La “seguridad nacional” y los inmigrantes: Mentiras y realidad

Revolución #042, 9 de abril de 2006, se encuentra en revcom.us

Tanto los demócratas como los republicanos dicen que las fronteras nacionales “están agujereadas” y que son una amenaza a la “seguridad nacional”. El proyecto de ley de Ted Kennedy, demócrata liberal, se llama “Ley de seguridad e inmigración ordenada”. Los políticos más extremistas, como el fanático odiainmigrante y congresista republicano Tom Tancredo, azuzan los miedos del público con declaraciones como la siguiente: “Hay que encontrar [a los inmigrantes indocumentados] antes de que sea demasiado tarde. Han venido a matarle a Uds., a mí y a mis nietos”. (Boston Globe, 12/6/05)

A partir del 11 de septiembre de 2001, el gobierno ha puesto en vigor medidas fascistas como la intervención telefónica y electrónica y las detenciones sin acusación con el pretexto de proteger “nuestra seguridad”. Con el mismo pretexto está militarizando más la frontera sur y atacando a los inmigrantes. Esas medidas tienen graves consecuencias en la vida de muchos miles de seres humanos. En la última década miles han muerto cruzando la frontera en los desiertos, montañas y ríos adonde los han empujado.

La cúpula de la estructura de poder tiene conflictos sobre cómo proteger la “seguridad nacional”. Pero los pisoteados por este sistema –y todos los que se oponen a la injusticia— no pueden dejarse embaucar por la lógica ni el marco de “proteger la seguridad nacional”. Para captar por qué, hay que examinar lo que los de arriba —de Kennedy a Tancredo— quieren decir cuando hablan de “seguridad nacional”. No están hablando de la seguridad de la ciudadanía de este país. La clase dominante imperialista tiene un imperio global que explota y oprime a los pueblos de todo el mundo y dentro de sus propias fronteras también. Cuando estos opresores hablan de “nuestra seguridad nacional”, hablan de la fuerza militar que fortalece y expande ese sistema mundial de matanza y saqueo.

Los imperialistas dominan, explotan y arruinan a países enteros, así que millones de campesinos de México y Centroamérica, por ejemplo, no pueden subsistir trabajando la tierra. Cuando llegan a Estados Unidos, los obligan a hacer los trabajos más agotadores con los peores salarios. Y luego los sanguijuelas que se benefician de esa miseria les echan la culpa por los problemas que ha creado el sistema capitalista… con el fin de sembrar divisiones entre los inmigrantes y los que han nacido aquí.

Pero como ha señalado Bob Avakian: “Los imperialistas ven en estos inmigrantes una fuente de inestabilidad y sublevación, una fuerza que debilita la cohesión interna del país y tiene el potencial de socavar el poder de Estados Unidos como terrateniente internacional”. En este sentido, los inmigrantes son una amenaza potencial a la “seguridad nacional” de los imperialistas, porque estos necesitan una “patria” estable para defender y ampliar su imperio. Como parte de su programa, están poniendo en vigor más medidas represivas contra los inmigrantes. Todo el rollo de “fronteras agujereada” tiene la meta de azuzar los miedos de los ciudadanos para que apoyen esas medidas fascistas. (Además, fomentan movimientos paramilitares racistas promoviendo la identidad blanca, europea y de habla inglesa de la nación americana). Las masas de este país –tanto inmigrantes como no inmigrantes, de todas las nacionalidades— no tienen ningún interés en defender la “seguridad nacional”.

Desde la perspectiva del proletariado, los inmigrantes y su lucha son una gran fuente de fuerza, y potencialmente una fuerza vital de la lucha revolucionaria para derrocar al imperialismo estadounidense y quitárselo de encima a los pueblos del mundo.

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