El pueblo necesita ciencia, no oración, para entender y cambiar el mundo

Es hora de dejar atrás el mito de dios

Segunda parte

Revolución #018, 16 de octubre de 2005, posted at revcom.us

Nota al lector: por el momento, este artículo solo está disponible en el internet.

Revolución recibió esta carta del lector que mandó

"Es hora de dejar atrás el mito de dios".

El 16 de septiembre, el "día de oración" para los damnificados de Katrina, Bush declaró en su discurso en el catedral nacional de Washington:

"Mediante la oración, tratamos de comprender el daño arbitrario que causó esta tormenta y el misterio del sufrimiento no merecido. En eso recordamos que a veces los propósitos de dios son imposibles de entender aquí en la Tierra".

¿A poco habla en serio? Me pregunto: ¿con esa pendejada quiere disculpar el descuido incalificable del gobierno y del sistema en general en respuesta al huracán Katrina? Entonces, pensé: si yo fuera un imperialista charlatán chupasangre responsable de la muerte y el "sufrimiento no merecido" diarios de un sinfín de personas, yo les diría lo mismo: que los propósitos y métodos de dios son misteriosos, que es hora de oración y expiación, y todo lo que sea, para que no me hicieran responsable ni me pidieran cuenta por los crímenes horripilantes que cometí contra la humanidad.

A Bush y la clase que representa les conviene inculcarnos ese punto de vista, pero a los explotados y oprimidos no, en absoluto. Principalmente porque dios no existe. Todo eso de orar, dejar todo en manos de dios, dar gracias a dios por su misericordia y arrepentirse de los pecados que nos trajeron este castigo: no necesitamos nada de eso. No ofrece ninguna solución a los problemas que el sistema nos causa constantemente. De hecho, solo perpetúa la opresión en que vivimos

Es cierto que falta mucho por entender de los huracanes, pero es claro que son, como todos los desastres naturales, un fenómeno natural de la Tierra. No provienen de la mano de dios, y se pueden entender por medio de la ciencia, no la oración. De hecho, la ciencia nos ayuda a entender toda la realidad, inclusive las relaciones sociales humanas. Podemos comprender que el problema principal no es la naturaleza pecaminosa del hombre, ni la ira de dios, ni el diablo, sino el caduco sistema de organización de producción de lo que se necesita y las relaciones que impone.

Mediante la ciencia podemos entender la realidad de que no eran inevitables tanto sufrimiento y muerte durante este desastre natural, y a diario en este sistema. Podemos entender que el marco de relaciones opresivas que nos impone el capitalismo continúa creando miseria para la mayoría de la población del planeta. Mediante la ciencia (y no, repito, la oración), podemos entender y cambiar el mundo para tumbar el sistema capitalismo mediante la revolución comunista y acabar con tanto sufrimiento innecesario.

Veamos un ejemplo: no fue la mano de dios la que trajo a los negros a Nueva Orleáns como esclavos, ni es la que los hace vivir en la pobreza ahí y en muchos otros lugares. Eso es el resultado de la explotación histórica del pueblo negro: la mano de obra esclava en las plantaciones y ciudades, y luego la aparcería. El sistema los mantiene sistemáticamente en los sectores más bajos de la clase obrera para seguir cebándose de ellos; a los que no encuentra forma de explotar, los tiene completamente marginados, los obliga a arreglárselas como puedan para sobrevivir sin ninguna seguridad económica ni social. Entonces, cuando llega un desastre como el huracán Katrina, ¿qué pasa? Miles de negros quedan varados sin comida ni recursos. Repito, este no proviene de la mano de dios sino de factores materiales muy concretos: en este caso, la opresión nacional del pueblo negro, un pilar integral de este sistema.

Algo que los fascistas cristianos odian con ardor es la ciencia (claro, a menos que la pueden aprovechar para construir armas mortales de guerra y destrucción) porque socava toda la base de su cosmovisión mitológica de la realidad y, en última instancia, la legitimidad de su poder ("la voluntad de dios"). Aborrecen la ciencia y no quieren que las masas la conozcan ni que la usen para entender el mundo. Mientras sigan echándole la culpa del sufrimiento del pueblo a esas fuerzas invisibles, pueden seguir lavándose las manos, disculpando sus crímenes incalificables contra la humanidad, y destrozando y desperdiciando la vida de cientos de millones de personas. ¿Y por qué? Porque es la voluntad de dios.

Un momento. Hay que preguntar: ¿qué tipo de dios hubiera creado o permitido tan inmenso horror y sufrimiento? ¿Qué tipo de dios hubiera abandonado a docenas de miles de personas, casi a la muerte, sin comida, albergue ni recursos? En primer lugar, ¿qué tipo de dios hubiera permitido que vivieran tan pobres, explotados y oprimidos para que quedaran tan varados? Pues un dios cruel y monstruoso, un dios que solo puede existir en la mente de la clase de gente que trata de legitimar la cruel y monstruosa opresión y sufrimiento de sus súbditos.

¿Realmente queremos aceptar su punto de vista? ¿Realmente necesitamos una pausa de "expiación espiritual" mientras los damnificados batallan por rehacer la vida? ¿Realmente queremos aceptar que todo eso fue un castigo de dios, como si la gente tuviera la culpa, que la oración y el arrepentimiento sean la solución? ¿Es lo que realmente necesitamos creer? ¿Queremos que estos asesinos chupasangres mañosos se salgan con la suya? ¡NO, mil veces, NO! ¿Hay otro punto de vista basado en la ciencia y la realidad que apunta hacia la verdadera solución? Sí: el punto de vista comunista revolucionario de este periódico que tienes en las manos. No creemos en mitos de dioses, salvadores, demonios, diablos, ángeles, fantasmas ni profecías. Nada de eso existe, y creer en ellos no nos llevará a un mundo sin relaciones sociales opresivas. Necesitamos el comunismo, y nada menos real.