El reino de terror después de Wounded Knee

Relatos de la resistencia del pueblo lakota

Debbie Lang Obrero Revolucionario #1039, 23 de enero, 2000

En la primavera de 1973, cientos de indígenas y seguidores ocuparon el pueblo de Wounded Knee en la reserva Pine Ridge del estado de Dakota del Sur. Exigían que el gobierno suspendiera el asesinato y el hostigamiento de los militantes del Movimiento Indígena Americano (AIM), de sus seguidores y de los tradicionalistas, y que respetara los tratados que le dieron al pueblo lakota (también llamado siux) autodeterminación en los Black Hills.

El gobierno respondió despachando 300 efectivos del ejército, FBI, Buró de Asuntos Indígenas (BIA), mariscales federales y policía estatal. Los indígenas montaron una defensa armada que duró 73 días. Su heroicidad y militancia resonó por todo el mundo y prendió un poderoso movimiento de apoyo a la lucha de los pueblos indígenas. En Wounded Knee, en 1890 el ejército federal masacró a 300 hombres, mujeres y niños siux, y desde entonces ha sido un símbolo de lucha.

Después del sitio de 1973, el gobierno federal desencadenó una ola de represión contra los habitantes de Pine Ridge. Quería erradicar la influencia de AIM y sembrar terror entre los tradicionalistas para apoderarse de las tierras ricas en uranio, carbón y petróleo. Los tradicionalistas se oponían a las autoridades impuestas por el gobierno federal y luchaban por defender las costumbres de su pueblo.

Después de Wounded Knee el gobierno desató una ola de represión contra los habitantes de Pine Ridge. De todo el país llegaron valientes militantes de AIM, entre ellos Leonard Peltier; no todos eran lakota.

El 26 de julio de 1975, el FBI trató de tomar por asalto el campamento de Oglala de AIM. Dos agentes del FBI y un militante de AIM murieron. En 1977 las autoridades acusaron injustamente a Leonard de matar a dos agentes del FBI, por lo cual ha pasado 23 años en un calabozo. Pero Leonard ha ganado respeto y apoyo por todo el mundo como voz de los pueblos indígenas y como preso político que no se deja quebrantar.

Noviembre de 1999 fue el Mes de Libertad para Leonard Peltier y miles de personas viajaron a Washington, D.C., para exigir su libertad. Entre ellos estuvieron veteranos del sitio de Wounded Knee y de la lucha en la reserva Pine Ridge. Este artículo recoge conversaciones que tuvo nuestra corresponsal Debbie Lang con esos luchadores. <ALIGN="CENTER"*****

"Por la mala conducta y criminalidad del FBI murieron 500 inocentes. Hoy, el FBI, admite que hay más de 60 asesinatos políticos sin resolver desde los años 70 en la reserva Pine Ridge, gente que luchó por la soberanía, contra la colonización absoluta de nuestro pueblo".

Edgar Bear Runner, de la reserva Pine Ridge

"El tratado dice que nosotros somos dueños de la mitad de Dakota del Sur, parte de Montana, parte de Wyoming y un rinconcito de Nebraska. Es un área grande donde están los Black Hills. A eso se debe el genocidio, porque esperan que una generación se olvide de esas cosas".

Jean Roche, sobreviviente del tiroteo en Oglala

Después de Wounded Knee, el gobierno contraatacó con saña; acusó a cientos de personas y metió en la cárcel o enredó en litigios judiciales a muchos militantes de AIM. Carter Camp, de AIM, me dijo:

"El gobierno federal se desbocó. Hay 66 asesinatos que no se han resuelto desde ese entonces. Eliminaron a la dirección secundaria, a los cuadros que nos respaldaban e intimidaron a los demás. Eso fue después de Wounded Knee. El reino de terror duró hasta 1980.

"Al gobierno no le gusta que la gente luche por libertad; eso es anatema para este gobierno y por tanto se propuso aniquilar a AIM y parar el movimiento de liberación de los indígenas. Compraron el apoyo de unos indígenas, a quienes armaron y enseñaron a asesinar, esas cosas que hacen tan bien la CIA y el FBI. Esos individuos se llamaban GOONs (Guardianes de la Nación Oglala). Eran unos salvajes a quienes mantenían drogados y borrachos. Se estaba dando una verdadera guerra civil en la reserva. De noche no podíamos salir en carro, por todos lados tenían retenes. Si tenías pelo largo, te sacaban del carro. Si eras tradicionalista o jefe, te daban una paliza y te dejaban tirado en la carretera. Si eras de AIM, te mataban".

Entre 1973 y 1975 los escuadrones de la muerte operaron con plena impunidad. El FBI cuadruplicó la cantidad de agentes en la reserva y estacionó un equipo de 10 agentes de SWAT en el pequeño pueblo de Pine Ridge.

En su libro Agents of Repression: The FBI's Secret War Against the Black Panther Party and the American Indian Movement (Agentes de represión: La guerra secreta del FBI contra el Partido Pantera Negra y el Movimiento Indígena Americano), Ward Churchill y Jim Vander Wall dicen: "Esa concentración de agentes durante dos años, triplicada de nuevo en 1975, le dio al FBI la mayor proporción de agentes por ciudadanos en el país". Algunos eran expertos en contrainsurgencia y eliminación de disidentes políticos. El FBI y los mariscales federales ponían a los GOONs a vigilar los retenes, les proporcionaban información y armas, como ametralladoras M-16. El BIA comandaba directamente a los GOONs. El gobierno federal le daba al presidente tribal Dick Wilson $24 millones al año, con lo cual pagaba a los GOONs, y eso era de conocimiento hasta del presidente Richard Nixon. Los autores de Agents of Repression dicen que la represión de Pine Ridge era parte de un plan antisubversivo llamado Garden Plot, dirigido desde el Pentágono. Wilson redobló la represión contra ceremonias tradicionales, como el Baile del Sol, y presionó al consejo de los lakota para que vendiera los derechos a los Black Hills (que se consideran sagrados). Los GOONs cometieron atrocidades, allanaron hogares, lanzaron bombas incendiarias dentro de casas, golpearon a cientos de personas y mataron a más de 70, a unos porque se organizaron y a otros simplemente por tener el pelo largo como sus antepasados. No se sabe el número preciso y unos informes indican que los muertos podrían ser 200.

Víctimas de los escuadrones de la muerte de Pine Ridge

Arlette Loud Hawk es una mujer diminuta con una poderosa voz. Es oglala, de una familia partidaria de AIM.

Era adolescente durante el reino de terror. Me dijo: "Desde niños aprendimos a tirarnos al suelo cuando oíamos disparos para sobrevivir". Durante varias horas lloramos juntas mientras me contaba su historia y la de los asesinados en Pine Ridge.

"Había una señora que se llamaba Jeanette Bissonette. Un día iba manejando por la carretera con sus hijos cuando la alcanzó la bala de un francotirador. Yo tenía un amigo, estábamos en el octavo grado, él se llamaba Ellison Little Spotted Horse. Un día iba caminando por la carretera y lo mataron. Eramos niños. Así que los GOONs también mataban niños. Yo pensaba que era invisible, que viviría para siempre y que tenía protección. Pero ahora mataban niños. Yo siempre recuerdo a mi amigo porque nadie más lo recuerda. Nadie siquiera menciona su nombre. El fue uno de los niños que murió en esos tiempos, y solo porque tenía el pelo largo.

"El tenía una hermana que se llamaba Mona; ella se suicidó porque mataron a su hermano. No pudo soportar que mataran a Ellison pues solo tenían un año de diferencia; eran como gemelos, hermano y hermana. Así que ella se suicidó con una sobredosis porque no podía vivir sin su hermanito. Su padre los criaba, él quedó muy triste y murió después.

"Tengo un abuelo de quien nadie habla. Murió de un ataque al corazón en 1975 cuando de repente descendieron unos helicópteros y lo mataron del susto. Se llamaba James Brings Yellow. El gobierno hizo muchas cosas de las cuales no le gusta hablar a nadie, ni siquiera se mencionan esos nombres. Pero yo creo que tenían derecho a vivir.

"Tenían derecho a su hogar. A veces me duele el corazón. Querían vernos muertos a todos. Cuando me pongo a pensar en lo que vivimos, no tengo duda alguna de que fuimos blanco del gobierno federal, que para este no valíamos mucho. Pero cada uno vale, valoramos la vida, a nuestra nación y valoramos mucho a la tierra. Esta lucha siempre ha sido por la tierra.

"A veces no puedo creer lo que he vivido; a veces me quiero olvidar de todo. Los recuerdos son muy dolorosos. Sin embargo, he revivido muchas cosas dolorosas, muchas penas. Otras veces hago chistes, digo que soy como el viejito de la película Little Big Man que pasa caminando en medio de un campo de batalla sin que le pase nada. Así soy yo. No sé por qué sigo viva, con tantas veces que pude haber muerto. Como familia hemos aprendido a mantenernos juntos, unidos por la cercanía de la muerte tantas veces".

Todos conocen víctimas de los escuadrones de la muerte. Ellen Moves Camp dijo: "Recuerdan que encontraron muerto en la escuela a ese muchacho Ten Fingers, se llamaba Lilian. No fue el único".

Rosaline Jumping Bull me dijo: "Después de que mataron a Pedro Bissonette hubo otros muertos, pero nadie sabe quién les disparó. Hasta mataron niños. A los ancianos los hostigaban y los enfermos no aguantaban y se morían. Una noche encontraron un niño muerto en la carretera, atropellado. Atropellaron a muchos. Seguro fueron los GOONs, pues tenían camionetas grandes. Además andaban armados y respaldados por el BIA, con toda impunidad. Murió mucha gente. Una noche tumbaron la puerta de una casa, y a la señora le dio un ataque de corazón y murió. Los jefes dijeron que eso tenía que terminar, que AIM tenía que regresar, pues todos se habían ido y nos quedamos solos, y no había modo de contraatacar porque eran muy fuertes. Fue cuando llegó Leonard Peltier en 1975".

El gobierno no ha investigado ninguno de los asesinatos cometidos en Pine Ridge. Ellen Moves Camp me dijo: "Jamás habrá una investigación, porque ellos son los responsables".

La resistencia continúa

"Mi hermano Sam Loudhawk fue a Vietnam, no solo una vez sino dos veces. Adoraba al gran Estados Unidos de América. Le dieron una Medalla de Bronce; tenía muchas medallas. Una vez me dijo: `¿Sabes qué? Fui a Vietnam pensando que estaba luchando por mi tierra, por mi pueblo. Pero al regresar encuentro que el gobierno por el que luché está matando y haciéndole la guerra a mi gente'. Luego tiró las medallas y me dijo: `Odio a Estados Unidos de América. Combatí por este país que le está haciendo la guerra a mi pueblo, a los oglala lakota. Yo quería a Estados Unidos'. Mi hermano lloraba cuando me decía eso y cuando tiró las medallas. Luego dijo: `A la mierda el Tío Sam, que se chingue. Si viene a la reserva, le vamos a contestar con guerra'. Ese día dejó de ser soldado y pasó a ser guerrero lakota que defendería a su gente".

Arlette Loud Hawk, oglala, reserva Pine Ridge
A pesar de la represión, la gente siguió luchando y volvió a solicitar que AIM los ayudara. Edgar Bear Runner ha vivido toda la vida en Pine Ridge y su familia siempre ha apoyado a AIM. Tenía unos 20 años durante la ocupación de Wounded Knee y el reino de terror. Me dijo: "Nuestros jefes, padres y abuelos fueron a ver a la familia AIM, y así es como se invitó a AIM a la reserva Pine Ridge, para ayudarnos, para proteger a los que la ley había abandonado. Cuando estaba AIM nos sentíamos seguros, además nos sentíamos como lakota, orgullosos de lo que somos. Al fin y al cabo, es lindo ser lakota. Así pensaba nuestra juventud".
Ellen Moves Camp fue miembro del Comité pro Derechos Civiles de Oglala y una de las que pidió la ayuda de AIM. Rosaline Jumping Bull y muchos parientes apoyaban a AIM y, como también eran tradicionalistas y activistas, las autoridades los tenían en las miras. Sin embargo, eso no les impidió celebrar ceremonias prohibidas ni reuniones políticas. Rosaline Jumping Bull me dijo: "Dick Wilson prohibió bailes, reuniones y estar afuera después de las nueve de la noche. Mandó apagar las luces, las luces de los patios. Cortaban la electricidad. Apagaban las luces de la calle y nos quedábamos en tinieblas. Los GOONs vigilaban para que no saliéramos. Si acaso nos reuníamos, los GOONs nos dispersaban. Nosotros íbamos en carros con mucho cuidado, sin prender luces, a reuniones; un carro iba adelante y los demás seguíamos sin luces. Nos escondíamos, hablábamos en vez bajita. Después de que se fue AIM, Wilson nos dio duro, ¡de veras! Si nos veían en el pueblo, nos insultaban. La situación era pésima y los policías estaban siempre de parte de ellos".
Los días que pasé en Washington, D.C., conversé con muchos sobrevivientes del reino de terror. Su valentía y determinación por continuar la lucha en defensa de Leonard Peltier y la libertad de su pueblo me inspiraron mucho. Varias personas me dijeron que podrían perder el trabajo o incluso la vida por ir a defender a Leonard Peltier. Arlette Loud Hawk dijo: "El corazón me dice, y yo pienso, que todos los de Oglala y la reserva Pine Ridge y los indígenas de esta tierra le debemos mucho a Leonard Peltier y a los otros presos. Los que estamos afuera les debemos mucho que están a los presos. Para mí, todos debemos unirnos para reclamar su libertad".
Las víctimas de los escuadrones de la muerte estaban en los recuerdos de todos. Un día hubo una vigilia con el nombre de todas las víctimas frente a la Casa Blanca. Muchos me dijeron que los que murieron viven en la lucha. Arlette Loud Hawk dijo: "Recuerdo a mis parientes y hablo de ellos porque no murieron en vano, murieron por ser indígenas y por querer vivir como indígenas. Para mí, hicieron el máximo sacrificio cuando decidieron vivir de esa manera y quedarse en la reserva. Creo que la vida fuera de la reserva es mejor, pero como lakota no queremos irnos, queremos quedarnos con nuestras familias, queremos quedarnos en estas tierras juntos. No molestamos a nadie, pero somos una espina para los que quieren nuestras tierras. Antes querían el oro y por eso se apoderaron de los Black Hills. Hoy siguen tratando de quitarnos nuestra reserva. La tierra es lo que nos une; si no fuera por la reserva, si no fuera por esa base, nuestra nación tendría que irse a las ciudades. Dentro de poco no sabríamos quién es pariente de quién. No tendríamos un hogar propio porque todos estarían en las ciudades, en los ghettos.
"Tenemos un tratado y una base. El gobierno nos ha mantenido en la ignorancia y nos ha mentido, pero no va a poder hacer lo mismo con la nueva generación. La juventud va a ser muy fuerte. Así lo veo. Tengo esperanza y creo que la juventud va a cambiar la siruación. Los jóvenes van a decir: `Estamos hartos de vivir así, ya no queremos seguir viviendo así'. Mis padres y mis abuelos no tuvieron opciones. La verdad es que no hay libertad, aunque digan que esta es la tierra de la libertad. Eso es una gran mentira, un chiste, pero nadie se ríe. Más bien lloramos. Mis abuelos fueron a Washington, D.C., muchas veces, pero siempre les mintieron, según lo que yo he visto. He criado un hijo que no va a ser tan humilde, no va a decir: `¿Nos podrían devolver los Black Hills?'. La nueva generación no va a ser tan humilde, no va a pedir. Para mí, un día, y va a ser pronto, miles de indígenas van a regresar a los Black Hills. Un día vamos a decir: `Hemos regresado a nuestro hogar y nunca más nos van a sacar de aquí'".
Otra partes de esta serie sobre la lucha de los lakota salieron en los números 1031 y 1038. También se los puede encontrar en La Neta del OR en rwor.org

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