A continuación presentamos un pasaje de la obra de Bob Avakian, El Nuevo Comunismo. Aparte de los pasajes que ya se han posteado en revcom.us, de cuando en cuando publicaremos otros pasajes en revcom.us. Que estos pasajes sirvan para alentar e inspirar el mayor estudio de la obra en su conjunto, la que está disponible en su totalidad en español aquí, y está a la venta en forma de libro en inglés de Insight Press.
Este pasaje es de la sección titulada “Segunda parte. El socialismo y el avance al comunismo: Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipación”.
Ahora, en relación con eso, yo quiero citar algo de un libro relativamente reciente. Es del “Prólogo” del libro, The American Way of Poverty: How the Other Half Still Lives36, de Sasha Abramsky, quien es una especie de buen liberal que escribe acerca de que aún hay mucha pobreza en Estados Unidos. Pero al comienzo del libro, se siente obligado a indicar lo siguiente: “Después de todo, ninguna sociedad en la historia humana jamás ha logrado eliminar la pobreza; y ningún sistema de gobierno con un mínimo de respeto por la libertad individual ha negado por completo la presencia de la desigualdad”. Bien, desmenucémoslo. En primer lugar, para tomar una frase de Marx (y tal vez al mismo tiempo tomar una frase de la película, La leyenda del indomable): Lo que tenemos aquí es una pobreza de la filosofía — una pobreza de la imaginación y de la comprensión. Es cierto que en ninguna parte, ni en la Unión Soviética ni en China cuando eran socialistas, lograron abolir por completo la pobreza. Empezaban con situaciones de masas muy empobrecidas en la población, pero hicieron enormes avances hacia la abolición de la pobreza. Y, al final de su vida, cuando Mao batallaba —en esencia en su lecho de muerte— con esos revisionistas quienes desde ese entonces han llegado al poder y han restaurado el capitalismo en China, eso fue una gran parte de la lucha. Los revisionistas sostenían —y ahora han implementado y celebran— lo de que si nosotros vamos por la vía capitalista, podemos sacar a unos sectores de la población de la pobreza. Y ahora declaran que han sacado a unos cientos de millones de personas de la pobreza. Pero lo que han hecho, en esencia, es crear la sociedad más burda y horrible, la versión más rancia de relaciones de mercancías, en las que tienen a esos empresarios nacientes —en otras palabras, explotadores nacientes (algunos millonarios, incluso algunos multimillonarios)—, pero las masas populares, es decir, cientos y cientos de millones de personas, todavía están sumidas en terribles condiciones de pobreza, y todas las viejas relaciones sociales —la prostitución y cosas horrorosas de toda suerte— han vuelto con mucha fuerza. Lo que Mao sostenía era lo siguiente: Tenemos que permanecer en el camino socialista; tenemos que sacar al pueblo entero, paso a paso, de la pobreza, y no optar por “enriquecerse rápidamente” a fin de convertir a China en un poderoso país moderno y aumentar el nivel de ciertos estratos burgueses parásitos y ciertos estratos pequeño burgueses privilegiados, mientras que las masas populares sigan sufriendo. Desgraciadamente, en esa lucha el lado equivocado salió ganando. Pero, antes de eso, con el sistema socialista, habían hecho enormes avances en la eliminación de la pobreza, y se puede leer de eso en el número especial de Revolución —la Entrevista a Raymond Lotta37— sobre la historia del comunismo y las lecciones para el futuro de la humanidad. Por ejemplo, Lotta señala que cuando la revolución triunfó en China, por el año 1950, la esperanza de vida en promedio era algo así como 32 años. Así era el tiempo promedio que vivía la gente. Y para cuando el capitalismo fuera restaurado (o en 1975, justo antes de su restauración), la esperanza de vida en China se había duplicado a aproximadamente 65 años. Y eso estaba muy cerca de los estándares mundiales en ese momento. En comparación con esos increíbles antecedentes y la situación de pobreza masiva, eso fue un enorme cambio, mediante el cual muchas personas habían salido de la pobreza extrema. Así que, por una parte, este tipo Abramsky simplemente borra toda esa experiencia, o la descarta.
Y luego, está la segunda parte: “ningún sistema de gobierno con un mínimo de respeto por la libertad individual”, dice —en otras palabras, ninguna sociedad, incluso con un mínimo de respeto por la libertad individual— “ha negado por completo la presencia de la desigualdad”. Y la implicación de lo que dice no es sólo que eso no se ha hecho, sino que no se debería de hacer — que al intentar eliminar toda la desigualdad, será necesario violar los derechos de las personas, será necesario violar las libertades civiles. En otras palabras, eso sólo se podría hacer por medios “totalitarios” — eso es, en esencia, lo que él dice. Y, para repetir, vemos la falta total de ¿qué? De la capacidad de ver más allá del estrecho horizonte del derecho burgués. De ver más allá de eso a una situación en la que una sociedad efectivamente funcionaría según el principio de “de cada cual, según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”. He aquí algo sobre el comunismo: no se trata de lo que sostienen Alain Badiou, y esos oportunistas que han hecho suya una buena parte de su pensamiento — no se trata de que el comunismo es sólo el impulso de la igualdad. No. El comunismo supone ir más allá de la igualdad. Se trata de ir más allá de donde la igualdad sea una cuestión. ¿Por qué? ¿Porque queremos una gran desigualdad? No. Porque, al transitar al comunismo, y al ir más allá de la producción e intercambio de mercancías y de la ley del valor —y el criterio son las capacidades y las necesidades, como dice la consigna— efectivamente se habrá alcanzado un punto en el que la igualdad no entra. Marx señaló que cada igualdad también supone desigualdad — lo que es algo que también se planteó en la Revolución Cultural de China. Por ejemplo, si una persona trabaja a mi lado, y es una madre soltera con tres hijos, y yo soy nada más un tipo que me cuido de mí, percibimos el mismo salario, pero en verdad éste no es igual. Es igual, pero es desigual, dado que la madre tiene necesidades mucho mayores, así que en un sentido real, el salario que ella recibe no le da ninguna igualdad conmigo, en vista de que yo no tengo a tantas personas que dependen de mí. Y además, lo cierto es que ni todas las personas ni sus capacidades son iguales. Eso es algo que se desarrolla poderosamente en la Entrevista a Ardea Skybreak. ¿Y qué de la idea de que todos deberían ser iguales? Ella responde: ¡¿por qué la gente dice cosas tan estúpidas?! De ahí continúa, fíjate, no todos tienen las mismas inclinaciones, los mismos puntos fuertes, no todos pueden hacer las mismas cosas con la misma calidad, y así sucesivamente. Además, no me siento mal, dice, cuando algunas personas pueden hacer algunas cosas mejor que yo — cuando una persona es una artista de alto nivel y se sube al escenario del concierto, no creo que yo debería estar ahí arriba intentando igualarla en lo que hace.
Es como ese anuncio —tal vez lo hayan visto— en el que dicen, Vale, hoy para este concierto sinfónico, en lugar de tener al violinista de calibre mundial Itzhak Perlman, vamos a tener a Rhea Perlman, la comedianta, tocando el violín. Y ella sale y hace un sonido chirriante horrible, con un violín. No. No todos son iguales en todo. Así que cuando ustedes y yo hacemos el mismo trabajo, puede que el trabajo que hacemos, lo que aportamos, no sea igual en cuanto a la calidad de nuestro trabajo respectivo. Por lo que cuando percibamos el mismo salario, es igual, pero es desigual, dado que en realidad ustedes contribuyen más con su trabajo, la calidad de su trabajo es más alta. Al ir más allá de las relaciones de mercancías, hay que tratar con las necesidades, que la gente contribuye y a cambio recibe de acuerdo con sus necesidades — ahí se quita la cuestión de la igualdad y la desigualdad. Nada más obraremos de acuerdo a las capacidades y necesidades de las personas.
Así que, para repetir, cuando una persona no puede ver más allá de ese estrecho horizonte de las relaciones de mercancías, pues no podrá ver cómo podría existir una sociedad en la que no haya pobreza y, al mismo tiempo, florezca la vida intelectual, cultural y social de las personas, e incluso la cuestión de los derechos no tendría ningún significado en el sentido en que lo tiene hoy.
En todo caso, los derechos siempre son algo contradictorio. Los derechos siempre son una cuestión de la contradicción — los derechos de ciertas personas siempre están en contradicción con los derechos de otras personas, y siempre existen límites sobre los derechos. Piensen en lo siguiente —es probable que lo hayan escuchado, aunque casi siempre lo citan mal— se dice: “La libertad de expresión no es absoluta; no se puede gritar ‘¡fuego!’ en un teatro lleno de gente”. Pues, por lo general no lo expresan con toda precisión: No se puede gritar “¡fuego!” en un teatro lleno de gente, cuando no hay fuego. Pero, de todos modos, ésa es una limitación sobre la libertad de expresión. Bien, en la sociedad estadounidense —he aquí otra contradicción— siempre hablan como si las cosas estuvieran en términos del individuo y los derechos individuales, pero en lo fundamental están en términos de las relaciones sociales. Y eso es cierto para la expresión y las limitaciones sobre la expresión. Al gritar “¡fuego!” en un teatro lleno de gente, cuando no hay fuego, se hace un daño social — y, más específicamente, se hace daño a los intereses de la clase dominante, socava su capacidad de mantener el orden y la estabilidad y de hacer que la población crea que ellos pueden administrar una sociedad bien regulada. Por supuesto, también podría perjudicar a los individuos que resultaran pisoteados en esa situación, pero ésa no es la razón fundamental y esencial por la que existe esa limitación sobre la libertad de expresión. Lo más decisivo y determinante es el efecto social — y, más específicamente, la forma en que eso afectaría a los intereses de la clase dominante.
36. Sasha Abramsky, The American Way of Poverty: How the Other Half Still Lives (Nation Books, 2014). [regresa]
37. Raymond Lotta, “No sabes lo que crees que ‘sabes’ sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro”, una Entrevista a Raymond Lotta. Número especial de Revolución #323, 1º de diciembre de 2013. Se puede descargar en revcom.us. En insight-press.com, se vende la edición en inglés en forma de e-libro. Véase también thisiscommunism.org (en inglés). [regresa]
Índice
Introducción y orientación
Víctimas necias del engaño ajeno y propio
Primera parte. Método y enfoque, el comunismo como una ciencia
El materialismo versus el idealismo
Materialismo dialéctico
Con cuál modo de producción
Las contradicciones y dinámicas básicas del capitalismo
La nueva síntesis del comunismo
La base para una revolución
La epistemología y la moral, la verdad objetiva y necedades relativistas
El yo y un enfoque “consumista” de las ideas
¿De qué se tratará tu vida? — Elevar la vista de la genteSegunda parte. El socialismo y el avance al comunismo:
Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipaciónLas “4 Todas”
Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués
El socialismo como un sistema económico y un sistema político — y una transición al comunismo
El internacionalismo
Abundancia, revolución y el avance al comunismo — Un análisis materialista dialéctico
La importancia del “concepto del paracaídas” — En este mero momento, y aún más a raíz de una revolución real
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte —
Núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido
Emancipadores de la humanidad
Tercera parte. El enfoque estratégico de una revolución real
Un solo enfoque estratégico general
Acelerar mientras se aguarda
Fuerzas para la revolución
La separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral, fuerzas impulsoras para una revolución
Liberación nacional y revolución proletaria
La importancia estratégica de la lucha por la emancipación de las mujeres
El Frente Unido bajo la Dirección del Proletariado
La juventud, los estudiantes y la intelectualidad
La lucha contra los modos de pensar pequeño burgueses, al mantener la orientación estratégica correcta
Los "dos máximos"
Los "5 Altos"
Las dos piedras angulares
De nuevo “Sobre la posibilidad de la revolución”
El internacionalismo — El derrotismo revolucionario
El internacionalismo y una dimensión internacional
El internacionalismo — Forjar otro camino
La popularización de la estrategia
Orientación fundamentalCuarta parte. La dirección que necesitamos
El papel decisivo de la dirección
Un núcleo dirigente de intelectuales — y las contradicciones que esto supone
Una "pirámide" de otro tipo
La Revolución Cultural al interior del PCR
Es necesario que los comunistas sean comunistas
Una relación fundamentalmente antagónica — y las implicaciones cruciales de eso
El fortalecimiento del Partido — de manera cualitativa así como cuantitativa
Formas de organización revolucionaria, y el "Ohio"
Estadistas, y comandantes estratégicos
Métodos de dirección, la ciencia y el "arte" de dirigir
Trabajar desde "Sobre la posibilidad" hacia atrás —
Otra aplicación del "núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido"