Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad

La transformación ideológica así como material que se requiere para llegar al comunismo (las “dos rupturas radicales” y las "4 todas"), y su relación con “el núcleo sólido con mucha elasticidad”

Revolución #41, 2 de abril de 2006, se encuentra en revcom.us

Nota de la Redacción: A continuación publicamos partes de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, a un grupo de militantes y partidarios el año pasado (2005). A esta edición se le agregaron subtítulos y notas al pie de página.

Esta charla saldrá en seis entregas. Hasta la fecha han salido:

1. “Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad”, en el #37 (5 de marzo de 2006).

2a. “El materialismo vs. el idealismo... la contradicción fundamental del capitalismo y la resolución revolucionaria de esa contradicción, primera parte”, en el #39.

2b. “El materialismo vs. el idealismo... la contradicción fundamental del capitalismo y la resolución revolucionaria de esa contradicción, segunda parte”, en el #40.

Toda la charla – “Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad”— está en la internet en inglés en revcom.us.

Lo que queremos y lo que necesitamos se determina socialmente

Para comenzar, es necesario hacer hincapié en algo sumamente importante que con frecuencia se ignora, se pasa por alto, se minimiza, se tergiversa e incluso se suprime: la verdad fundamental de que los deseos (lo que queremos) y las necesidades se determinan socialmente,y cambian con los cambios del “ambiente” material, social e ideológico. Bueno, esta es una de las grandes acusaciones contra el comunismo, que siempre andamos tratando de cambiar la “naturaleza humana” y de cambiar lo que los individuos quieren y necesitan, e inclusive de cambiar cómo perciben sus propios deseos. Pero si lo analizamos a fondo, vemos que los deseos y las necesidades se determinan socialmente, en varios niveles.

Por ejemplo, Marx explicó que la producción en sí crea necesidades. Pensemos en las computadoras, ahora que las tenemos y las usamos. Pensemos cómo sería tener que volver a trabajar con máquinas de escribir [ risas], a trabajar con esa “tecnología primitiva”. Bueno, hoy tenemos una profunda necesidad y un profundo deseo de computadoras. Ahora es un deseo y una necesidad. ¿Por qué? ¿Porque un día nos levantamos y dijimos: “Estoy harto de escribir a máquina y de mandar cartas por correo postal; cómo me gustaría tener una computadora, aunque no sé qué será eso"? [ risas] "Y quiero mandar emails, aunque tampoco sé qué es eso”. [ risas] De modo que la producción crea necesidades: el desarrollo de la tecnología, el desarrollo de las fuerzas productivas y de la producción, crea necesidades y deseos. En ese sentido, los deseos y las necesidades se determinan socialmente.

Asimismo, la cultura y las relaciones de producción crean deseos y necesidades. Los chavos de los ghettos compran rines de miles de dólares. Imaginemos que vamos a una sociedad comunal primitiva, que todavía existen; vamos a África a hablar con los !Kung y les decimos: “¿Quieren comprar estos rines?” [ risas] “¿Qué?” Si se los damos, seguro se sentarán en ellos o los usarán para otra cosa, pero no pagarán por algo así. [ risas] El hecho de que unos rines son brillantes y llamativos, especialmente cuando dan la vuelta en las ruedas de un coche, no significa mucho para ellos; podrían pensar que son un objeto artístico interesante o algo así, pero la importancia que le dan los chavos de los ghettos sería algo totalmente ajeno a ellos porque no corresponde a las relaciones de producción y a la correspondiente superestructura de una sociedad comunal primitiva. No voy a dar ejemplos más grotescos de consumo de la cultura estadounidense.

Lo esencial es que esos deseos y necesidades se determinan socialmente. Cuando hablamos del lema del comunismo, “De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades”, no nos referimos a las necesidades determinadas socialmente por el capitalismo y el imperialismo. Un paréntesis interesante: durante la confirmación de Roberts a la Suprema Corte salió a la luz que cuando trabajaba en el gobierno de Reagan, hace un par de décadas, escribió lo siguiente para refutar la idea de que los hombres y las mujeres deben recibir el mismo salario: “Todos ellos ignoran el hecho de que hay razones, que han evolucionado con el curso de la historia, para que los hombres reciban mejor salario. Solo falta que digan ‘De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según su sexo’”. Que no se nos ocurra que nuestros adversarios no piensan.

Decía que la sociedad determina lo que pensamos que queremos y necesitamos, o lo que efectivamente queremos y necesitamos en determinado contexto. En esta sociedad, tener coche es casi siempre una necesidad, pero no en Manhattan. En París también uno se puede desplazar sin coche; es más fácil no tener coche. Son cosas condicionadas por la sociedad, moldeadas, influenciadas y en última instancia determinadas por la sociedad.

Otro ejemplo de la sociedad capitalista, con todo su consumismo, es la noción de que ir de compras es una actividad por excelencia de las mujeres (especialmente pero no solo de la clase media). Para los hombres el deporte y para las mujeres las compras. Los dos son deseos y necesidades creados y determinados socialmente. Una canción de Public Enemy me hacía reír mucho porque Flavor Flav se quejaba en un rap de que su compañera se la pasaba viendo telenovelas y él no podía ver el partido de béisbol ni la pelea de Sugar Ray. [ risas] Como si el béisbol o la pelea de Sugar Ray fueran algo superior a las telenovelas. [ risas] Pero cada uno es una variante, para los hombres y para las mujeres, de deseos y necesidades creados y determinados socialmente.

Todo este consumismo, la idea de que comprar es una actividad esencial, acompañada de cavilaciones existenciales, de que es esencial para una vida plena y auténtica [ risas], eso es parte de la modalidad actual de la economía de la sociedad y el capitalismo estadounidense, con una estructura de deuda a todo nivel, del consumidor para arriba, reforzada por una industria publicitaria que crea artificialmente deseos y necesidades. Ahora la moda son los programas de “TV de realidad”. Nadie pedía “programas de realidad” hace 10 años, pero ahora son imprescindibles para mucha gente.

Da la impresión, entonces, de que son cosas que uno efectivamente necesita o que son parte intrínseca de su propio carácter. Es esencial de “mi identidad” que me gusta coleccionar esto o tener aquello o comer lo de más allá. Inclusive la forma de consumir lo imprescindible para vivir está determinado socialmente. No solo hay una necesidad de comida, ropa, techo y demás, sino la necesidad de hacerlo de cierta forma y el deseo de hacerlo de cierta forma: comer esta comida y no aquella, beber esto y no aquello, vivir en tal casa y no en otra, tener cierto vehículo y no otro. Todo eso se determina socialmente y varía en distintos períodos históricos y de una sociedad a otra; y también varía en distintas clases y grupos de la misma sociedad.

Hay Pepsi y Coca Cola, y cuando yo era niño, a los negros les gustaba RC. Ese es un deseo y una necesidad diferente. Lo mismo pasa con los cigarros y con muchas otras cosas. Los distintos grupos y capas de la sociedad tienen preferencias distintas, o deseos y necesidades determinados socialmente. Debido al constante refuerzo del individualismo en esta sociedad (cuya base material subyacente es la producción e intercambio de mercancías, y que la cultura refuerza constantemente), se puede pensar que es algo esencial e inherente a “mi propia naturaleza e identidad” y que “no puedo vivir sin esas cosas”; pero si uno toma un poco de distancia se da cuenta de que las que nos parecían importantes hace 10 años ya no nos parecen importantes, no las necesitamos o no las queremos; y hoy nos parecen indispensables deseos o necesidades que hace 10 años no teníamos. Eso se ve más patentemente cuando consideramos varias sociedades a lo largo de la historia o en distintas partes del mundo.

Para los cristianos fundamentalistas de Estados Unidos, la Biblia es una absoluta necesidad y deseo. [ risas] Pero no para los fundamentalistas de Pakistán; para ellos es el Corán. Las dos cosas son deseos y necesidades determinados socialmente que han evolucionado históricamente.

El individualismo, también, se determina socialmente

En la conversación con Bill Martin para el libro Conversations1, cuando hablamos de Kant, yo indiqué que Marx planteó un punto muy profundo en su Contribución a la crítica de la economía política cuando dijo que la formación de los individuos se da en un contexto social y no se puede dar de otro modo. Esto lo han comprobado los descubrimientos científicos. Se han encontrado niños “salvajes”, así los llaman, que crecen por su cuenta en la naturaleza. Pasado cierto tiempo, es muy difícil que aprendan ciertas funciones humanas básicas y que asuman ciertas características humanas, como el habla. Estas son capacidades que se aprenden y se desarrollan en sociedad. El aprendizaje e inclusive el desarrollo fisiológico para ellas se compenetra con el desarrollo social. La formación y el desarrollo de los individuos, así como sus deseos y necesidades, no se puede dar sino en un ambiente social. Es más, la individualidad extrema, o individualismo, solo puede darse en un ambiente social, en conflicto con otros individuos. Imaginen que viven solos en una isla: “¡Voy a expresar mi individualidad!” [ risas] Bueno, ¿a quién carajos le importa? No hay nadie a quien le importe. [ risas] En ese contexto no se puede expresar la individualidad porque todo existe con relación a su contrario. No hay contrario a esa individualidad. Eres tú y ya. [ risas] Tu individualidad no tiene el significado que tiene en otro contexto, en un contexto social.

De modo que es muy importante que entendamos que los deseos, las necesidades y las opiniones sobre ellos se determinan socialmente y evolucionan históricamente. Se relacionan con el carácter de la producción, de las relaciones de producción, y la correspondiente superestructura.

La ruptura tradicional con las maneras tradicionales de pensar

Del mismo modo que no hay una naturaleza humana inmutable sino, por el contrario, distintas nociones de naturaleza humana en distintas sociedades e inclusive en las distintas clases de la misma sociedad, tampoco hay deseos y necesidades inherentes. Y cuando los comunistas decimos, muy correctamente, que vamos a llevar a cabo las “4 todas” (no solo las tres primeras, sino también la cuarta, que es la revolucionarización de la manera de pensar) y las dos rupturas radicales2 que describieron Marx y Engels (no solo la primera, sino también la segunda, que es la ruptura radical con las ideas tradicionales), lo decimos con razón. Esto no es una noción catastrófica de imponer cambios antinaturales que van contra la naturaleza humana. Es una concepción materialista, dialéctica, de cómo se moldean y cambian estas cosas, inclusive sin nuestra intervención, aunque los cambios de que estamos hablando son cualitativos, son rupturas radicales; por eso se oponen a ellos fuertemente personas que podrían aceptar ciertos cambios cuantitativos o ciertos cambios en la forma en que se da la explotación, pero no la extirpación y eliminación de la explotación. [Con una voz de sarcasmo exagerado:]“Eso va contra la naturaleza humana y contra el impulso natural de competir con los demás”.

Pero es muy correcto decir que vamos a realizar las “4 todas”: la abolición de todas las diferencias de clase, de todas las relaciones de producción en que estas descansan, de todas las relaciones sociales que acompañan esas relaciones de producción, y la revolucionarización de todas las ideas que surgen de esas relaciones sociales. Es absolutamente correcto que reconozcamos que esto es posible y necesario. Y, del mismo modo, vamos a realizar la ruptura radical no solo con las relaciones de propiedad tradicionales (que es otra forma de expresar las relaciones de producción subyacentes de las cuales las relaciones de propiedad son una manifestación), sino también una ruptura radical con las ideas tradicionales. Es absolutamente correcto que digamos que esto es tanto necesario como posible. Y, sí, se tiene que hacer sin “ingeniería social” en el sentido coercitivo, fundamentalmente. Pero no se puede hacer, no se hará, sin una gran cantidad de lucha en la esfera de la ideología y la cultura, así como lucha política y lucha para, a su vez, transformar las condiciones materiales de la base económica y las relaciones dialécticas de todo eso. Cambiar la manera de pensar de la gente en relación dialéctica con cambiar sus circunstancias, como dijo Marx.

Esta revolución busca cambiar a las personas y las circunstancias, y hacerlo correctamente, hacerlo en la relación dialéctica correcta. Las ideas a veces se adelantan y se tienen que adelantar a las circunstancias. Si eso no fuera cierto, no podría haber teoría comunista. No se podría contemplar una sociedad futura sin adelantarse a las circunstancias. Pero si tratamos de imponer ideas que no corresponden a las circunstancias (en vez de manejar correctamente la relación dialéctica en la cual las ideas llevan a cambiar las circunstancias de modo voluntario y consciente), caeríamos en los horrores de los que nos acusan. Donde se ha tratado de hacer eso en nombre del comunismo, ha llevado a horrores.

La “naturaleza humana” inmutable no existe

Hay que manejar esto correctamente, pero la idea de que hay una “naturaleza humana” inmutable es incorrecta; veamos un poco de historia para examinar más a fondo por qué es incorrecta. Para empezar, no es cierto que el desarrollo de la sociedad comunal primitiva a la sociedad de clases y de ahí al comunismo represente una especie de “negación de la negación”, en el sentido que lo dijeron Engels y Marx (el surgimiento de la sociedad de clases representa la negación de la sociedad comunal primitiva y básicamente sin clases, de la que emerge la sociedad de clases; a su vez, la transición a una sociedad sin clases representa una negación del surgimiento de la sociedad de clases = negación de la negación). Más bien, representa un complejo desenvolvimiento de contradicciones a través de varias formas y etapas, tal como lo describí antes: un constante tira y afloja entre los diferentes aspectos de las contradicciones entre las fuerzas y las relaciones de producción, y la base económica y la superestructura, y entre esas contradicciones y otras contradicciones que suscitan. En medio de toda esa complejidad, la historia se desarrolla y surge la “conexión” de que hablaba Marx, y se llega al umbral, a la posibilidad, de un salto al comunismo, aunque no con certeza e inevitabilidad. Aquí surge, de nuevo, un principio muy importante, otra forma de hablar de la cuestión de necesidad y libertad: la declaración de Marx de que los seres humanos hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio. La hacen conforme a las condiciones materiales que heredan, con la necesidad que se les presenta en un momento dado. Pero, por otra parte, como materialistas dialécticos, entendemos que esas condiciones materiales se reflejan en la conciencia. Los seres humanos se forman ideas y conceptos sobre las condiciones materiales y sobre cómo cambiarlas; y si tales ideas y conceptos corresponden a la realidad material subyacente (si no son una distorsión fundamental o esencial de ella), y si corresponden a la dirección en que tienden esas contradicciones, pueden hacer esos cambios y, es más, acelerarlos.

Ahí es donde radica la libertad y la iniciativa. Ese es el papel de la vanguardia comunista consciente y por eso es tan valiosa, inapreciable y, sí, indispensable. Porque, debido a las relaciones de clase que existen, no todo mundo va a tener un reflejo correcto (no absolutamente, pero más o menos) de la realidad en sus ideas, conceptos, planes y programas, del carácter contradictorio, el movimiento y desarrollo de esa realidad, al mismo tiempo y espontáneamente.

De modo que los seres humanos hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio. Esto lleva de nuevo al punto de los anarquistas y los utopistas. Cuando uno debate con ellos, dicen: “Bueno, ¿para qué quieren tener líderes? Eso es parte del problema”. No, en esta etapa de la historia primordialmente es una parte esencial de la solución; la cuestión fundamental es cuál es el carácter de ese liderato y si sus ideas, conceptos, programas, planes y demás corresponden a la resolución de las contradicciones motrices subyacentes, conforme a los intereses de las masas populares. Esa es la cuestión esencial.

Como dije, la materia se refleja en la conciencia humana y, a su vez, la conciencia afecta la materia y la cambia. ¿Cómo lo hace? ¿En qué dirección, en beneficio de quién, con qué propósito, con qué objetivos? Esa es la pregunta fundamental con respecto a los líderes. Sí, entraña mucha complejidad, pero esa es la pregunta esencial y fundamental.

Todo mundo tiene ideas, ya sean espontáneas o sistemáticas. Todo mundo tiene ideas y responde de una forma u otra a la realidad material. La cuestión es: ¿qué tan sistemática y rigurosamente reflejan esas ideas las fuerzas motrices subyacentes de la realidad y qué tienen que ver con resolver esas contradicciones conforme a los intereses de las masas? Esa es la cuestión. Y esa es la cuestión decisiva sobre el liderato. Decir que otra cuestión es la decisiva es desviarse de lo fundamental y esencial. Obvio que tenemos que abordar otras cuestiones que se presentan al respecto, pero son una desviación, aunque haya que abordarlas para llegar a lo esencial.

Los seres humanos, entonces, hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio. Esto también está relacionado con lo que vimos sobre las restricciones y la relación dialéctica entre restricciones y transformación. Está relacionado con lo que vimos de que el socialismo nace con los sellos del capitalismo y con el comentario de Lenin de que no hacemos la revolución con personas como nos gustaría que fueran, aunque tratamos de cambiarlas. Sí, tratamos de cambiarlas. “¿No van a querer cambiar lo que sentimos, no?” Sí,sí vamos a hacerlo. Porque los sentimientos fundamentalmente se desprenden de la concepción y el punto de vista sobre algo. No vamos a mandar que los sentimientos cambien ni a hacerlo a la fuerza; pero sí vamos a tratar de transformar a las personas, inclusive sus sentimientos, porque los sentimientos son una expresión de cómo ven el mundo. Si uno realmente entiende a fondo lo que significa y a lo que lleva que un ser humano o un grupo de seres humanos use a otros para beneficio personal y privado, por qué esto es una traba no solo para los individuos explotados sino para toda la humanidad, y especialmente si ve que la humanidad ha alcanzado el punto en que tales relaciones de explotación son innecesarias y son un obstáculo para el desarrollo de la sociedad humana y de los seres humanos, entonces sentirá un deseo apasionado de que todo eso se elimine. Pero si uno no entiende realmente lo que entraña esa clase de explotación, por qué es innecesaria ni que se puede eliminar, sentirá algo muy distinto; podría sentir que no está tan mal o que no se puede hacer nada para cambiarla o que tratar de cambiarla empeorará la situación. ¿No debemos tratar de cambiar las ideas y, sí, los sentimientos sobre cosas fundamentales como estas?

En El origen de la familia, la propiedad privada y el estado,Engels hace este comentario, que es muy importante y merece reflexión: "Cuanto menos desarrollado está el trabajo, más restringida es la cantidad de sus productos y, por consiguiente, la riqueza de la sociedad, con tanta mayor fuerza se manifiesta la influencia dominante de los lazos de parentesco sobre el régimen social". Esto se ve en las sociedades comunales primitivas, que todavía existen en África y en pequeños focos en Latinoamérica; se ve en la historia de las sociedades indígenas de América del Norte y todavía se ve hoy. La declaración de Engels postula un análisis materialista de la organización de la sociedad: que no es una organización arbitraria de la sociedad sino que es, repito, una manifestación del carácter de las fuerzas productivas. Inclusive las unidades básicas de la sociedad (lazos de familia y de parentesco, en el caso de las sociedades comunales primitivas) tienen que ver con el carácter de las fuerzas productivas de esas sociedades. Engels examinó sociedades comunales primitivas de distintas partes del mundo (Asia, Europa, el Mediterráneo y otras) y demostró que, con el cambio de las fuerzas productivas, el carácter de la organización de la sociedad (es decir, las relaciones de producción y sociales) también cambia.

En la misma obra, El origen de la familia, la propiedad privada y el estado,Engels dice que en la sociedad comunal primitiva “la fuerza de trabajo humana no produce aún excedente apreciable sobre sus gastos de mantenimiento”. Mejor dicho, en una sociedad cazadora y recolectora, salen a recoger frutas y nueces y de vez en cuando salen a cazar para suplementar la alimentación, y básicamente consumen de inmediato todo lo que recogen y cazan. En esta forma de sociedad, los seres humanos no son capaces de producir un excedente sobre lo que necesitan para su mantenimiento. Engels agrega: "Pero al introducirse la cría de ganado, la elaboración de los metales, el arte del tejido, y, por último, la agricultura, las cosas tomaron otro aspecto". Engels después dice que la separación del trabajo artesanal y la agricultura fue otro salto clave.

Regresando por un momento al lado positivo de Jared Diamond, su libro Guns, Germs and Steel (Armas, gérmenes y acero)examina esto desde un punto de vista primordialmente materialista. Hace poco el canal de televisión pública PBS presentó una serie basada en el libro y Diamond explicó un poco de esto: que, cuando el trabajo artesanal se separa de la agricultura, cuando puede haber especialización, cuando la agricultura produce lo suficiente para sostener a una parte de la sociedad que se dedica a la especialización, empezando con el trabajo artesanal y pasando de ahí al mayor desarrollo de la tecnología, se crea una dinámica en que la tecnología afecta a la agricultura, aporta nuevos medios de producción, nueva tecnología para la agricultura, y a su vez la agricultura produce más excedentes, más de lo que se necesita para el consumo inmediato, y eso a su vez sienta la base material para más especialización. Junto con esto, como es sabido, se da el desarrollo y desenvolvimiento de diferenciaciones de clase en esa sociedad.

Otro modo de decirlo es que conlleva importantes cambios en las relaciones de producción y las relaciones sociales. Engels explicó que eso sucedió especialmente con la esclavitud en la antigüedad: que cuando no se podía emplear a individuos para que produjeran mucho más de lo que consumían, la esclavitud no tenía mucho sentido económico. Por eso cuando una tribu capturaba miembros de otra tribu o grupo familiar, los mataba, los soltaba o los absorbía como miembros de la tribu; pero no tenía sentido ir a capturar una gran cantidad de personas como esclavos porque las fuerzas productivas no eran capaces de emplearlos de modo que produjeran más de lo que consumían. Si no, era añadir más gente sin mayor beneficio.

Pero cuando se instauró la agricultura, especialmente la agricultura sedentaria, y empezó la diferenciación entre agricultura y trabajo artesanal, la posesión de esclavos adquirió sentido económico. No somos románticos acerca de la historia de la humanidad: entre los grupos comunales primitivos de América del Norte y de otras partes de las Américas había conflicto, hostilidad y guerra, o por lo menos conflicto violento. Pero dentro de cada tribu no existían las divisiones y la opresión tan comunes hoy entre clases ni entre hombres y mujeres, que surgieron con el surgimiento de relaciones de producción diferentes a partir del mayor desarrollo de las fuerzas productivas.

Precisamente uno de los ejemplos más destacados y notables de esas transformaciones de las relaciones de producción y las relaciones de clase fue capturar y emplear esclavos. Una vez que el carácter de las fuerzas productivas era tal que la posesión de esclavos tenía sentido económico, en vez de matarlos o absorberlos como iguales, echó raíces la esclavitud. Eso no quiere decir que todo mundo pensara que la esclavitud era buena ni que de repente todos se volvieron “malos” (como en el mito de Adán y Eva de la Biblia), que fue la caída de la humanidad y todos se corrompieron. Naturalmente que el punto de vista de la gente cambió. ¿Y adivinen qué? Se crearon la necesidad y el deseo social de poseer esclavos. Una necesidad y un deseo determinados socialmente que evolucionaron históricamente, basados en los cambios del carácter de las fuerzas productivas y no en una tendencia humana inherente de desear poseer otros seres humanos. Si fuéramos a una sociedad comunal primitiva y dijéramos: “¿Por qué no se esclavizan unos a otros?”, nos dirían: “¿Que qué? ¿De qué hablan?” Y la respuesta sería: “Pues por lo visto todavía su naturaleza humana no está plenamente desarrollada”. [ risas] No. Dicha sociedad tiene distintas ideas, distintas expresiones de la superestructura, que corresponden a su modo distinto de producción, que corresponden al carácter de las fuerzas productivas. Pero cuando la esclavitud empieza a “tener sentido” económico, se va arraigando, a pesar de la resistencia de los que no pueden tener esclavos o de los que piensan que no es una buena idea por las razones que sea.

La esclavitud se va volviendo lucrativa. Existe la base material para ella y capturar esclavos es ahora parte de la actividad del grupo: asaltar otras tribus, en particular, u otros grupos. Engels dice: "El régimen de la gens en pleno florecimiento… suponía una producción en extremo rudimentaria y, por consiguiente, una población muy diseminada en un vasto territorio". La cadena TNT presentó una serie ficticia sobre los indígenas de América del Norte titulada “Into the West” que habla de esto, del conflicto entre esos dos modos de vida: de los lakota, los cheyenne y otros grupos, por un lado, y por el otro los colonos blancos que llegaban del Este. La serie muestra la llegada de los colonos blancos ola tras ola, encarnada en el Pony Express, en el telégrafo y en el ferrocarril. Se va viendo que el modo de vida de los lakota y otros grupos no puede perdurar en esas circunstancias porque requería un extenso territorio para una pequeña cantidad de personas. No era una vida sedentaria que produciría más y más rendimiento en un territorio colonizado desarrollando continuamente las fuerzas de producción. Esto no es una forma de decir que un modo de vida fuera “superior” y el otro “inferior”; no hay nada intrínsecamente superior en la caza y la recolección o en la agricultura sedentaria con el concomitante desarrollo de tecnología. Es una forma de decir, desde un punto de vista materialista científico, que esos dos modos de vida estaban cada vez más en conflicto directo y antagónico; y es una forma de reconocer por qué, con la combinación de circunstancias del momento, uno predominó sobre el otro por la fuerza. Cuando llegaron más y más colonos, con el respaldo del ejército, pero también reforzados por todas esas fuerzas productivas y por un modo de vida que utilizaba esas fuerzas productivas (repito, no hablo de la justicia o injusticia de esto sino de su realidad material), la base del modo de vida de los indígenas se redujo más y más porque no podían seguir viviendo como poblaciones pequeñas, relativamente escasas, en un gran territorio para cazar y recolectar. Jared Diamond examina el mismo fenómeno en Nueva Guinea.

Hay otros ejemplos de grupos de escasa población que ocupaban extensos territorios y que no dependían de la agricultura permanente ni del correspondiente desarrollo tecnológico; por ejemplo, en la antigua Grecia, antes del desarrollo de las ciudades-estado, había grupos similares. Engels comenta algo que vale pena reflexionar: "El sistema monetario en desarrollo [en la Atenas de la antigua Grecia] penetró como un ácido corrosivo, en la vida tradicional de las antiguas comunidades agrícolas, basadas en la economía natural". En la antigua Grecia este proceso, que implica desarrollo de tecnología y diferenciación de distintos grupos sociales (la organización que rebasa y empieza a resquebrajar los lazos de parentesco, y organiza a la gente según el territorio y según clase), como dice Engels, “penetró como un ácido corrosivo, en la vida tradicional de las antiguas comunidades agrícolas, basadas en la economía natural"; y la resultante fue la economía de esclavitud y la sociedad esclavista en las ciudades-estado de Grecia.

O veamos otro ejemplo. Cuando los germanos y otros “bárbaros” conquistaron Roma y se vieron en la necesidad de mantener y administrar lo que habían conquistado (si no querían arrasarlo y destruirlo todo, tenían que mantenerlo y administrarlo), su propia forma de organización social se resquebrajó significativamente y en su lugar surgió una forma de organización más acorde con el modo de existencia de la sociedad que conquistaron. Con el tiempo se adaptaron al modo de existencia de Roma.

En la charla Revolución,que está en DVD3, di ejemplos del antiguo México y el antiguo Egipto de cuando los grupos humanos se asentaron, se dedicaron a la agricultura permanente, y empezó a desenvolverse una desigualdad y diferenciación de clase, que dio origen al estado y a todo lo que conlleva. Con esto vino la separación del quehacer intelectual y de la actividad productiva subyacente; la dedicación a la actividad cultural, por un lado, y a la actividad productiva, por el otro. Expliqué que en una parte del antiguo México, cerca del río Coatzacoalcos, se establecieron grupos que llevaban siglos cazando y recolectando; pero no fue que un día decidieron “vamos al río, quedémonos ahí y sembremos”. No tenemos estudios psicológicos ni encuestas [ risas]. Pero podemos asumir que estaban acostumbrados a su modo de vida y no deseaban cambiarlo; pero las investigaciones históricas muestran que la caza y la recolección agotaron la región, y que asimismo se dieron cambios climáticos. De modo que tuvieron que establecerse en otra parte.

Como he dicho muchas veces, como recalca el materialismo histórico, los seres humanos a menudo inician cambios de su modo de existencia que tienen consecuencias de gran alcance, pero que no buscaban ni podían prever. Esos cambios a su vez son una fuerza material que afecta a los seres humanos que los iniciaron. Los grupos de México que pasaron a la vida sedentaria en las orillas del Coatzacoalcos encontraron que unas tierras estaban más cerca del río y eran más fértiles, y otras no. Así, sin ser algo mecanicista ni en una correlación directa, pero relacionado con lo anterior, se va dando diferenciación y unos acumulan más que otros; a unos les va bien y a otros no. ¿Qué les pasa a los que no les va bien? Los otros los emplean.

Eso es lo que ha pasado en China últimamente con la restauración del capitalismo después de la muerte de Mao: cuando se desintegran las comunas y se regresa al modo capitalista de producción, muchos campesinos se vuelven muy pobres y no pueden subsistir en su propia tierra, así que se van a las ciudades o trabajan para los campesinos a los que les va bien. Surgen grandes brechas y polarización, y muchos terminan explotados por los otros. Cuando esto sucedió en la sociedad humana primitiva, como en el México antiguo, surgió gente especializada en distintas tecnologías, gente especializada en las actividades intelectuales y culturales, y gente especializada en las actividades del estado.

En Egipto se dio un proceso similar, ya antes de los faraones, en el río Nilo. Toda la sociedad egipcia está organizada en una estrecha franja a ambos lados del Nilo. Los que están más lejos del río tienen una posición menos favorable y se va dando diferenciación. El mismo proceso general se dio antes de los faraones: diferenciación, polarización, explotación y represión, con el surgimiento de distinciones sociales, de clase, y del estado.

¿Es el resultado de una característica humana intrínseca? Cuando estaban cazando y recolectando en México hace miles de años, ¿sentían un anhelo irresistible de crear un estado y de explotar y oprimir a otros? ¿Y esto sencillamente no se puede prevenir sin crear una monstruosidad porque refrena el espíritu humano inherente e innegable? ¡Puras pendejadas! [ risas] Eso sucedió por razones muy materiales, provocadas por cambios en el carácter de las fuerzas productivas, impulsados por la necesidad que se planteaba y que a menudo llevaron a resultados y consecuencias no previstos: llevaron a cambios en las relaciones de producción y, a su vez, a los correspondientes cambios en la política, la ideología, la cultura, la manera de pensar y, sí, los deseos, las necesidades y los sentimientos.

Así es como se ha desarrollado la sociedad humana; no ha sido el desenvolvimiento de un plan de un diseñador consciente sino un proceso básicamente inconsciente de respuesta a la necesidad y de cambios que tienen resultados de gran alcance y profundos, no buscados y no previstos.

Así que cuando llegamos a la era presente de la historia humana y miramos la cuestión del comunismo y de las “4 todas”; cuando miramos las “dos rupturas radicales”, no solo con las relaciones de propiedad tradicionales sino con las ideas tradicionales; cuando pensamos en el principio de “De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades”, tenemos que entender la relación dialéctica entre los cambios que se operan en la base económica de la sociedad, en las relaciones de producción y las correspondientes relaciones sociales, y en la superestructura de política e ideología, hasta que se haya creado una abundancia que aleje a los seres humanos más y más de la necesidad de la lucha diaria por la subsistencia (donde en términos fundamentales eso esté garantizado y no sea la preocupación de los miembros de la sociedad), en relación dialéctica con los cambios correspondientes de los deseos y las necesidades.

En este sentido es como tenemos que concebir el avance al comunismo, no en un sentido utópico. Esto lo voy a elaborar más: el comunismo no es una idea utópica en donde todos hacen lo suyo, sin ninguna restricción, y de algún modo todo contribuye al bien común. Esa no es una concepción materialista de cómo llegar al comunismo ni de cómo será. Es algo muy diferente y corresponde a una concepción del mundo que no tiene nada que ver con el comunismo. Lo profundizaré más adelante.

Continuará

Notas:

1 Bob Avakian y Bill Martin, Marxism and the Call of the Future: Conversations on Ethics, History, and Politics (Chicago: Open Court, 2005).

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2 Las “4 todas” se refiere a una declaración de Marx en La lucha de clases en Francia, 1848-50de que la dictadura del proletariado representa la transición necesaria hacia la abolición de todas las diferencias de clase, de todas las relaciones de producción en que estas descansan, de todas las relaciones sociales que acompañan esas relaciones de producción, y la revolucionarización de todas las ideas que surgen de esas relaciones sociales. Las “dos rupturas” se refiere a la declaración de Marx y Engels en El Manifiesto Comunista de que la revolución comunista es la ruptura más radical con las relaciones de propiedad tradicionales y con las ideas tradicionales.

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3 Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es. A la venta en DVD (inglés/español), VHS (inglés) y VHS (español). $34.95 + $4 franqueo. Pedidos en línea a: threeQvideo.com o amazon.com; o envía un cheque o giro postal a: Three Q Productions, 2038 W. Chicago Ave. #126D, Chicago, IL, 60622.

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