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Pasaje de la sección:
Tercera parte. El enfoque estratégico de una revolución real


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Nota de la redacción: A continuación presentamos un pasaje de la nueva obra de Bob Avakian, El Nuevo Comunismo. Aparte de los pasajes que ya se han posteado en revcom.us, de cuando en cuando publicaremos otros pasajes en revcom.us y en el periódico Revolución. Que estos pasajes sirvan para alentar e inspirar el mayor estudio de la obra en su conjunto, la que está disponible en su totalidad en español aquí, y está a la venta en forma de libro en inglés de Insight Press.

Este pasaje es del Tercera parte, “El enfoque estratégico de una revolución concreta”, de la sección titulada “Acelerar mientras se aguarda”.

Acelerar mientras se aguarda

Ahora, obviamente no sólo hemos adoptado esto, sino que lo hemos adaptado; no libramos una lucha militar en estos momentos y no esperamos los cambios en la situación internacional de la misma manera que lo hacían en China — aceleramos mientras se aguarda el desarrollo de las cosas hacia una situación revolucionaria, lo que obviamente implica toda la dimensión internacional, por las razones que yo señalé anteriormente de que, en última instancia, el sistema mundial es lo decisivo. Pero esto se relaciona con lo que queremos decir con los “tres a preparar” que hemos venido popularizando —trabajamos para preparar el terreno (sentar las bases es otra forma de decirlo), preparar a las masas populares y preparar a la vanguardia— y el aspecto de acelerar se refiere a que, en el contexto de todas las contradicciones objetivas que enfrentamos, trabajamos para acelerar el desarrollo de las cosas hacia una situación revolucionaria real. Eso es lo que se concentra en la formulación de los “tres a preparar”, de modo que si se desarrolla una situación revolucionaria, o cuando se desarrolle, estemos en la mejor posición posible para jugárnoslo el todo por el todo en ese momento. Aceleramos mientras se aguarda. No simplemente se aguarda la llegada de “un buen día” cuando podamos empezar a dedicarnos seriamente a hablar con la gente acerca de la revolución, o cuando podamos dejar de simplemente repetir la palabra, como lo hacen los demás y podamos empezar a decirla “en serio” — sería criminal aguardar así.

Pero, mientras aceleramos, aguardamos. Aguardar es parte de la formulación, es parte de la contradicción, es parte de la estrategia. ¿Por qué aguardamos? ¿A qué aguardamos? No aguardamos a que llegue Godot. No aguardamos a que algún deus ex machina (una fuerza parecida a un dios, que es externa a las contradicciones del mundo material) intervenga y cree, ay, por fin, una base para la revolución. Ni siquiera esperamos o aguardamos a que “el gran dios, las masas” salgan para crearnos una situación revolucionaria — “Ah, cuando las masas estén listas, pues todo será perfecto; todas van a querer una revolución, y todas acudirán y nos dirán: ‘Por favor, diríjannos para hacer una revolución’”. Si piensan que eso va a ocurrir, pues van a salir muy decepcionados. Uno podría pensar: “Caray, no es justo, hemos estado en las calles desde 1996 con el Día Nacional de Protesta contra la brutalidad y asesinato policial, la represión y la criminalización de una generación. Ahora muchas personas hablan de la brutalidad y el asesinato policiales, pero no es que todos se nos acerquen para decir, ‘Diríjannos por favor’ porque hemos estado aquí por 20 años. Caray, no es justo”. Bueno, ni modo. Las cosas no funcionan así, ¿de acuerdo? Y si piensan que eso es lo que va a pasar en una revolución —que por fin todos van a acercarse y decir: “Por favor, diríjannos, porque ustedes han estado por acá hablando de la revolución desde siempre”—, pues, olvídenlo. Así que no aguardamos algo así. Pero aguardamos mientras aceleramos. ¿Por qué? Tal vez esto suene contraintuitivo, como que se contradice a sí mismo en un sentido malo, pero no es así. ¿Por qué aguardamos? Porque en realidad vamos en serio para hacer una revolución. Es el mismo principio que Mao recalcó en la situación de China, en la lucha contra el Japón. En China había gente que decía: “Tenemos que ir con todo contra los japoneses ahora — no podemos sólo llevar a cabo acciones desde una posición estratégicamente defensiva, tenemos que tomar la ofensiva”. Y Mao dijo: si hacemos eso, nos van a aplastar. Si uno lee los escritos militares de Mao sobre la resistencia contra el Japón, eso lo verá una y otra vez: No podemos tomar inmediatamente la ofensiva estratégica contra el Japón, no tenemos la base ni las fuerzas para hacerlo en este momento. Si hacemos eso, nos van a aplastar. Así que si vamos en serio para derrotar a Japón, habrá que luchar a la defensiva estratégica durante toda una etapa para poder llegar al punto en que sea posible pasar a la ofensiva. Si tratamos de simplemente arremeternos y tomar la ofensiva de inmediato, nos van a aplastar, porque nuestras fuerzas todavía son pocas y débiles en comparación con esa poderosa fuerza colosal, que todavía lo es el Japón.

Así que aguardar es parte de ir en serio, siempre que se combine con acelerar. ¿Por qué no simplemente nos lanzamos y hacemos algunas cosas que nos hagan sentir bien ahora mismo? Existe una atracción, una tentación, que nos influencia y presiona en esa dirección si vamos en serio acerca de esto. Pero si hacemos eso, en realidad no vamos en serio para hacer una revolución. Si simplemente nos lanzáramos así, nos aplastarían, con terribles consecuencias para la revolución y para las masas populares que de hecho necesitan desesperadamente esta revolución.

Bueno, fíjese, en “Sobre la posibilidad” se plantea un punto —y quiero recalcarlo porque es necesario no malinterpretar y vulgarizar las cosas de una manera social-pacifista (socialista en nombre pero pacifista en contenido)— si se lee “Sobre la posibilidad”, al igual que la Constitución para la Nueva República Socialista, se trata de una declaración escrita con mucho cuidado y mucha precisión, no como una especie de ejercicio intelectual, sino debido a todas las diferentes contradicciones que trata, incluida la existencia del enemigo y lo que ese enemigo hará si uno actúa de manera tonta o dice tonterías. En un pasaje, “Sobre la posibilidad” recalca algo que también está en el documento “Puntos esenciales de orientación revolucionaria — en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución”:49 Si se intentara implementar una estrategia como la guerra de guerrillas urbana —de tratar de emprender una lucha armada con el fin de hacer caer este sistema cuando no existen las condiciones para hacerlo—, pues, esto sería una estrategia que solo terminaría por sustituir a las masas populares, porque no activaría y no podría activar a las masas populares, y sólo resultaría aislada y aplastada antes de poder atraer a las masas populares a participar en tal lucha armada. Al mismo tiempo, “Sobre la posibilidad” recalca deliberadamente que esto es distinto a que las masas populares se levanten espontáneamente en contra de sus opresores o se defiendan en una situación determinada. Cualquier persona que tenga una orientación buena debería tener la capacidad de entender por qué eso se justifica. (Parafraseo lo escrito en el documento “Sobre la posibilidad de la revolución”, en que todo se expone con mucha precisión, y ustedes pueden y deben estudiar ese documento con detenimiento.) No se puede recurrir al hecho de que en estos momentos no podemos pasar a la forma de lucha que usaron en China para oponer resistencia al Japón — no se puede recurrir a eso para decir que, cuando quiera que las masas populares se levanten, pues, ésa es la estrategia errónea.

Tuve una experiencia directa con esto, en mis días de ataño. Me acuerdo que se dio una situación en San Francisco, en los años 1960, en que los cerdos policías irrumpieron en la oficina del Partido Pantera Negra (PPN) en San Francisco y acribillaron la oficina. Frente a eso, la gente de los barrios aledaños —centenares, tal vez miles de personas— salieron a las calles y se rebelaron; pero los Panteras Negras recorrieron las calles diciéndole a la gente que desocupara las calles y asistiera a una reunión más tarde. Cuando hablé con los líderes de los Panteras y argumenté que lo que hicieron estaba mal, ellos lo justificaron, diciendo: “Esa rebelión fue una forma de lucha espontánea y no estamos a favor de la espontaneidad”. Bueno, ¿saben qué? Cientos, hasta miles de personas estaban en rebelión en las calles — pero solo 25 personas llegaron a la reunión. No tenía sentido. Eso no se hace cuando las masas populares se alzan. Ustedes me entienden. Eso no se hace.

Eso es distinto al principio importante de que no se puede sustituir a las masas populares. Si se actúa como una fuerza que pretende sustituir a las masas populares, o si se sigue una estrategia que hace que sea fácil que se les contenga y se les mate antes de que siquiera se pueda activar a las masas populares en la lucha, pues lo que se está haciendo es erróneo. Es preciso tener las condiciones apropiadas, las condiciones necesarias. Fíjese, hasta las personas que necesitan con urgencia una revolución, no van a apoyar algo que va a hacer que les caigan cosas gruesas si no están convencidas de que es realmente necesario y vale el sacrificio. Ahora, para ser claro, no se trata de una fórmula para ir a la cola de las masas — se trata de la importancia de ser científico. Así que, aguardar —repito, tal vez esto suene contraintuitivo, o a una ironía— pero aguardar es parte de tener seriedad, si se combina con acelerar. Pero tenemos que captar lo que significa, y lo que no significa, decir que ahora no es el momento de lanzarnos a hacer cosas sin las condiciones necesarias. No lo es — pero hay una diferencia entre nosotros, como fuerza consciente de vanguardia, y las acciones espontáneas de las masas; y es preciso tener la capacidad de reconocer y tratar esa contradicción correctamente, y no de la manera en que lo hizo el PPN en esa situación en esos años, porque mataron la lucha de las masas en esa situación. Así que quiero recalcar ese punto.

Algunos dirán: “Ah, ustedes nada más aguardan”, lo que es una tergiversación de nuestra orientación estratégica. No. No nada más aguardamos. Aceleramos mientras se aguarda, pero el aspecto de aguardar es parte de un enfoque estratégico serio. Aquí uso una analogía —para quienquiera que escuche, uso una analogía, porque se trata de un camino distinto, una estrategia distinta, distintas formas de lucha, etc.— es análogo a por qué Mao dijo que no podemos tomar la ofensiva de inmediato. Tenemos que esforzarnos contra los límites de la situación objetiva y transformarla al mayor grado posible en cada momento; pero si se intenta hacer caso omiso de las condiciones objetivas, o simplemente no hacerles caso de manera arbitraria e intencionada, y actuar como si existiera todo un conjunto de condiciones completamente distintas, cuando no es así, pues se estaría en el camino a quedarse aplastado. Y eso, también, es traicionar a las masas populares. Así que lo importante es que hay que acelerar mientras se aguarda.

No tengo tiempo para adentrarme en todo esto ahora, pero sí quiero recomendar, como se ha hecho anteriormente, que lean los primeros seis párrafos de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad50, donde habla de esta misma cuestión de acelerar mientras se aguarda y lo que significa, y de entender correctamente la relación entre lo que hacemos y el desarrollo de la situación objetiva — cómo trabajamos para transformar la situación objetiva en la mayor medida posible, y tan rápidamente que sea posible, mientras, al mismo tiempo, reconocemos que hay fuerzas mayores que actúan. Están las contradicciones del sistema mismo, y hay diferentes fuerzas de clase —la clase dominante y las diferentes fuerzas de la clase media, etc.— que también trabajan para cambiar las condiciones objetivas de acuerdo a su manera de ver sus intereses. Todo eso es parte de lo que trabajamos para afectar — pero trabajamos hacia un objetivo muy específico: llegar al momento en que sea posible y correcto jugárselo el todo por el todo para tomar el poder. Aquí no voy a entrar en mayores detalles, porque no tenemos tiempo ahora, pero les insto mucho a volver a esos seis párrafos al comienzo de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad y a forcejear con su contenido, porque eso guarda una muy estrecha relación con la orientación correcta y el enfoque estratégico de acelerar mientras se aguarda.

Señalaré lo siguiente — una analogía a algo que dijo Lenin que se trata al comienzo de la Segunda parte de Hacer y emancipar: Lenin analizó que en los países imperialistas, ciertos sectores de la clase obrera habían sido sobornados con el botín del imperialismo; y dijo: nadie puede decir con certeza qué posición tomarán esos sectores más aburguesados y más acomodados de la clase obrera cuando se dé la revolución. Nadie puede decir exactamente, insistió — tendremos que ver a la hora de darse la revolución. En esos seis párrafos, esta formulación —“nadie puede decir exactamente”— se usa precisamente para señalar que no se sabe, al trabajar sobre estas cosas, hacia dónde irá todo al final. Ese punto también se señala en la declaración sobre la estrategia (“Sobre la estrategia para la revolución”51): que no se sabe a qué llevarán las “sacudidas” en la sociedad. Los levantamientos de las masas, por ejemplo — no se sabe de qué caldo podrían llegar a formar parte. Pero lo que se sabe es que en cada situación hay que trabajar para hacer avanzar las cosas tan lejos como sea posible, tan rápido como sea posible, hacia el objetivo de la revolución, y consolidar para la revolución al máximo grado posible las fuerzas que surjan en cada situación, de modo que se hagan avances sobre la marcha y, como dice la declaración sobre la estrategia, se llegue a un plano más elevado desde el cual desarrollar más trabajo hacia el objetivo de la revolución.

Bueno, ya mencioné que me asombra constantemente la manera en que se pueden tergiversar las cosas para convertirlas en revisionismo. Uno trata de usar una formulación para ayudar a concretar y concentrar algo para la gente, y luego se convierte en algo distinto. Se informó que, en una discusión sobre este punto (de que nadie puede decir precisamente hacia dónde irán las cosas al hacer el trabajo para hacer avanzar las cosas hacia la revolución), de hecho una persona lo interpretó así: “Bueno, nadie puede decir, así que eso significa que simplemente salimos a hacer lo que podamos hacer, y nadie puede decir si de hecho llevará a algo”. ¡No! Eso no es lo que significa, sino todo lo contrario. Nadie puede decir de antemano que habrá “x” límites a qué tan lejos se podría ir. Esto es lo que se recalca. Es muy frustrante, tengo que decirlo, la manera en que, al parecer, con demasiada frecuencia se reformulen las cosas para convertirlas en revisionismo —en una receta para someterse a las condiciones objetivas— cuando lo más importante es cómo trabajar para transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible, y no, de antemano, o en momento alguno, poner límites arbitrarios a dónde se podría ir. No sabemos a dónde todo podría ir, porque ocurren demasiadas cosas en el mundo y no podemos calcular todo eso perfectamente en cualquier momento dado. No se sabe hacia dónde todas esas cosas van a ir. Una cosa lleva a otra — interactúa con otra — lleva a otra — y quizás vaya por ciertos caminos y después deja de avanzar... y, por otro lado, tal vez avance. Eso es lo importante aquí: no deberíamos poner límites arbitrarios a qué tan lejos las cosas podrían avanzar en un momento dado, a la vez que no deberíamos simplemente tratar de pasarnos por encima de las cosas en cualquier momento dado. Esa es otra contradicción que tenemos que manejar correctamente.

Es difícil navegar estas aguas. Fíjense, en la mitología griega Escila era un peñasco peligroso y Caribdis era un remolino igualmente peligroso, con poca distancia entre los dos, y los barcos tenían que navegar por entre ese angosto estrecho. Cuando navegaban demasiado para un lado, se chocaban con el terreno pedregoso y se naufragaban; cuando navegaban demasiado para el otro lado, se hundían en el remolino. Bueno, en muchas ocasiones tenemos que lidiar con algo semejante. Quiero decir, ni el uno ni el otro — sino ¡ninguno de los dos peligros! Al hacer una revolución, hay que navegar por cosas semejantes todo el tiempo, y no siempre se hará de la mejor manera posible, pero tenemos que esforzarnos por manejar esto de la mejor manera posible, no sólo individual, sino colectivamente, desarrollando lucha entre nosotros, de las maneras apropiadas, por los canales apropiados, con el espíritu apropiado, para aprender a hacerlo mejor — aprender de nuestros errores, pero también aprender de nuestros avances y hacer mayores avances sobre esa base.


49. “Puntos esenciales de orientación revolucionaria — en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución”, Revolución #102, 23 de septiembre de 2007. Se puede descargar en revcom.us y también se incluye en Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, un folleto de Revolución, 1º de mayo de 2008. [regresa]

50. Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, Segunda parte: “Todo lo que hacemos tiene que ver con la revolución”, se inicia con los siguientes seis párrafos:

“El qué hacerismo enriquecido”

Acelerar mientras que se aguarda — no someterse a la necesidad

Ahora quiero hablar sobre el “qué hacerismo enriquecido” y su papel en forjar un movimiento revolucionario y comunista. Quiero empezar con un repaso de unos puntos importantes relacionados a la orientación y enfoque estratégico generales de “acelerar mientras que se aguarda” el desarrollo de una situación revolucionaria en un país como Estados Unidos.

Anteriormente, hablé del punto de vista y enfoque revisionista del “realismo determinista”*** que, entre otras cosas, implica un enfoque pasivo acerca de la realidad objetiva (o la necesidad objetiva), que ve el factor objetivo como algo puramente objetivo —y puramente “externo”, por así decirlo— y no capta la relación dialéctica viva entre los factores objetivo y subjetivo y la capacidad de éste (el factor subjetivo — las acciones conscientes de la gente) de afectar y transformar al primero (el factor objetivo — las condiciones objetivas). Mejor dicho, ese “realismo determinista” no capta la orientación esencial, y la posibilidad, de transformar la necesidad en libertad. No capta, por lo menos no capta plenamente, el aspecto contradictorio de toda la realidad, lo que incluye la necesidad ante la cual uno se encuentra en todo momento. Por lo tanto, una de las características esenciales del “realismo determinista” es que descarta como “voluntarismo” cualquier comprensión dialéctica de la relación entre los factores objetivo y subjetivo, y ve las cosas de una manera muy lineal, no diferenciada, esencialmente uniforme y sin contradicción, en vez de verlas de una manera viva y dinámica y en su movimiento y cambio.

Pero claro, es necesario no caer en el voluntarismo. Y hay muchas maneras diferentes mediante las cuales se puede expresar ese voluntarismo, que llevan a varios tipos de errores y desviaciones (por lo general “ultraizquierdistas”), por así decirlo —entre ellos en la forma de ceder a los impulsos infantiles o aventureristas—, todo lo cual también es muy dañino. Pero —particularmente en una situación prolongada o alargada en la cual las condiciones objetivas para la revolución (o sea, para la lucha total por tomar el poder) todavía no han surgido— sin lugar a dudas el mayor peligro, que esa situación objetiva refuerza, es ese tipo de realismo determinista que no capta correctamente la relación dialéctica entre los factores objetivo y subjetivo, y los ve como estáticos, no dialécticos e inalterables.

Es cierto que no podemos, solo por nuestra voluntad o aun nuestras acciones, transformar las condiciones objetivas de una manera cualitativa — en una situación revolucionaria. Eso no lo podemos hacer simplemente con nuestras acciones o nuestra respuesta a las condiciones objetivas mediante nuestra iniciativa consciente. Por otro lado, una vez más una frase de Lenin tiene aplicación importante en este caso. Con respecto a la aristocracia obrera —los sectores de la clase obrera en los países imperialistas sobornados, no en pequeño grado, con el botín de la explotación y saqueo imperialistas del mundo entero, y en particular de las colonias— Lenin dijo que nadie puede decir con certeza qué posición tomarán esos sectores “aburguesados” de la clase obrera en el momento de la revolución —cuáles estarán del lado de la revolución en el momento de la verdad y cuáles estarán del lado de la contrarrevolución—, nadie puede decir precisamente cómo se va a desenvolver todo eso, insistió Lenin. Al aplicar ese mismo principio, podemos decir que nadie puede decir precisamente lo que la iniciativa consciente de los revolucionarios podría ser capaz de producir, al repercutir en la situación objetiva en un momento dado — en parte porque nadie puede predecir todas las otras cosas que todas las diferentes fuerzas del mundo van a hacer. En un momento dado nadie puede entender todo eso. Podemos identificar tendencias y patrones, pero también existe el papel del accidente tanto como de la causalidad. También está el hecho de que aunque los cambios en lo que es lo objetivo para nosotros no se darán enteramente, y quizás ni siquiera principalmente, debido a nuestro “trabajo” para afectar las condiciones objetivas (en un sentido directo, uno a uno), sin embargo nuestro “trabajo” para afectarlas puede generar ciertos cambios dentro de un marco dado de condiciones objetivas y además —en conjunción con una “mezcla” y como parte de la misma, junto con muchos otros elementos, como las otras fuerzas que afectan la situación objetiva desde sus propios puntos de vista— eso podría, en ciertas circunstancias, ser parte de la combinación de factores que llevan a un cambio cualitativo. Y, repito, es importante recalcar que nadie puede saber exactamente cómo se desenvolverá todo eso.

La revolución no se hace por medio de “fórmulas” ni actuando de acuerdo a unas nociones e ideas preconcebidas estereotípicas — es un proceso mucho más vivo, rico y complejo que eso. Pero es una característica esencial del revisionismo (el falso comunismo que ha reemplazado a una orientación revolucionaria con una orientación gradualista y, en última instancia, reformista) decidir y declarar que hasta que intervenga una deus ex machina —un FACTOR EXTERNO parecido a un dios—, no puede haber ningún cambio esencial en las condiciones objetivas y que lo máximo que podemos hacer, en todo momento, es aceptar el marco dado y trabajar dentro de éste, en vez de (como lo hemos formulado muy correctamente) esforzarnos constantemente contra los límites del marco objetivo y procurar transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible en todo momento, mientras nos mantenemos siempre tensos ante la posibilidad de que diferentes factores se combinen y produzcan (o creen la posibilidad de producir) una cualitativa y concreta ruptura o salto en la situación objetiva.

Así que esto es un punto básico de orientación en la aplicación del materialismo y la dialéctica al proceso de acelerar mientras que se aguarda el surgimiento de una situación revolucionaria. No se trata simplemente que, en un sentido moral abstracto, sea mejor acelerar y no solo aguardar —aunque, claro, sí lo es— pero esto tiene que ver con una concepción dinámica del movimiento y desarrollo de la realidad material y de la interpenetración de diferentes contradicciones y la verdad de que, como Lenin recalcó, todos los límites en la naturaleza y la sociedad, aunque sean reales, son condicionales y relativos, y no absolutos. (Mao también recalcó ese mismo principio básico al señalar que dado que la variedad de las cosas es inconmensurable y las cosas están interrelacionadas, lo que es universal en un contexto es particular en otro contexto). La aplicación de este principio al tema en cuestión subraya que solo en el sentido relativo, y no absoluto, las condiciones objetivas son “objetivas” para nosotros — lo son, pero no en el sentido absoluto. Y, además de eso, lo que es externo en una situación dada puede pasar a ser interno, como resultado del movimiento —y los cambios producidos por el movimiento— de las contradicciones. Por lo tanto, si uno ve las cosas de una manera lineal, por ende sólo va a ver las posibilidades que están directamente en frente — es como si uno se tiene puestas las anteojeras. Por otro lado, si uno ve las cosas con un enfoque correcto, dialéctico materialista, reconoce que pueden suceder muchas cosas no esperadas y siempre tiene que mantenerse tenso ante esas posibilidades mientras trabaja sistemáticamente por transformar la necesidad en libertad. Repito, ése es un punto básico de orientación.

***El “realismo determinista” es un tema en la Primera parte: “Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués”, que se puede descargar en revcom.us, y en las entregas de la Primera parte, se halla en “El marxismo como ciencia — En oposición al materialismo mecánico, el idealismo y la religiosidad”, en Revolución #109, 18 de noviembre de 2007. [regresa]

51. “Una declaración del Partido Comunista Revolucionario: Sobre la estrategia para la revolución”, Revolución #224 en línea, 12 de febrero de 2011. Se puede descargar en revcom.us y además se encuentra en Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian (Chicago: RCP Publications, 2011). Se puede pedir el libro Lo BAsico en revcom.us. [regresa]

Índice

Introducción y orientación

Víctimas necias del engaño ajeno y propio

Primera parte. Método y enfoque, el comunismo como una ciencia

El materialismo versus el idealismo
Materialismo dialéctico
Con cuál modo de producción
Las contradicciones y dinámicas básicas del capitalismo
La nueva síntesis del comunismo
La base para una revolución
La epistemología y la moral, la verdad objetiva y necedades relativistas
El yo y un enfoque “consumista” de las ideas
¿De qué se tratará tu vida? — Elevar la vista de la gente

Segunda parte. El socialismo y el avance al comunismo:
Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipación

Las “4 Todas”
Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués
El socialismo como un sistema económico y un sistema político — y una transición al comunismo
El internacionalismo
Abundancia, revolución y el avance al comunismo — Un análisis materialista dialéctico
La importancia del “concepto del paracaídas” — En este mero momento, y aún más a raíz de una revolución real
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte
   Núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido
Emancipadores de la humanidad

Tercera parte. El enfoque estratégico de una revolución real

Un solo enfoque estratégico general
Acelerar mientras se aguarda
Fuerzas para la revolución
La separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral, fuerzas impulsoras para una revolución
Liberación nacional y revolución proletaria
La importancia estratégica de la lucha por la emancipación de las mujeres
El Frente Unido bajo la Dirección del Proletariado
La juventud, los estudiantes y la intelectualidad
La lucha contra los modos de pensar pequeño burgueses, al mantener la orientación estratégica correcta
Los "dos máximos"
Los "5 Altos"
Las dos piedras angulares
De nuevo “Sobre la posibilidad de la revolución”
El internacionalismo — El derrotismo revolucionario
El internacionalismo y una dimensión internacional
El internacionalismo — Forjar otro camino
La popularización de la estrategia
Orientación fundamental

Cuarta parte. La dirección que necesitamos

El papel decisivo de la dirección
Un núcleo dirigente de intelectuales — y las contradicciones que esto supone
Una "pirámide" de otro tipo
La Revolución Cultural al interior del PCR
Es necesario que los comunistas sean comunistas
Una relación fundamentalmente antagónica — y las implicaciones cruciales de eso
El fortalecimiento del Partido — de manera cualitativa así como cuantitativa
Formas de organización revolucionaria, y el "Ohio"
Estadistas, y comandantes estratégicos
Métodos de dirección, la ciencia y el "arte" de dirigir
Trabajar desde "Sobre la posibilidad" hacia atrás —
   Otra aplicación del "núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido"