por una parte, dar un claro mensaje a las clases dominantes de que el EZLN sigue comprometido con quedar dentro de las reglas del juego del sistema para la “lucha política”. Por eso, las clases dominantes le dieron la bienvenida a su campaña.

En ciertas circunstancias excepcionales, a veces puede ser necesario participar en elecciones burguesas como parte subordinada de desenmascarar la falsedad de la democracia burguesa y la necesidad de tumbar todo el sistema. Así lo hicieron los bolcheviques, por ejemplo, en algunos momentos de la revolución rusa, por ejemplo cuando la revolución de 1905 había sido derrotada y se introducía elecciones por primera vez en la historia de ese país. No existe tal necesidad de participar en las elecciones de 2018, en momentos en que amplios sectores de la población repudian a todos los partidos burgueses como la misma porquería.

La lucha organizada de la gente puede arrancar, a veces, ciertas concesiones del enemigo de clase. Por ejemplo, la defensa física no violenta de Atenco [una pequeña comunidad cerca de la Ciudad de México cuyos moradores libraron una lucha de masas en 2002 para detener la expropiación de sus tierras para construir un aeropuerto] logró un amplio apoyo social y logró detener por el momento el proyecto del aeropuerto, que fue una victoria importante. Pero las fuerzas combinadas de los tres niveles del Estado no tardaron mucho en tomar su venganza matando a dos personas y violando a dos docenas de mujeres. Y ahora vuelven con un nuevo proyecto de aeropuerto. Además, aunque se pare temporalmente un ataque en un lugar, el sistema sigue expulsando a una enorme cantidad de campesinos e indígenas de sus tierras en otros lugares.

Como muchos lo han señalado, la situación para los pueblos indígenas es peor ahora que en 1994 [el año en que se inició el levantamiento zapatista]; el gran capital, el crimen organizado y las fuerzas armadas del Estado intensifican el despojo de los recursos naturales y la expulsión de los pueblos de sus tierras, y la resistencia y proyectos de autonomía enfrentan la represión brutal. Todo esto es verdad. Organizar y fortalecer la resistencia es imprescindible, pero si se hace sobre la base de ilusiones reformistas solo desarma a la gente, debilita su capacidad de resistir y lleva a la desmoralización.

Si la resistencia de veras va a fortalecer la lucha por la emancipación, ha de orientarse con la sencilla verdad de que, “El Estado no es omiso, es criminal” [en oposición a la alegación de que se debería presionar al Estado para que asuma las responsabilidades de las cuales ahora es omiso, como proteger la vida de la gente] y no con la ilusión falsa de que de alguna manera es posible hacer que este Estado obedezca al pueblo [tal como se declara en la cosigna zapatista de que el Estado debe “mandar obedeciendo”]. Debe prender y avivar el espíritu de “Al carajo con todo el sistema” en vez de implorar a las clases dominantes que “nos respeten”. Se necesita resistencia realmente independiente de y en contra del sistema y su Estado, y los comunistas y revolucionarios tienen que trabajar para poner en claro ante todos por qué el Estado comete o solapa estos crímenes, y cómo están arraigadas en la naturaleza y el funcionamiento del sistema capitalista. Tal resistencia puede arrancar algunas victorias parciales y temporales, puede inspirar e instruir al pueblo y crear condiciones mucho mejores para la revolución, pero no puede poner fin a todos los horrores de este sistema. Hay que decirle la verdad a la gente, y mostrarle la posibilidad de sí acabar con todas estas atrocidades por medio de la revolución comunista y solo así. Por eso decimos “Luchar contra el Poder, y transformar al pueblo, para la revolución”.

En el mundo real, no se puede poner fin a la represión y todos los demás horrores que vivimos y crear un nuevo sistema económico y político sin explotación, a menos que se destruya el viejo sistema que rige. Solo una guerra popular revolucionaria puede ganar la liberación del pueblo y sentar las bases para una nueva sociedad liberadora, que actúe como base de apoyo para la revolución mundial. El subcomandante Galeano [el líder zapatista anteriormente conocido como Marcos] llama “dogmático” y “sectario” al que lo diga, pero es la verdad, y es lo que hace falta que hagamos todos los que queremos una verdadera emancipación de los oprimidos, y finalmente de toda la humanidad.

Es una lucha ardua y difícil, pero contamos en esta lucha con el nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian a partir de resumir las grandes lecciones positivas pero también los errores de las revoluciones socialistas del pasado, analizar nuevas condiciones y aprender de otras esferas para lograr un avance cualitativo en el método y enfoque científico para hacer la revolución y emancipar a la humanidad, sentando bases para una nueva etapa de la revolución comunista que tan urgentemente necesitan las masas oprimidas.

La Organización Comunista Revolucionaria, México, lucha por aplicar ese nuevo comunismo y ha trazado una orientación estratégica y programa básico inicial para la revolución liberadora que hace falta en México.

Es hora de desechar las falsas ilusiones de democratizar y reformar el caduco e inhumano sistema capitalista-imperialista, ya sea por dentro o por fuera del Estado burgués. Hace falta dedicarnos a la urgente necesidad más fundamental de las masas oprimidas: una revolución real que barra con este sistema y contribuya finalmente a la emancipación de toda la humanidad.

 

 

El 17 de marzo de 2017, el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) anunció su transformación en una herramienta más completa para la revolución basada en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Lea el editorial del SNUMQG aquí: “Editorial: Introducción a un SNUMQG transformado”.

 

 

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