¿Quiénes son las personas cuyos hijos los está robando el gobierno de Estados Unidos?

27 de junio de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

¿Quiénes son las personas sometidas a este tormento?

La gran mayoría de los que están sufriendo el robo de sus hijos son gente pobre huida de Centroamérica, donde una década de guerras patrocinadas por Estados Unidos en los años ochenta y dictadores apoyados por Estados Unidos desde ese entonces han desembocado en una crisis social de pobreza y terror intensificados, en la que las pandillas criminales, a menudo complotadas con la policía y los políticos, controlan las comunidades pobres urbanas. Cuando uno ve muy de cercas la violencia, cuando asesinan a su hermano, cuando dicen a su hija que tiene que ser la “novia” de un pandillero o ser violada o asesinada, cuando dicen a su hijo que tiene que vender droga o será asesinado, uno junta lo que pueda de plata y huye. Uno se enfrenta al viaje de mil millas por México, esquiva a las pandillas (otra vez, compinchadas con las “autoridades”) que secuestran a migrantes y los extorsionan. Uno persigue la esperanza de la seguridad para sus hijos en Estados Unidos.

¿Qué pasa a los refugiados al llegar a la frontera estadounidense?

Bajo la ley internacional y (desde 1967) la ley estadounidense, refugiados tienen el derecho legal de entrar a Estados Unidos y pedir asilo, y si tienen un “miedo creíble” de la violencia en sus países de origen, se les permite permanecer hasta que se procese su solicitud. Es el régimen de Trump y Pence que está violando la ley flagrantemente al obstruir este proceso.

Primero, la Patrulla Fronteriza se pone en fila en los cruces oficiales (“puertos de entrada”) día tras día con tal de impedir físicamente que las personas entren para pedir asilo. Padres, niños, y bebés quedan varados en el lado mexicano, donde viven y duermen durante días en la calle bajo el sol abrasador, o recurren a los escasos albergues, donde carteles criminales abusan de ellos.

Al acabárseles el dinero para la comida y el agua, se les acecha la desesperación. Muchos buscan a un coyote que los pase al otro lado, lejos del puerto de entrada, atravesando desiertos a pie, cruzando ríos a pie, acompañados de los niños. Muchos seguramente morirán durante estas travesías, como los miles de muertos en años recientes. Pero si logran entrar y se entregan a la Patrulla Fronteriza para pedir asilo, el régimen de Trump los etiqueta de “criminales” que cruzaron la frontera “ilegalmente” porque no están en un “puerto de entrada” — ¡del cual los corrió la Patrulla Fronteriza!1

Segundo, la semana pasada el fiscal general Jeff Sessions unilateralmente revocó una política estadounidense vigente desde 2014 que reconoció el miedo a la violencia doméstica y de pandilla como una razón legítima para el asilo. Por lo que personas que abandonaron sus hogares, empleos, y comunidades y emprendieron este viaje peligroso en respuesta a lo que era la política estadounidense hace un mes ahora encuentran que sus solicitudes de asilo son descartadas al inmediato.

¿Qué pasa cuando los refugiados logran cruzar la frontera estadounidense?

La Patrulla Fronteriza detiene a las familias, a menudo en celdas conocidas como “hieleras”. De ahí, en la mayoría de los casos, les quita los niños. El objetivo del régimen es de quitar a todos los niños, pero todavía viene preparando la construcción de campos de concentración en donde encajarlos.

El proceso de la separación es increíblemente cruel. A veces simplemente arrebatan a los niños, incluidos bebés y chiquillos, incluso los que están mamando. Las madres ruegan a despedirse de sus hijos, de abrazarlos y consolarlos una última vez, pero se las amenaza con cargos adicionales por hacerlo. En otras ocasiones a las madres se les dice, “Llevamos a su hijo para darle un baño” … y nunca lo vuelven a ver. Cuando los padres preguntan dónde están sus hijos, les contestan con una arrogancia sádica: “quizás nunca volverás a verla”, o que nadie tiene ni idea dónde están, cómo están, o cuándo volverán.

El trato a los niños que aún están en la custodia de la Patrulla Fronteriza es escalofriante. Grabaciones filtradas mostraron niños en jaulas —sí, jaulas— que duermen sobre el suelo de hormigón, bajo cobijas de polietileno. La semana pasada ProPublica publicó una grabación de audio desgarradora en que se oyen a niños que lloran inconsolablemente por el terror de perder a sus padres, mientras agentes fronterizas se burlan de ellos.

Después, la Patrulla Fronteriza manda a los padres a centros de detención de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), mientras el Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS) se lleva a los niños. Estas dos agencias no tienen ninguna base de datos en común, por medio de la cual pudieran documentar y monitorizar la conexión de un niño con sus padres. Para fines prácticos, los niños han “desaparecido” y ¡el gobierno reconoce que no tiene ningún proceso para conectarlos de nuevo!

¿Qué pasa a los padres?

Atemorizados y acongojados, los padres en detención con ICE son sometidos a juicios en masa ante jueces migratorios – grupos de 70 a 100 personas a la vez, la mayoría sin abogado, se le concede a cada uno un minuto para presentar su caso de asilo. También se les hace creer que, si abandonan la solicitud de asilo y se declaran culpables de entrada ilegal, se les devolverán sus hijos. Bajo esta coacción aterrorizadora, al parecer la mayoría de personas se declaran culpables, pero en realidad después no las reúnen con sus hijos. Simplemente las deportan a sus países de origen, desde los cuales será muchísimo más difícil encontrar a sus hijos detenidos en Estados Unidos y recuperarlos. Además, muchos de estos niños son tan pequeños que no hablan, no conocen sus propios nombres, ni los apellidos de sus padres, ni dónde viven. Así que es muy posible que muchos de estos padres ¡no volverán a ver a sus hijos nunca más!

¿Qué pasa a los niños bajo custodia de HHS?

Pues, básicamente, ¡nadie sabe! Es una señal gravísima que las autoridades no sólo se niegan a dar acceso a la mayoría de los “albergues” que establecieron por todo Estados Unidos, sino que ¡ni siquiera dicen dónde están! ¿Qué es lo que quieren esconder?

Quizás se vislumbra la respuesta en unos documentos del tribunal de 2014 que exponen las condiciones brutales para migrantes en albergues del HHS. Según informan, las guardias en el Centro Juvenil Shenandoah Valley en Virginia rutinariamente se referían a los niños inmigrantes como “mojados” y decían a los niños no inmigrantes que los jóvenes inmigrantes estaban ahí porque eran violadores o tenían VIH/SIDA. Confinaban en aislamiento a niños acusados del mal comportamiento, o los ataban a asientos con la cabeza cubierta de una bolsa. Un chico describió el terror: “Te sientes que te ahogas cuando te ponen la capucha. Lo primero que se me ocurrió cuando me encapucharon era “Me van a sofocar. Me van a matar”. Niños en el Centro de Tratamiento Residencial Shiloh en Texas reportan que los inyectaban a fuerzas con drogas psicotrópicas y los estrangulaban violentamente. Uno dijo, “Prefiero regresar a Honduras y vivir en la calle que estar en Shiloh”.

Sí, han dado unas visitas orquestadas para la prensa en uno que otro albergue que tienen a niños separados; estos muestran manteles de colores y cuartos ordenados, pero no permiten que los periodistas hablen con los niños. Y solamente han hecho estas visitas en lugares donde detienen a adolescentes masculinos, en parte porque esto cuadra con la alegación absurda de Trump de que estas personas que principalmente están huyendo de pandillas son en realidad miembros de MS-13.

Pero, sabemos que un 30 por ciento de los niños son mujeres — pues, ¿dónde están las niñas? Y ¿dónde están los bebés y los chiquillos? Ya empiezan a salir informes de que andan metiendo a niñitos en albergues en diferentes regiones a escondidas en noche cerrada, sin informar tan siquiera a las autoridades municipales. También sabemos que hacen audiencias de deportación con niños tan chiquitos como de 5 años —sin ningún abogado ni adulto que los represente— ¡para “presentar su caso” del asilo!

Hablemos derecho

El régimen fascista de Trump y Pence está encarcelando a padres que huyen para salvarse la vida de la violencia que ha sumido a sus países como resultado de la dominación estadounidense, y está encarcelando a sus hijos en campos de concentración por un período de tiempo indefinido. Esta es una continuación del cruel abuso de inmigrantes latinos en Estados Unidos durante décadas, hasta siglos; el capitalismo estadounidense ha prosperado y continúa prosperando en gran medida por la explotación extrema de estos inmigrantes, en los sembradíos y fábricas y en todos los sectores de la economía, y siempre se ha aprovechado tanto de “la ley” como de la brutalidad racista extraoficial para controlarlos y aislarlos. Esto es uno de los grandes crímenes del imperialismo que clama por la revolución para engendrar una sociedad basada en el internacionalismo proletario, y no en el saqueo imperialista de otras naciones y pueblos.

Pues sin embargo, lo que Trump está haciendo es un salto más allá de esta brutalidad “rutinaria”, y ESTE momento es un parteaguas. El régimen de Trump y Pence está cometiendo crímenes de lesa humanidad a una escala y velocidad creciente y con el mismo nivel del sadismo y racismo como los nazis. Esto abre paso a una nueva etapa de satanización abierta, persecución, e incluso asesinato de los oprimidos, por el estado y sus fanáticos fascistas, que cada vez más dominará y moldeará el terreno en Estados Unidos y el mundo entero… a menos que decenas de millones de personas que aborrecen todo esto se comprometan con la lucha decidida que se requiere para sacar del poder a este régimen.


1. De hecho, la ley estadounidense no requiere que solicitantes de asilo pasen por un puerto de entrada. Es más, aunque fueran “culpables” de cruzar la frontera ilegalmente, eso es un delito menor, como conducta desordenada o traspasar, cargos por los cuales no encarcelan, por lo general, a las personas, mucho menos quitarles sus hijos.  [regresa]

 

¿Por qué viene gente de todo el mundo?, un corto de, Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, una charla filmada de Bob Avakian. 2003 en Estados Unidos.

Obtenga más información sobre BA aquí.

“Por la frontera”
(con Bob Avakian) | Outernational

Miembro del Club Revolución en un mitin en la Ciudad de Nueva York para detener la división de familias

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