A continuación presentamos un pasaje de la obra de Bob Avakian, El Nuevo Comunismo. Aparte de los pasajes que ya se han posteado en revcom.us, de cuando en cuando publicaremos otros pasajes en revcom.us. Que estos pasajes sirvan para alentar e inspirar el mayor estudio de la obra en su conjunto, la que está disponible en su totalidad en español aquí, y está a la venta en forma de libro en inglés de Insight Press.
Este pasaje es de la sección titulada "IV. La dirección que necesitamos".
Ahora, uno o dos ejemplos más sobre el “arte” de dirigir y su relación con la ciencia de dirigir. Allá en la década de 1970, cuando la UR trabajaba para unir fuerzas para formar el Partido, teníamos una especie de relación de enlace, de trabajo, con otras organizaciones, entre esas el Congreso de Trabajadores Negros (BWC, por sus siglas en inglés). Algunas personas del BWC sí llegaron a formar parte del Partido, lo que fue algo muy bueno. Pero, al mismo tiempo, se desarrolló una lucha muy aguda, básicamente sobre el nacionalismo contra el comunismo, o el comunismo contra una combinación ecléctica de nacionalismo y comunismo. Una de las formas que tomó esa lucha fue que la dirección del BWC argumentaba que, tal como la Internacional Comunista (la Comintern) había analizado, más de 40 años antes (creo que esto estaba en una resolución de la Comintern de 1928), la cuestión de la nación negra en Estado Unidos era esencialmente una cuestión del campesinado negro en el Sur (los pequeños agricultores, los aparceros y otros). Por lo tanto, según el argumento del BWC, en alusión a esta resolución de la Comintern, la clave para eliminar esta opresión era el derecho de formar una república negra separada en el Sur.
Bien, verán que la Constitución para la Nueva República Socialista defiende el derecho a la autodeterminación, el derecho a una república separada para la nación negra dentro de lo que ha sido Estados Unidos — dentro de la Nueva República Socialista cuando ya se haya formado. Pero la cuestión en ese entonces no era si hay un derecho de hacerlo, sino si eso era el meollo de la lucha por eliminar la opresión del pueblo negro. Y mucho dependía de esto. Nosotros sosteníamos que, sí, el pueblo negro es una nación oprimida, y sí, hay un derecho a la autodeterminación de esa nación oprimida, pero esa nación ya no es principalmente una nación campesina arraigada a la tierra, ni se extiende, más o menos uniformemente, a lo largo de las zonas rurales del Sur. Al contrario, analizamos que esta nación negra se había proletarizado mucho más, con una concentración en las zonas urbanas del Sur así como del Norte, y estaba mucho más estrecha y directamente vinculada con la revolución proletaria en sí, aunque claramente siguiera existiendo una cuestión de opresión nacional, que hay que tratar en sí. (Esto está muy relacionado con lo que yo mencionaba al principio de esta presentación, en cuanto a los cambios que se dieron en las fuerzas de producción y las relaciones de producción en el Sur rural, como resultado de la Segunda Guerra Mundial y su continuación desde ese entonces). Por lo tanto, se desarrolló una lucha muy aguda: ¿Era el derecho del pueblo negro a formar una república separada en el Sur el eje de la opresión, y la lucha por la emancipación del pueblo negro, —o, eso era un derecho, pero no era el eje de lo que debieran tratar la lucha por la emancipación del pueblo negro, y la revolución en general?
Recuerdo muy bien que, en particular porque lo planteaba el BWC, pasé un período de tiempo considerable, de muchas semanas, en una biblioteca en la localidad donde vivía en esa época (en Maywood, Illinois, justo en las afueras de Chicago), examinando los censos de cada estado del Sur — analizando dónde se concentraba el pueblo negro en el Sur. En primer lugar, examiné la pregunta: ¿cuántas personas negras vivían en el Norte, y cuántas personas negras todavía vivían en el Sur en esa época? Más de 40 años antes, cuando se escribió esta resolución de la Comintern, en su inmensa mayoría el pueblo negro vivía en el Sur, y principalmente vivía en el Sur rural, como aparceros y arrendatarios agrícolas, etc. Luego llegó la Segunda Guerra Mundial, y se dieron muchos cambios. Por lo que en el momento en que yo investigaba esta cuestión, la proporción era de un 50-50: millones de negros se habían emprendido la “Gran Migración” hacia el Norte; vivían un 50% en el Sur y otro 50% en otras partes de Estados Unidos — en el Norte y en el Oeste.
Investigué mucho más a fondo, explorando los informes censales. El pueblo negro del Sur —el 50% del pueblo negro en general que estaba en el Sur— ¿dónde vivía? Y llamaba la atención — el grado al que el pueblo negro había llegado a estar concentrado en las zonas urbanas. Por ejemplo, recuerdo que, al investigar la población del pueblo negro en diferentes estados, condado por condado, resultó que había más negros en el condado de Fulton, donde se ubica Atlanta, que en el resto del estado de Georgia. Y lo mismo fue cierto para el estado de Texas: había muchísimos más negros en el condado de Harris (donde se ubica Houston) que en los demás condados rurales de Texas. Y la tendencia continuaba así, al analizar las estadísticas: Carolina del Sur, Carolina del Norte, etc. — al analizar cada uno de estos estados, se podía ver que se perfilaba un patrón de que se había dado un cambio importante, una transformación importante no solo en el sentido de que millones de negros habían emigrado hacia el Norte, sino que aquellos que seguían viviendo en el Sur, en su inmensa mayoría, ya no eran campesinos que vivían y trabajaban en las zonas rurales, dispersos más o menos uniformemente en las tierras de cultivo. Un número mucho mayor de ellos habían llegado a las zonas urbanas y ya eran proletarios, que aquellos que permanecían en las zonas rurales como agricultores y aparceros.
El BWC recurría dogmáticamente a esta declaración de Stalin: la cuestión nacional es en esencia una cuestión campesina. Además, afirmaban, si se decía que no es una cuestión campesina, se niega la cuestión nacional, no se reconoce la opresión nacional. Nuestra posición era: fíjese que no se puede tratar esta cuestión de una manera dogmática. Hay que tomar como base cuáles son las condiciones concretas de las personas: ¿son campesinos que viven dispersos en el campo y trabajan las tierras, o son personas que principalmente han emigrado hacia el Norte —a las ciudades del Norte, y del Oeste— y a las ciudades del mismo Sur? ¿Y cuál es su posición social?
No era una simple cuestión de dónde se encontraban. Al mudarse a las ciudades, se relacionaban de una manera diferente con la economía. Un gran número de ellos se convertían en trabajadores asalariados, donde fuera que lograran conseguir empleo —trabajaban en grandes grupos en las fábricas y otros centros de trabajo— y dejaban de ser campesinos dispersos en pequeñas parcelas de tierra y encajaban así en la economía. Por lo tanto, se dio un cambio importante por lo que se refiere a su relación con el sistema económico, con el modo de producción, y era necesario no simplemente analizar dónde vivían, sino qué acompañaba esa situación en cuanto a su posición social, y qué implicaciones tendría eso para la lucha revolucionaria. Al tratar la situación con un método científico de ese tipo, quedó más claro que las masas del pueblo negro eran mucho más proletarias que campesinas. Recuerdo que una de las personas que escribían polémicas contra nosotros, a nombre del BWC, citó la resolución de la Comintern y argumentó: bajo el dominio del imperialismo, no se puede resolver la cuestión campesina. Así lo dijo la Comintern en 1928; por lo tanto no pudo haber ocurrido. Pero nosotros dijimos, ¡un momento! Escribimos y exigimos: ¿Dónde en sus polvorientos libros, mis queridos dogmáticos, dice que este cambio no posiblemente se pudiera dar? — porque, de hecho, sí se ha dado. Y por el simple hecho que, en cierto momento, la Comintern analizó unas cosas de cierta manera — pues, ustedes no pueden superponer eso a la realidad. Tienen que analizar, investigar, ver qué ha pasado en realidad. ¿Esto ha eliminado la opresión del pueblo negro como un pueblo, como una nación? ¡No! ¿Esto ha cambiado considerablemente las condiciones y formas en que se da esa opresión y, por lo tanto, cómo se relaciona con la lucha revolucionaria en general? ¡Definitivamente que sí!
No dijimos simplemente: “Ah, tenemos una nueva teoría sobre la cuestión nacional”. Hicimos mucho trabajo. Recuerdo que las cosas no eran como hoy en que es posible navegar por el Internet e investigar. Tuve que tomar esos grandes y pesados tomos de los distritos del censo: iba a la biblioteca de Maywood y ponía esos pesados tomos sobre la mesa y examinaba cada condado, en estado tras estado, anotaba las estadísticas de cada condado de manera muy sistemática, porque hay que ser sistemático y científico. Fíjese que si el BWC está en lo correcto, pues está en lo correcto. Y eso tendría importantes implicaciones. Si se equivocaban, se equivocaban. Y eso también tendría serias implicaciones.
Para terminar esta historia —e ilustrar otra vez el punto sobre la relación entre la ciencia y el “arte” de dirigir— un poco después de esto, cuando se había finalizado la escisión entre nosotros y el BWC, así como la Organización de Trabajadores Revolucionarios Puertorriqueños (antes el Partido Young Lords)—, yo estaba en una gira de conferencias que recorría Estados Unidos para construir el partido. Bien, en Cincinnati, yo estaba en medio de mi discurso — y la seguridad no era muy buena, por no decir más, porque de repente escuché este alboroto en la entrada del lugar, y entraron marchando unos miembros del BWC. Entraron derecho hasta el frente del salón, dónde yo estaba — ¡pues, pueden evaluar qué tan buena era la seguridad! Desplegaron un mapa con una parte sombreada para mostrar cuántos negros había en el Sur. Lo hicieron por estado, pero no por condado. Su mapa solo mostraba, por estado, dónde vivía el pueblo negro. Bien, entraron y sostenían ese mapa de manera desafiante. Por lo tanto, yo decidí: ya que la seguridad es un desastre, debería continuar y obtener el mejor resultado posible de esta situación. Dije, de acuerdo, me agradece que hayan traído este mapa, porque hay muchas cosas importantes que podemos aprender analizando más a fondo cuál es la situación. De ahí señalé que si se sombreaba de otra forma el mapa —a diferencia de centrarse en cuántos negros vivían en los estados, si se analizan los lugares donde vivían en los estados—, podríamos ver un panorama completamente diferente sobre la verdadera situación del pueblo negro. De ahí, pasé a decirles: por ejemplo, si analizan el condado de Fulton o el condado de Harris, y así sucesivamente. En cierto momento en medio de mi explicación — se pueden imaginar esta situación muy tensa, en la que ellos sostenían este mapa de manera desafiante, y yo ilustraba mis puntos, utilizando su mapa— les dije: “¿les importaría subir un poco más el mapa?” ¡Y lo hicieron! Por lo que, seguí utilizando su mapa para ayudar a ilustrar cuáles eran los factores más importantes sobre la población del pueblo negro en el Sur (y en el Norte y en el Oeste) y lo que eso enseñaba sobre su relación concreta con el sistema — con el modo de producción, y con el sistema en general.
Lo que operaba ahí era una combinación de la ciencia y el “arte” de dirigir. No simplemente se trataba de no ser amedrentado en un sentido abstracto, o de lidiar con una situación difícil con una cierta sutileza. Se trataba de tener un método y enfoque científicos, y de partir de esa base para hacer un trabajo que permitiera ver si la realidad en verdad correspondía a lo que argumentaba el BWC, o si era algo muy diferente. Esa era la base para poder lidiar con las situaciones como la que surgió en ese evento en Cincinnati. Era necesario tener un enfoque materialista dialéctico, porque al manejarla de manera superficial, posiblemente no se hubiera entendido la importancia de esa transformación — de pasar de estar más o menos uniformemente dispersos en los condados rurales, a estar concentrados en su inmensa mayoría en las zonas urbanas. Pero, si lo abordamos como materialistas, como materialistas dialécticos, podremos ver que esto representa un cambio muy significativo en la situación del pueblo negro. Desde luego esa transformación no elimina su opresión como un pueblo, no elimina su estatus como una nación oprimida la que, sí, tiene el derecho a la autodeterminación; pero sí cambia las condiciones concretas de la situación, lo que tiene consecuencias reales, de manera estratégica y en términos de la orientación para la lucha contra esta opresión, la manera en que encaja en todo eso el derecho a la autodeterminación y qué relación tiene a su vez con la revolución general que lucha por el comunismo. Esta es la diferencia entre los perezosos dogmáticos —que dicen, “Bien, hace 40 años la Comintern dijo que esto no podía suceder, por eso no puede darse, por eso no sucedió”— y de hecho tener un método y enfoque científico. Ese método y enfoque científico era la base para poder hacer ajustes rápidamente en esa muy difícil situación, e incluso, en cierto sentido, alistar a esas personas del BWC para ayudar a ilustrar un punto importante que no querrían que fuera ilustrado — que el panorama concreto era inmensamente diferente a lo que ellos presentaban.
Índice
Introducción y orientación
Víctimas necias del engaño ajeno y propio
Primera parte. Método y enfoque, el comunismo como una ciencia
El materialismo versus el idealismo
Materialismo dialéctico
Con cuál modo de producción
Las contradicciones y dinámicas básicas del capitalismo
La nueva síntesis del comunismo
La base para una revolución
La epistemología y la moral, la verdad objetiva y necedades relativistas
El yo y un enfoque “consumista” de las ideas
¿De qué se tratará tu vida? — Elevar la vista de la genteSegunda parte. El socialismo y el avance al comunismo:
Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipaciónLas “4 Todas”
Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués
El socialismo como un sistema económico y un sistema político — y una transición al comunismo
El internacionalismo
Abundancia, revolución y el avance al comunismo — Un análisis materialista dialéctico
La importancia del “concepto del paracaídas” — En este mero momento, y aún más a raíz de una revolución real
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte —
Núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido
Emancipadores de la humanidad
Tercera parte. El enfoque estratégico de una revolución real
Un solo enfoque estratégico general
Acelerar mientras se aguarda
Fuerzas para la revolución
La separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral, fuerzas impulsoras para una revolución
Liberación nacional y revolución proletaria
La importancia estratégica de la lucha por la emancipación de las mujeres
El Frente Unido bajo la Dirección del Proletariado
La juventud, los estudiantes y la intelectualidad
La lucha contra los modos de pensar pequeño burgueses, al mantener la orientación estratégica correcta
Los "dos máximos"
Los "5 Altos"
Las dos piedras angulares
De nuevo “Sobre la posibilidad de la revolución”
El internacionalismo — El derrotismo revolucionario
El internacionalismo y una dimensión internacional
El internacionalismo — Forjar otro camino
La popularización de la estrategia
Orientación fundamentalCuarta parte. La dirección que necesitamos
El papel decisivo de la dirección
Un núcleo dirigente de intelectuales — y las contradicciones que esto supone
Una "pirámide" de otro tipo
La Revolución Cultural al interior del PCR
Es necesario que los comunistas sean comunistas
Una relación fundamentalmente antagónica — y las implicaciones cruciales de eso
El fortalecimiento del Partido — de manera cualitativa así como cuantitativa
Formas de organización revolucionaria, y el "Ohio"
Estadistas, y comandantes estratégicos
Métodos de dirección, la ciencia y el "arte" de dirigir
Trabajar desde "Sobre la posibilidad" hacia atrás —
Otra aplicación del "núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido"