Resolución contra la inmigración
contamina el Sierra Club

Obrero Revolucionario #951, 5 de abril, 1998

Los 550.000 miembros del Sierra Club, el mayor grupo ambientalista de Estados Unidos, van a votar sobre una resolución contra la inmigración. La resolución ha sido disfrazada como una medida para proteger el medio ambiente. Hay dos posiciones: la "Alternativa A", que propone reducir la inmigración, y la "Alternativa B", que dice que el grupo no debe tomar posición al respecto. La "Alternativa B" también dice que el Sierra Club debe "remediar las raíces de los problemas demográficos globales" defendiendo "el derecho de todas las familias a recibir servicios médicos maternales y reproductivos, y los derechos políticos y la igualdad de la mujer"; y que debe remediar "las raíces de la migración fomentando crecimiento sostenible y seguridad económica, buena salud y nutrición, derechos humanos y patrones de consumo que no perjudican el medio ambiente".

El Sierra Club se dedica a proponer leyes para proteger el medio ambiente, las especies en peligro de extinción, los bosques y los ríos. La gran mayoría de sus miembros son de la clase media.

Aprobar la "Alternativa A" sería una infamia, un sello de aprobación del movimiento ambientalista a los ataques a los inmigrantes. Ya existe un cruel clima que les echa la culpa sin razón a los inmigrantes por muchos problemas sociales, como agotar los recursos gubernamentales y "quitarles trabajos a ciudadanos estadounidenses". Si el Sierra Club declara oficialmente que además dañan el medio ambiente, le daría un barniz de respetabilidad a esos ataques. Por eso, el debate se ha salido del Sierra Club y ha llegado a los medios y la Internet, especialmente en California.

Varios grupos progresistas se han unido a las fuerzas del Sierra Club que apoyan la "Alternativa B"; grupos racistas y derechistas han hecho lo mismo con la "Alternativa A". "La derecha se ha dado cuenta de que necesita un ancla centrista", le dijo Michael Dorsey (de la junta directiva del Sierra Club) a la revista New Times. "Básicamente su objetivo es limpiar su retórica política, para poder decir a los congresistas, por ejemplo: `El Sierra Club está con nosotros, ¿por qué no nos apoya usted también?'".

La "Alternativa A" perjudicaría varias importantes nuevas alianzas que se están forjando. Varios grupos ambientalistas se han unido a la lucha contra el "racismo ambiental", o sea, los peligros de la contaminación para las nacionalidades oprimidas. Por ejemplo, una alianza de ambientalistas y la comunidad latina frenó un plan para localizar un vertedero tóxico en Kettleman City, California. El Grupo Político Ecológico (PEG) de San Francisco ha luchado hombro a hombro con trabajadores del campo y pueblos agrícolas contra potentes venenos, como bromuro de metilo, en el cultivo de fresas.

De teoría de superpoblación
a ataque a los inmigrantes

En el movimiento ambientalista siempre ha habido reñidos debates. Hay quienes le echan la culpa correctamente al capitalismo por el despilfarro y la destrucción que dañan el medio ambiente.

Pero no todos están de acuerdo. También hay quienes creen que los problemas ambientales se deben a un exceso de población, y que controlar el crecimiento demográfico es clave para resolverlos. En el Sierra Club una poderosa corriente conservadora fomenta esa teoría de "superpoblación". De hecho, en 1970 el club publicó el conocido libro The Population Bomb de Paul y Ann Erlich, que postulaba que la "superpoblación" era la fuente de la pobreza, la destrucción ambiental y otros problemas sociales.

El Sierra Club nunca antes se ha opuesto a la inmigración, pero hay quienes dicen que sería una aplicación lógica de su posición contra la "superpoblación". Dicen que como a causa de la inmigración, la población de Estados Unidos aumenta un millón de personas al año, reducir la inmigración sería una manera práctica de limitar el crecimiento y aflojar la presión demográfica sobre los recursos naturales.

Lógica antipopular y chovinismo imperialista

Esta no es la primera vez que un debate sobre la inmigración ha estallado en el movimiento ambientalista. Hace una década, el grupo militante Earth First se dividió cuando unos de sus fundadores (como Dave Foreman) adoptaron la posición de que los seres humanos son el principal peligro al medio ambiente. Muchos miembros (como Judi Bari) se opusieron; dijeron que ese punto de vista excusa al capitalismo, que en realidad la sed de ganancias es lo que está destruyendo el medio ambiente y que gente de muchos sectores (incluso trabajadores de la industria maderera) puede luchar contra las corporaciones. En ese debate, Foreman indignó a muchos cuando propuso parar la inmigración.

Después de perder la batalla en Earth First, Foreman entró a la junta directiva del Sierra Club, donde propuso la "Alternativa A".

Sin ir muy lejos se ve la hostilidad de los partidarios de la "Alternativa A" hacia los pobres del mundo, especialmente del tercer mundo. Uno, Garett Hardin, compara a Estados Unidos con un "bote salvavidas", con una cantidad limitada de cupo, comida y agua; dice que está rodeado de otros países cuyos "botes salvavidas" están atestados y sin los recursos necesarios. Todo el mundo quiere subirse a nuestro "bote salvavidas", así que la respuesta "ética" es defender la frontera, repulsar a los "intrusos" e impedir que el "bote salvavidas" se hunda.

Esto no busca resolver (ni siquiera entender) los problemas ambientales mundiales o la pobreza, sino defender las desigualdades existentes, bajo un barniz ambientalista superficial. Es la misma "ética" que pusieron en práctica los oficiales del trasatlántico Titanic, cuando encerraron a los pasajeros de la clase obrera a punta de fusil para que los de primera clase pudieran subir a los botes salvavidas. En un país como Estados Unidos, una posición como esta es chovinismo imperialista.

Fundamentalmente, la lucha para defender el medio ambiente mundial nunca se ganará al nivel nacional, viendo un país como un "bote salvavidas" y a todos los demás como una amenaza. En la actualidad la sociedad humana tiene un profundo desequilibrio económico. El 20% más rico de la población mundial disfruta del 64% de los ingresos, y el 20% más pobre solo recibe el 2%. Eso se concentra en la enorme brecha entre un puñado de países imperialistas y los países oprimidos. Estados Unidos tiene el 5% de la población mundial pero produce el 72% de los desechos peligrosos y consume el 25% de los combustibles fósiles.

Ese desequilibrio es un elemento importante del problema ambiental, y defenderlo no llevará a una resolución.

Hace poco el supremacista blanco David Duke escribió en su Webpage: "Lucharé hasta el fin contra la superpoblación, y por la protección de nuestro medio ambiente, parando totalmente la inmigración ilegal y casi toda la inmigración legal a América". Dime con quién andas y.....

La pura verdad

"Restringir la inmigración no protegerá el medio ambiente, y echarles la culpa a los inmigrantes empeora los problemas ambientales porque ignora los verdaderos problemas y las verdaderas soluciones.... Las fuerzas armadas de Estados Unidos son el mayor contaminador del mundo. Su producción de desechos tóxicos no se debe a la demanda de los consumidores, la población del país ni de ningún otro país.... Los inmigrantes no vierten venenos en los ríos, no contaminan el aire ni destruyen las tierras pantanosas con proyectos de desarrollo. De hecho, echarles la culpa a ellos permite que se laven las manos las corporaciones transnacionales y los demás grandes contaminadores. Si queremos resolver los problemas ambientales tenemos que atacar las causas. Refrenar a las grandes corporaciones es la solución a muchos problemas; culpar a los inmigrantes es alejarse de la solución".

Brad Erickson, del Grupo Político Ecológico (PEG),
en la emisora KQED

Muchos del Sierra Club y del movimiento ambientalista han luchado contra la "Alternativa A". La actual junta directiva (ahora Foreman no es miembro) se opone unánimemente, y 26 de sus 60 capítulos han aprobado la "Alternativa B". Entre los partidarios de la "Alternativa B" figuran el actual presidente del Sierra Club; Dolores Huerta, co fundadora del sindicato de trabajadores del campo United Farm Workers; y Carl Anthony, presidente del Earth Island Institute.

Un folleto sobre la "Alternativa B" dice: "Los métodos agrícolas e industriales destructivos, como el uso innecesario de pesticidas y otros productos químicos, la explotación minera a cielo abierto, la tala de bosques, los desechos tóxicos y el desperdicio de energía por las corporaciones tienen un impacto negativo ambiental mucho mayor que el crecimiento demográfico".

Un documento de la Red Nacional sobre los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados y el American Friends Service Committee afirma que la "Alternativa A" pone la situación patas arriba: los inmigrantes no causan la destrucción ambiental, pero la devastación del medio ambiente por las grandes corporaciones capitalistas muchas veces es lo que los hace emigrar. Dice: "Millones de personas han tenido que irse porque sus tierras se han vuelto tóxicas o yermas. Los intereses económicos multinacionales, que pasan por alto las protecciones o explotan indebidamente los recursos naturales, son la mayor causa de la devastación ambiental. Cada año se talan once millones de hectáreas de bosques tropicales, se pierden 26 billones de toneladas de humus y se desertifican seis millones de acres de tierras fértiles. Además, muchos proyectos de `desarrollo' desplazan a la población tradicional. La `agroindustria' mecanizada reemplazó muchas técnicas agrícolas tradicionales de pequeña escala con métodos agrícolas tóxicos para producir cultivos de exportación. Otros ejemplos de las consecuencias ambientales del desarrollo son la inundación de grandes extensiones de tierra por presas, y proyectos para desarrollar los bosques o las sabanas donde viven pueblos indígenas. Se calcula que actualmente de 10 a 25 millones de personas han sido desplazadas de sus tierras tradicionales por razones ambientales".

La frontera México/Estados Unidos es un buen ejemplo de las verdaderas relaciones internacionales y sus consecuencias ambientales. En el lado mexicano hay centenares de maquiladoras estadounidenses, que envenenan a los trabajadores y vierten enormes cantidades de desperdicios tóxicos en la atmósfera y el agua. En un pequeño pueblo de 800 personas cerca de Tijuana, entre 1990 y 1994 hubo 25 casos de anencefalia, un defecto congénito muy raro. En Matamoros, 16 familias demandaron a 80 compañías (como General Motors) por causar defectos congénitos.

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"De todo lo que existe en el mundo, lo más precioso es el pueblo".

Mao Tsetung

Por todo el mundo las masas están sufriendo a raíz de la destrucción ambiental; son las víctimas y no la causa. Echarles la culpa a los oprimidos no parará los derrames de petróleo, la destrucción de los bosques tropicales ni la destrucción de la capa de ozono por químicos de refrigeración.

El sistema capitalista, en su etapa de imperialismo global, está expoliando el planeta. Parar la destrucción ambiental y todo el sufrimiento que causa requiere reemplazar al capitalismo con un sistema social totalmente diferente. El pueblo es la clave para esa transformación revolucionaria social. Los que quieren construir un mundo nuevo (sin el predominio de las ganancias ni destrucción ambiental) deben darle la bienvenida a los inmigrantes, unirse con ellos y aprender de sus experiencias y su conciencia política.


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