De "Grandes objetivos y gran estrategia"

Localismo, "tribalismo"y la pugna de "universalismos"

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1131, 16 de diciembre, 2001, en rwor.org

El OR está publicando esta serie de pasajes de "Grandes objetivos y gran estrategia", una obra inédita de Bob Avakian, presidente del PCR. Aunque se escribió hace más de un año, la obra (y estos pasajes en especial) abordan temas de importancia para la crisis y guerra actual. Esta quinta entrega se escribió al final del gobierno de Clinton, un poco después de la guerra contra Yugoslavia y antes de la actual guerra ilimitada del imperialismo yanqui "contra el terrorismo".

Los autores Benjamin Barber y Robert D. Kaplan abordan aspectos importantes de la situación mundial actual con diferentes matices en sus respectivos libros, Jihad vs. McWorld * y Ends of the Earth (Los últimos rincones de la Tierra). Kaplan plantea la posición del imperialismo liberal y Barber tiende hacia una línea socialdemócrata; pero los dos destacan los mismos fenómenos y contradicciones, especialmente el conflicto (expresado en el título Jihad vs. McWorld) entre las tendencias "centrípetas" o de centralización (y de homogenización) del capitalismo global, en oposición a las tendencias centrífugas o de descentralización (o lo que llamarían "tribalización") en varias partes del mundo, especialmente el tercer mundo (como, por ejemplo, la resistencia contra los efectos de un mayor globalismo). Esas nociones van de la mano con lo que he llamado la versión moderna de "la obligación de la raza blanca" y la noción de que el imperialismo democrático liberal tiene una misión "civilizadora", cosa que Clinton y sus partidarios expresaron durante la "guerra" muy desigual contra (lo que queda de) Yugoslavia.

Los dos libros, y en particular el de Kaplan, dicen que obviamente los imperialistas deben hacerse cargo de la situación donde sea crucial, pero dada la situación y las tendencias del mundo contemporáneo, deben adoptar otra política hacia las regiones del mundo que no son esenciales en este momento para la acumulación y dominio imperialista, especialmente muchas partes de África: recomiendan "ponerlas en cuarentena", es decir, dejarlas deteriorar por guerras intestinas u otros desastres, lo que ocurrirá en todo caso (de acuerdo a Kaplan).

Los intereses y el punto de vista de los imperialistas saltan a la vista, pero los dos autores señalan un fenómeno muy concreto: la infraestructura y el aparato administrativo de esos países están desintegrándose, y fuerzas "centrífugas" están destruyendo la cohesión y llevando a una situación caótica, en oposición a las tendencias "universalizantes" (u homogenizadoras) del capital internacional y las expresiones correspondientes en la superestructura que se dan con la mayor globalización de hoy.

Pero en esta situación, también es importante comprender que no toda la oposición al "internacionalismo imperialista" es simplemente "tribalista" o "localista". Por ejemplo, ciertas tendencias fundamentalistas islámicas plantean una visión "universal" o "universalista" en oposición al imperialismo occidental. No es progresista ni podemos unirnos con ella como tal; los fundamentalistas repudian la sociedad secular y sostienen que el Islam -según lo interpretan y aplican ellos- debe guiar y gobernar el mundo. Así que existe una tendencia "universalizante" incluso en el fundamentalismo islámico y otros fenómenos parecidos; eso hace más compleja la situación mundial y la lucha revolucionaria mundial, y nos tocará lidiar con todo eso.

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De igual modo, vale la pena reflexionar sobre las implicaciones de los planteamientos de Jeremy Rifkin en su libro The End of Work (El fin del trabajo): "Altos niveles de desempleo mundial y la creciente polarización entre ricos y pobres están suscitando condiciones propicias para trastornos sociales y una guerra de clases de una magnitud que nunca se ha visto en la época moderna". (Aun si exagera, esa afirmación es muy gruesa: ¡"De una magnitud que nunca se ha visto en la época moderna"!). Continúa: "La delincuencia, la violencia fortuita y la guerra de baja intensidad aumentan, y todo indica que aumentarán dramáticamente en los próximos años". Y: "Si ocurriera un desempleo masivo como nunca se ha visto a consecuencia de la suplantación general del trabajo humano por las máquinas, existirían muy pocas probabilidades de crear una sociedad compasiva y un concepto del mundo basado en la transformación del genio humano. Lo más probable es que se dieran grandes trastornos sociales, violencia sin precedentes y guerras en que los pobres se embestirían entre sí y arremeterían contra las élites que controlan la economía global". (p. 290; 247-8, traducción del OR)

Todo eso pone de relieve nuevamente la complejidad de la situación mundial y, más aún, la necesidad de fortalecer la tendencia marxista-leninista-maoísta y los partidos marxista-leninista-maoístas, y de que las luchas y guerras revolucionarias dirigidas por estos sean un polo de atracción cualitativamente más fuerte. Es necesario que esta línea y tendencia sintetice correctamente toda esta complejidad que vemos en el mundo: las tendencias hacia el localismo y el "tribalismo", así como los "universalismos" que están en pugna, es decir, el "universalismo imperialista" y también lo que he llamado el "universalismo" del fundamentalismo islámico, que están en oposición al internacionalismo proletario y el universalismo comunista.

Hay que tener presente que las tendencias que Rifkin menciona crearían una situación muy caótica que, si bien sería favorable en un sentido estratégico, sería extremadamente contradictoria (como señala Rifkin con su propia perspectiva de clase). Ya esto se ve donde dichas tendencias se están imponiendo en el mundo contemporáneo, sobre todo cuando se imponen como tendencias internacionales o "universalizantes". Se nos plantea -a nuestro partido y a las fuerzas marxista-leninista-maoístas del mundo representadas en forma concentrada en el Movimiento Revolucionario Internacionalista- el reto de "reconfigurar" esta situación y plasmar una síntesis que represente el camino revolucionario hacia el futuro.

Otro aspecto de la situación contemporánea, relacionado en cierto sentido con los temas de Jihad vs. McWorld, son los ataques de diferentes formas y distintas fuerzas contra el concepto del estado nacional. El "universalismo imperialista" lo ataca de una forma, como he señalado, y las tendencias del "fundamentalismo islámico universalista" lo atacan desde otra perspectiva. El estado nacional está ligado a la época burguesa y a los principios democrático-burgueses, como el derecho de autodeterminación. Sin embargo, el universalismo imperialista que expuso Clinton, por ejemplo, ataca esos mismos principios, como el derecho de autodeterminación, y los subordina al universalismo imperialista (que "los rebasa") con la declaración hipócrita de "derechos humanos universales".

¿Cuál es la respuesta del proletariado revolucionario? ¿Cuál es la alternativa proletaria internacionalista? En primer lugar, hay que recordar lo que dijo Lenin: el avance al comunismo mundial necesariamente implica la liberación de las naciones oprimidas (y el derecho de las naciones a la autodeterminación), así como la dictadura del proletariado (como transición necesaria). Lenin planteó esto en oposición a una línea economicista y chovinista que se enfocaba exclusivamente en la pugna de clases y sostenía que las naciones y la liberación nacional no coadyuvaban a la lucha por el comunismo y de hecho la desviaban.

Lenin argumentó que el mundo en que vivimos es más complejo: está dividido en naciones oprimidas y naciones imperialistas y, dada su complejidad, la transición hacia el comunismo mundial necesariamente implica la lucha por la liberación de las naciones oprimidas. No es posible brincar del estado burgués a la abolición del estado sin llevar a cabo la transición de la dictadura del proletariado (y la lucha de clases bajo la dictadura del proletariado, como la experiencia ha comprobado cabalmente desde la época de Lenin). De igual modo, no podemos "avanzar de un brinco" de un mundo en que existen naciones y pugna entre naciones -y especialmente la gran división entre países imperialistas y oprimidos- al comunismo mundial, donde no existen países ni fronteras. Es necesario avanzar a lo largo de un período de transición en que se logre la liberación de las naciones oprimidas y se establezca el gobierno del proletariado en cada país, guiado por el internacionalismo proletario y en aras de avanzar a un mundo comunista sin diferencias de clase y sin naciones.

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En relación con eso, quisiera volver a la cuestión filosófica de la identidad relativa (que he abordado a fondo en varias charlas y escritos en los últimos años). Quiero enfocarme en el punto de Lenin de que todos los límites de la naturaleza y la sociedad son condicionales y relativos, y relacionarlo con la cuestión de los estados nacionales (y también los estados multinacionales). Quisiera recalcar que este importante punto también se divide en dos: por un lado, los límites son relativos y no absolutos pero, por el otro, en un momento dado, sí existen. Y eso, a su vez, se liga estrechamente con el punto filosófico de que la identidad relativa se divide en dos. Es decir, la identidad que existe en un momento dado es relativa, pero sí existe. (Por ejemplo, el agua se transforma en vapor cuando se calienta hasta cierta temperatura y se transforma en hielo cuando se congela; sin embargo, existe un estado relativo pero muy concreto cuando el agua es, a final de cuentas, agua).

Este punto filosófico fundamental se aplica a naciones y a estados nacionales (así como a los estados multinacionales) porque desde una perspectiva histórica, tarde o temprano dejarán de existir, pero eso necesariamente ocurrirá por medio de una lucha en todo el mundo que abarcará un largo período histórico. Y, repito, la liberación de las naciones oprimidas (y la lucha por el derecho de autodeterminación) es un elemento crucial de ese proceso. Si tergiversáramos el punto filosófico de Lenin y dijéramos: "Bueno, todos los límites son condicionales y relativos, así que no tienen importancia", caeríamos en una especie de dogmatismo materialista mecanicista -y en relación con las naciones, en el chovinismo- porque no captaríamos que la liberación de las naciones oprimidas es un elemento crucial de la transición al comunismo mundial. Así que en este caso también es necesario aplicar el materialismo dialéctico, y aplicar correctamente el punto de que los límites de la naturaleza y la sociedad son condicionales y relativos.

* El título quiere decir, libremente, Guerra santa vs. un mundo dominado por transnacionales como McDonalds.


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