Editorial:

FISA, Alito y las grandes apuestas del año nuevo

Revolución #029, 8 de enero de 2006, posted at revcom.us

Enero se vislumbra lleno de peligro y lleno de promesa. Lo que hagamos, como vivamos este año, lo que decidamos hacer, tendrán enorme importancia, quizá más que cualquier cosa que hayamos hecho en la vida. El principal artículo de este número, una parte de una charla sumamente importante de Bob Avakian titulada "Más sobre la guerra civil que se perfila", plantea eso con mucha profundidad. Explora las dinámicas subyacentes que causan y acicatean los agudos conflictos del día, y plantea una orientación general para este período. Estamos encantados de empezar este año crucial de esta manera y durante el mes publicaremos tres partes más de la charla. Por otra parte, en esta página queremos abordar una importante coyuntura de toda la matriz que analiza el presidente Avakian: el año nuevo y, para ser más específicos, el mes de enero.

Dos enormes choques se acercan a un punto crítico. Son muy diferentes, aunque están estrechamente relacionados. Uno se da en la élite de la sociedad, lo que los comunistas llamamos la clase dominante o los imperialistas. Ahí, la lucha se ha agudizado a tal punto, que la semana antes de navidad el New York Times reveló que un alto funcionario del gobierno les filtró que Bush ordenó ilegalmente que la superpoderosa y supersecreta Agencia de Seguridad Nacional espiara a millones de personas en Estados Unidos. Bush y sus compinches contraatacaron con veladas acusaciones de "traición" a los rivales demócratas. En respuesta, unos demócratas de peso, por primera vez, empezaron a hablar de "destitución" del presidente. Luego, en vísperas del año nuevo, el Departamento de Justicia anunció que investigará la filtración de información e, indirectamente, al Times.

Pero por intensa que sea, esta lucha se está librando dentro de confines muy estrechos. En primer lugar, esas agencias sirven para espiar tanto a los rivales extranjeros de los imperialistas como a los movimientos políticos del pueblo (lo que han confirmado otras filtraciones). Los críticos de Bush de la clase dominante protestan, casi exclusivamente, porque no lo hizo como se debe hacer, porque no siguió las reglas. Y casi todos admiten que si hubiera seguido las reglas, los jueces del tribunal encargado de autorizar el espionaje (FISA) hubieran autorizado la gran mayoría o todas las solicitudes. NO están indignados ni preocupados de que hayan espiado a millones de personas; lo que les preocupa es que Bush se arrogó el derecho de violar las reglas del espionaje Y que podría usar (probablemente ya lo hizo) el aparato de espionaje contra sus contrapartes y rivales de la clase dominante, no solo contra el pueblo. El otro choque surge desde "abajo", de los que se oponen al programa de Bush y al rumbo en que va. Esta es una enorme y poderosa fuerza en potencia, que no quiere nada que ver con una agencia de espionaje como esa, por más "controles" o garantías que tenga. De hecho, a la gran mayoría de la gente lo que le conviene es que se desmantelen todos esos instrumentos de represión política y, ahorita mismo, que se le impida a Bush tener más control, y hacer que se largue con todo y su programa.

Eso no quiere decir que la violación de las reglas del tribunal FISA no importa; ¡de hecho importa mucho! Es sumamente importante que no se le dé al estado más libertad para atacar al pueblo, como ni siquiera cumplir sus propias leyes cuando son un obstáculo a maniobras represivas. Bush NO puede salir impune de esto. Esta ignominia ha dejado ver más claramente el carácter fascista de este gobierno y ha llevado a millones de personas más a pensar en los asuntos políticos, y a responder. Por tanto, la batalla presenta una oportunidad y un desafío urgentes a los que quieren cambiar el rumbo de la sociedad. Pero si todo se queda dentro del mismo marco, bajo la dirección de politiqueros demócratas u otros representantes de la clase dominante, la lucha se descarrilará y se limitará a demandar que un sector de la clase dominante "juegue limpio" en un juego cargado contra el pueblo. Si eso sucede, lo más probable es que Bush se salga con la suya y nos acercaremos más al fascismo franco. Mejor dicho, la violación del tribunal FISA es demasiado importante para dejarla en manos de los rivales de Bush de la clase dominante.

Este mes también empezarán las audiencias sobre la nominación de Samuel Alito a la Suprema Corte. Alito siempre ha estado a favor del "poder ejecutivo" libre de ataduras, o sea, está a favor de permitirle a Bush pisotear al pueblo y también a otros sectores de la clase dominante con impunidad e inmunidad. Desde hace años viene tratando de que se revoque el fallo de la Suprema Corte que despenalizó el aborto (Roe vs. Wade). Ha recortado los derechos de los acusados en casos penales y está a favor de las componendas republicanas para crear un gobierno de un solo partido. Los fascistas cristianos lo consideran un aliado que les ayudará a imponer la religión.

Todo esto, junto con la guerra y otras ignominias de este sistema, convergirán a fines de mes. Bush ascenderá a la plataforma política a presentar el Informe presidencial (o discurso del estado de la Unión), y tratará de recuperar la iniciativa política y cambiar otra vez los términos del debate. Y este es el peligro: lo único que Bush tendrá que hacer es aguantar la tormenta y saldrá triunfante de este round. Si eso sucede, todo lo que hemos visto --el espionaje masivo, la nominación a la Suprema Corte de un tipo que desde hace 20 años viene tramando cómo volver a penalizar el aborto, etc.-- todo eso se "legitimará". Las ignominias de ayer serán la "nueva normalidad", y se acelerará el ritmo de nuevos horrores que la mayoría ni se imagina.

Ese es el camino a los campos de concentración, a la teocracia, al fascismo y a mayores horrores contra los pueblos del mundo. Y ese es el camino que se tomaría, sean cuales sean las intenciones personales, si la lucha se ata a una u otra facción de la clase dominante (específicamente a la dirección del Partido Demócrata). Si a fines de mes Bush puede dar su discurso sin que una enorme y dramática oleada de protesta popular demande que se largue, el pueblo sufrirá un gran revés.

Por otro lado, si se aprovecha el momento para clamar de modo masivo que se largue; si durante todo este mes se logra organizar la ira social en un movimiento potente para sacarlo corriendo y si el día del Informe presidencial retumba en todas partes, eso podría cambiar toda la dinámica política de la sociedad. Una lucha de la base, de organizaciones y de personas reconocidas de todas las esferas de la sociedad, una lucha implacable para que Bush se largue que NO esté atada a este o aquel politiquero, una lucha tan poderosa que obligue a todas las fuerzas políticas y sociales a responder, de una u otra manera, a sus demandas: eso y solo eso puede abrir un camino diferente. Si el movimiento logra eso, dará un importante paso fuera del camino al fascismo y al camino para imaginarse otro futuro y luchar en el presente sin ahogarse en un horror claustrofóbico.

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