La CIA y la cocaína; Verdades y desinformación

¿Quién tiene los aviones?

Obrero Revolucionario #883, 24 de noviember 1996

El 15 de noviembre, John Deutch, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), fue a una reunión comunitaria en Watts. ¡¿El director de la CIA en el ghetto?! ¡Carajo, el gobierno está en apuros!

Durante 10 años, el gobierno y la prensa taparon el narcotráfico de la CIA. Los medios se callaron incluso cuando el Informe Kerry del Senado publicó pruebas muy convincentes. Cerraron los ojos ante la serie que publicó el periodista Gary Webb en el San Jose Mercury, que mencionó los nombres de agentes de la contra nicaragüense que distribuían cocaína en Los Angeles para financiar la guerra encubierta de la CIA en Centroamérica.

Los principales periódicos del país (Washington Post, Los Angeles Times y New York Times) se pusieron a desacreditar el reportaje de Webb. Pero les salió el tiro por la culata. El 15 de noviembre, el programa Nightline tuvo que admitir que todo eso ha atizado más las sospechas populares de que están tapando crímenes.

¡El secreto se destapó! ¡Millones ya lo saben! Y ahora, la CIA anda viendo a ver cómo tapar sus crímenes y salvar la cara. Deutch fue a Los Angeles para prometer que el Inspector General de la CIA "investigará a fondo los hechos". Tuvo que oír a los habitantes de ghetto negro y latino denunciar cómo el sistema ha arruinado tantas vidas: acabando trabajos, metiendo chavos en la cárcel, llevando droga a su comunidad por medio de la CIA.

La primera señora habló sobre el "experimento de Tuskegee", en el cual privaron de medicina a hombres negros que habían contraído sífilis y estudiaron su muerte. "¿Qué diferencia hay con esto?", le preguntó a Deutch, refiriéndose al papel de la CIA en la distribución de cocaína en los barrios negros. Un hombre dijo que es un insulto a la inteligencia de los negros decirles que la "CIA no vende drogas", ya que todo mundo sabe que está metida en el tráfico de heroína desde Asia. Un ex agente de narcóticos del DPLA dijo que las autoridades suprimieron documentos sobre el narcotráfico de la CIA. Joey Johnson, revolucionario y activista contra la brutalidad policial, condenó la muerte de miles de nicaragüenses por la contra mientras simultáneamente distribuía drogas en los barrios pobres de Los Angeles. Demandó: "¿Cuándo van a abrir las puertas de las cárceles?", refiriéndose a los miles de jóvenes presos por las leyes racistas de crack.

¿La CIA se investigará a sí misma? ¡Nadie se lo traga!

Este escándalo le da una patada a la legitimidad del gobierno: desenmascara la crasa hipocresía, racismo y crueldad de este sistema. Han estado encarcelando a miles de chavos por participar en la economía ilegal. ¡Y resulta que el mismo gobierno, posiblemente en los más altos niveles, ha estado metido hasta las cachas en la importación y la venta de ese veneno!

La CIA, su director John Deutch, su Inspector General Frederick P. Hitz y gran parte de los medios ya dicen que no existen pruebas de que la CIA aprobó el tráfico de cocaína o de que participó en él.

Puras mentiras: existen abundantes pruebas de que la CIA fue un organizador clave del tráfico de armas y cocaína que financió la mayor parte de la guerra sucia de Estados Unidos contra Nicaragua.

En este artículo, presentaremos pruebas que se divulgaron antes de la serie de Webb sobre la red de aviones y pistas de aterrizaje que utilizaron para transportar la cocaína a Estados Unidos durante los 80.

¿Quién tiene los aviones?

Hace 30 años, Malcolm X dijo algo muy penetrante: los oprimidos no tienen aviones ni barcos. La prensa y el gobierno culpan a los oprimidos por la droga, pero el narcotráfico internacional requiere flotas de aviones de carga, pistas de aterrizaje en varios países, redes de contactos internacionales, grandes cantidades de dinero para inversión, redes para lavar el dinero, y contactos de alto nivel para sacarle el cuerpo a la Aduana y la DEA.

En 1989, el piloto Mike Tolliver le dijo al canal CBS que, después de años de contrabandear droga, un tal "Señor Hernández" lo reclutó para la operación de aprovisionamiento de la contra. Tolliver cree que ese "Hernández" en realidad era Félix Rodríguez, el agente de la CIA que dirigía la operación desde la base aérea Ilopango de la Fuerza Aérea salvadoreña. Dijo que "Hernández" lo contrató y que en marzo de 1986 pilotó un DC-6 lleno de armas y municiones de la compañía Butler Aviation del aeropuerto de Miami a la base aérea de la contra (controlada por el Pentágono) en Aguacate, Honduras. Allí, soldados de la contra descargaron las armas y "Hernández" le pagó $70.000. A los tres días, Tolliver pilotó el mismo avión, con una carga de 25.000 libras de droga, y aterrizó como "vuelo militar extraoficial" en la base aérea Homestead de la Fuerza Aérea, cerca de Miami.

"Aterrizamos a la 1:30 o las 2 de la mañana", dijo Tolliver. "Un pequeño camión azul se nos acercó. Tenía un pequeño letrero blanco que decía `Sígame' con foquitos. Lo seguimos". "Me preocupó un poco", Tolliver le dijo al programa West 57th de CBS. "Pensaba que eran de la DEA y que iban a arrestarnos". Pero no era así. Tolliver dijo que dejó el avión y la droga en la pista de aterrizaje y se fue de la base en taxi. (1)

West 57th rastreó la pista del DC-6 a una compañía llamada Vortex. Vortex era una de cuatro aerolíneas contratadas por el Departamento de Estado para llevar armas y pertrechos a la contra, con dinero destinado por el Congreso para "ayuda humanitaria".

En abril de 1987, un funcionario de la Aduana le dijo al Boston Globe: "Creemos que sí aterrizó en Homestead". Admitió que existía un sistema para que los vuelos destinados a la contra despegaran y aterrizaran sin que la Aduana los inspeccionara. Pero el mismo funcionario dijo que Tolliver trabajaba "por su cuenta" y aterrizó en Homestead "por puro engaño". Un investigador escribió: "Nunca explicaron con qué engaños Tolliver logró aterrizar en una base de la Fuerza Aérea, ni con qué engaños las 25.000 libras de marihuana salieron de la base". (2)

La historia que contó Tolliver se repitió una y otra vez en 1987 y 1988 ante las audiencias del subcomité del Senado que dirigía el senador John Kerry: el Subcomité de Relaciones Exteriores sobre Terrorismo, Narcóticos y Operaciones Internacionales. En la primavera de 1989, ese subcomité publicó un informe que documenta que el gobierno reclutó importantes narcotraficantes, utilizaba sus aviones para "aprovisionar a la contra", y que esos aviones iban a Centroamérica con armas y regresaban con drogas.

Southern Air Transport, una aerolínea de carga de Miami, era propiedad de la CIA. En 1972, esta se la "vendió" a su presidente. Según un informe de 1976 del Congreso, la venta de tales compañías "concesionarias" se hace con "un acuerdo de que la compañía siga prestando servicios a la CIA". (1) El Washington Post del 20 de enero de 1987 informó: "Según varias fuentes informadas, un testigo le dijo al Buró Federal de Investigaciones en el verano de 1986 que vio un avión de Southern Air Transport en un traspaso de armas y droga en una pista de aterrizaje de Barranquilla, Colombia, en 1983". La testigo, esposa de un narcotraficante de peso, le dijo al subcomité que "vio aviones de Southern Air Transport aterrizar en Barranquilla, Colombia, descargar armas y cargar cocaína". Los diarios de vuelo de Wallace B. Sawyer, piloto de Southern Air Transport radicado en Ilopango, confirman que fue a Barranquilla dos veces en octubre de 1985. (3)

En 1984 el Congreso le prohibió a la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA armar en secreto a la contra. Por eso, se redobló el reclutamiento de narcotraficantes para hacerlo. El Congreso solo le permitió a la Casa Blanca enviar "ayuda humanitaria" a la contra. Según el informe del subcomité Kerry, el Departamento de Estado transfirió más de $800.000 de "ayuda humanitaria" a cuatro compañías de Miami vinculadas a grandes redes de narcotráfico:

· $317.425.17 a Vortex, una aerolínea de carga cuyo vicepresidente ejecutivo figuraba en tres investigaciones del FBI por narcotráfico cuando el Departamento de Estado le dio el dinero. Según el Guardian del 20 de marzo de 1988, Michael Palmer, el dueño de Vortex, dijo que la compañía trajo $40 millones de droga a Estados Unidos entre 1977 y 1985.

· $261.930 a Frigoríficos de Puntarenas, una operación de narcotráfico y lavado de dinero disfrazada de flota de barcas pesqueras de camarones en el golfo de México. Una parte de esta operación, una compañía llamada Ocean Hunter, enviaba $200.000 al mes en efectivo a la contra. (1)

· $185.924.25 a SETCO, otra aerolínea de carga, cuyo dueño era el multimillonario Juan Ramón Matta Ballesteros, el mayor traficante de cocaína de Honduras. Según informó Newsweek (5 de mayo de 1985), Matta traía hasta un tercio de la cocaína que llegaba a Estados Unidos.

· $41.120.90 a DIACSA, que según memoriales del FBI era un centro de tráfico de cocaína y lavado de dinero. Los dos dueños de DIACSA participaron en el fiasco de Playa Girón, la invasión de Cuba financiada y dirigida por la CIA. En 1988, en el juicio del general Manuel Noriega de Panamá, se supo que DIACSA transportaba drogas para apoyar a la contra. (4)

En pocas palabras, desde que comenzó la guerra de la contra en 1981 y especialmente después de 1984, el gobierno estadounidense formó una flota de aviones de los principales narcotraficantes. Esa red llevaba armas al ejército de la CIA en Centroamérica y regresaba con drogas.

El reclutamiento de los narcos

A comienzos del verano de 1984, dos representantes de la contra (Octaviano César y Adolfo "Popo" Chamorro) se reunieron con George Morales (un narco colombiano de peso acusado de narcotráfico en Estados Unidos), en la casa de un rico exilado nicaragüense en Miami.

El San Francisco Chronicle informó: "Chamorro y César dijeron que le preguntaron a un agente de la CIA si podían aceptar la oferta de aviones y dinero del narcotraficante Morales. `Llamé a nuestro contacto en la CIA', dijo hace poco Chamorro. `La verdad es que la CIA todavía nos daba dinero en secreto. Me dijo que él (Morales) era de confianza'". El periodista Leslie Cockburn confirmó con ocho fuentes (entre las cuales hay altos funcionarios del gobierno) los contactos de César y la CIA. (4)

Morales organizó muchos vuelos de armas por drogas entre Centroamérica y Estados Unidos, y más tarde habló de esas actividades ante el subcomité Kerry. (5) Le dijo al Instituto Christic que contribuyó aproximadamente $5 millones de ganancias de narcotráfico a la contra en 1984 y 1985. El pago era parte de un acuerdo con tres dirigentes de la contra pactado un par de meses después de ser acusado de narcotráfico. El pacto era que ellos "resolverían" sus problemas legales a cambio de apoyo financiero y logístico. Ante el subcomité, Morales dijo que sus pilotos llevaban armas a bases de la contra y regresaban a Estados Unidos con drogas. Durante un juicio en un tribunal federal en abril de 1990, el piloto colombiano Ernesto Carrasco dijo que vio a Morales darle más de $1 millón de ganancias del narcotráfico a Adolfo "Popo" Chamorro en un restaurante en la Florida en 1985. (6)

Morales dijo que la CIA construyó una pista de aterrizaje en Costa Rica, en el rancho de John Hull (un ciudadano estadounidense), y que sus pilotos llevaron 20 cargamentos de armas a Costa Rica en 1984 y 1985 y regresaron con miles de kilos de cocaína. (7) Esto lo confirmó Gary Betzner, un piloto de Morales, quien dio testimonio de que voló cocaína de Costa Rica a Lakeland, Florida: (7) (1) "Pasé de contrabando cantidades de sustancias ilegales", dijo. "Pero a cambio también pasé de contrabando cantidades de armas, a sabiendas de la DEA y la CIA y con su ayuda" (Newsweek, 26 de enero de 1986).

El subcomité Kerry describió a John Hull como "un enlace entre la contra y el gobierno estadounidense" que estuvo presente por lo menos dos veces cuando cargaron la cocaína en los aviones.

En mayo de 1990, el narco colombiano Carlos Lehder le dijo a ABC News que Hull "enviaba unas 30 toneladas de cocaína a Estados Unidos cada año". (6)

Morales describió ante el subcomité Kerry la protección que recibió mientras trabajara para la contra: a pesar de habérsele entablado un proceso por narcotráfico y de las objeciones de la DEA, podía entrar y salir del país a sus anchas gracias a una orden judicial. Sus aviones aterrizaban en la base aérea Ilopango, de El Salvador, protegida por el ejército, y durante dos años cargaron armas y descargaron droga a pleno día en el Aeropuerto Ejecutivo de Fort Lauderdale, Florida.

El reclutamiento de aviones de carga y pilotos

La CIA siempre niega que reclutó narcotraficantes. Pero existen muchas pruebas de que los amigos de la contra les hacían "una oferta que no podían rechazar": prometían protegerlos a ellos de los tribunales, y proteger sus vuelos a aeropuertos y bases militares de Estados Unidos. A cambio, se formó una red de aviones de carga y pilotos "autofinanciada" que no se podía vincular fácilmente a la CIA o al Departamento de Defensa.

Durante el juicio del general Noriega en 1991, el narco colombiano Carlos Lehder (un testigo de cargo) dijo que un funcionario del gobierno estadounidense ofreció dejarle traer cocaína si permitía que la red de ayuda a la contra usara una isla de las Bahamas de la que era dueño. Lehder también dijo que el cartel colombiano contribuyó unos $10 millones a la contra. (8)

Según un subcomité sobre Narcóticos del Senado, el gobierno federal retiró la acusación contra el traficante Michael B. Palmer, el dueño de Vortex, porque "no cuadraba con los intereses nacionales". Ese subcomité también informó que en 1985 un fiscal federal de Miami cerró una investigación de narcotráfico en el rancho de John Hull porque el gobierno "lo estaba protegiendo". El Informe Kerry dice que fue la embajada estadounidense en Costa Rica la que paró esa investigación. (6)

Michael Levine, agente de la DEA durante 25 años, le dijo al Los Angeles Times que "investigaciones de alto nivel de narcotráfico fueron destruidas" porque la CIA intervenía para proteger a los traficantes en nombre de la "seguridad nacional". (9) En 1983, cuando estaba creciendo la operación de ayuda a la contra, la DEA cerró su oficina en Honduras, donde estaban las principales bases y pistas de aterrizaje de la contra.

Aeropuertos y protección para los traficantes

Los vuelos de Tolliver y otros traficantes a bases militares estadounidenses eran rutinarios. En abril de 1987 el Boston Globe informó que entre 50 y 100 vuelos "arreglados por la CIA han despegado o aterrizado en aeropuertos de Estados Unidos durante los últimos dos años sin inspección" de la Aduana. (6) Con la protección del gobierno, esos traficantes usaban bases militares, como la base Homestead de la Fuerza Aérea, cerca de Miami, bases de la Fuerza Aérea en Texas y pistas de aterrizaje cerca de Mena, Arkansas (cuando Bill Clinton era gobernador). (3)

En Latinoamérica, la operación utilizaba dos bases aéreas controladas por Estados Unidos, además del rancho de John Hull, de las bases aéreas del gobierno panameño y de pistas de aterrizaje en Barranquilla, Colombia. Una era la base Ilopango de la Fuerza Aérea salvadoreña, virtualmente bajo control del Pentágono. En 1985, el coronel James Steele, jefe del Grupo de Asesoría Militar en El Salvador, estaba a cargo de Ilopango y dirigió personalmente esa parte de la operación de ayuda a la contra. La otra era la principal base de la contra en Aguacate, Honduras. Esas bases eran muy importantes porque contaban con pistas de aterrizaje aptas para grandes aviones de carga militares. (4)

Celerino Castillo, quien fue jefe de la DEA en Honduras, El Salvador y Costa Rica, dijo que le informó a sus jefes que la "Red North" y la CIA tenían una enorme operación de armas y drogas en el aeropuerto militar Ilopango. En su libro Powder Burns: Cocaine, Contras and the Drug War, publicado en 1994, Castillo escribió: "En mis informes anoté los nombres de los traficantes, y también el destino, trayectoria, número, fecha y hora de cada vuelo. Cada semana centenares de vuelos llevaban cocaína a los compradores y regresaban con dinero destinado a la gran lavadora de dinero del istmo de Panamá".

Castillo dijo que la operación se realizada en dos hangares en Ilopango: "La CIA era dueño de uno y el Consejo de Seguridad Nacional del otro". (4) Gary Webb documentó que la cocaína de la red de distribución de la contra en California pasaba por Ilopango, y que su principal dirigente, Meneses, tenía amistades con generales salvadoreños. "No sabemos hasta qué punto están metidos en el narcotráfico los militares hondureños", dijo un funcionario del Departamento de Estado. "Pero nuestra suposición es que todos los altos oficiales están al tanto, muchos están involucrados...y todos sacan ganancias". (1)

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Estas pruebas demuestran que funcionarios del gobierno estadounidense crearon y dirigieron las redes de aviones que llevaban armas a la contra y traían droga a Estados Unidos. Ahora quieren que creamos que la contra llevó a cabo esas operaciones por su cuenta, mientras que agentes de bajo nivel de la CIA simplemente "se hacían los de la vista gorda".

A cierto nivel, las pruebas que conectan esas operaciones con la CIA son fragmentarias. Eran operaciones secretas, diseñadas por profesionales para tapar el papel del gobierno y permitirle negarlo.

Pero los mercenarios de la contra no podían concebir ni organizar esas operaciones por sí mismos. Solo apoyo al más alto nivel del gobierno podía proteger esas redes y dejarles entrar a bases militares en Estados Unidos. Muchas pruebas constatan la mano de la CIA en esas operaciones, y que las creó, protegió y dirigió: testimonio y documentos de agentes de la DEA, investigaciones del gobierno costarricense, declaraciones de funcionarios de Aduana, de agentes de la contra y de narcotraficantes.

La CIA lo niega. Pero los hechos son patentes y más claro no canta un gallo: mientras el gobierno propagandizaba su "di no a la droga", mientras criminalizaba a toda una generación, ese mismo gobierno estaba metido hasta el tuétano en la importación de cocaína y otras drogas para financiar la guerra de la contra en Nicaragua.

Fuentes

1. Washington's War on Nicaragua, Holly Sklar, South End Press, 1988.

2. The Iran Contra Connection¾Secret Teams and Covert Operations in the Reagan Era, Jonathan Marshall, Peter Dale Scott y Jane Hunter, South End Press, 1987.

3. "How the U.S. Government Has Augmented America's Drug Crisis", Peter Dale Scott, Ph.D.; War On Drugs: Studies in the Failure of U.S. Narcotics Policy, Alfred W. McCoy y Alan A. Block (editores), Westview Press, Boulder, 1992.

4. "CIA and Drug Trafficking by Contra Supporters", memorial de Peter Dale Scott, Ph.D., 30 de septiembre de 1996.

5. "Account Links Contras, Drug Trafficking", Douglas Farah y Walter Pincus, Washington Post, vuelto a publicar en el San Francisco Chronicle, 31 de octubre de 1996.

6. "The Contra-Cocaine Connection", Amy Lang, revista Convergence, Christic Institute, otoño de 1991.

7. "State Organized Crime", American Society of Criminology Presidential Address, William J. Chamblis, 1988.

8. "A Media Snow Job", In These Times, 28 de octubre de 1996.

9. "Is the CIA's New Openness Just Another Con Job on a Naive Public?", Michael Levine, Los Angeles Times, 12 de septiembre de 1993.


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