Obrero Revolucionario #896, 2 de marzo, 1997
Deng Xiaoping murió el 19 de febrero. El gobierno de Estados Unidos y otros imperialistas lo alaban como el "máximo líder chino del siglo 20". ¿Pero cómo deben recordarlo los pueblos del mundo?
Desde el punto de vista de avanzar la sociedad y de liberar a la humanidad, Deng fue uno de los más grandes traidores y criminales de la historia.
Participó en la revolución maoísta que liberó a China en 1949, pero luego se volvió enemigo de Mao y de la revolución.
La clase dominante de Estados Unidos lo recuerda afectuosamente como el hombre que "salvó" a China del comunismo. Pero la verdad es que Deng entregó a China de nuevo a los imperialistas, por lo cual es odiado en el mundo entero por los revolucionarios y otros que sueñan con un mundo mejor y luchan por él.
Deng fue parte de la nueva clase burguesa que surgió en el seno del Partido Comunista de China; fue un falso comunista. En 1989, cuando el pueblo protestaba en la plaza Tienanmen, él fue quien ordenó la masacre de cientos, y tal vez miles, de estudiantes y obreros.
Antes de la liberación, China era un país arruinado por guerras y saqueo; cientos de millones de campesinos vivían en extrema pobreza; y las potencias coloniales se la repartían y la explotaban. La gente vendía a sus hijos para sobrevivir y la hambruna mataba todos los días; millones estaban encadenados a la adicción por el masivo comercio de estupefacientes.
La revolución que dirigió Mao cambió todo eso. Se expulsó a las potencias imperialistas, se tumbó al reaccionario gobierno del Kuomingtang, y el poder pasó a manos de la clase trabajadora. Por más de 25 años, Mao dirigió al pueblo chino en la construcción de una nueva sociedad, una sociedad socialista que se proponía abolir las clases y todas las formas de opresión y de desigualdad.
Desde 1966, hasta su muerte en 1976, Mao dirigió la Gran Revolución Cultural Proletaria. Esa "revolución dentro de la revolución" movilizó a millones de campesinos y obreros para transformar la sociedad en su totalidad, en las fábricas, las granjas, escuelas y la cultura.
Esa revolución sin precedentes tenía como blanco los líderes del Partido Comunista que querían construir un país capitalista y no socialista. Fue una revolución que durante 10 años impidió que gentes como Deng tomaran el poder y le permitió a Mao movilizar a las masas para condenar y derrotar a los "seguidores del camino capitalista". En esa década de feroz lucha de clases, millones de obreros y campesinos participaron en el manejo y la transformación de la sociedad, y se transformaron a sí mismos.
Pero al morir Mao se dio una confrontación decisiva. Deng Xiaoping y otros seguidores del camino capitalista dieron un golpe de estado contra la dirección del Partido, encabezada por los partidarios de Mao, los llamados "Banda de los Cuatro", entre quienes estaban Chiang Ching y Chang Chun-chiao. Así se derrotó el socialismo y un cuarto de la humanidad fue arrastrado de nuevo al camino capitalista de la explotación y la pobreza.
En el momento del golpe, muchos no comprendieron su importancia. Cuando la clase representada por Deng asumió el poder, no dijo: "vamos a revocar la revolución, vamos a restaurar el capitalismo". No, seguía ondeando la bandera roja. Al principio no se atrevía a denunciar a Mao y se seguía llamando comunista. Sin embargo, esos traidores eran falsos comunistas que se oponían a todo aquello por lo que Mao vivió y murió.
La verdad es que Deng era un viejo enemigo de Mao y de la revolución proletaria.
En 1966, al iniciarse la Revolución Cultural, Liu Shao-chi fue identificado como el principal líder del gobierno que formaba parte del "puñado de personas del partido que ha tomado el camino capitalista". En ese entonces, Deng era un estrecho colaborador de Liu y compartía sus ideas.
En 1967, los Guardias Rojos, movilizados por Mao, realizaron manifestaciones en las calles y celebraron reuniones de lucha contra líderes del partido que defendían el capitalismo. Se dijo que Liu era "el número uno de los dirigentes seguidores del camino capitalista" y que Deng era "el número dos seguidor del camino capitalista".
A Deng lo sacaron de su residencia oficial y lo pusieron bajo arresto domiciliario. En 1968, el Comité Central del partido declaró que Liu era "renegado, agente enemigo y vendeobreros" y lo expulsó. En esa misma reunión, se dijo que Deng también era un seguidor del camino capitalista, se le destituyó de sus cargos en el partido y el gobierno, pero conservó su militancia. En 1969 fue trasladado al campo en Jingxi para hacer trabajos manuales por tres años.
Mientras tanto, la Revolución Cultural seguía adelante, movilizando a millones de personas para que participaran en debates y lucha. Dentro del partido, la situación se agudizó entre Mao y sus partidarios por un lado y, por el otro, los revisionistas seguidores del camino capitalista. En 1971, se denunció y tumbó al líder militar y vicepresidente Lin Piao, quien fue identificado como líder de un cuartel revisionista. A la vez, otro centro de oposición a Mao cobraba fuerza apoyado por el primer ministro Zhou En-lai.
Zhou pasó a ser un enemigo de Mao tras bastidores que en 1973 jugó un papel clave en la rehabilitación de Deng, a quien llevó a Pekín a trabajar en el partido en calidad de viceministro. Eso le dio a Deng la posibilidad de organizar y fortalecer un centro de oposición a Mao y fomentar medidas económicas capitalistas.
En 1975, Deng y otros revisionistas empezaron a promover abiertamente un programa claramente opuesto al de Mao y de la Revolución Cultural. Promovían la modernización económica, con las ganancias y los expertos al mando. Querían extender el comercio internacional e incluso las inversiones extranjeras. Querían una alianza total con las potencias imperialistas de Occidente. Y pedían fin a la Revolución Cultural, con el pretexto de que la lucha política estaba "trastornando" y debilitando la economía y la defensa de la nación.
Mao no se oponía a la modernización, pero sí se oponía a la idea de Deng de que "no importa si el gato es blanco o negro, con tal de que cace ratones", lo cual era una descarada recomendación de tomar medidas capitalistas.
La Revolución Cultural movilizó movimientos populares para aumentar la producción, elevar el nivel tecnológico de los obreros y campesinos, y revolucionar las relaciones de producción. Eso llevó a una economía radicalmente diferente. Así se fue reduciendo la brecha entre salarios, y entre el trabajo manual y el intelectual; los trabajadores participaron en la administración y los administradores en el trabajo, y construyeron fábricas en el campo. Inevitablemente, eso produjo trastornos y problemas. Pero Mao concluyó que no se podía determinar el éxito de la revolución por resultados económicos inmediatos. Lo importante era que las masas se estaban encargando de la economía y construyendo una nueva sociedad, y que eso garantizaba el autosostenimiento y el crecimiento económico socialista y no capitalista.
En 1975, Mao lanzó la campaña para "Estudiar la teoría de la dictadura del proletariado y combatir y prevenir el revisionismo". Advirtió sobre el peligro de la restauración capitalista y dijo: "Será muy fácil para gentes como Lin Piao montar el sistema capitalista si escalan el Poder". Claramente se refería a gente como Deng Xiaoping.
Poco después, Deng lanzó una gran ofensiva contra Mao. Organizó una serie de conferencias en importantes industrias y otros sectores de la economía por medio de las cuales destituyeron a los revolucionarios e impulsaron medidas capitalistas. También supervisó la redacción de tres documentos que marcaron un camino completamente diferente para la economía. Esos tres documentos, conocidos como las "Tres yerbas venenosas", promovían el desarrollo capitalista: introducción de tecnología extranjera, incentivos materiales en la industria y la agricultura, la reintroducción de la dirección centralizada, reglas y reglamentos para hacer trabajar más duro a los obreros. Un informe sobre la ciencia proponía exaltar el profesionalismo y los expertos. Era un plan directamente opuesto a las innovaciones de la Revolución Cultural, como mandar estudiantes al campo para vivir y trabajar con campesinos, así como la "investigación de puertas abiertas", que combinaba la investigación científica con la lucha y vida de las masas.
En enero de 1976, murió Zhou En-lai y Mao lanzó una campaña para criticar el revisionismo. El punto de vista de Deng sobre la economía, educación, experimentación científica, tecnología, cultura y relaciones extranjeras fue sometido a un exhaustivo análisis. Millones de personas debatieron y comentaron las "Tres yerbas venenosas", y obreros y campesinos escribieron artículos contra el camino capitalista.
En abril del mismo año, los revisionistas organizaron una protesta de 100.000 personas en la plaza Tienanmen para rendirle homenaje a Zhou En-lai. Pero en realidad fue una protesta contra Mao y sus partidarios, la "Banda de los Cuatro". El partido respondió destituyendo a Deng de sus cargos en el partido y el gobierno, y Mao respondió con la campaña de "Criticar a Deng Xiaoping y revocar el viento derechista".
Mientras los seguidores del camino capitalista complotaban para tomar el poder, Mao luchaba a su manera, movilizando a las masas para que vieran la diferencia entre el camino capitalista y el socialista. Luchó para que se siguiera movilizando a las masas y se previniera la restauración capitalista. Pero no le alcanzó el tiempo.
Mao murió el 9 de septiembre y los seguidores del camino capitalista decidieron lanzar un ataque frontal para tomar el poder. Deng jugó su papel tras bastidores, mientras que Jua Guofeng, un revisionista menos conocido, se hacía presentar como el "continuador de Mao".
El 6 de octubre, los revisionistas lanzaron un golpe de estado militar y arrestaron a la "Banda de los Cuatro". Ese día, terminó la era de Mao y del gobierno proletario en China.
Al tomar el poder en 1949, el pueblo chino tenía ante sí dos destinos. Al haber tumbado al imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, la revolución china sentó las bases para construir el socialismo. Pero la liberación de China también abrió las puertas al capitalismo.
En esa situación histórica, Deng Xiaoping representó un fenómeno social de las revoluciones del tercer mundo que Mao identificó así: "demócratas burgueses que se convierten en seguidores del camino capitalista".
Mao dijo: "Luego de la revolución democrática, los obreros, los campesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior no se han detenido y quieren hacer la revolución. En cambio, una parte de los militantes del partido se muestran renuentes a seguir adelante, y algunos han retrocedido y se han puesto contra la revolución. ¿Por qué? Porque ellos, como altos funcionarios que han llegado a ser, buscan proteger los intereses de los altos funcionarios".
Mao se refiere a gente que participó en la revolución en cierta etapa pero cuyo pensamiento e ideología no siguió avanzando al ritmo de la revolución. No se trata de gente que fue mala desde el principio o que no hizo importantes contribuciones a la revolución, sino de que se "estancó" en la etapa democrático-burguesa de la revolución, cuando la tarea era expulsar a los imperialistas y derrotar a los reaccionarios, especialmente a la clase terrateniente.
Una vez que se estableció el gobierno socialista, muchos de esos cuadros veteranos se opusieron a que la revolución siguiera avanzando. Para ellos no era un proceso histórico por medio del cual había que abolir todas las formas de opresión. No veían al socialismo como un período de transición hacia el comunismo, hacia la abolición de la sociedad clasista; su meta no fue más allá de un estado nacional moderno e independiente. Así que, ante esos dos destinos, el socialista o el capitalista, los demócratas burgueses se convirtieron en seguidores del camino capitalista.
El ascenso al poder de gente como Deng, así como la aparición de la burguesía en el seno del partido comunista, refleja la naturaleza contradictoria del socialismo.
El Presidente del PCR, Bob Avakian, lo ha dicho de esta manera: "El viejo régimen ha sido derrocado, pero ¿cómo, mientras destruyendo al mundo viejo, se construye el nuevo?—es decir, ¿cómo realmente llevar a cabo la construcción económica y hacerlo de manera a persistir en el camino socialista, desarrollando las nuevas relaciones económicas y sociales, y la ideología, la cultura y lo demás para servirlas? Este fue un problema particularmente agudo en China, dado el atraso de la economía, todo el legado de la dominación imperialista combinado con el estancamiento feudal y la necesidad de pasar a través de la etapa democrática de la revolución, y luego pasar inmediatamente después de la victoria en esta etapa a la revolución socialista".
En la China socialista, las contradicciones entre el trabajo manual y el intelectual, entre el campo y la ciudad, y entre los obreros y los campesinos eran muy agudas. Y en una economía socialista, todavía hay dinero, todavía hay diferencias en salarios y otras relaciones económicas que hay que eliminar. Esas desigualdades y diferencias sentaron la base material para la nueva clase burguesa.
Mao sabía que no se podía eliminar esas diferencias de la noche a la mañana, y que había que restringirlas y superarlas poco a poco. Pero los seguidores del camino capitalista, como Deng, querían conservarlas y ampliarlas.
Mao desarrolló un método básico para resolver un problema histórico mundial que enfrentan las masas y la revolución mundial: una vez que el proletariado ha conquistado el poder, cómo desarrollar la revolución y eliminar las desigualdades heredadas de la vieja sociedad.
En concreto, Mao sabía que mientras hubiera una separación entre los que principalmente hacen trabajo administrativo e intelectual y no manual, surgiría la tendencia en esa gente a exigir privilegios, a querer una vida de fama y gloria y, aún más peligroso, a usar su posición para imponer medidas capitalistas.
Mao forjó otro método que incluía combinar el trabajo manual con el intelectual. Por ejemplo, durante la Revolución Cultural, se mandaba a los que hacían trabajo intelectual a trabajar al lado de campesinos y obreros. Y a las masas se les aconsejaba aprender trabajos intelectuales y administrativos.
Bob Avakian explicó: "Había cierta necesidad de apoyarse en los intelectuales, los `expertos' técnicos, aún personas con experiencia en administración—los cuales habían sido todos entrenados en la vieja sociedad, y de acuerdo a su ideología y métodos, y que gozaban de mucho privilegio sobre las masas trabajadoras.... Mao reconoció la necesidad de unirse con muchos intelectuales, y de utilizarlos, pero también insistió que estos deben ser moldeados de nuevo en su manera de pensar, y deben tomar parte en la labor productiva y la lucha política junto con las masas".
El ascenso al poder de gente como Deng también puso de manifiesto algo que hasta ese tiempo no se comprendía: que en el socialismo surge una nueva clase de burgueses y su cuartel general está dentro del partido comunista.
Mao fue quien llegó a comprender que en el socialismo existen clases y que la época del socialismo será signada por agudas luchas y confrontaciones decisivas para ver qué clase tendrá el poder. Uno de los aportes teóricos de Mao fue demostrar que el hecho de que existen desigualdades en el socialismo produce nuevas fuerzas privilegiadas y una nueva clase de burgueses, cuyo centro está precisamente dentro del partido.
¿Por qué? Porque las masas necesitan una vanguardia revolucionaria para dirigir la lucha de clases y transformar la sociedad. Y en la sociedad socialista, el partido es la principal fuerza política y la fuerza que dirige la economía. Pero precisamente por eso, los dirigentes que impulsan una línea capitalista están ubicados en puestos estratégicos desde donde pueden reestructurar la economía y las instituciones sociales hacia el camino capitalista.
Mao forjó el método de la Revolución Cultural para resolver ese problema; para movilizar a las amplias masas y desenmascarar, condenar y tumbar a los seguidores del camino capitalista dentro del partido.
Unos preguntan: ¿por qué Mao simplemente no se deshizo de gente como Deng Xiaoping? Porque Mao sabía que eso en sí no resolvería el problema. Sabía que si las masas no aprenden a distinguir entre el camino capitalista y el socialista, no importa cuántos revisionistas tumben, otros los reemplazarán y nada cambiará.
Mao dijo que la tarea de la Revolución Cultural era tumbar del poder a los seguidores del camino capitalista, pero que su meta era resolver el problema de concepción del mundo y erradicar el revisionismo.
Los movimientos y debates masivos de la Revolución Cultural eran importantes porque permitían a las masas comprender los asuntos esenciales, especialmente el hecho de que había que transformar y dominar todos los aspectos de la sociedad. Las masas tenían que comprender que ellas eran la fuerza motriz del proceso revolucionario y que tenían que supervisar al partido e impedir el regreso al capitalismo, y que por medio de esas luchas y transformaciones políticas, las masas, a millones, pueden aumentar su conciencia y control de la sociedad.
Los imperialistas dicen que el ascenso de Deng en China muestra la superioridad del sistema capitalista y la "muerte del comunismo". Pero vayan y pregúntenles a las masas chinas hoy, que están experimentando la pesadilla de la sociedad capitalista con cada vez más sufrimiento, desigualdad y opresión.
Después de la masacre de Tienanmen en 1989, el Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista publicó un documento que detallaba el papel traidor de Deng en la historia:
"Los revisionistas y seguidores del camino capitalista dentro del partido comunista, encabezados por el renegado Deng Xiaoping, dos veces derribado por el propio Mao, y otros por el estilo de Jua Guofeng, Hu Yao-bang y Zhao Ziyang, usurparon el poder estatal en China. Emprendieron la tarea de destruir la economía socialista y las relaciones socialistas de producción y establecer un sistema de propiedad privada con el beneficio en el puesto de mando. Su lema era `Hacerse rico es glorioso'; su meta más elevada, la búsqueda de sus propios intereses. Llevaron a cabo una restauración del capitalismo rápida y profunda y un sometimiento de la economía al capital financiero imperialista y su sistema de mercado, especialmente a los imperialistas occidentales dirigidos por USA.... Todas las injusticias sociales contra las que protestan las masas: el dramático crecimiento del paro, las galopantes subidas de los precios, la falta de viviendas y la tremenda corrupción del gobierno de Deng, son el resultado inevitable de la restauración del capitalismo en China. Y la carnicería criminal de la clase dominante es solo una prolongación de los horrores, violencia y sufrimientos que el sistema imperialista arroja sobre la mayoría del pueblo en todo el planeta".
Los imperialistas alaban a Deng porque volvió a meter a China al mundo del capitalismo del mercado libre. Pero los pueblos del mundo deben dar otro veredicto sobre la vida de Deng y su papel traidor en la historia. Y la mejor manera de hacer esto es alzar la brillante bandera roja de Mao y trabajar incansablemente para que llegue el día en que las masas de todo el mundo se puedan librar del sistema capitalista y construir un mundo enteramente nuevo.
This article is posted in English and Spanish on Revolutionary Worker Online
http://rwor.org
Write: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Phone: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(The RW Online does not currently communicate via email.)
??