La Proposición 21 de California:
Un crimen violento contra la juventud

Alan Goodman

Obrero Revolucionario #1041, 6 de febrero, 2000

La Proposición 21 de California, dizque para "prevenir la violencia pandillera y el crimen juvenil", es un ataque canalla contra el pueblo. El 7 de marzo, se someterá a votación este mamotreto de 48 páginas para agilizar la detención y los ataques contra los chavos.

La Proposición 21 es otra medida para criminalizar a toda una generación. Propone reducir a 14 años la edad en que se puede juzgar a los chavos en tribunales para mayores y condenarlos a penales para adultos; y permitirle a la policía calificar de "pandilleros" a una amplia gama de jóvenes, especialmente de las nacionalidades oprimidas.

El sistema de "justicia juvenil" de California ya está empapado de injusticias: los atestados campamentos juveniles no son centros de educación sino de brutalidad infrahumana.

Un artículo de diciembre de 1999 del Los Angeles Times describió los castigos de los campamentos juveniles: arrodillarse por horas, a veces en su propio excremento; a los que tienen tendencias suicidas los encierran en la celda 23 horas al día; en Stockton, los meten en el calabozo meses; en Chino a un detenido de 20 años de edad y 130 libras le rociaron gas pimienta, le dispararon a boca de jarro balas de goma y le inyectaron drogas, nada más porque cubrió las ventanas de la celda.

Pero nada de eso es suficiente para los autores de la Proposición 21, que dicen que las leyes actuales son muy blandas. En la introducción sostienen: "La filosofía de las cortes juveniles sobre la rehabilitación y el tratamiento de menores se adoptó cuando el crimen juvenil se limitaba a infracciones menores. El sistema de justicia juvenil no está debidamente capacitado para proteger al público de reincidentes violentos menores de edad".

La Proposición 21 propone:

• dar a la fiscalía en vez de al juez la autoridad para decidir si juzgar como adultos o menores a los adolescentes de 16 años por docenas de delitos, y de 14 años por una lista más limitada de delitos.

• restringir la actual práctica de sellar los expedientes de los jóvenes de 12 a 18 años, y darle a la policía y a los tribunales mayor libertad para divulgar el nombre de un sospechoso juvenil. (En 1992, en Denver, Colorado, el nombre de ocho de cada 10 chavos de las nacionalidades oprimidas estaba en la base de datos computarizada de la policía. Las compañías podían llamar a la policía para verificar si un solicitante de empleo estaba en la lista.)

• poner como condición para entrar en un programa de rehabilitación de drogas que "se admita" culpabilidad.

• agregar automáticamente tres años a la sentencia de los "miembros de pandilla" y dictar que al salir se inscriban con la policía durante cinco años, le den las huellas digitales y le mantengan al tanto de todo cambio de domicilio.

• cambiar las leyes contra los artistas de graffiti, que actualmente definen un delito grave como causar "daños" de 50.000 dólares; la Proposición 21 propone reducirlo a 400 dólares para poder condenar de un delito grave a casi todo artista de pintas.

• dar al gobierno más autoridad para intervenir los teléfonos de los jóvenes, por ejemplo si se sospecha que tienen drogas.

Contra la juventud

La Proposición 21 busca aumentar las sentencias de los condenados de "actividad pandillera" y penalizar el hecho de saber que un miembro de la pandilla ha cometido un delito.

Simultáneamente, la policía está ampliando las ya enormes bases de datos que califican a toda clase de chavos de "miembros de pandilla". Por ejemplo, la policía de Oakland pone en la base estatal de datos de pandilleros (CalGang) a quien "vive o frecuenta la zona de una pandilla, se viste como sus miembros, hace señales con las manos, tiene ciertos símbolos o tatuajes, mantiene contacto regular con conocidos pandilleros o si un policía puede demostrar una sospecha razonable de que el individuo participa en actividades delectivas".

La Proposición 21 criminaliza a la juventud en general, lo cual ha suscitado oposición de muchos sectores, incluso de chavos blancos de los suburbios a quienes no les gustan las medidas fascistas que los castigan por hacer lo que acostumbran hacer, por su manera de vestir, por tener bipers, etc.

En el artículo "Toda una generación al bote", Michael Slate describe la devastación de los barrios oprimidos como consecuencia de la criminalización de la juventud. Por ejemplo, señaló que en Los Angeles en 1991, uno de cada tres jóvenes negros pasó un tiempo en la cárcel, y que entre 1986 y 1991 la detención de mujeres negras aumentó un 828%. (Véanse el OR Nos. 1039 y 1040)

La revista Color Lines, en un número especial sobre "Las guerras en el frente interno", informó que en Estados Unidos el 63% de los jóvenes detenidos son de las nacionalidades oprimidas; en California son el 86%.

John Crew, de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), dice: "La `ficha de pandillero' está completamente relacionada con la raza".

¿Quién es nuestro enemigo?

En autor de la Proposición 21 es el ex gobernador Pete Wilson. Pero la proposición no es solo el fruto amargo de los republicanos ni de fuerzas de "extrema derecha"; la clase dominante en general, incluidos los demócratas, apoya estos ataques. De hecho, en 1999 la legislatura estatal (dominada por los demócratas) aprobó la ley SB 334, una versión un poco saneada de la Proposición 21, y el gobernador demócrata Gray Davis la firmó. Esa ley permite procesar como adultos a chavos de 16 años por ciertos delitos.

En su reciente informe presidencial, Clinton repitió que quiere contratar 100.000 nuevos policías, y 50.000 más para "zonas de crimen". La "estrategia antipandillas" de Clinton propone procesar como adultos a menores de edad por delitos de droga y crímenes violentos, aumentar las bases de datos de "pandilleros" y construir más cárceles para jóvenes condenados de "crímenes violentos".

Los que se oponen a la Proposición 21 y a la "guerra del gobierno contra la juventud" señalan que el crimen ha disminuido y que no es cierto, como dicen los defensores de la Proposición 21, que está "fuera de control". Por todo el país, entre 1993 y 1997 la tasa de arrestos por homicidios disminuyó un 40%. En California, de 1991 a 1998 la tasa de arrestos de menores de edad por delitos graves disminuyó un 33% y por homicidios un 50%.

La "guerra contra las pandillas", "la guerra contra el crimen" y la "guerra contra la droga" no buscan parar el crimen. El papel de la policía no es parar el crimen sino mantener el orden público, o sea, defender las relaciones de propiedad. Los policías "sirven y protegen" a los ricos y a los superricos, y defienden sus riquezas. Con respecto al crimen, la policía impide ciertos crímenes en los barrios ricos pero usa otros crímenes para meterse a los proletarios.

La segunda parte del artículo citado de Michael Slate señala:

"El sistema capitalista, empapado de supremacía blanca hasta el tuétano, ha metido en la cárcel a cientos de miles de chavos negros, latinos y de otras nacionalidades oprimidas. Por un lado, los mete en ghettos y barrios pobres donde hay pocos empleos y malas escuelas y, en general, no les ofrece ningún futuro. Esa situación de pobreza, desesperanza y necesidad empuja a muchos hacia el crimen. Por otro lado, el mismo sistema les aplica las leyes de una manera cargada y desencadena un sistemático terror policial contra ellos. El aumento de la opresión nacional ha traído más desempleo, más pobreza y más recortes de servicios sociales. Así que una combinación del funcionamiento `normal' del sistema capitalista y de medidas deliberadas de discriminación y segregación criminaliza a las nacionalidades oprimidas".

En esta época de expansión económica para el país, cuando capitalistas como Bill Gates ganan billones de dólares al año, las fuerzas del orden mantienen en su lugar a los del fondo de la sociedad. La Proposición 21 es un eslabón más de la cadena que reprime a la juventud y la amenaza para que no se rebele.

Las proposiciones de California

En California las "proposiciones" han desempeñado un importante papel para poner en vigor toda una serie de medidas represivas. (Véase el recuadro acompañante.) Las proposiciones promueven la idea de que con el voto el pueblo puede cambiar el sistema, porque supuestamente cualquier ciudadano puede redactar una proposición y presentarla a consideración de los votantes, si consigue determinado número de firmas.

Pero no es cierto. Como sostiene el Presidente del PCR, Bob Avakian, en Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?:

"Para decirlo en una oración: las elecciones son controladas por la burguesía; no son de ningún modo el medio por el cual se toman las decisiones básicas; y se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante-dándoles la fachada de un `mandato popular'-y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas populares".

El voto sobre la Proposición 21 se llevará a cabo en las elecciones primarias, cuando los que votan son pocos. En California más del 80% de los que votan son blancos (la mayoría dueños de propiedad), aunque los blancos son una minoría en el estado. Los que se oponen a la Proposición 21 han desenmascarado que grandes corporaciones, dependencias policiales y las fiscalías gastaron más de un millón de dólares para promoverla.

Lo que es más fundamental, el sistema y la prensa han preparado y manipulado el terreno para las elecciones. Desde hace años vienen pregonando el mito de que la mayor amenaza a la seguridad de la clase media es "la juventud criminal", a tal punto que no solo los racistas y los reaccionarios-sino incluso muchos sectores oprimidos-están convencidos de que se necesitan más cárceles, más policías, sentencias más largas, etc.

Además, si a la clase dominante no le gusta una proposición que el electorado aprueba, tiene un remedio ya probado. Por ejemplo: en 1998 el electorado aprobó una proposición para despenalizar la marihuana para enfermos en California, y casi inmediatamente el gobierno lanzó redadas y cerró los clubes que vendían marihuana a enfermos en San Francisco y San José. Asimismo, la Suprema Corte estatal anuló minutos después de ser aprobada otra proposición para reducir el precio del seguro de automóvil.

El pueblo tiene que hacerlo

En California, toda una generación ha crecido luchando contra proposiciones reaccionarias. Es hora de concluir que todo el proceso electoral es un chanchullo. La clase dominante pone las reglas, el árbitro, tiene la ventaja de la cancha y el balón. No vamos a derrotar estos ataques luchando en su cancha. NUESTRA estrategia tiene que ser movilizar a las masas para luchar de muchas maneras y con protestas en la calle contra la Proposición 21 y la guerra contra la juventud en general. Tenemos que sacar la lucha de las urnas y llevarla a la calle. En muchas escuelas la juventud ya se está movilizando contra la Proposición 21 y no quiere limitar la lucha al voto. Ya se ha propuesto una semana de protesta a fines de febrero y paros estudiantiles.

En San Francisco, los chavos de la organización 3rd Eye (Tercer Ojo) han encarado a las corporaciones que apoyan la Proposición 21 y han conseguido que la compañía de electricidad PG&E deje de financiarla y le dé dinero a 3rd Eye para la lucha. También en San Francisco, cientos de estudiantes de prepa marcharon en un contingente contra la Proposición 21 en el desfile del Día de Martin Luther King.

En 1994, las enormes protestas contra la Proposición 187 presionaron a las cortes a anular secciones importantes de ella. El año pasado, tras meses de lucha, la Universidad de California en Berkeley se vio obligada a reinstituir la facultad de Estudios Etnicos.

Le toca al pueblo derrotar la Proposición 21 y demás ataques que ha lanzado el sistema para aumentar la criminalización de una generación.


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