Revolución #163, 1 de mayo de 2009


CAVILACIONES Y FORCEJEOS

Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido
Parte 1

Nota de la redacción: A continuación presentamos un pasaje del texto de una charla que dio Bob Avakian anteriormente este año. A partir de este número, presentaremos las entregas de la charla en Revolución. En preparación para su publicación se le hicieron revisiones y se le agregaron notas. El texto íntegro saldrá en línea próximamente. Otras partes de la charla están en línea en http://revcom.us/a/162/ruminations-TOC-es.html.

Más sobre los individuos y las relaciones sociales

Quisiera empezar por retomar la cuestión de los individuos, las clases y la abolición de clases, temas que se exploraron en varias dimensiones en “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad” y en una charla el año pasado (2008), “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro”. Lo que voy a abordar aquí también se adentra más en ciertos aspectos de temas que traté en El comunismo y la democracia jeffersoniana1. Estas son cuestiones que requieren más discusión, en particular mediante una comparación del entendimiento y el enfoque de los comunistas con los de la burguesía sobre estas cuestiones.

Estas contradicciones están relacionadas con el hecho de que, por un lado, las personas existen como individuos, y por otro su existencia es una existencia social. La existencia individual es parte de la realidad material —no es algo que la gente haya inventado como un ardid individualista burgués— las personas realmente existen como individuos, y esta es una realidad material que deberíamos entender; y al mismo tiempo lo que esencialmente modelan sus vidas son relaciones sociales y más fundamentalmente las relaciones de producción.

En “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro” empecé esta discusión citando America in Decline sobre la base histórica del capitalismo: la separación violenta de los productores de los medios de producción, y de ahí abordé lo que eso implica, incluido el hecho de que influye de modo determinante, por así decirlo, en toda la cuestión del individuo que busca sus intereses particulares — e incluso cómo percibe sus propios intereses individuales. Recalqué que, más allá de su existencia individual, más fundamentalmente es su existencia social como miembro de un grupo social —o en una sociedad de clases, como miembro de una clase— lo que moldea la manera en que el individuo percibe sus intereses individuales y de ahí la manera en que los busca. Señalé que de hecho eso es una refutación de las nociones de Adam Smith e Immanuel Kant: el imperativo moral categórico de Kant (que dice que es un absoluto la idea de que se debe tratar a cada individuo siempre como un fin en sí y nunca como un medio para un fin) y la noción teórica smithiana y en general capitalista de que si cada individuo busca sus intereses individuales, se servirá al bien común de toda la sociedad. La realidad más amplia, más profunda y fundamental, de que la existencia de la gente, incluso su existencia individual, siempre es una existencia social contradice fundamentalmente estas ideas.

En esta cuestión Marx hizo especial hincapié: que la existencia individual —incluso la individualidad— siempre y necesariamente toma lugar como una existencia social. Fuera de la sociedad, de las interacciones y relaciones sociales, las vidas de los individuos son muy diferentes, y de hecho son sumamente limitadas en comparación con lo que son en un contexto social y al tener tratos sociales. Es una verdad fundamental la cual la burguesía pretende negar, con su apoteosis (es decir, de darle una cualidad parecida a un dios) de la individualidad y aun del individualismo — o que de hecho ignora objetivamente esa verdad y no la toma en cuenta, sin que necesariamente lo haga conscientemente todo defensor de este sistema.

La idea general de que el individuo, por ejemplo, sea la categoría esencial de la sociedad burguesa (o de la sociedad “democrática”, como les gusta caracterizar la sociedad burguesa, especialmente en su forma democrática-burguesa), la idea de que el individuo sea la representación más exaltada y el máximo punto de referencia de la mejor sociedad posible, de hecho está en conflicto fundamental con la realidad de la sociedad capitalista, y en un sentido más amplio y general, de toda la sociedad humana y dicha realidad refuta esa idea. También refuta esta idea la realidad de que la gente encuentra su existencia dentro del marco de relaciones sociales específicas —más esencial y fundamentalmente las relaciones de producción— que son independientes de la voluntad del individuo y que esta es lo más determinante de todo incluso de las inclinaciones, ideas, aspiraciones y demás de los individuos.

Por lo tanto, si bien los teóricos, moralistas y éticos burgueses argumentarían —en otra formulación del imperativo moral categórico de Kant— que en la mejor y más justa sociedad el individuo siempre debe ser un sujeto y nunca un objeto, y que aun las leyes y las constituciones deben tener como sus principios y conceptos más elevados y fundamentación más profunda, la protección de los derechos del individuo, en realidad eso está en conflicto violento con el funcionamiento concreto de toda sociedad dividida en clases o más particularmente en toda sociedad que se base en relaciones de explotación y marche de acuerdo con estas.

Ese punto se enfatiza en “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad” donde (hacia el fin de la primera parte) se refiere a las grandilocuencias de los defensores y apologistas del sistema capitalista sobre los derechos del individuo, pero no obstante este sistema funciona y solo puede funcionar aplastando y triturando —literalmente, sin exageración ni hipérbole— la vida de millones, hasta miles de millones, de individuos, entre ellos cientos de millones de niños, cuya individualidad y aspiraciones individuales no cuentan para nada en el funcionamiento concreto de este sistema.

Otra dimensión de eso es el parasitismo del imperialismo. Son mayormente los países imperialistas, y especialmente los sectores más privilegiados de dichos países, donde más pueden influir la noción de “la inviolabilidad del individuo” y de que los derechos del individuo constituyen el principio más elevado —separando todo eso de las relaciones sociales fundamentales— precisamente (y con una triste ironía) porque todo eso se construye sobre la más absoluta indiferencia hacia los individuos y toda la individualidad y las aspiraciones individuales de las masas populares de todo el mundo y de hecho su más cruel pulverización. Si no fuera así, no existiera la posición privilegiada que tienen unas personas desde que pueden pontificar sobre los derechos del individuo. Digo todo eso por un lado.

Por otro lado, para retomar el punto con que empecé, es una parte de la realidad material que las personas sí existen como individuos. Intentar ignorar eso o negar la individualidad —la cual es muy distinta, como hemos recalcado repetidas veces, al individualismo, según el cual uno se valúa a sí mismo por encima de todo lo demás como principio y se cree merecido de la mayor consideración: en ese sentido el individualismo es muy distinto a la individualidad— intentar negar o sofocar de alguna manera la individualidad de las personas y de hecho caer en el estereotipo de que los comunistas pretenden reducir las diversas masas de personas a un conjunto no diferenciado, compuesto de partes de las que todas se pueden intercambiar unas con otras y así sucesivamente (solo exagero un poquito, si es que de hecho exagere, la manera en que personas como Hannah Arendt presentan la visión del comunismo), caer de hecho en ese tipo de pensamiento y enfoque, lo que cuadrara con ese tipo de estereotipo, no solo sería erróneo en lo moral, sino también desastroso en lo político y en lo que concierne a cualquier iniciativa en pro de una transformación social radical positiva.

Por lo tanto tenemos que profundizar cada vez más nuestro entendimiento de esa contradicción — esa contradicción en movimiento de que por un lado las personas existen como individuos y por otro sus vidas son modeladas esencialmente por relaciones sociales y más fundamentalmente por relaciones de producción. Y tenemos que darle el peso indicado a cada aspecto de esta contradicción. Como he enfatizado anteriormente, el aspecto principal encierra relaciones sociales y de fondo relaciones de producción, que las personas contraen independientemente de su voluntad — relaciones que moldean en gran parte incluso la individualidad, los deseos, necesidades, aspiraciones y demás de los individuos así como los medios que poseen para satisfacer dichos deseos, necesidades, etcétera. Pero, por otro lado, no solo en la sociedad comunista futura cuando se hayan eliminado las clases (pero no las relaciones de producción y otras relaciones sociales, ni todas las restricciones sociales), no solo en esa sociedad futura sino durante toda la transición hacia ella —en las luchas para dar el primer gran salto de derrocar el capitalismo y establecer el socialismo con la dictadura del proletariado y luego durante toda la transición a través de esa etapa socialista hacia un mundo comunista— tenemos que apreciar, entender y tratar correctamente esta contradicción.

Que las personas existen como parte de las relaciones sociales y de fondo de las relaciones de producción, las que esencialmente modelan sus vidas, es una realidad material muy profunda y principalmente determinante. Pero el hecho de que las personas existen como individuos y piensan como individuos es otro importante aspecto de la realidad material. No existe ningún cerebro humano en común: no hemos llegado a esa etapa —y yo definitivamente no soy proponente de siquiera pretender llegar a esa etapa— en la cual hubiera un cerebro común que dirigiera todos los cuerpos humanos conectados de algún modo con ese cerebro.

Así que hay una gran diversidad y riqueza en la sociedad humana no solamente como resultado del hecho de que existen miles de millones de diferentes individuos sino de la contradicción entre el hecho de que las personas existen como individuos y al mismo tiempo esencialmente las relaciones sociales y más fundamentalmente las relaciones de producción les modela la vida. Es otra expresión, se podría decir, de la metáfora del “mapa de capas y colores múltiples” — de conocer la rica textura, diversidad y complejidad de la realidad y de ver estas cosas como fluidas y no estancadas y enmohecidas (para parafrasear el Manifiesto Comunista).

Continuará.

1. La charla de Bob Avakian, “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, aparece en Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, un folleto de Revolución, 1º de mayo de 2008 y está en línea en revcom.us en revcom.us/avakian/makingrevolution/makingrevolution01-es.html (parte 1) y revcom.us/a/113/makingrevolution-p2-01-es.html (parte 2); “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro” es una charla que se pronunció en la primera parte de 2008 y apareció por entregas en Revolución Nos. 156, 157, 159, 160 y 161 (febrero-abril 2009); El comunismo y la democracia jeffersoniana, en inglés, está en línea en audio en revcom.us/avakian y en forma de texto en revcom.us/Comm_JeffDem/Jeffersonian_Democracy.html, y en forma de un folleto basado en la charla editado por RCP Publications, 2008. [regresa]

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