Revolución #174, 30 de agosto de 2009


CAVILACIONES Y FORCEJEOS

Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido
Parte 10

[Nota de la redacción: A continuación presentamos la décima parte del texto de una charla que dio Bob Avakian anteriormente este año, la que empezó a salir en el número 163 de Revolución. Las partes 1-9 salieron en números 163-167, 169 y 171-173. La décima entrega contiene la sección “El comunismo como una ciencia, no una ‘ideología científica’” e incluye tres subsecciones “Unas observaciones sobre lo que es la ciencia y unos aspectos esenciales del método científico”; “Una vez más sobre la verdad objetiva, la verdad relativa y la oposición fundamental entre el materialismo científico y el relativismo”; y “Un entendimiento correcto de la relación entre la ciencia y la filosofía”. En preparación para su publicación se le hicieron revisiones y se le agregaron notas. Otras partes de la charla están en línea en http://revcom.us/a/162/ruminations-TOC-es.html.]

El comunismo como una ciencia, no una “ideología científica”

Ahora quisiera hablar acerca de la cuestión del comunismo como una ciencia y por qué no es correcto concebirlo como una “ideología científica”, tal como alguien dijo recientemente en una crítica que hizo a la siguiente caracterización en la Constitución de nuestro partido, en la primera oración del Apéndice: “El comunismo es una ciencia y un movimiento político revolucionario a la vez”. La oposición que expresa esta crítica mediante la formulación “ideología científica” representa otro combinar dos en uno. Constituye otra versión de una tendencia en el movimiento internacional hacia la reificación del proletariado (en efecto, de reducir los intereses globales y fundamentales del proletariado a lo que se identifica con proletarios individuales) y “la verdad de clase” (“la verdad proletaria”) y en efecto una noción de una “ciencia proletaria”. Constituye una forma del relativismo —que en términos esenciales es lo que es la “verdad de clase”— es otra forma de la “política de identidad” (según una expresión popular de nuestros tiempos) con el relativismo correspondiente.

Ahora bien, al discutir esta crítica, unos camaradas han recalcado algunos puntos importantes para refutar este argumento sobre la “ideología científica”. Se ha señalado que este argumento representa un intento de crear ideología y filosofía que están fuera de la ciencia o por encima de ella — ideología y filosofía las cuales son en las palabras de esta crítica “un nivel de abstracción más alto” que la ciencia.

Cabe adentrarse más en esto porque se trata de algunos principios fundamentales y cuestiones de perspectiva y metodología que no solo son pertinentes para nuestro partido sino también son imprescindibles para nuestro movimiento en general y sus objetivos fundamentales.

Una parte de este argumento de por qué deberíamos llamar al comunismo una “ideología científica” contiene explícitamente una referencia a una analogía que hice una vez —si bien de hecho constituye una mala interpretación o una mala aplicación de dicha analogía— que compara el conocimiento de la realidad al manejo del fuego (o de un objeto en llamas): no es posible levantar algo que está en llamas con las manos sin protección, porque se necesita un instrumento para manipular dicho objeto. Eso es cierto —tiene validez la analogía, entendida correctamente— pero de ninguna forma invalida la necesidad de lo que llamaríamos “objetividad científica”. Al aplicar esta analogía, el “instrumento” que necesitamos para conocer y transformar la realidad en toda su complejidad es un punto de vista y método que no es subjetivo (“verdad de clase”) sino uno que refleja correctamente la realidad objetiva — el materialismo dialéctico que tal como he recalcado reiteradamente, proporciona el método de ser científico de la manera más congruente, sistemática y global con tal de que éste se capte y se aplique, y no se malogre con uno u otro tipo de subjetividad, incluido lo que constituyen conceptos instrumentalistas de la “verdad de clase”.

El que el autor de esta crítica ha caído en tal subjetividad se ilustra en el hecho de que luego sostiene que necesitamos cierta ideología partidaria — en el sentido equivocado, a la manera de argumentar en efecto que todo el mundo aborda las cosas con ciertas preconcepciones y el comunismo representa nuestro enfoque partidario que encarna nuestras suposiciones o preconcepciones. Esto constituye una forma de tratar las ideologías como si fuesen “discursos” y de incluir la ideología comunista en esta categoría —subjetiva— de “discursos”. Esto acaba por negar el carácter científico del comunismo, aunque todavía lo llama una “ideología científica”. Esto va de la mano con una mala interpretación y aplicación equivocada del hecho de que, sí, todos abordan cualquier cosa, incluida la ciencia y cualquier proceso científico, con ciertas suposiciones. Eso incurre en el argumento relativista —o al menos se presta a dicho argumento— que dice que como todos actúan de acuerdo a ciertas suposiciones, no existe ninguna base para “separar lo que es subjetivo de lo que es objetivo” (por así decirlo) y llegar a la verdad. Niega el hecho de que incluso con respecto a las suposiciones de acuerdo a las cuales las personas posiblemente actúan, se puede determinar y diferenciar las que son suposiciones válidas y objetivamente ciertas y las que no lo son.

En otras palabras, el que abordamos las cosas con ciertas suposiciones o preconcepciones no descarta el hecho —el hecho sumamente importante— de que incluso aquellas suposiciones o preconcepciones pueden y deben estar sometidas a repetidos análisis científicos, con la finalidad de saber si han sido válidas y si siguen siendo válidas (lo cual no quiere decir ponerlo todo en duda todo el tiempo). Existe una base objetiva así como una necesidad objetiva de poner a prueba las suposiciones así como las conclusiones con que las personas participan en el proceso de la ciencia de cualquier tipo y lo llevan a cabo, lo que incluye el proceso científico de hacer la revolución. En última instancia, esta calificación del comunismo como “ideología científica” y los argumentos en pro de esta formulación efectivamente niegan no solo el carácter científico del comunismo en particular sino también el carácter científico de la ciencia y del método científico en general.

Este argumento, en pro de calificar el comunismo como una “ideología científica”, insiste también que “la filosofía regula la teoría”. Encierra una certeza la aseveración de que el punto de vista ideológico particular de una persona determina cómo ésta desarrolla la teoría y cómo aplica la teoría — o al menos tiene una importante influencia sobre cómo lo hace. Pero de nuevo surge un problema serio cuando se reduce la ideología a un punto de vista subjetivo — que es lo que se hace en este argumento, sea por intención consciente o no. Este argumento, que incluye específicamente la aseveración de que “la filosofía regula la teoría”, rechaza la norma científica así como los criterios científicos que se usan para evaluar la filosofía en sí, además de las teorías particulares. De hecho, ¿refleja la filosofía (o la teoría) la realidad en forma correcta o no? Ésta es una prueba que se puede aplicar y que se debe aplicar a partir del método científico — y sobre todo, del punto de vista y método científico del materialismo dialéctico.

Arroja más luz sobre esto el hecho de que este argumento (a favor de la noción de que el comunismo es una “ideología científica”) cita a Althusser al efecto de que la ideología es la lucha de clases en la esfera de la teoría. Ésta es otra formulación relativista e idealista. La ideología es una concepción del mundo y un sistema de valores. Existe lucha de clases en la esfera de la ideología al igual que existe en la esfera de la teoría, pero la ideología en sí no es lucha de clases. Para repetir, eso es similar a la “verdad de clase” — y de hecho es una forma de promoción de la misma. Una vez más, el que sea correcta o no alguna ideología específica —el que corresponda a la realidad o no— es algo que se puede determinar objetivamente y no se puede reducir aquella determinación a una cuestión de la lucha de clases — ni en esencia se trata de dicha cuestión. Como recalca El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos: “La verdad existe objetivamente, no varía de acuerdo a los diferentes intereses de clase y no depende del punto de vista de clase que uno tenga en la búsqueda de la verdad” (parte IV, “Los nuevos retos, y la nueva síntesis”).

Este argumento (de por qué no se debe considerar el comunismo como una ciencia sino como una “ideología científica”) también supone un entendimiento equivocado, en vez de un entendimiento correcto —o una línea incorrecta en contraposición a la línea correcta— acerca del principio de que el marxismo “abarca pero no reemplaza” todas las esferas de la actividad y pensamiento del ser humano. En algún punto de este argumento se dice que el comunismo como tal no tiene nada que decir sobre teorías específicas en campos o disciplinas distintos de las ciencias — en la física, la biología o lo que fuera. Ahora es cierto que existe la particularidad de la contradicción — que cada uno de los fenómenos o los procesos que figuran, en términos generales, en estas esferas de biología, química, física, etc., tiene sus particularidades. No es posible resolverlos, digamos, simplemente imponiendo los principios comunistas en general. Pero, una vez más, es una equivocación levantar un muro entre unos y otros —por un lado, una esfera específica o un fenómeno particular y por otro, la cuestión del punto de vista y el método (o en otras palabras, el aspecto de “no reemplaza” por un lado y por otro el aspecto de “abarcar”)—, y sostener que el comunismo no figura en términos de método en la ecuación (por así decirlo) de cómo abordar y cómo entender estos problemas. En efecto, eso niega el aspecto de “abarcar” — el hecho de que, si bien no las reemplaza, el comunismo sí abarca todas estas esferas particulares y todas las contradicciones y fenómenos particulares en estas esferas. Eso quiere decir poner una separación absoluta donde tal separación no está y no puede estar. El punto de vista y la metodología “penetran” y afectan la manera de estudiar, investigar, poner a prueba, sintetizar y entender correctamente —o no— los fenómenos particulares. Eso no niega el hecho en que hemos insistido muy correctamente de que las personas que no sostienen y no aplican el punto de vista y el método del materialismo dialéctico no obstante pueden descubrir y sí descubren verdades importantes. Pero sigue siendo cierto que el materialismo dialéctico da el medio más congruente, sistemático y global para abordar la realidad objetiva, aprender de ella — y para tener una base más científicamente fundamentada para transformarla; y de nuevo, esto sí tiene implicaciones para todas las esferas de la actividad humana, pues “abarca” y es aplicable a estas esferas.

Tal como se puede extrapolar a partir de lo que ya he dicho hasta ahora, este argumento (de que el comunismo es una “ideología científica”) trae una línea incorrecta, en contraposición a una línea correcta, acerca del principio muy importante de que el comunismo como concepción del mundo y método es tanto objetivo como partidario. De fondo, este argumento viene a decir que el comunismo es partidario, mientras que niega que es objetivo, aunque no lo diga explícitamente.

Eso va contra los principios muy importantes que se recalcan en la conversación con unos camaradas sobre epistemología en Revolución1: la particularidad de que la verdad no tiene carácter de clase pero que diferentes verdades entran a la lucha de clases y al rico proceso general que ahí se visualiza y se defiende, hablando de la manera en que el comunismo abarca todo correctamente y pretende conocer todo lo que es cierto, aunque a corto plazo las verdades particulares pueden obrar en contra de las cosas por las cuales estamos luchando pero que en el sentido más amplio, de manejarlas correctamente pueden llegar a ser parte del proceso que conduce a los objetivos por los cuales estamos luchando. Esta línea incorrecta sobre lo objetivo y lo partidario (que es parte del argumento que dice que no se debe considerar el comunismo como una ciencia sino como una “ideología científica”) socava y se opone a ese movimiento y lucha contradictorios — y la riqueza general que conlleva ese proceso. Debido a que el comunismo es objetivo, puede ser partidario en nombre del proletariado —y lo puede ser de una manera global—, y solamente al grado en que sea objetivo, puede ser partidario en el sentido esencialmente correcto — es decir, puede servir y beneficiar los intereses más fundamentales del proletariado.

Unas observaciones sobre lo que es la ciencia y unos aspectos esenciales del método científico

Esto nos conduce a la pregunta más amplia acerca de qué es un entendimiento correcto de lo que es la ciencia. Hace poco leí el libro El Canon de Natalie Angier (específicamente la primera parte de ese libro). La autora habla de unas discusiones que sostuvo con varios científicos sobre la siguiente pregunta: ¿Qué es la ciencia y qué es el método científico? Una de las cosas esenciales que señala es que la ciencia abarca, como un punto de partida fundamental, aceptar y trabajar con el mundo como es en realidad y no como uno desearía que fuera. Como nosotros sabemos, eso es una línea divisoria en epistemología y en metodología y tiene que ver con todo lo que he tratado aquí.

La ciencia, cabe recalcar de nuevo, no es un misterio. Existen esferas y disciplinas específicas de la ciencia que tienen sus propias particularidades — y que para aprender más y hacer avances, sí requieren especialización y trabajo duro. He aquí donde incide la aplicación correcta de “abarcar pero no reemplazar” para los comunistas. Pero el punto de vista científico y el método científico básicos son algo que todos pueden y deben captar y aplicar a la realidad — no digo que todos lo harán, al menos de una manera sistemática, en esta clase de sociedad, pero al mirar hacia el futuro y con relación a lo que proponen nuestros esfuerzos y nuestra lucha, debemos tener una orientación y un entendimiento de que todo el mundo puede y debe captar y aplicar el punto de vista y método científico y que al hacer eso y al perseverar en eso las personas comunes (es decir, las que no son especialistas, a diferencia de los especialistas en varios campos) pueden aprender cosas importantes, no solamente acerca de la realidad en general sino acerca de la ciencia en sí y acerca de las esferas particulares de las ciencias, entre ellas las que son muy complejas y tienen un alto nivel de abstracción.

He aquí algunos principios importantes de la ciencia y del método científico así como, en particular, del punto de vista y método científico del comunismo, el materialismo dialéctico.

Primero, tal como salió en las discusiones que sostuvo Natalie Angier con varios científicos, existe el punto fundamental de orientación de abordar al mundo tal como es en realidad y no como desearíamos que fuera.

Junto con esto viene la importancia de actuar de acuerdo con el entendimiento que toda la realidad consta de materia en movimiento, de la realidad material que está en constante movimiento, cambio y transformación mediante saltos de un estado de materia (y ninguna otra cosa) a otro estado (o forma) de materia.

Existe el proceso de aprender acerca de la materia en movimiento mediante la investigación empírica de la realidad material que existe en formas particulares y diferentes (de juntar pruebas de esta manera, por así decirlo). En este respecto, está la famosa declaración de Mao que para conocer una pera, uno tiene que cambiarla comiéndola — no dijo simplemente que uno tiene que comerla, dijo que uno tiene que cambiarla comiéndola. Es un hecho que uno cambia la realidad investigándola, pero se puede y se debe incorporar este entendimiento y utilizarlo como parte del método y enfoque científico.

En todo el proceso, tiene importancia sintetizar lo que se aprende mediante este enfoque (es decir, mediante la investigación empírica de la realidad material que existe): dar el salto de los hechos, los datos, etc., acumulados así, a las conclusiones racionales sobre estos hechos, datos, etc. — y en particular identificar los patrones que surgen mediante este proceso. (En esta conexión, remitiré de nuevo a las/os lectoras/es al artículo “Un ‘acto de fe’ y un ‘salto’ al conocimiento racional: Dos cosas muy distintas, dos cosmovisiones y métodos radicalmente diferentes”2 y ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo, en particular, la sección “La razón no ‘nos ha fallado’ —la razón es absolutamente necesaria— aunque en sí no es suficiente” de la cuarta parte, “Dios no existe — Necesitamos liberación sin dioses.”)

En términos de la ciencia, el método científico y en particular el punto de vista y método científico del comunismo, es imprescindible esforzarse constantemente para mantener un espíritu y un método de pensamiento crítico y receptividad a lo que es nuevo y a lo que cuestiona el conocimiento aceptado o convencional. Eso implica reexaminar constantemente lo que uno mismo y/o lo que las opiniones comunes en la sociedad, etc., consideran la verdad: someter esto a repetidas pruebas adicionales y cuestionamientos surgidos de los desafíos de los que se le oponen a esto y de la realidad en sí, incluidas las maneras en que el desarrollo concreto de la realidad material podría dar origen a hechos nuevos — mejor dicho, aspectos recién descubiertos o recién entendidos de la realidad que cuestionan el conocimiento aceptado. No obstante, es muy importante recalcar que eso no quiere decir caer en el agnosticismo y en el relativismo, negar la verdad objetiva y en particular actuar como si se debiera ponerlo todo en duda, como si no se supiera nada ni que pudiéramos confiar en que nada fuera cierto, cuando los nuevos descubrimientos, o hipótesis y teorías nuevas, ponen en duda algunas ideas que anteriormente se consideraron o se determinaron que eran ciertas. El proceso científico y el conocimiento científico, y el conocimiento en general no se desarrollan y no se pueden desarrollar de esa manera —al menos no en un sentido sostenido—, más bien, se desarrollan partiendo de lo que se ha establecido anteriormente como cierto, especialmente en los casos en que lo que es cierto se ha establecido por medio de pruebas que se refuerzan mutuamente y conclusiones racionales que se obtienen de una variedad de fuentes; y de ahí investigando y aprendiendo más acerca de la realidad y utilizando el conocimiento acumulado por la humanidad, incluido el conocimiento relacionado con la metodología, en la valoración de nuevas pruebas, nuevas teorías y nuevos argumentos contra lo que se ha considerado como cierto, etc.

Por una muy buena razón se recalca este punto básico de método muchas veces en el libro sobre la evolución de Ardea Skybreak, La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo — saber qué es real y por qué importa (en inglés). Además, se plasma en la declaración “Defender la ciencia” (que se reproduce en un apéndice de ese libro), en particular en lo siguiente, justo antes de la conclusión de la declaración “Defender la ciencia”:

“…una cosa que la abrumadora mayoría de los científicos tienen en común es que entienden que, al realizar investigación científica y aplicar el método científico, es esencial tomar como punto de partida el conocimiento científico acumulado, el caudal de pruebas científicas comprobadas sobre la realidad, adquiridas por medio de observación y experimentación científicas concretas y sistemáticas, y sujetas a rigurosa revisión y prueba científicas. De ahí partimos los científicos, ésa es nuestra fundación, cuando proponemos investigar la realidad y hacer nuevos descubrimientos. De esa manera se ha practicado y ha avanzado la ciencia durante siglos, y esto ha permitido que la ciencia beneficie a la humanidad de innumerables formas” (“Un llamado urgente de los científicos a: ¡DEFENDER LA CIENCIA! Hoy en Estados Unidos la ciencia, como ciencia, está bajo ataque como nunca antes”. Hay una versión en español en Revolución #131, 1º de junio de 2008).

Una vez más sobre la verdad objetiva, la verdad relativa y la oposición fundamental entre el materialismo científico y el relativismo

Lo que esto encierra, entre otras cosas, es la diferencia fundamental y la línea divisoria decisiva entre el reconocimiento de que todo el conocimiento humano contiene un elemento de lo relativo y por otro lado el relativismo como un punto de vista y enfoque filosófico básico. He aquí, de nuevo, la relación entre la verdad absoluta y la verdad relativa: el hecho de que el universo existe infinitamente y la realidad que existe encarna la verdad absoluta, pero el conocimiento humano en cualquier momento dado, incluso respecto a cosas particulares, ni hablar de la realidad en general, contiene un aspecto de lo relativo porque el mundo se mueve y cambia constantemente y nunca es posible saberlo todo acerca de la realidad — e incluso tendrá un elemento relativo lo que se sabe acerca de cosas particulares, puesto que éstas no existen en aislamiento y no son estáticas ni inalterables. Pero como Lenin recalcó, existe una diferencia fundamental entre entender eso correctamente —y por ende ser impulsado a seguir aprendiendo sobre la base de entender y aplicar un enfoque correcto a la relación que existe entre la verdad absoluta y la verdad relativa y entre la teoría y la práctica— y por otro lado caer en el relativismo y en el agnosticismo, especialmente cuando es posible echar por tierra e invalidar una verdad establecida en esta o aquella esfera particular o incluso hacer eso de un modo importante.

Es una piedra angular básica del materialismo que la práctica es el último punto de origen y punto de verificación de la teoría. Eso se opone a las nociones tales como aquellas que pregona Karl Popper, por ejemplo, quien insiste que el grado en que una teoría resiste a la crítica determina si se debe aceptarla como la más válida en cualquier momento dado. En el pensamiento de Popper (y sin duda él no es el único que sostiene esta idea) esa noción va de la mano con la idea de que después de todo, en realidad no es posible saber qué es cierto en los hechos. Veamos una cita directa de Popper: “No podemos demostrar ni justificar nada como cierto, ni siquiera como probable, sino que tenemos que contentarnos con teorías que resistan a la crítica” (Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, y en particular la segunda parte, “La pleamar de la profecía”, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 2006, primera edición en la colección Surcos [en rústica], pp. 787, 790, citado en Bob Avakian, “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”. Vea: “Marxismo como ciencia — refutación de Karl Popper”, en “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, también en Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, pp. 18-31).

Aquí, irónicamente a nombre de combatir el relativismo, de hecho Popper presenta muy claramente un argumento a favor del relativismo — y específicamente rechaza y se opone al principio científico de que la práctica, y no “la crítica”, es el último punto de verificación (además del último punto de origen) de la teoría.

Pero también es importante recalcar que, al igual que una piedra angular del materialismo es que la práctica es el último punto de origen y punto de verificación de la teoría, es igualmente cierto y decisivo captar que este criterio no se trata de la práctica en un sentido limitado y empírico, sino en un sentido amplio, y no simplemente se trata de “tomar la práctica tal como es” sino analizarla y sintetizarla mediante la aplicación del método científico y sobre todo su expresión más congruente, sistemática y global, el punto de vista comunista científico y el método del materialismo dialéctico.

Un entendimiento correcto de la relación entre la ciencia y la filosofía

De todo esto se puede ver que es muy importante que entendamos correctamente la relación entre la ciencia y la filosofía y en particular nuestra filosofía comunista, que incluye la moral además del punto de vista y método. El comunismo es una concepción del mundo y un método, pero de nuevo esa concepción del mundo y ese método están sujetos (por así decirlo) a principios científicos y se deberían valorar según dichos principios. ¿Concuerda el idealismo (como un punto de vista filosófico) con la realidad, o concuerda el materialismo con la realidad? ¿Concuerdan con la realidad las nociones estáticas y metafísicas acerca de la realidad (por ejemplo, la noción de que alguna fuerza sobrenatural ha creado las cosas y que, una vez creadas, siempre han sido y siempre serán como son), o concuerda con la realidad la dialéctica — el análisis de que toda la realidad abarca y en efecto consta de contradicción, movimiento, lucha, desarrollo y saltos de un estado de materia en movimiento a un estado cualitativamente diferente de materia en movimiento?

Desde otro ángulo: se podría decir que el comunismo no es simplemente una ciencia, en el sentido de que abarca otros elementos como la moral los que en términos estrictos existen fuera de la esfera de la ciencia. Pero no se puede divorciar todo eso de la ciencia; y a la larga y en lo fundamental todo eso se basa en lo que es verdad así como en la necesidad de volver a fundamentarlo constantemente en lo que es verdad, tal como lo determina el enfoque y método científico y ninguna otra cosa.

Retomando la conversación que mencioné antes —la conversación con unos camaradas sobre la epistemología, sobre conocer, y transformar, el mundo, en Revolución—, es muy importante volver constantemente a lo que dice ahí, estudiarlo y bregar más profundamente con lo que se dice ahí, acerca de la relación entre el método científico y el surgimiento de nuevas verdades que se establecen por medio del método científico por un lado y por otro la lucha por el comunismo. Es decisivo captar lo que se dice ahí con una gran riqueza acerca de este proceso global y por qué es cierto que incluso las verdades bochornosas pueden y deberían contribuir a la lucha por el comunismo —y en un sentido real tienen que contribuir así— en vez de ser tratadas como algo que obra en su contra.

Continuará.

1.  “Conversación de Bob Avakian con unos camaradas sobre epistemología: Sobre conocer, y cambiar, el mundo”, Obrero Revolucionario (ahora Revolución) #1262, 19 de diciembre de 2004; reimpreso en la revista Un Mundo Que Ganar #2006/32. [regresa]

2. Bob Avakian, “Un ‘acto de fe’ y un ‘salto’ al conocimiento racional: Dos cosas muy distintas, dos cosmovisiones y métodos radicalmente diferentes”, Revolución #10 (31 julio 2005) en línea en rwor.org/a/010/cosas-muy-distintas-dos-cosmovisiones-s.htm. [regresa]

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