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La necesidad que hay que confrontar

Undécima parte, Forjar otro camino

Nota de la Redacción: A continuación publicamos pasajes de una versión editada de una charla que dio Bob Avakian a un grupo de simpatizantes en el otoño del año pasado. Esta es la parte 11 de una serie de pasajes que publicaremos. Agregamos los subtítulos y notas de pie de página.

La necesidad que hay que confrontar

Ahora bien, he hablado sobre problemas de análisis fundamental y de cosmovisión y metodología, y con eso como fundación, quiero volver al tema de la situación, de la necesidad que hay que confrontar hoy. A partir de lo que se ha mencionado hasta aquí, es posible ver que la necesidad de los imperialistas estadounidenses y en particular del núcleo que está ahora en la cúpula del poder —y lo que han hecho y están haciendo en el mundo ante esa necesidad, así como sus acciones con relación a la libertad que perciben que tienen en la situación actual, en particular desde el “fin de la guerra fría” y el desmoronamiento de la Unión Soviética y su bloque-- también impone necesidad a todas las capas y grupos en Estados Unidos y por todo el mundo.

Una vez más, repasando estos puntos brevemente —pero como base y puntos focales para seguir reflexionando y bregando--, para los imperialistas estadounidenses, esta situación y necesidad se están haciendo sentir cada vez más agudamente. No pueden regresar a la situación de antes de la invasión de Irak (en el 2003), cuando sacaron a Saddam Hussein. Es posible que unos quisieran hacerlo, pero no lo pueden hacer. Por un tiempo, unos comentaristas derechistas contaban bromas como esta: “Esto es lo que debemos hacer: poner en libertad a Saddam Hussein, pedirle disculpas, devolverle el poder, decirle que ponga la situación en orden y hacer la vista gorda ante lo que tenga que hacer”. Bueno, es obvio que no pueden hacer eso. Pero esas bromas muestran “el gran lío en el que se han metido” y que, como resultado, la necesidad que confrontan es mucho mayor.

Una de las maneras en que esto se expresa —y esta es otra manifestación o dimensión del análisis de “la pirámide del poder”1 en Estados Unidos hoy— es esta: especialmente en estas circunstancias, así como en un sentido global y fundamental, para enfrentar y contestar al sector derechista de la clase dominante, su programa y adónde está llevando la situación, sería necesario abordar y refutar sus suposiciones subyacentes. Y eso es algo que los otros representantes de la clase dominante --encarnados en la dirección del Partido Demócrata— jamás pueden hacer ni quieren hacer.

Por ejemplo, para cuestionar de verdad la guerra contra Irak, así como la lógica de “arremeter contra Irán”, etc., hay que poner en tela de juicio todas las suposiciones de la “guerra contra el terror” y explicar de qué se trata todo eso en realidad y en qué se basa. O para confrontar los ataques contra la acción afirmativa, hay que hablar de la historia concreta de este país, y de todas las atrocidades, como el genocidio, la esclavitud y otras horripilantes formas de opresión que existen hasta hoy. Eso no se puede hacer desde la perspectiva de la clase dominante. O veamos qué implicaría una fuerte defensa del derecho al aborto, que puede responder a los ataques —prácticos, políticos e ideológicos— desde muchos lados: habría que hablar del papel de la mujer en la sociedad y de toda la historia de opresión de la mujer, y explicar que eso está ligado a otras relaciones sociales y de clase fundamentales. Eso tampoco se puede hacer dentro del marco dominante y “aceptable” de la política e ideología burguesa.

En las circunstancias de hoy esto se plantea de una manera muy aguda. Los políticos burgueses no pueden hacer ni siquiera lo que hizo el Comité Church del Senado (que lleva el nombre del senador Frank Church) hace 30 años. En ese entonces, como resultado de la agitación social y la creciente concientización sobre lo que hace Estados Unidos por todo el mundo, ese comité divulgó algunas de las cosas que hizo, como en Chile y otros países donde dio golpes de estado y cometió otros crímenes. Hoy, si uno quiere ser representante de la clase dominante, no puede hacer ni lo que hizo el Comité Church. La situación no permite hablar de esas cosas. La situación actual —y no solo la libertad sino también la necesidad de la clase dominante— no permite esa clase de discusión, por aguada que sea.

El otro día vi a Jeff Cohen en el programa de Amy Goodman. Es el fundador de FAIR (Fairness and Accuracy in Reporting) y autor del libro Adventures in Cable News Media. 2 Es un libro interesante con denuncias de cómo funcionan los medios de comunicación grandes. El punto de vista es diferente del nuestro, pero tiene puntos interesantes.

Cohen cuenta algo que tiene que ver objetivamente con el “punto de la pirámide”. Recuerda que durante una pausa del programa de CNN “Crossfire”, miró al comentarista derechista Robert Novak y le preguntó: “¿De veras piensas que Pat Buchanan es liberal?”. Cohen cuenta que Novak lanzó una diatriba y dijo que económicamente Buchanan es partidario del “Nuevo Trato” [una política de los años 30 asociada con el Partido Demócrata-- Revolución], populista y cosas así. Luego Novak dijo: en los años 50 yo era republicano y seguidor de Eisenhower, y desde ese entonces he gravitado cada vez más hacia la derecha. Al comentar sobre esto, Cohen dice algo que es muy cierto y revelador: no permitirían en la televisión como comentarista habitual a uno que dijera: “En los años 60 era demócrata y seguidor de Kennedy, y desde ese entonces he gravitado cada vez más hacia la izquierda”. De ninguna manera permitirían a una persona así en los medios grandes, a no ser que fuera como objeto de ridículo. Por ejemplo, dicen que Noam Chomsky es “del planeta Saturno”, o sea, está muy lejos de lo que consideran respetable y aceptable como comentarista.

Cohen, que fue productor del show de Phil Donahue antes de que lo sacaran de la red MSNBC, dice que si querían invitar al programa inclusive a un izquierdista blando, les decían que tenían que invitar a dos o tres derechistas para “equilibrar” al izquierdista. Y eso que el show de Donahue supuestamente era la respuesta liberal a los programas derechistas. Pero cuando se trataba de gente como Chomsky, el “chiste” era, y de hecho es algo bastante serio, que si iban a invitar a Chomsky necesitaban invitar a 38 derechistas para “equilibrarlo”. [risas]

Repito, esto no se debe únicamente a la fuerza de organización de los derechistas, ni meramente al dominio de la prensa grande por las corporaciones. Lo esencial es que refleja la necesidad de la clase dominante estadounidense: no solo la libertad que quieren aprovechar, sino también la necesidad, y el hecho de que su respuesta ante esa necesidad ha creado más necesidad que incide en ellos.

Pero eso también incide en todas las capas por todo el mundo y las obliga a confrontarla: los imperialistas de otros países, otras clases dominantes, por ejemplo, en China, India, Pakistán. Recuerden lo que pasó con Richard Armitage, el amigo de Colin Powell y subsecretario de Estado en el primer gobierno de Bush. Inmediatamente después del 11 de septiembre fue a hablar con el jefe de estado de Pakistán, Pervez Musharraf, y le presentó una “oferta que no pudo rechazar” para que permitiera que se usara a Pakistán como base para el ataque a Afganistán y para la “guerra contra el terror” en general. Hace poco, cuando le preguntaron a Armitage sobre eso, continuó con la misma rutina del padrino, o por lo menos del sicario del padrino: “Nunca hago una amenaza que no pueda cumplir y eso es algo que no podría hacer personalmente”. Bueno, no se trataba de eso. [risas] La amenaza la hizo el imperialismo estadounidense; tú solo fuiste el mensajero.

Pero, más allá de las particularidades (y peculiaridades) de eso, de una u otra manera lo que hace Estados Unidos incide en muchas élites gobernantes y otras fuerzas, y no solo a través de amenazas directas mafiosas. Toda clase dominante —de India, China, Rusia, Francia, Alemania, etc.— así como las clases dominantes de otras partes del mundo que en última instancia son dependientes del imperialismo, tienen que responder a eso. Todas ellas se encuentran ante esa necesidad.

Lo mismo sucede con las “capas populares” de todo el mundo. Todas las capas que no son de la clase dominante, todos los diferentes grupos de la población de Estados Unidos y los demás países del mundo, se encuentran ante una necesidad, que surge principalmente hoy de lo que está haciendo la clase dominante de Estados Unidos y su núcleo en la cúpula del poder. A un nivel profundo y fundamental, todo eso surge de la dinámica subyacente del sistema imperialista, pero en un sentido inmediato y próximo —de lo que afecta a las masas hoy mismo— surge en buena medida de la percepción que el núcleo de la cúpula del poder del imperialismo estadounidense tiene de la situación actual, tanto de su necesidad como de su libertad, y de las medidas que está tomando al respecto. Pero, repito, es muy importante recalcar que no tienen “toda la libertad”; por poderosos que sean, dista mucho de que pueden “hacer todo lo que quieran”. Y lo que están haciendo no solo es cuestión de necesidad y libertad para ellos; presenta necesidad pero también —por lo menos en potencia— libertad para los varios tipos de fuerzas que se oponen a ellos. Aquí, repito, me refiero a la “libertad” no en el sentido “convencional”, sino en el sentido de confrontar y transformar la necesidad —la realidad material— conforme a los objetivos que uno tiene y de modos favorables a dichos objetivos.

Así que no hay ni un solo grupo en la sociedad —y en última instancia ni un solo individuo, pero en todo caso ni una sola capa o grupo social en cualquier parte del mundo, de las clases dominantes hasta las masas básicas— a quien no le incide o que no confronta esta dinámica. La mayoría no percibe eso o está apenas consciente, o aun si está consciente de eso en diferentes grados, todavía no lo entiende científicamente y por tanto todavía no puede desempeñarse conscientemente para cambiarlo conforme a sus intereses y, fundamentalmente, a los intereses de la humanidad. Por tanto, el reto que se nos plantea a nosotros como comunistas —como los que tenemos la responsabilidad de ser la vanguardia de la revolución proletaria y de llevar a la humanidad a una etapa completamente nueva y a un mundo completamente nuevo— se relaciona con la “enmienda” de Mao a lo que dijo Engels: que la libertad no yace únicamente en el reconocimiento de la necesidad sino en la transformación de la necesidad, por medio de la lucha. Especialmente en estas circunstancias agudas, la orientación, la perspectiva y el enfoque tienen que ser arrancarle libertad a todo esto.

Esto se está presentando de una manera cada vez más aguda. Es cierto, como dije hace poco: si se dan otros cambios grandes en el mundo —en particular en la dinámica de que la jihad y el McMundo/McCruzada se refuerzan mutuamente al mismo tiempo que se oponen— será cualitativamente más difícil zafarnos de esta dinámica. Esta es una de las cosas que tenemos que abordar plenamente y más a fondo con la gente. Miren, podría parecer que es más cómodo quedarse sentado sobre un volcán que tener que moverse, pero la verdad es que no es una buena posición. [risas] Esto es algo que hay que hacer captar, por medio de nuestros esfuerzos.


Notas

1. En varias charlas y escritos, Bob Avakian analiza las relaciones de la cúpula de la sociedad estadounidense (y las relaciones de las varias fuerzas contendientes "de la cúpula" y las bases sociales de varios niveles de la sociedad) como una "pirámide". Este análisis se encuentra en el DVD "Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es" (Three Q Productions, en: threeqvideo.com) y en los artículos: "La pirámide del poder Y la lucha por cambiar de base el mundo" y "¿Podrán conservar la cohesión?… Una pirámide o dos escaleras" en revcom.us. [Regresa]

2. Jeff Cohen, Cable News Confidential: My Misadventures in Corporate Media (Sausalito, CA: PoliPoint Press, 2006) [Regresa]