Complots de la CIA contra Irak

Obrero Revolucionario #945, 22 de febrero, 1998

Desde que terminó la guerra del Golfo de 1991, los voceros, politiqueros y "expertos" de la clase dominante de Estados Unidos han gritado a los cuatro vientos que quieren "eliminar" a Saddam Hussein y han puesto en marcha planes para hacerlo.

Según la lógica sanguinaria de los imperialistas, cuanto más severas sean las sanciones económicas y cuanto más sufra el pueblo, más se volteará la opinión pública contra Saddam Hussein. Igualmente, con bombardeos de cuando en cuando, esperan que los militares le den la espalda.

La CIA ha llevado a cabo campañas de millones de dólares dentro de Irak para desestabilizar y tumbar a Hussein.

Los complots de la CIA en Irak son otro capítulo de las guerras secretas, asesinatos e intervenciones que perpetra en todo el mundo, y de traición al pueblo curdo.

La traición después
de la guerra del Golfo

Los 23 millones de curdos viven en las zonas montañosas de Irak, Turquía, Irán y Siria. Tienen una orgullosa historia de lucha en aras de un país independiente, y mucha experiencia de opresión y traición por una serie de imperialistas y reaccionarios.

Durante la guerra del Golfo de 1991, el presidente George Bush instó a los curdos a levantarse contra el gobierno de Hussein y prometió ayudarles. Pero cuando los curdos se alzaron en el norte, y los chiítas en el sur, Estados Unidos se hizo el sordo porque temía que la desintegración de Irak perjudicara sus intereses regionales a largo plazo. Por ejemplo, temía que Irán aprovechara la situación para tomarse territorio o que el caos se extendiera a Turquía, un país que pertenece a la alianza de guerra OTAN.

Así que Estados Unidos se quedó de brazos cruzados cuando los helicópteros blindados de Irak aniquilaron a los curdos y a los chiítas. La ofensiva iraquí aplastó la rebelión, mató a muchos y creó más de un millón de refugiados curdos. El ejército turco cerró la frontera para bloquearle el camino a los refugiados.

Esa fue una amarga lección para los curdos: ¡Jamás se debe confiar en Estados Unidos!

Sin embargo, esa lección no se aprendió y poco después los líderes curdos y otros confabularon con la CIA contra Saddam Hussein.

La campaña de relaciones públicas de la CIA
y el "grupo de oposición"

En mayo de 1991, Bush firmó una orden secreta para que la CIA "creara las condiciones para retirar" a Hussein. El 7 de febrero, en el programa de TV Saturday Night del canal ABC, el locutor Peter Jennings le preguntó a Brent Scowcroft (asesor de seguridad nacional) sobre la orden secreta: "Desde el punto de vista de una persona común y corriente, ¿se podría concluir que la orden prácticamente pide la ejecución de un líder extranjero sin decirlo textualmente?". Scowcroft: "Sí, así es".

Para cumplir la orden, la CIA contrató a la agencia de relaciones públicas de John Rendon, una importante figura del Partido Demócrata. La campaña que montó la agencia de relaciones públicas para difamar a Saddam Hussein costó $24 millones el primer año e incluía exhibiciones fotográficas, videos, anuncios por radio y hasta un libro de tiras cómicas.

La CIA también formó un "grupo de oposición" con grupos armados curdos y otras organizaciones. Aunque tienen contradicciones se pusieron de acuerdo bajo la dirección de Estados Unidos. La agencia de relaciones públicas le puso a esta agrupación el nombre de Congreso Nacional Iraquí (CNI).

El CNI estableció su base de operaciones en el norte de Irak, donde Estados Unidos creó una zona de exclusión que prohíbe los vuelos de aviones iraquíes.

En julio de 1992, los dirigentes del CNI se reunieron en Washington con el secretario de Estado, James Baker, y Brent Scowcroft. Fue una expresión pública de apoyo oficial.

Pero, aparentemente, Estados Unidos no le dio mucha importancia al CNI. En el programa Saturday Night, Scowcroft explicó que el papel del CNI en la campaña para eliminar a Hussein era "mínimo".

Así y todo, la CIA continuó dándole al CNI $4 millones al año, con lo cual construyó emisoras de radio y TV para transmitir la propaganda contra Hussein preparada por la agencia de relaciones públicas.

La CIA espía a su propio engendro

Los dirigentes del CNI pensaron que contaban con todo el respaldo de Estados Unidos, pero resulta que estaba tramando otro plan: un golpe militar encabezado por el general retirado Adnan Nuri.

Nuri era uno de los oficiales exilados en Amán, Jordania, y pertenecía al grupo llamado Acuerdo Nacional Iraquí (ANI), cuyo objetivo era organizar un golpe militar contra Hussein. El ANI fue organizado por la agencia de espionaje inglesa MI6 después de la guerra del Golfo. Estados Unidos lo respaldó porque le pareció la mejor opción para "eliminar" a Hussein y evitar un levantamiento popular.

Para el imperialismo estadounidense, la mejor opción era, y sigue siendo, el derrocamiento de Hussein y la conservación de las fuerzas armadas y el aparato estatal. Es decir, deshacerse de Hussein e impedir que las masas aprovechen la brecha para lanzarse a la lucha antiimperialista.

En junio de 1992, la CIA se reunió con Nuri. En el programa Saturday Night, Nuri dijo: "Me dijeron que hiciera trabajo fuera del CNI, que no renunciara, pero que hiciera trabajo aparte".

Mejor dicho, ¡el CNI pasó a ser blanco de la CIA! Nuri sería uno de sus espías para asegurar que el CNI cumpliera órdenes.

En noviembre de 1992, Clinton reemplazó a Bush y volvió a firmar la orden secreta contra Hussein.

La ofensiva del CNI

Pensando que tenía todo el respaldo de Estados Unidos, el CNI preparó una ofensiva militar. En noviembre de 1993, Ahmed Chalabi, el cabecilla del CNI, viajó a Washington para informar a sus patrones de sus planes.

En octubre de 1994, la CIA estableció una base permanente en la ciudad de Salahudín, en la zona de exclusión, y puso tres equipos de agentes a trabajar con el CNI. Esto se vio como un apoyo a la ofensiva militar y se fijó la fecha para marzo del 95.

Ahmed Chalabi, acompañado de un agente de la CIA, se reunió con Masud Barzani, el dirigente del Partido Democrático Curdo (PDK), para confirmar que este participaría en la ofensiva. Barzani ya llevaba muchos años colaborando con la CIA, para mantener "orden" entre los curdos y hostilizar a los curdos que luchan contra el gobierno de Turquía. Barzani quería confirmación de que Estados Unidos les daría apoyo militar, y el agente de la CIA le aseguró que lo tendrían.

Pero el día de la ofensiva, el agente de la CIA le llevó un cable urgente al CNI que decía que, por orden directa de Anthony Lake, el asesor de seguridad nacional, no los podrían ayudar. Textualmente, el cable decía: "Están solos.... Estados Unidos no apoyará esta operación con respaldo militar ni de ninguna otra clase".

El CNI decidió seguir adelante con la ofensiva, pero fracasó en cuatro semanas.

Golpes de estado

El locutor Peter Jennings dijo en el programa Saturday Night: "En enero de 1996, Estados Unidos suspendió toda ayuda al CNI. Pero la CIA no abandonó su objetivo de tumbar a Hussein. Lo que hizo fue encaminar todos sus esfuerzos hacia un golpe militar". Con ese fin, la CIA se dedicó a trabajar con los generales retirados del ANI, a quienes les dio millones de dólares. La CIA metió de contrabando equipo de comunicación a Bagdad para que pudieran estar en contacto directo con sus partidarios en las fuerzas armadas.

Sin embargo, los servicios de inteligencia capturaron el equipo de espionaje. Jennings explica: "Para colmo, usaron el equipo para comunicarse con la CIA y decir: `Los agarramos'".

La CIA abandona su red
de soplones a sueldo

Al fracasar la ofensiva del CNI, Barzani y el PDK perdieron control de la ciudad de Arbil ante otro grupo curdo, la Unión Patriótica de Curdistán (UPC), que según informes recibió ayuda de Irán. Para recuperarla, Barzani acudió a Saddam Hussein.

Hussein despachó tropas para recuperar Arbil. En la toma de la ciudad murieron muchos militantes y partidarios de la UPC.

Aunque Estados Unidos dice que la toma de Arbil es una de las "atrocidades" de Saddam Hussein, ¡el hecho es que fue una petición de un grupo con fuertes vínculos a los servicios de espionaje yanqui!

Los equipos de agentes de la CIA estacionados en el norte de Irak huyeron días antes de que llegaran las tropas iraquíes, pero muchos de sus espías cayeron presos, junto con información sobre las operaciones de la CIA y del CNI.

Estados Unidos aprovechó el ataque a Arbil para bombardear el sur de Irak. No fue un ataque de respaldo a los curdos ni a otros pueblos que luchan contra Hussein. Fue para minar a las FFAA y ablandarlas para futuros complots e intrigas. El secretario de Defensa, William Perry, dijo que el ataque fue para proteger "a los países vecinos [de Irak], la seguridad y estabilidad regional y el despacho de petróleo al mundo".

La lección que hay que sacar de todo eso es que los pueblos que desean liberarse jamás deben contar con Estados Unidos, pues los traicionará.


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