Acabar con el 'pecado', Parte 4

Acabar con la desigualdad

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #985, 6 de diciembre, 1998

"Por cualquier lado que se mire, no cabe duda de que en la actualidad hay lo que se podría llamar una `crisis moral en Estados Unidos'. Ha habido un considerable `derrumbamiento de la moral tradicional'. Pero la respuesta a esto, si se piensa en lo que más le conviene a la gran mayoría de la población de Estados Unidos y a la gran mayoría de la humanidad, no es reafirmar agresivamente esa `moral tradicional', sino conseguir que la humanidad encarne una moral radicalmente diferente, a medida que vaya transformando radicalmente la sociedad y el mundo, y como algo necesario para lograrlo. No se trata de apretar las cadenas de la tradición sino de romperlas".

Bob Avakian

En vista de la actual lucha intestina de la clase dominante, la serie de artículos de Bob Avakian sobre la `crisis de la moral' es muy pertinente. Entre esos importantes ensayos figuran: "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William Bennett, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado' o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Parte 2)". En la parte de "Acabar con el `pecado'" que publicamos a continuación, habla sobre la moral comunista.

El OR publicará más partes de esta serie y los lectores la encontrarán en su totalidad en el website del OR en: rwor.org.com

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Entre los principios comunistas está la meta decisiva de superar todas las desigualdades entre el hombre y la mujer, y entre diferentes pueblos y nacionalidades. El punto de vista y la metodología comunistas dejan en claro que la opresión de la mujer está inextricablemente ligada a la división de la sociedad en clases y a toda la explotación y opresión que la han acompañado por milenios, y que la abolición de esa explotación y opresión, y de las diferencias de clases en sí, está inextricablemente ligada a la emancipación de la mujer. Mejor dicho, la emancipación de la mujer es una parte crucial de "las 4 todas*" y hay que evaluar todos los aspectos de las relaciones sexuales y familiares desde el punto de vista de su relación con esa emancipación.

La moral comunista apoya todo lo que promueve la lucha por esa emancipación y se opone a todo lo que degrada a la mujer y fortalece su opresión de cualquier manera, ya sea la decadencia sexual de "fin de imperio" o la "moral tradicional", la degradación de la pornografía o la de la Biblia.

De igual manera, si bien al llegar a la meta final del comunismo se habrán superado las hostilidades entre naciones, y la separación de la humanidad en naciones en sí, y se habrán reemplazado con la asociación cooperativa de todos los seres humanos, eso solo se puede lograr por medio de una lucha resuelta para lograr la igualdad entre naciones como un aspecto clave de la transición al comunismo. A la vez, la igualdad entre naciones (su aspecto más concentrado y decisivo) es el derecho de las naciones oprimidas a la autodeterminación y, en particular, la liberación de la gran mayoría de los pueblos del mundo, por todo el tercer mundo, sometidos a la dominación imperialista.

La moral comunista se opone a todo lo que defiende el predominio imperialista y la desigualdad entre naciones, como la discriminación contra los idiomas y culturas de las naciones oprimidas y minorías nacionales, y todas las ideas chovinistas de la superioridad de una nación sobre otra. Y la moral comunista apoya todo lo que promueve la unidad entre las masas populares de todas las nacionalidades sobre base de la lucha por la igualdad entre naciones, el derecho a la autodeterminación y la liberación de las naciones oprimidas.

Tanto el estudio de problemas sociales particulares, como la discusión sobre principios generales, ilustra que la moral comunista tiene una fuerte base y una aplicación concreta al mundo en esta época. Engels dice que por primera vez en la historia la sociedad humana--debido a las fuerzas de producción materiales--ha llegado a tal punto que hoy existe la base para que toda la humanidad (no un grupo pequeño y aislado como en otros tiempos) pueda trabajar en conjunto y satisfacer sus necesidades materiales y culturales, en un nivel ascendente, sin la división de la sociedad en clases, sin opresión y sin antagonismos sociales. Pero eso no es todo; además de demostrar que la división de la sociedad en clases y el monopolio de la riqueza y el poder y la vida intelectual en manos de un puñado no son necesarios, Engels puntualizó que constituyen "económica, política e intelectualmente una barrera levantada ante el progreso". (Del socialismo utópico al socialismo científico, énfasis del autor.)

Por tanto, aunque la moral comunista, como cualquier otra moral, no es trascendental (en el sentido de que sea independiente de una base histórica y social y que sea aplicable a todas las épocas), tiene la calidad de universalidad para esta época: corresponde al salto que tiene que dar la humanidad en esta época y a los medios para darlo.

La ideología comunista no es, como dicen sus enemigos, una "nueva religión" (aunque es cierto que los revisionistas la han tratado como tal y que los revisionistas que han llegado al Poder la han degradado y convertido en algo como una "religión de estado"). Todo lo contrario, se basa en una metodología científica para el estudio de las fuerzas que operan en la naturaleza y la sociedad, señala la dirección que debe de tomar la humanidad para comprender y transformar esas fuerzas naturales y sociales y sienta sólidas bases materiales para los principios y la moral que corresponden al gran salto que la humanidad ha empezado a dar.

El comunista, dijo Mao, debe ser sincero y franco; debe luchar resueltamente por la revolución y ponerla por encima de su propia vida, subordinar sus intereses personales a los de la revolución y de las masas; en todo momento y lugar debe "adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente contra todas las ideas y acciones incorrectas, a fin de consolidar la vida colectiva del Partido y la ligazón con las masas"; debe preocuparse más por el Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí mismo. (Véase "Contra el liberalismo".) Esa es, en esencia, la moral comunista en esta época histórica de transición de la época de la burguesía a la época del mundo comunista, de ruptura radical con las cadenas tradicionales, tanto materiales como ideológicas.

* La base de la moral comunista está concentrada en lo que los maoístas llaman "las 4 todas", tomadas del resumen que hizo Marx de las metas y los objetivos de la revolución comunista: la supresión de todas las diferencias de clase (o "diferencias de clase en general"); la supresión de todas las relaciones de producción en que estas descansan; la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción; y la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales. (Véase, "¿Qué es la moral comunista?", OR, No. 841.)


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