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LA REVOLUCIÓN ES POSIBLE
HAY QUE APROVECHAR ESTE MOMENTO POCO COMÚN

Importantes pasajes de “Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador”*

La realidad es que tal revolución puede triunfar, pero esto es posible, particularmente contra poderosas fuerzas gobernantes, como en Estados Unidos, únicamente en momentos y circunstancias poco comunes. Y aquí va una verdad muy importante: éste es uno de esos momentos y circunstancias poco comunes.

Es importante no desperdiciar, despilfarrar, desaprovechar este momento poco común. Más bien, es necesario prepararnos activamente para una revolución y trabajar vigorosa y sistemáticamente para una revolución —ahora, y de manera continua— para acumular las fuerzas científicamente orientadas y poderosamente organizadas para esta revolución, y preparar el terreno para ésta.

Y por eso los comunistas revolucionarios decimos:

A toda persona que ya no soporte este mundo tal como está … que esté harta del trato a tantas personas como si fueran menos que humanos … que reconozca que la supuesta “libertad y justicia para todos” es una mentira cruel … que esté justamente enfurecida porque la injusticia y la desigualdad siguen, y siguen, y siguen, a pesar de las falsas promesas y palabras almibaradas de aquellos que están en el poder (o aquellos que aspiran a conseguirlo) … a toda persona que se angustie ante el rumbo por el cual se encaminan las cosas y el hecho de que ser joven ahora implica carecer de un futuro digno, o de plano de un futuro … a toda persona que haya soñado alguna vez con algo mucho mejor, o alguna vez se haya preguntado si eso es posible … a toda persona que anhele un mundo sin opresión, explotación, pobreza y destrucción ambiental … a toda persona con corazón para luchar por algo por lo que realmente vale la pena luchar: Tú tienes que ser parte de esta revolución

Nos referimos a una revolución real, y no a tantear y regatear con algunos cambios que dejan este sistema en pie y en el poder, mientras que solo un pequeño número de personas se benefician. Como deja muy claro la “Declaración y Llamamiento”:

Una revolución implica una fuerza de millones de personas, de muchos diferentes sectores de la sociedad y organizadas para una lucha total para derrocar este sistema y reemplazarlo por un sistema económico y político radicalmente diferente y mucho mejor, un sistema socialista, que se base en satisfacer las necesidades de la gente y en llevar adelante la lucha por un mundo comunista donde por fin se ponga fin, por todas partes, a la explotación, la opresión y la destrucción del medio ambiente que están integradas en este sistema del capitalismo-imperialismo. Cualquier cosa menos que esta revolución no lidiará para nada con la raíz de todos los problemas ni conducirá hacia la verdadera solución1.

Hay cierta experiencia histórica importante de la que aprender — situaciones en las que una clase dominante ya no podía gobernar de la “manera acostumbrada” que la gente había sido condicionada a aceptar, y surgió una verdadera posibilidad de poner fin al sistema existente, incluso un sistema que había estado tan poderosamente atrincherado que desde hace mucho tiempo semejante cambio profundo había parecido imposible. Esto ha ocurrido especialmente cuando la clase dominante, o un sector de la clase dominante, de ese sistema ya no cree en lo que habían sido las “normas aglutinantes” —el conjunto regulador de creencias y procesos— de ese sistema, y las abandona más o menos abiertamente

Como a diario se está evidenciando más, existen divisiones profundas y cada vez más profundas, no solo en Estados Unidos en general sino también entre los poderes gobernantes de este sistema… una parte de esos poderes gobernantes, representada por el Partido Republicano, ya no cree en lo que han sido las “normas aglutinantes” del gobierno capitalista “democrático” en Estados Unidos, ni se siente obligada por dichas normas. Eso está conduciendo, y conducirá cada vez más, a crecientes divisiones y choques amargos en toda la sociedad, así como en la “cima”. Todas las instituciones gobernantes de este sistema se verán cada vez más afectadas por esta situación. La polarización continuará agudizándose, en que las fuerzas agrupadas y encabezadas por el Partido Republicano se vuelven aún más agresivas al insistir en imponer, incluso por medios violentos, su visión de lo que “hace que Estados Unidos tenga grandeza”, con todos los horrores muy reales, por encima de todos los horrores, que eso supone. [subrayado añadido].

Todo esto en sí tendrá efectos contradictorios — algunos de ellos definitivamente negativos, pero otros de ellos positivos o con potencial positivo. Y, a medida que esta situación se desenvuelva, esta verdad profunda se demostrará con cada vez más fuerza: la crisis y las divisiones profundas en la sociedad únicamente podrán resolverse por medios radicales, de un tipo u otro — ya sea por medios radicalmente reaccionarios, asesinamente opresivos y destructivos o por medios revolucionarios radicalmente emancipadores.

Con todo eso, lo que se necesita con urgencia, lo que es posible —y por lo hay que trabajar de manera activa e incansable, para que de veras se dé un desenlace positivo en todo esto— es un alineamiento fundamentalmente diferente en Estados Unidos en su conjunto: una Repolarización la que favorezca, y active a las fuerzas necesarias para, una revolución — una revolución real para derrocar este sistema, y crear un sistema radicalmente diferente y mucho mejor…

Las cosas no son como eran en el pasado, y la realidad es la siguiente: no es posible limar las divisiones profundas, al interior de la clase dominante, y en la sociedad en general — únicamente se volverán más profundas y agudas, más encarnizadas y antagónicas. Aquí va la verdad fundamental que hay que entender clara y profundamente:

No es posible resolver estas divisiones… en el marco que ha existido, y que ha mantenido la articulación de las cosas, durante casi 150 años, desde poco después del fin de la Guerra Civil de Estados Unidos que condujo a la abolición de la esclavitud — no es posible resolverlas sobre la base de la “democracia” capitalista que ha sido la forma “normal” de gobierno capitalista (dictadura) durante tanto tiempo.

Y:

Esta situación poco común, con la profundización y la agudización de los conflictos entre los poderes gobernantes, y en la sociedad en general, pone una base más fuerte y oportunidades más grandes para romper el control de este sistema sobre las masas de personas.

Es extremadamente importante comprender lo siguiente de manera profunda:

A medida que se desarrolle esta situación, y la clase dominante tenga cada vez menos capacidad de gobernar según la anterior manera de hacerlo, es posible que se vuelvan cada vez más agitadas y caóticas la sociedad y la vida cotidiana de las masas de personas, de diferentes partes de la sociedad, con frecuentes “trastornos” de la manera “normal” en que las cosas han existido.

Y a medida que la “manera normal” en que se ha gobernado a la sociedad deje de mantener la articulación de las cosas —y la sociedad esté desgarrándose cada vez más—, es posible que esto haga flaquear la creencia de la gente en que “la manera en que siempre han sido las cosas” es la única manera en que las cosas pueden ser. Puede hacer que haya más receptividad en la población a cuestionar —en un sentido real puede obligar a la gente a cuestionar— la manera en que han sido las cosas, y si tienen que seguir siendo así. Y es mucho más probable que esto ocurra si las fuerzas revolucionarias están en la sociedad entre las personas arrojando una luz sobre la realidad más profunda de lo que está ocurriendo, y por qué, y explicando que SÍ QUE EXISTE una alternativa a vivir así.

Esta es una parte crucial de la manera en que se podría gestar una situación revolucionaria — una situación en la que sea posible en realidad hacer caer este sistema.

Por otro lado, “dejadas las cosas tal como están” —es decir, si el actual carácter y dinámicas de todo esto se mantienen en el mismo curso en el que se encuentran ahora—, esta situación, las divisiones que la caracterizan y el desenlace resultante de ella casi con certeza van a volverse aún más terriblemente negativos. Así que, es necesario cambiar todo eso radicalmente, en lo que es un lapso de tiempo relativamente corto y “comprimido” — no simplemente de semanas o meses, pero tampoco de décadas. Si las cosas aún no se hubieran hecho erupción por completo anteriormente, es muy probable que las elecciones presidenciales programadas para 2024 sean un punto focal crítico y un punto de viraje, por lo cual los republicanos fascistas intentarán ganar y consolidar a martillazos el poder sobre la sociedad, y poner fin a cualquier posibilidad de una futura “transferencia del poder” que se les saliera de las manos. [cursivas añadidas].

Con la continuación de la Gran Mentira por parte de los republicanos de que las últimas elecciones presidenciales (de 2020) le fueron robadas a Trump, sus maniobras para suprimir votos y su orientación general de que, en cualquier caso, con respecto a las elecciones presidenciales de 2024 (suponiendo que se celebren), el único desenlace aceptable es que ellos sean declarados y confirmados como ganadores — todo eso ha dejado en claro que ellos no permitirán ninguna “transferencia pacífica del poder” en el gobierno, a menos que resulte en su llegada al poder. Cantidades crecientes de personas de orientación fascista en Estados Unidos están preparadas para usar la violencia al perseguir su perversa noción de “hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza” — y la dirigencia republicana está lista para valerse de eso, si no pueden llegar al poder de otra forma. Los funcionarios electos republicanos, entre ellos los miembros del Congreso, ya están azuzando sentimientos a favor de semejante violencia y ya están apoyando a las turbas fascistas que han tomado parte en esta violencia.

En la situación de las elecciones presidenciales de 2020, fue posible derrotar y sacar a Trump por medio de esas elecciones, y fue importante hacerlo, como una acción táctica para impedir una consolidación más extensa del gobierno fascista en ese mismo momento. No obstante, incluso con esa derrota electoral, Trump y sus partidarios casi lograron dar un golpe de estado que hubiera resultado en su permanencia en el poder, en desafió al resultado de las elecciones y a la “transferencia pacífica del poder” de un sector de la clase dominante a otro. Y las cosas han avanzado, y siguen avanzando rápidamente, más allá de la situación que existía con esas elecciones de 2020 y en sus secuelas inmediatas.

Además, el proceso electoral de este sistema en sí va en contra del tipo de cambio fundamental que ahora se necesita con urgencia. Entre otras cosas, reduce los horizontes de las personas, restringiendo las “opciones realistas” a lo que es posible dentro de los límites de este sistema y condicionando a las personas a ver y abordar las cosas según los términos de este sistema. Continuar votando por los demócratas e intentar, por medio del proceso electoral, impedir una exitosa toma y consolidación del poder por los republi-fascistas, muy probablemente fracasará y, en lo más fundamental, contribuirá a que las cosas continúen por el camino desastroso en el que se encuentran ahora, con terribles consecuencias para los miles de millones de personas sobre este planeta — para la humanidad en su conjunto.

Como enfaticé en mi Declaración de Año Nuevo [2021]:

La derrota electoral del régimen de Trump y Pence sólo “gana cierto tiempo” — tanto en relación al peligro inminente constituido en el fascismo que este régimen representa, como más fundamentalmente en términos de la crisis potencialmente existencial que la humanidad está enfrentando cada vez más a consecuencia de estar atada a las dinámicas de este sistema del capitalismo-imperialismo. Pero, en términos esenciales, el tiempo no juega a favor de la lucha para un futuro mejor para la humanidad2.

Corre el tiempo, y con él el impulso actual de las cosas hacia un desenlace desastroso. Es importante no desperdiciar el tiempo que aún existe en lo que serían, especialmente ahora, maniobras insignificantes en el marco de este sistema y sus elecciones. Es necesario aprovechar este tiempo, con la urgencia necesaria, para impulsar las cosas hacia la única resolución que pueda evitar ese desastre, y arrancar algo verdaderamente positivo a todo esto: una revolución real

[T]odo depende de gestar un pueblo revolucionario, de entre los más amargamente oprimidos, y de todas las partes de la sociedad, que primero cuente con miles y luego con millones de personas, como una poderosa fuerza revolucionaria, organizada desde el principio y de forma consecuente con una perspectiva que abarca todo el país, impactando a toda la sociedad y cambiando los términos de la manera en que las masas de personas ven las cosas y la forma en que cada institución tiene que responder. Todo debe centrarse ahora en realmente hacer nacer y organizar esta fuerza revolucionaria.

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Como deja en claro la “Declaración y Llamamiento”, para ganarnos a las masas de personas hacia la revolución, es necesario emprender una tremenda cantidad de lucha, no solo contra el sistema que es la fuente de los horrores a los que la gente está sometida continuamente, sino también contra las maneras de pensar y de actuar entre las personas que de hecho “internalizan”, y sirven a perpetuar, este sistema y las maneras de pensar que éste promueve, con sus relaciones monstruosamente opresivas y valores putrefactos — maneras de pensar y de actuar que obran en contra de la repolarización que se necesita con urgencia para tener una verdadera oportunidad de aprovechar esta oportunidad poco común de hacer una revolución. [negritas añadidas].

En Esperanza para la humanidad — sobre una base científica, señalé la caracterización de la polarización actual hecha por el ex congresista republicano fascista Steve King — de que se habla mucho de otra guerra civil y que uno de los bandos (el fascista) está fuertemente armado (con 8 millones de millones de balas) mientras que el otro bando (“concienciado”) no puede decidir cuál baño usar3. Aunque esa caracterización encierra cierta distorsión real y una clara calumnia contra las personas trans, hay una observación demente, y demasiada verdad, en este comentario de parte de ese King fascista. Y, si esta polarización permanece esencialmente sin cambios, tendrá implicaciones aún peores, a medida que las cosas se desarrollen y se intensifiquen aún más.

Muy relacionada con eso y como expresión de eso, se tiene la realidad de que hoy, en particular entre las clases medias, las cosas siguen demasiado en concordancia con las palabras del poeta Yeats: Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores están llenos de intensidad apasionada. Son los fascistas los que han declarado “¡esto es guerra!” — quienes sienten de manera visceral que la forma en que están encaminadas las cosas les es completamente intolerable, es una amenaza existencial a una forma de vida y a un país del que ellos creen que es digno formar parte. Y, en sus mentes dementes, el gobierno (o el gobierno que está en manos de los demócratas, o que está fuertemente influenciado por los demócratas) está trabajando para hacer que sigan las cosas por este rumbo y, por lo tanto, es completamente ilegítimo. Al mismo tiempo, entre lo que se puede llamar con razón “las personas decentes”, aquellas que se oponen a estos fascistas, existe una cantidad exageradamente grande de indiferencia, ignorancia y de hacer caso omiso —o incluso de seguir negando— respecto a lo que está pasando, en una cantidad exageradamente grande de casos resultan arrullados por una sensación somnífera de que la manera en que avanzan las cosas favorece la manera en que ellos quieren que avancen las cosas, o al menos que “las cosas se resolverán” de una manera que esté de acuerdo con sus inclinaciones. O, en la medida en que se reconozca que eso no es cierto (por ejemplo, con la aceleración de la crisis ambiental), esto ha llevado en demasiados casos al derrotismo, al cinismo y a la pasividad.

Pero el problema abarca mucho más que eso. Como también señalé en Esperanza para la humanidad:

[O]tro elemento de esto que no podemos pasar por alto es que, si bien una buena parte de lo que [Steve] King describe se aplica de cierta manera demente, en particular a las personas progresistas o a las personas de clase media llamadas “concienciadas”, existe otro tipo de problema con respecto a las personas oprimidas más básicas, y en particular a los jóvenes — un gran problema de que sus armas ahora están apuntadas los unos a los otros entre sí … esto es algo que hay que transformar radicalmente al construir un movimiento para una revolución real.