Una situación volátil y aún altamente peligrosa

Estados Unidos no tiene derecho de amenazar a Corea (y al mundo), y ni las “negociaciones de Trump” ni las críticas bélicas de “tipo duro” de los demócratas son una salida a esta locura

Actualizado 20 de junio de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino.

-Bob Avakian, Lo BAsico, 3:8

La semana pasada, las noticias han cubierto con creces las negociaciones entre Trump y Kim Jong-un, líder del gobierno norcoreano. En la superficie, al parecer estas negociaciones han calmado el peligro de la guerra. De hecho, la situación es potencialmente aún más peligrosa.

Durante meses, Trump ha venido amenazando directamente a Corea del Norte (la República Popular Democrática de Corea) con la aniquilación a menos que desmantelen sus armas nucleares y se sometan a inspecciones intrusivas en todo su territorio. Se burló de Kim, y hasta en la propia ONU, amenazó el genocidio. Ahora, tras las negociaciones, esta situación se ha calmado temporalmente.

Al mismo tiempo, se sabe muy poco sobre lo que realmente dijeron y resolvieron y no dijeron y resolvieron. Incluso los objetivos del propio régimen de Trump y Pence (así como los conflictos sobre este tema al interior del régimen) siguen siendo turbios y están en las sombras. Por esto, y debido a que las profundas contradicciones internacionales subyacentes no están resueltas, las dinámicas de la situación siguen siendo altamente volátiles y siguen siendo... extremadamente peligrosas. En lo fundamental, no se ha disminuido el peligro de la guerra.

Las dinámicas fascistas impulsan adelante las negociaciones — y asimismo las podrían estropear

Primero, hay dinámicas intrínsecas al carácter fascista del régimen de Trump y Pence, con su política exterior extremadamente agresiva en general y su necesidad de permanecer constantemente a la ofensiva y de que no se percibe que estén cediendo o perdiendo a los países sobre los cuales afirma su “derecho” de dominar. Si Trump y aquellos que lo rodean (o una facción de aquellos que lo rodean) deciden que, después de todo, las negociaciones no ponen a Estados Unidos bajo la luz que desean —si deciden que sus rivales y aquellas naciones que oprimen están percibiendo sus concesiones a Corea del Norte como una debilidad— son capaces de cambiar de postura en un abrir y cerrar de ojos de un tuit.

También hay dinámicas intrínsecas a la conformación de la rivalidad y las contradicciones entre las grandes potencias, que también se encuentran en un estado peligroso, impredecible y altamente inestable, tal como se ha visto, especialmente en los ataques de Trump a sus aliados imperialistas europeos, canadienses y japoneses el pasado fin de semana, y su uso de aranceles agresivos, pero también en las amenazas y maniobras de Estados Unidos menos propagadas pero aún más peligrosas que están en curso contra China. Trump tiene el objetivo de aprovechar esta perturbación para imponer a martillazos un nuevo orden al cual lo dominaría Estados Unidos aún más fuertemente. Las maniobras sobre Corea cuadran con eso — no tienen que ver con “conseguir un buen trato sobre propiedades frente al mar”, aunque Trump juega a ser payaso para que lo traguemos. Lo que él está haciendo, aparentemente a lo loco, tiene un método, pero es un método lleno de riesgos. Nada de esto está bajo el control de nadie en este momento.

Quien nos diga, “Bueno, por lo menos estamos más seguro ahora” y que debemos desearle lo mejor a Trump “por lo menos en este respecto”, después de que él ha estado amenazando con usar la violencia contra el pueblo coreano durante más de un año (y la gente del mundo también), pues nos dice que debemos agradecerle a un psicópata que nos había puesto un cuchillo en la garganta, por retirarlo un poco de nosotros por un rato. Este régimen sigue siendo un régimen fascista, que amenaza a toda la humanidad.

La belicosidad de los Demócratas

Segundo, el Partido Demócrata y sus portavoces y aliados en los medios de comunicación, en particular, pero no solo, la MSNBC, en realidad están empeorando la situación desde el punto de vista de la gente del mundo. Dicen que los coreanos están embaucando a Trump. Están quejándose fuertemente que supuestamente Estados Unidos está resultando mancillado por su asociación con un régimen tan terrible como Corea del Norte.

En primer lugar, de hecho Corea del Norte es un estado reaccionario y represivo, que no tiene nada en común con el socialismo o el comunismo. Pero, si multiplicáramos mil veces todas las acusaciones contra Corea del Norte, todavía no se acercaría al horror que Estados Unidos de rutina inflige al mundo año tras año, día tras día.

¿Dónde están los comentaristas “progresistas” y los políticos del Partido Demócrata que están recordando a los estadounidenses que Estados Unidos mató a tres millones de coreanos después de invadir a Corea durante una guerra civil allá a comienzos de la década de 1950? ¿Dónde están los comentaristas a los que se les permite mencionar cualquiera de los crímenes que Estados Unidos está cometiendo hoy? Crímenes como los cometidos en Yemen, donde el apoyo estadounidense a una guerra saudita ha causado la muerte de unos 15.000 civiles, muchos de ellos niños, han puesto a más de 20 millones de yemeníes en peligro de hambre y epidemias. ¿Dónde están los políticos del Partido Demócrata y los comentaristas de MSNBC que insisten en señalar que nada de lo que está haciendo Corea del Norte ni se acerca a eso, y por lo tanto por qué los regímenes que no se someten a las órdenes de Estados Unidos quizá quieran tener una defensa disuasoria— especialmente, una vez más, una nación en el que Estados Unidos mató a tres millones de personas en la memoria reciente?

En ninguna parte.

Y, ¿por qué? Porque estos senadores y comentaristas están tratando de moldear el pensar de las personas cuyas inclinaciones por un mundo justo podrían conducirlas, si estuvieran expuestas a la pura verdad, a una posición mucho mejor. Cada argumento aparentemente razonable y culto que ellos balan prepara a las personas para aprobar y colaborar con grandes horrores. A usted lo están entrenando en una manera totalmente equivocada de ver al mundo, y lo están preparando para apoyar una guerra si Trump repentinamente cambiara de posición. En este caso, también, su propaganda y condicionamiento de ¡Estados Unidos! ¡Estados Unidos! —ahora de la boca de personas como Chuck Schumer, Nancy Pelosi, Rachel Maddow y los demás— eclipsan cualquier cosa que haya hecho Corea del Norte. Pues, efectivamente, a alguien está siendo embaucado con estas negociaciones: las personas que confían en los Demócratas como algún tipo de alternativa, especialmente a la agresión internacional de Trump.

Lo que hay que hacer ahora

Tercero, en esta situación es muy importante llevar la pura verdad a la gente. No es cierta ninguna de las dos posiciones que se permiten en los medios informativos —ya sea que estamos en el camino hacia la “paz”, o que Corea se está aprovechando de Estados Unidos y por eso hay que hacerla ceder a golpes. Ambas posiciones representan mentiras y provienen del marco de lo que sirve al imperialismo estadounidense.

Si se preocupaba por el peligro de la guerra la semana pasada que emanaba de Trump, Pence y Bolton —el régimen de Trump y Pence en su conjunto—, éste no es el momento de suspirar aliviado. Este es el momento de aumentar la vigilancia y denunciar la amenaza gansteril que mueven las palabras almibaradas recién descubiertas de Trump y las amenazas belicosas abiertas de los demócratas y de los republi-fascistas McCain y Graham. Éste es el momento de encontrar las formas y los medios para actuar y despertar a las personas ante el continuo peligro para la humanidad que plantea este régimen.

Necesitamos un mundo diferente, donde la humanidad no es tenida de rehén por las “grandes potencias” (es decir, los asesinos y saqueadores imperialistas) que amenazan mutuamente unas a otras y a aquellas naciones que dominan con armas de aniquilación masiva. Necesitamos un mundo que haya superado y eliminado esa compulsión loca e implacable de expandirse o morir, al centro del capitalismo, que provoca guerras asesinas continuamente. La única forma de llegar a ese mundo mejor es por medio de la revolución — mediante el derrocamiento de este sistema y la creación de una economía, estructura política y conjunto de valores completamente diferentes, y la propagación de esta revolución en todo el mundo.

Necesitamos una revolución.

 

 

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