Retrato de un terrorista internacional

Donald Rumsfeld

Obrero Revolucionario #1135, 20 de enero, 2002, en rwor.org

Donald Rumsfeld es uno de los tipos más preocupantes de los altos niveles de la red de terror de George W. Bush. Es el secretario de Guerra (en el lenguaje oficial, es secretario de Defensa) y tiene seudónimos como "Rummy", "Dr. Bombazo Nuclear" y "Darth Vader".

Rumsfeld ha ganado fama por su júbilo durante el bombardeo de Afganistán. En una rueda de prensa en el Pentágono hace poco, se le preguntó si todavía le quedaban a Estados Unidos blancos para bombardear en Afganistán; Rumsfeld contestó con sarcasmo: "Primero, vamos a atacarlos de nuevo. Segundo, nosotros todavía tenemos blancos para bombardear, pero Afganistán no". Según los informes periodísticos, esos comentarios "se recibieron con grandes carcajadas".

Es conocida la fascinación casi fanática que tiene Rumsfeld por las armas de destrucción masiva, tanto que Henry "Maquiavelo" Kissinger --terrorista de alto rango desde hace muchos años y responsable por la muerte de millones de personas en el sureste de Asia-- lo llamó "déspota". Tiene lazos con varios grupos derechistas tenebrosos. En pocas palabras, detrás de su aspecto alegre y jovial, late el corazón asesino de un peligroso maestro del terror.

Retrato psicológico

Según los expertos, a Rumsfeld le apasionan el dinero y el poder. Como muchos de la red de terror de Bush, Rumsfeld es multimillonario; se calcula que su riqueza personal es de 50 a 210 millones de dólares. Alterna entre las juntas directivas y las juntas de guerra (en verdad, muchas veces la diferencia entre las dos es mínima). En los negocios, demuestra el mismo corazón de piedra que en sus acciones terroristas. Por ejemplo, cuando fue presidente de una compañía farmacéutica, movió palancas para que el gobierno aprobara un suplemento alimenticio que posiblemente causa cáncer del cerebro. Fundó y dirigió otra compañía que busca el derecho exclusivo de vender productos a enfermos graves, para hacer una fortuna con un mercado dependiente.

Aprendiz de terror: Crueldad desalmada y racismo

Rumsfeld se inició en el terror en 1962, como burócrata menor del estado (es decir, "congresista"). Demostró su completa indiferencia a los pobres, pues se opuso a financiar las estampillas de comida, el Medicare e incluso un pequeñísimo aumento del sueldo mínimo (de $1.25 a $1.60 la hora).

Por su trabajo comprobado corazón de piedra, lo ascendieron a un cargo de peso en la red de terror de Richard Nixon, que en ese tiempo causaba estragos por todo el mundo. Esa vil red cometió toda clase de crímenes: persiguió, encarceló y asesinó a líderes negros radicales en Estados Unidos, y realizó enormes matanzas en Vietnam, Laos y Camboya.

Nixon era famoso por ser paranoico, urdidor de tramas y promotor del extraño culto de "la supremacía de los blancos". En una grabación, autenticada hace poco, Nixon profiere obscenidades e insultos racistas contra los negros y hace unos comentarios asquerosos sobre la anatomía e inteligencia de los hombres negros. Se oye también a Rumsfeld, servil lameculos, coincidiendo en todo lo que dice el caudillo. Ahora dice que ni siquiera se acuerda de la reunión o de la conversación, pero la grabación lo desmiente.

Socio de grupos tenebrosos

Por años, los expertos han vinculado a Rumsfeld con una gama de organizaciones derechistas tenebrosas, que tienen propuestas siniestras, como el Comité contra el Peligro Actual, Comité Internacional de Rescate, Centro de Política de Seguridad y el Comité para un Mundo Libre (del cual fue presidente).

Esos grupos se financian gracias a gente como Richard Mellon Scaife, vástago de una de las familias más ricas del país. Se caracterizan por un militarismo descarado, un anticomunismo frenético, el apoyo a gobiernos del establo yanqui, el amor a las armas nucleares y un entusiasmo por poner armas de destrucción masiva en el espacio. Los amigos de esos grupos forman una cábala malvada: líderes de escuadrones de la muerte en Latinoamérica, antiguos colaboradores de los nazis, fanáticos de la Iglesia de Unificación del reverendo Sun Myung Moon, el espía Oliver North y sus compinches de los escándalos de cocaína y armas Irán-contra, además de generales "jubilados" y agentes de la CIA. Ese es el mar mugroso en que ha nadado Rumsfeld casi toda su vida adulta.

Fascinado por las armas nucleares

Según los investigadores, a Rumsfeld lo tuteló Andrew Marshall, un secuaz de Bush y "experto" en cuestiones militares que dedicó 50 años de su vida a "pensar lo impensable": inventar la mejor manera de inmolar a medio mundo con bombas nucleares. Con tal pedigree, no es sorprendente que Rumsfeld sea incondicional del círculo fanático que se deleita en descubrir métodos nuevos, más rápidos y más potentes de aniquilar al enemigo. Es un verdadero loco de película, un "Dr. Bombazo Nuclear". En parte fue por eso que lo seleccionaron como jefe de defensa de la red de terror Bush, donde --como niño en una juguetería nuclear-- ha demostrado una tremenda fascinación por las armas de destrucción.

Rumsfeld se opone a la prohibición de armas químicas. Dice que la suspensión de pruebas nucleares dificultaría la invención de nuevas armas nucleares. Junto con un equipo de expertos, quiere convertir el espacio en teatro de guerra. Le entusiasma en particular establecer un escudo de misiles que permita a las redes terroristas de Estados Unidos hacer guerras --hasta una guerra nuclear-- sin temor a represalias. En otras palabras, es un proyecto para el genocidio nuclear en todas partes (menos Estados Unidos).

Por su trabajo, el Centro de Estudio de Política, un grupo que apoya a terroristas y aboga por las armas espaciales, lo galardonó con el premio "Guardián de Nuestros Ideales". Rumsfeld ha asesorado a ese grupo en el pasado y le ha hecho contribuciones económicas. También lo financia la industria armamentista, que se forrará los bolsillos construyendo armas espaciales).

Amigo de canallas de todo el mundo

Al examinar sus viajes, es evidente que Rumsfeld tiene fuertes (y oportunistas) amistadas con los cabecillas de varios estados. Por ejemplo, fue a Uzbekistán a comprar al dictador Islam Karimov y conseguir territorio para bases militares. Karimov gobierna con mano de hierro y prohíbe toda crítica pública. Tiene 40.000 tiras en la capital, tortura y ha metido en campos de detención a miles de personas. Reprime a los islámicos y en una ocasión dijo: "Hay que pegarles un balazo en la cabeza. Yo mismo lo haré si es necesario".

En otro viaje, Rumsfeld fue a codearse con los gobernantes fundamentalistas islámicos de Arabia Saudita, que ha recibido miles de soldados de la red de terror de Bush. Ahí el petróleo manda, los "Comités para la Propagación de la Honra y la Prevención del Vicio" aseguran la subordinación del pueblo a leyes religiosas reaccionarias, y los tribunales castigan las protestas contra la monarquía con 1500 azotes, el robo con la amputación y la "hechicería" con la pena de muerte.

Un matón empedernido e impenitente

Más que nada, Rumsfeld es un asesino. Como jefe de defensa, implementa el plan militar de la red de terror de Bush contra el pueblo de Afganistán. Lo hace con entusiasmo... con bombas "Daisy Cutters" de 700 kilos, bombardeos indiscriminados de aviones B-52, bombas de fragmentación que cercenan la carne humana como si fuera mantequilla; no hay arma demasiado horripilante para Rumsfeld. Un reportero comentó con aprobación: "[Rumsfeld] no tiene inconvenientes en usar la palabra 'matar'". En una breve rueda de prensa, repitió la palabra 'matar' nueve veces, en contraste con el general que tenía al lado, quien escogía palabras más suaves, como "degradar".

El regocijo de Rumsfeld por cada bombardeo a Afganistán lo hace pasar por alto los informes de civiles muertos (según un investigador, suman más de 3500 personas). Sostiene: "Ningún país de la historia ha tratado de evitar que haya víctimas civiles con tanto esmero como Estados Unidos en este conflicto".

Cuando se le desmiente con informes detallados de aldeas arrasadas por bombas, de hospitales destruidos o de niños atrapados bajo los escombros, Rumsfeld hace todo lo posible por eludir la responsabilidad. Tiene un método de cuatro pasos, con esta orientación: "Si es imposible negarlo, hay que justificarlo". Primero dice: "No murieron. Esos no son restos humanos. Esos no son cráteres de bombas". Si no logra convencer así, el segundo paso es decir que "no fuimos nosotros" y culpar a otro. Si eso fracasa, va al tercer paso: decir con tono indignado que "sí, fuimos nosotros, pero si les cayeron bombas es porque ahí hacían cosas malas". Si todo eso fracasa, va al paso cuatro: decir que "así es la guerra" y seguir adelante.

En un video donde Rumsfeld ridiculiza a sus críticos, se le oye decir: "Esa gente desbarra contra Estados Unidos si algo mata a un niño en la calle".

Conclusión

La evidencia y la documentación mancionada arriba dejan en claro que Donald Rumsfeld es un hombre peligroso. Se mueve como fantasma por los centros del poder corporativo, militar y de gobierno. Mata sin vacilación o remordimiento. Su visión demente de superioridad militar mediante la alta tecnología y la dominación nuclear del planeta podría terminar en un exterminio catastrófico. Es mañoso, engañoso, despiadado y completamente malvado... un terrorista internacional formidable. Simón.


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