Obrero Revolucionario #894, 16 de febrero, 1997
En un sentido decisivo y fundamental, este sistema le ha fallado, ha traicionado, al pueblo negro en momentos decisivos de su historia. En concreto, podemos mencionar dos momentos decisivos después de la guerra de Secesión que abolió la esclavitud.
Después de la guerra de Secesión, durante la Reconstrucción (un período corto de no más de 10 años, aproximadamente entre 1867 y 1877), el ejército federal, el ejército de la Unión, permaneció en el Sur para garantizar el cumplimiento de importantes reformas, tanto en la base económica como en la superestructura política.
Hoy, en las películas de Spike Lee sale una línea de "40 acres y una mula". Eso se refiere a la promesa que les hicieron a los negros durante la guerra de Secesión de darles tierra (y los medios necesarios para trabajarla). En ese entonces, para los negros, la propiedad de la tierra era crucial, una especie de "ancla" económica para impedir que los volvieran a esclavizar o los sometieran a la servidumbre en las plantaciones del Sur.
Además de las "40 acres y una mula", les prometieron otros derechos económicos y políticos. De hecho, en el breve período de la Reconstrucción, aunque no se cumplieron del todo las promesas de esos derechos, sí hubo importantes cambios y mejoras en la situación de los negros del Sur. Durante la Reconstrucción, los esclavos emancipados practicaron, aunque no plenamente, el derecho al voto, a ocupar cargos y otros derechos constitucionales de los ciudadanos. Incluso, algunos negros fueron elegidos a puestos altos, aunque nunca a la gobernación, de varios estados sureños.
Ese proceso fue muy contradictorio. La fuerza armada del estado, o sea el ejército federal, nunca garantizó plenamente esos derechos y a menudo aplastó luchas populares en pro de esos derechos. Pero en el Sur se estaba dando una especie de renacimiento democrático-burgués, no solo en favor de las masas negras sino también de muchos blancos pobres y de la clase media. A pesar de agudas contradicciones, durante los 10 años que duró la Reconstrucción, hubo un florecimiento de reformas democrático-burguesas. No fue una revolución proletaria, pero fue algo significativo para la época.
En 1877, todo eso se acabó y se traicionó. La burguesía había conseguido lo que quería: consolidar la totalidad del país; consolidar su posición económica y política en el Sur, así como en el Norte y el Oeste.
Muchos de los antiguos esclavistas estaban empezando a recuperar sus plantaciones y a poner en marcha una forma de explotación básicamente feudal (o semifeudal) de millones de negros por medio del sistema de aparcería (sharecropping), una especie de servidumbre feudal impuesta por el terror judicial y extrajudicial. El capital bancario y otros sectores de capital del Norte habían penetrado en la economía sureña y estaban entrelazados con el sistema de plantaciones y otros aspectos de la economía sureña a múltiples niveles. Así que el renacimiento democrático-burgués que signó a la Reconstrucción estaba empezando a ser una amenaza para la burguesía, así como para los terratenientes sureños. Los capitalistas del Norte ya no querían seguir protegiéndolo o tolerándolo, y mucho menos permitir que cobrara fuerza o que se escapara de su control.
Así que en 1877 sucedió algo dramático: el ejército federal se retiró, les quitaron a los negros los parciales logros económicos y políticos, y los sometieron de la forma más salvaje al viejo sistema de plantaciones, ahora como peones en vez de esclavos. Al ejército federal le dieron dos tareas inmediatas: una, aplastar huelgas, que en ese entonces eran esencialmente de trabajadores blancos; y dos, continuar el genocidio de los indígenas y meter a los que quedaban en los campos de concentración y pobreza que llaman "reservas". Aquí se puede ver otro ejemplo dramático de cómo la clase dominante divide para conquistar a grupos de oprimidos: uno de los ejemplos más trágicos fue la formación de los "Buffalo soldiers" (negros reclutados por el ejército para luchar contra los indígenas) justo cuando se traicionaba la Reconstrucción.
Pero el punto general que quiero recalcar es que en un momento decisivo de la historia de Estados Unidos se planteó muy claramente la pregunta: ¿serían los negros "incluidos", integrados o asimilados a la sociedad en pie de igualdad? ¿Se atacaría y extirparía sistemáticamente la esclavitud y sus vestigios o no? Y la respuesta fue un tajante ¡NO! Y hay una razón objetiva para eso: la burguesía no podía hacerlo sin destripar todo su sistema.
Por el contrario, volvieron a encadenar a los negros, no con cadenas de hierro sino con cadenas económicas, como deuda y otras formas de explotación económica, y con opresión y terror judicial y extrajudicial. Así que ese fue un momento decisivo en el cual el sistema le falló y traicionó al pueblo negro. Y todos, no solo los negros, sino todos los proletarios de todas las nacionalidades y las amplias masas populares, deben entender eso bien, aplicando la posición, el método y el punto de vista del materialismo dialéctico e histórico.
El otro momento decisivo en que el sistema le falló y traicionó al pueblo negro fue después de la II Guerra Mundial, durante el movimiento de derechos civiles. En ese entonces, cambios en la economía y la "geopolítica" mundial, así como cambios en la economía estadounidense, causaron un cambio dramático en la situación de millones de negros.
Todo mundo sabe de la masiva migración hacia el Norte de negros durante la II Guerra Mundial y especialmente después. En los años 50 y 60, millones de negros se trasladaron de las plantaciones a los centros urbanos, especialmente del Norte, pero también del Sur. Como señalamos en La pura verdad, verdad liberadora: Cómo este sistema ha oprimido al pueblo negro, cómo se puede acabar finalmente con toda la opresión, el mismo sistema que esclavizó a los negros y que después los sometió a la aparcería y otras formas de explotación semifeudal, ese mismo sistema y su clase dominante, que se benefició de eso debido a las particularidades del modo de producción burgués, ese mismo sistema, después de la II Guerra Mundial, los expulsó de la tierra, sin consideración alguna por todo el trabajo que le habían dedicado ni todo lo que producían.
Hoy se oyen canallas ataques contra la acción afirmativa, como: "No es justo, a mi hijo le fue muy bien en el examen SAT y no puede ingresar a la universidad que quería porque le dieron el puesto a un negro que sacó menos en el SAT, bla, bla, bla". Cada vez que oigo arremetidas y quejas ignorantes así, me pongo a pensar en algo que vi en la serie The Promised Land (La tierra prometida) que transmitió la cadena PBS sobre la migración de los negros de Misisipí a Chicago, y de sus experiencias tanto en el Norte como en el Sur.
La serie presentó en términos históricos generales el fenómeno social del que hablo: la migración masiva de negros hacia el Norte después de la II Guerra Mundial. Se enfocó en los que fueron a Chicago desde Misisipí, y a Detroit, Cleveland, etc. También relató esa historia en términos personales. Entrevistó a varias personas que contaron cómo y por qué se fueron del Sur y qué encontraron en el Norte. Algo que contó un señor negro me impactó, especialmente en vista de las pendejadas que están fomentado contra la acción afirmativa.
El señor contó cómo era el sistema de aparcería. Además de la explotación "normal" de los aparceros, para colmo los estafaban. Bajo el sistema de aparcería, la tierra pertenecía al amo, y cada año adelantaba a los aparceros semillas para la siembra. Esencialmente todo, desde la tierra que trabajaban, pertenecía al amo, y al fin del año este hacía las cuentas. Los aparceros tenían que entregarle toda la cosecha a él, y él les devolvía una parte. En este caso se trataba de un sistema modificado, o sea que no recibían el pago "en especie" (con lo mismo que habían producido) sino en dinero. Así funcionaba la aparcería en el Sur en ese tiempo, así que se puede ver por qué no era fácil irse si uno se sentía descontento, explotado y estafado, pues estaba endeudado <%2>desde el principio, siempre estaba endeudado.
Bueno, no solo existía un sistema de explotación permanente, institucionalizado y legitimado, sino que para colmo los estafaban. El amo, que además de ser dueño de todo manejaba las cuentas y era el dueño de la tienda donde los aparceros tenían que comprar lo que necesitaban, siempre los estafaba además de explotarlos.
Un año, el día de arreglar cuentas, el padre del señor que contaba la historia fue a reclamar su dinero por todo el año de trabajo. Pero el amo lo estafó: subió el precio de todo, de los suministros, la comida y la ropa que la familia tenía que comprarle. Y el amo le dijo: "Aquí está lo que te debo". Una miserable cantidad. Además de explotado, estafado. Pero eso no fue todo. El amo le dijo: "Sí, eso es lo que te debo, pero no te puedo pagar este año porque lo necesito para pagar la matrícula de mi hijo en la universidad". ¡Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca! Y el aparcero, además de estafado, engañado y explotado, dijo: "Me está diciendo que después de tanto trabajo para dar de comer a mis hijos, darles calzado, no me va a pagar ni eso por lo que trabajé tanto, porque lo necesita para pagar la matrícula de su hijo".
Así que no quiero oír más pendejadas de que la acción afirmativa es una ventaja injusta para los oprimidos.
Volvamos al movimiento de los derechos civiles, que empezó en los 50 y continuó durante los 60. Ese fue otro momento decisivo. Después de la esclavitud vino la Reconstrucción y eso fue traicionado: se instituyó el sistema de aparcería, acompañado del surgimiento del KKK y todo ese terror. Pero en los 50 y 60 de este siglo, algo nuevo se puso sobre el tapete: la cuestión de verdadera igualdad y derechos iguales para todos, la abolición del sistema racista conocido como Jim Crow y de toda esa discriminación.
Esa fue la demanda que se hizo, eso fue lo que se puso sobre el tapete. ¿Y qué pasó? Bueno, se abolieron ciertos aspectos del sistema Jim Crow y la segregación legal, ciertos principios de "apartheid" que negaban a los negros por ley la igualdad formal; por ejemplo, que en una corte la palabra de un negro no valía lo mismo que la de un blanco.
¿Pero se logró siquiera acercarse a la plena igualdad, dio el sistema a los negros igualdad?
¡NO! A pesar de la tremenda y heroica lucha y sacrificio de las masas negras (y de otros que las apoyaban), la respuesta es ¡NO!
El sistema que por siglos los encadenó a las plantaciones sureñas, ahora los echaba de las plantaciones como consecuencia de los cambios operados en la economía sureña y del país en conjunto, así como de la economía y geopolítica mundial.
Para ese sistema, la mano de obra negra en las plantaciones había dejado de ser necesaria, se había vuelto superflua. Así que millones de negros se fueron a las ciudades, segregados y superexplotados en los sectores inferiores del proletariado.
Otra dimensión de esa situación la expuso poderosamente Carl Dix en una charla en que contó de cuando trabajó en una acería de Baltimore. Tan pronto llegó, lo pusieron a trabajar en el peor oficio, en la fundición, donde trabajaban los demás negros. Contó que una vez estaba hablando con un obrero negro mayor (¡y esta es otra historia que arroja luz sobre la acción afirmativa y la tal "discriminación a la inversa"!) y le contó que tenía 25 años trabajando en el mismo departamento, donde se hace el trabajo más pesado, el que menos paga y ofrece menos seguridad, a pesar de que llevaba 25 años trabajando ahí. Le contó que él adiestraba a todo los blancos que llegaban y que cuando estaban adiestrados los ascendían, pero él nunca salió de ese departamento infernal. ¡¿Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca?! Repito, no quiero oír más ataques reaccionarios contra la acción afirmativa porque estamos lejísimos de la igualdad, ni de que los oprimidos tienen ventajas injustas; hágame el favor.
De hecho, como dice La pura verdad, verdad liberadora, la discriminación no está operando "a la inversa"; sigue operando de la misma manera que siempre ha operado a lo largo de la historia de Estados Unidos, sigue promoviendo la supremacía blanca y el machismo.
En términos históricos, aquí tenemos dos importantes momentos decisivos (después de la guerra de Secesión y después de la II Guerra Mundial, o sea, la Reconstrucción y el movimiento de derechos civiles) en los que se planteó claramente la pregunta: ¿dará el sistema derechos iguales a todos? Y la respuesta del sistema fue: ¡NO! No se trata simplemente de que la clase dominante no quisiera hacerlo, sino de que no podía hacerlo. No podía hacerlo porque hubiera tenido que desmantelar todo su sistema, y minar su base económica y superestructura.
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