9 de enero: "Lunes de sangre"

Revolución #031, 22 de enero de 2006, posted at revcom.us

La organización El Mundo No Puede Esperar convocó protestas por todo el país el lunes 9 de enero, "lunes de sangre", contra la aprobación "automática" del juez Samuel Alito a la Suprema Corte. A continuación publicamos un informe de cómo los comunistas revolucionarios llevaron a cabo esa campaña en los ghettos de la capital.

En el primer día de las audiencias para confirmar al juez Alito a la Suprema Corte y mientras los dos lados se careaban frente a la Suprema Corte, a unos cuantos kilómetros, en un barrio negro, se pudo ver el potencial que existe para que una gran cantidad de negros, especialmente los chavos, se sumen a esa lucha por un futuro mejor.

Varias personas fueron a un cruce concurrido a vender el periódico Revolución y hablar sobre la batalla. Colocan afiches a mano que dicen: ¡ El aborto no es matanza! ¡El feto no es un bebé! ¡La mujer no es incubadora! ¡Saquemos corriendo al gobierno de Bush! ¡Únete a los emancipadores de la humanidad! ¡Las mujeres sostienen la mitad del cielo!Uno de los organizadores dice en una parada de autobuses: "¡Si la mujer no tiene el derecho al aborto será una esclava! La moral tradicional que representan Alito y el programa de Bush significa la muerte para la mujer. ¡Si la mujer no tiene el derecho a decidir algo tan fundamental como si quiere tener hijos, es como ser esclava!".

Alguien grita: "¡Pa’ qué abrió las piernas!".

Una mujer contesta: "Yo pensaba igual hasta que necesité hacerme un aborto. Si no tengo el derecho de tomar una decisión así, entonces no tengo mucho poder para decidir muchas cosas. Sería terrible si prohíben el aborto".

Se juntan chavos de diferentes escuelas y diferentes barrios. Se saludan cariñosamente, con abrazos, se ríen a carcajadas, dicen pendejadas, se burlan, lucen. Llegan 10 radiopatrullas. El futuro para estos chavos es la prisión y el castigo. Y el gobierno de Bush le pone a ese futuro su propio sello de "fascismo cristiano" con una fuerte dosis de genocidio.

Pero estos chavos tienen el potencial, hoy mismo, de luchar por un futuro diferente y de desempeñar un papel indispensable que cambie el curso de la sociedad.

Uno de los organizadores que vende Revolución anuncia en voz alta la protesta contra el gobierno de Bush el 31 de enero y el 4 de febrero. "¡Que se largue Bush!"

Danny, uno de los chavos, contesta: "¡Ya! ¡Tiene que hacerlo! ¡Ya!" Agarra una rima de volantes y sin decir nada más se mete al cruce a repartirlos. Sus amigos se burlan de él, le preguntan si le van a pagar. Pero Danny no se raja. Entra en medio de un grupo de 30 a 40 y los anima a que distribuyan volantes y peguen afiches.

"Bush dejó morir a la gente de Nueva Orleáns. ¡Ustedes lo vieron! ¡La gente pedía socorro! ¡Ustedes lo vieron! ¡Bush mató a esa gente! ¡Bush tiene que largarse!"

Corre al cruce y empieza a poner afiches y volantes en los parabrisas de los choferes parados; lo miran con asombro. De repente unos tres chavos siguen su ejemplo. Él pega los afiches en las paredes. Otros chavos empiezan a distribuir volantes y a dárselos a los choferes que esperan el semáforo.

La policía intenta dispersar al grupo de 35 chavos. De repente se oye el grito: "¡A la mierda Bush!". Todos se ríen y aplauden. "¡A la mierda Bush!", y enseguida se vuelve un coro con ritmo: "¡A la mierda Bush… a la mierda Bush!". Otro grupo empieza a corear: "¡A la mierda la policía!". Todos corean eso un rato y vuelven a "¡A la mierda Bush… a la mierda Bush!". Todo eso toma de sorpresa a la policía y no sabe qué hacer. Los carros empiezan a tocar la bocina. Ahora se ha convertido en una marcha, con mucha fuerza. Parecen que son el doble, se lanzan al cruce y bloquean el tráfico en todas las direcciones y empiezan a corear: "¡Que se largue Bush! ¡Que se largue Bush!".

Con las pancartas en alto se miran el uno al otro con asombro. "¡Que se largue Bush!"

Se meten al metro coreando y con los afiches en alto. La gente que está llegando del trabajo los mira con asombro, y luego con emoción. Toman los afiches y volantes y salen del metro con pancartas que dicen "Que se largue Bush" y con enormes sonrisas.

El ambiente estaba electrizado. Las masas empiezan a tomar las cosas en manos propias. El accionar de los chavos impulsó el debate de toda la tarde sobre el aborto, el comunismo, la religión, la emancipación de la mujer y el gobierno de Bush a un nivel muy superior, y en medio de la agitación de pancartas y de la discusión se podía vislumbrar cómo sería un futuro diferente.

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